domingo, 31 de mayo de 2009

Las complicidades de Álvaro Uribe y Felipe Calderón

Gilberto López y Rivas
La Jornada

Los crímenes de Estado de Álvaro Uribe siguen causando víctimas, con la complicidad de quien ocupa ilegítimamente el Poder Ejecutivo en México, Felipe Calderón. Las amenazas de extradición a Ecuador de Lucía Morett Álvarez y la detención ilegal del sociólogo colombiano Miguel Ángel Beltrán Villegas cuando realizaba trámites migratorios, y su expulsión inmediata a Colombia, son dos sucesos más que lamentar de la cadena que se inicia con la acción militar del gobierno colombiano en territorio ecuatoriano el primero de marzo de 2008, en la que fueron asesinados, además de Raúl Reyes y sus compañeros de armas, cuatro estudiantes mexicanos.

Álvaro Uribe se responsabilizó públicamente de este hecho violatorio del marco jurídico internacional y el que rige los actos de guerra y el derecho humanitario, sin que hasta la fecha se le finquen cargos por este y los innumerables crímenes de lesa humanidad cometidos contra el pueblo de Colombia, como los denunciados en esta columna sobre los cientos de ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas falsos positivos (La Jornada, 21 de marzo de 2009).

Paradójicamente, Lucía Morett, herida gravemente en ese bombardeo, es inculpada en un juicio de extradición por Wirmar Gonzabay Pérez, agente fiscal del distrito Sucumbíos, y Orellana, del Ministerio Público de Ecuador (fallecido en una zona de tolerancia de Lago Agrio, víctima de un paro cardiaco), por el delito contra la seguridad del Estado, sin que hasta la fecha se conozcan acusaciones y trámites judiciales similares en contra de los militares colombianos y su comandante en jefe, Álvaro Uribe, quienes son los delincuentes confesos de la incursión en territorio ecuatoriano. El juez local de la provincia –asimismo– dictó una orden de llamamiento a juicio en contra de Lucía. La larga mano de Uribe llega al aparato judicial ecuatoriano, tan sospechosamente sesgado que responsabiliza a las víctimas y no a los victimarios; pero también llega a México, cuyo gobierno no ha condenado el homicidio de esos jóvenes estudiantes que desarmados y sin uniforme se encontraban en el campamento, y cuyo presidente se dispone a visitar Colombia para ser recibido como un héroe de la lucha contra el terrorismo.

Los padres de esos estudiantes afirman en carta a Felipe Calderón, fechada el primero de marzo de este año: “Múltiples ataques e infundios se han manejado para desprestigiar a nuestros hijos asesinados y a Lucía como testigo, pretendiendo con ello desviar la responsabilidad que los asesinos tienen por los delitos cometidos. Categóricamente reiteramos, nuestros hijos ingresaron y transitaron legalmente por Ecuador. Su visita como civiles en un campamento de las FARC no constituía ningún delito. Eran jóvenes entusiastas, interesados en conocer los procesos sociales latinoamericanos. Su derecho a realizar investigaciones académicas in situ fue reivindicado por autoridades, profesores, trabajadores y estudiantes de la UNAM”. Se destaca en este documento la negativa de Patricia Espinosa y el titular del Ejecutivo federal a recibir a los padres, no obstante la gravedad de lo sucedido y los diversos documentos enviados sobre la masacre de Sucumbíos. Se señalan la falta de una defensa efectiva para los mexicanos víctimas de delitos en el extranjero y el nulo interés del gobierno de Calderón para que los culpables materiales e intelectuales de los homicidios de mexicanos sean juzgados. También se hace un enérgico extrañamiento a que la investigación de las autoridades mexicanas se ha centrado en los jóvenes y sus acciones, y no en la incursión extraterritorial colombiana. Se denuncian el carácter persecutorio del interrogatorio de la Procuraduría General de la República (PGR) a Lucía Morett y los dos procesos penales abiertos contra ella y otros ciudadanos sin pruebas ni fundamentos. Sobre todo, se demanda que el gobierno mexicano no otorgue la extradición de Lucía Morett, con base en el artículo 3 del tratado de extradición entre el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el gobierno de la República de Ecuador, que es muy claro en negar dicho acto si existen razones fundadas para considerar que una solicitud de extradición ha sido formulada con el propósito de perseguir o castigar a una persona por motivos de su raza, religión, nacionalidad, creencias políticas o cualquier otro tipo de discriminación prohibida por la legislación interna de cada una de las partes, así como por los tratados internacionales vigentes para ambas partes. Lucía es perseguida por sus creencias políticas en favor de la solidaridad entre los pueblos de México y Colombia y en defensa de los derechos humanos de los colombianos violentados gravemente por Álvaro Uribe Vélez.

Convenientemente, los aparatos de inteligencia colombianos encontraron en la ya legendaria computadora de Reyes todo un expediente contra Miguel Ángel Beltrán Villegas, maniobra que con precisión el editorial de nuestro periódico del 24 de mayo califica de montaje elaborado por la administración uribista. Ahora se tratará de relacionar a este peligroso terrorista con Lucía Morett y con otros mexicanos y extranjeros de la supuesta red internacional de la guerrilla colombiana, académicos, intelectuales y activistas que han manifestado desde nuestro país posturas críticas hacia el gobierno uribista y que podrían, por tanto, estar incorporados en la lista negra de Bogotá (Ibid.).

Apoyo a Lucía Morett y a la negativa de su extradición; a los padres de los estudiantes masacrados en Ecuador. Indignación por la obsecuente complicidad de Felipe Calderón y su gobierno con Uribe Vélez en la detención y expulsión de nuestro colega Beltrán Villegas, a quien envío un saludo solidario. Alto a las agresiones a la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2009/05/29/index.php?section=opinion&article=024a1pol

sábado, 30 de mayo de 2009

La UE y los derechos humanos Monólogo humanitario

Leyla Carrillo Ramírez
Rebelión / Centro de Estudios Europeos

El monólogo proviene de tradiciones histriónicas de la cultura china. La antigua Grecia lo diversificó, cuando el teatro floreció en los escenarios de Epidavros y Dioniso, cerca del Partenón. Tan antigua como algunas civilizaciones milenarias es la introspección de los seres humanos, al monologar para perfeccionar una idea, autoanalizarse, crear una obra escrita, pictórica o musical. Algunos enajenados solo monologan y se incapacitan para comunicarse con los demás. Más lamentable aún es la omisión del diálogo de muchos países desarrollados, que lejos de comprender a los pobres o ayudarlos sinceramente, deciden por otros y juzgan sus acciones sin analizar los propios defectos.

Pulula como la verdolaga el monólogo de los ricos, que lanzan directivas, posiciones comunes, mociones y resoluciones, mientras ignoran a los organismos internacionales, censuran al resto de los humanos y aleccionan sobre el comportamiento y los modales. Es una actitud repetitiva de los sucesivos gobiernos estadounidenses y de países miembros de la Unión Europea, que insisten en condenar a los que denominan Terceros Países, es decir, los que no son aliados ni desarrollados.

Es lo que sucedió con el varias veces enmendado proyecto de “Informe del Parlamento Europeo sobre la situación de los derechos humanos en el mundo durante 2008”, presentado por un diputado español y aprobado en abril de 2009. El documento se asemeja a un monólogo y anticipa líneas de ataques contra los pobres. No dista de los Informes de Washington, porque se arrogan el derecho de condenar, humillar o amenazar a los demás.

La amplia mayoría de 429 votos a favor, 36 en contra y 55 abstenciones trasluce que en la “estrategia sobre los derechos humanos” los partidos mayoritarios del Parlamento Europeo comparten sus métodos. Del voluminoso Informe conviene un apretado resumen, para ilustrar su contenido: aborda la política antiterrorista, estima que la política migratoria “representa un desafío para la credibilidad de la Unión”, invita a algunos Estados miembros que no han firmado o ratificado las Convenciones de las Naciones Unidas o el Convenio contra la tortura, a que lo hagan; se felicita por la disminución de la pena de muerte. A la vez acusa a Irán, China y Belarús por incrementarla.

De hecho el “aleccionador” Informe asoma las garras de la Unión Europea y contra quienes se apresta a concentrar sus próximos ataques. Sería irreal circunscribirse a Cuba, porque muchos países son criticados:

Al gobierno venezolano lo acusan de autoritarismo y señalan que debe encaminar su política hacia la legalidad constitucional. Si esto fuera poco en la mezcla de supuestos “derechos humanos” con intervencionismo, el 7 de mayo el propio Parlamento Europeo adoptó una Resolución defensora del golpista “opositor”, Manuel Rosales y celebra que el gobierno peruano le haya otorgado asilo político, por tratarse de “un perseguido político” en su país. ¡Lástima que no se hayan pronunciado de igual forma cuando el golpe de Estado ni sobre los muertos provocados por los golpistas! Arremeten asimismo por “acoso contra los derechos humanos” en Venezuela y Nicaragua.

La celada “humanitaria” contra Bolivia se abre paso. El Parlamento Europeo en octubre del pasado año demandó a las altas instancias de la Unión que “defendiese los derechos humanos en ese país”, tras el intento de golpe de Estado, impulsado por la oposición. El pasado mes de abril el Canciller irlandés y el Ministro de Relaciones Exteriores húngaro invocaron, respectivamente al “débil Estado de derecho” y “al resultado de luchas políticas internas”, el fallecimiento de un joven irlandés y un húngaro-croata, implicados en un nuevo intento de golpe de Estado contra el legítimo Presidente Evo Morales. ¿Casualidad, mercenarismo, premeditación de ciudadanos europeos? Las respuestas ameritan paciencia y reflexión.

No se trata solamente de la mordaz crítica contra algunos gobiernos latinoamericanos. Los Ministros de Asuntos Exteriores no pudieron conciliar en Bruselas sus disímiles actitudes sobre las sanciones contra Belarús, a cuyos dirigentes prohíben el acceso a los Estados miembros de la UE. Recientemente las conversaciones sobre el intercambio energético con Rusia estuvieron plagadas de presiones debido a la presunta violación de los derechos humanos por este último país.

La virulencia contra la República Popular China reviste características irrespetuosas: condecoran al “líder tibetano”1 Dalai Lama, quien es recibido a los más altos niveles en Francia, Dinamarca y Holanda –entre otros-. Otorgan el premio Sajárov de 2009 al “defensor de los derechos humanos”, Hu Jia y no pierden oportunidad para intentar condicionar las transacciones e inversiones e insistir sobre lo que les interesa. En el rosario de las presiones comunitarias sobre el tema, Irán, Myanmar, Moldova y Sri Lanka ocupan un lugar destacado. Se acrecientan las alusiones al Congo, Sudán, Somalia y el tenaz hostigamiento contra Zimbabwe –contra la que persiste una Posición Común-. La motivación de la UE para acusar a los africanos requiere un análisis aparte.

¿Cuáles son los acontecimientos más recientes relacionados con Cuba? El citado informe del Parlamento Europeo enmendó los párrafos 85 y 97. “Pide que Cuba ratifique los Pactos Internacionales sobre Derechos Civiles, Políticos y sobre Derechos Económicos Sociales y Culturales; que libere a todos los “presos políticos” y anticipa que “analizarán si continúa el diálogo con Cuba, en dependencia de las mejoras significativas que esperan con relación a los derechos humanos”.

Por ello no sorprende que durante la reunión celebrada recientemente en Praga, la pretensión de la Unión fue condicionar los “dadivosos” 36 millones de euros que dicen haber estado dispuestos a facilitar a Cuba, a cambio de que los complaciéramos en un pliego de demandas sobre los derechos humanos, en todas las variantes comunitarias.

La Unión Europea, en diversas instancias y mediante declaraciones de personalidades españolas, checas, italianas y suecas –entre otras- arremete nuevamente contra los terceros países. Habría que leer el resultado de la reunión del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores, efectuada en Bruselas el 18 y 19 de mayo. El encuentro anticipa cómo será el Consejo de junio, que clausurará la presidencia semestral checa, y que Suecia relevará. En el acta de la reunión los 27 Estados miembros, confirman su permanencia en escenarios bélicos de Irak, Afganistán y Kosovo.

Lo anterior se contradice con el acápite referido a los derechos humanos, la igualdad de géneros y los niños afectados por los conflictos armados… Habría algunas preguntas que hacer a quienes se atribuyen la defensa de los derechos humanos: ¿Cómo serían protegidos los infantes bombardeados y desplazados a causa de las guerras donde países miembros de la Unión Europea actúan impelidos por la sacrosanta Política Exterior de Seguridad y Defensa y sus relaciones con Washington? ¿Cómo protegerán a los inmigrantes expulsados porque “no califican” entre los seleccionados a partir de la Directiva Retorno, del Pacto de Inmigración y Asilo y la muy reciente “Carta Azul” que certifica el robo de cerebros?

No es ocioso subrayar que ante la crisis actual, la respuesta de la Unión Europea incluya disminuir su minúsculo aporte al desarrollo del 0,7% del producto interno bruto de cada Estado, que no todos han cumplido. Indudablemente olvidaron el saqueo colonial ejercido por sus antecesores contra latinoamericanos, africanos, asiáticos y mesorientales, de los cuales deriva el subdesarrollo actual.

¿Por qué cuestionan que Cuba fuese reelecta miembro del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra? ¿Cuál es la razón para mantener una Posición Común (a la usanza de la Ley Helms-Burton), pese a que la comunidad internacional reconoce los logros cubanos en la protección y desarrollo de los derechos humanos más anhelados por el mundo subdesarrollado? Se confirma, una vez más que la UE no practica el diálogo con aquellos a los que cuestiona. Quedarían muchas preguntas pendientes.

Un legendario cuento infantil ha repetido durante siglos la pregunta ante el espejo: “¿Hay alguien más hermosa que yo?” Hoy habría que añadir el monólogo de la Unión Europea: “Espejo en la pared, ¿hay alguien más humanitario que yo?”. Quizás la respuesta esté en los millones de desempleados, en los inmigrantes lanzados al mar, en los sempiternos esquilmados y vituperados del mundo pobre, en los desplazados después de la “humanitaria” guerra contra Yugoslavia, o en los prisioneros trasladados desde Afganistán e Irak hacia Guantánamo. El monólogo –después de todo- es un acto histriónico de reconocida vigencia.

La Habana, 29 de mayo de 2009

“Año del 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución”


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¿Hay un uso de izquierda del pensamiento reaccionario?

Yann Moulier Boutang
Revista Multitudes

"Los extremos siempre son fastidiosos, pero son sensatos cuando son necesarios. Lo que tienen de lenitivo consiste en que nunca son mediocres y en que resultan decisivos cuando son buenos" (Cardenal de Retz, Mémoires, Segunda parte, Édition Pléiade, p. 108).

Una anécdota para entrar en materia: la publicación de un libro de Carl Schmitt en la editorial Seuil

Dos acontecimientos recientes han colocado en el centro de la escena el examen del pensamiento reaccionario. En noviembre de 2002 aparecía en Seuil, en la colección "L’ordre philosophique", dirigida por Barbara Cassin, un libro de 122 páginas de Carl Schmitt sobre el Leviathan de Hobbes (1938)1. De poco sirvió que en el libro figurara un prefacio de Étienne Balibar2 y un posfacio de Wolfgang Palaver, dos autores poco susceptibles de complacencia hacia ese pensador, ni que decir tiene bastante de derechas : ello no impidió que el libro suscitara uno o dos artículos llenos de hiel en Le Monde. Uno llevaba la firma de un periodista, bastante superficial ; en él se explicaba lo problemático que resultaba incluir en una prestigiosa colección de filosofía a un autor comprometido con el régimen nazi, lo que venía a ilustrar una "atmósfera" magistralmente descrita en una obra que era publicada al mismo tiempo, Rappel à l’ordre de Daniel Lindenberg. El otro, más imperdonable, ya que procedía del gran especialista francés en Hobbes, declaraba fríamente que no se podía tomar en consideración cualquier texto de Schmitt sino como testimonio histórico, pero que bajo ninguna circunstancia se le debía conceder el honor de adjudicarle un estatuto filosófico. Barbara Cassin respondió a aquella pseudo-argumentación, señalando que, con arreglo a ese criterio, no quedarían muchos filósofos dignos de publicación : el reaccionario Platón, el ambiguo Maquiavelo e incluso el tan absolutista y antirrevolucionario Hobbes. No se tomó la molestia de responder a la acusación de hacer el juego a los "nuevos reaccionarios". Por otra parte, el artículo se apoyaba en un inciso del libro de Lindenberg que señalaba el deslizamiento de referencias de Tocqueville a Schmitt y tachaba de "schmittianos de izquierda" a la revista Multitudes, de la que también forma parte Barbara Cassin. He de precisar que en Multitudes nadie se considera tal. Sin embargo, esta "inexactitud" es interesante, ya que permite esclarecer una cuestión importante para la izquierda : ¿hay que leer a los pensadores reaccionarios ?

El asunto de los "nuevos reaccionarios"

El libro de Daniel Lindenberg, Rappel à l’ordre. Enquête sur les nouveaux réactionnaire3, ha causado furor. Lindenberg busca la genealogía intelectual de esta resurrección política, subrayando, siguiendo la estela de Julien Benda, una nueva "trahison des clercs". El ataque generalizado contra la "modernidad" se produce por acumulación de ideas ultra-reaccionarias : éstas comprenden desde el proceso generalizado a los intelectuales, a las ideas de mayo de 1968, a la democracia parlamentaria, a la igualdad, al contrapeso de la autoridad, de la ley y al debilitamiento de la figura del padre. En el banquillo se sienta también la doctrina de los derechos humanos, la sociedad "mestizada" por la inmigración, el feminismo, la ecología, el "comunitarismo", la affirmative action, los "minority studies", que destruyen el republicanismo, para terminar con el Islam a secas. Estas ideas dan razón de los impresionantes resultados de Jean-Marie Le Pen en las últimas presidenciales. La reintegración de la extrema derecha en la derecha "presentable" no es tan sólo un compromiso oportunista y digno de politicastros : se ve auspiciada por la banalización de enunciados que ya no gozaban de derecho de ciudadanía. Para D. Lindenberg presenta un particular interés la circunstancia de que intelectuales de izquierda o procedentes de la izquierda (a veces extrema) hayan favorecido esta transformación : Michel Houellebecq, Maurice Dantec, Philippe Muray, Marcel Gauchet, Alain Finkilekraut, Pierre-André Targuieff, Régis Débray, Jean-Claude Milner y Alain Badiou, principalmente.

Digamos sin ambages que, con independencia de que el libro de Lindenberg no esté tan bien apuntalado, no sea tan erudito y, por lo tanto, con frecuencia sea discutible en sus pormenores, presenta a menudo el mérito de llamar al pan pan y al vino vino y de dar una estocada al manido y generalizado desplazamiento a la derecha con el "paso de los años" de no pocos intelectuales, así como a una dudosa convergencia de distintos campos (literario, cultural, periodístico, filosófico y político). Muchos movimientos sociales (empezando por los sans-papiers, los sin-derechos, pero también los "beurs") sufren cotidianamente una política marcadamente racista, reaccionaria o sencillamente profundamente estúpida porque no comprenden lo que significa la "reacción" caso por caso. Así, pues, hay cosas que uno no puede ponerse a defender sin cambiar de campo, mal que le pese al sentido de los "matices".

La debilidad conceptual del Rappel à l’ordre

No obstante, hay algo que no funciona en este libro, hasta el punto de que cabe prever que sus consecuencias no superen las que tendría un puñetazo al aire. No hablamos de los efectos de viraje radical que auspiciará, precipitando cabalmente hacia la derecha o la extrema derecha a intelectuales que no se atrevían a dar el paso por sí solos. Después de todo, es mejor así : más vale tener adversarios que falsos amigos. La política no es una parroquia dirigida por un buen pastor, encargado de conducir a todos sus fieles al redil de la salvación. Por el contrario, funciona con arreglo a líneas de demarcación que se trazan continuamente, conforme a nuevas divisiones que recubren antiguas líneas de separación.

El problema reside en otro aspecto. Tiene que ver con una vaguedad casi total en la definición tanto de los reaccionarios como de los nuevos reaccionarios. Examinemos, en primer lugar, la definición que Daniel Lindenberg da al respecto en una entrevista con el diario Libération4: "Un reaccionario es aquel que piensa que antes todo estaba mejor. Un nuevo reaccionario es aquel que, no habiendo expresado semejante actitud hasta el momento, comienza subrepticiamente a pensar de ese modo". En tal caso, toda suerte de pesar, de nostalgia y de futuro anterior serían reaccionarios. Los programas de corrección gramatical de Microsoft rechazan lisa y llanamente el pretérito indefinido en francés. Sin embargo, en este caso, el que se ve cabalmente expulsado es el imperfecto. El pesar por el pasado no basta para caracterizar a la reacción. ¿Qué decir, por otra parte, de la imprecisión de la expresión "aquel que piensa": opinión, actitud, concepto, acción?

Ahora bien, distinguir entre carácter, actitud, prejuicios, ideología, valores, pensamiento y política reaccionaria tal vez no sea un lujo. Como tampoco, por lo demás, entre pensamiento consciente e inconsciente y pulsiones. La brutalidad de la adscripción a un pensamiento reaccionario o su carácter oculto (subrepticio) resulta mucho menos interesante que la superposición en la misma persona de enunciados manifiestos de carácter progresista y de un contenido latente completamente reactivo o reaccionario (que no tienen porqué ser lo mismo). De suyo, en el término "reaccionario" no hay tan sólo una subestimación del presente frente al pasado (que puede ser obtenida mediante diferentes combinaciones que respaldan cada vez más al pasado, conforme a cuanto escribe Lindenberg), sino sobre todo una voluntad fuerte (puesta o no en práctica) de volver atrás, de devolver a la vida el pasado contra el presente.

No obstante, dejemos a un lado los caracteres, los inconscientes, los prejuicios y la ideología como sistema de representación colectiva, para concentrarnos en dos estados cruciales de la "Reacción": la política como práctica y realización de un programa y el pensamiento como posición en la teoría.

Para qué sirven los reaccionarios en política

En un campo de fuerzas y en su composición, no hay razón para conceder un estatuto ontológico más favorable a la acción y no a la reacción. La acción puede ser un pretexto, una ocasión aleatoria (la gota que desborda el vaso, la sobredeterminación). Por otra parte, la citada acción, en una nueva concatenación, se demuestra reacción y viceversa. Para introducir una jerarquía de valor entre acción y reacción, es precisa una teleología lineal (el progreso), un proceso dialéctico (con la dependencia ostensible de la antítesis con respecto a la síntesis como posición inicial), o bien la distinción radical entre un plan de inmanencia y de transcendencia. Es el caso, por ejemplo, de la devaluación radical de la inmanencia de la que Nietzsche acusa, por ejemplo, al platonismo y al cristianismo cuando distingue entre afirmación y resentimiento.

Sin embargo, la orientación en la escala de valores se presenta con particular nitidez en la división del espacio político desde la representación del pueblo constituido en torno a un hemiciclo cuya posición queda caracterizada con arreglo al presidente de la asamblea que se sitúa frente a ella. La división derecha/izquierda, esencial en política, se presenta enormemente acentuada en transversal y evolutiva con arreglo a la duración, se duplica con otra división, a su vez evolutiva, entre demócrata y antidemócrata. Si por democracia se entiende democracia representativa (y no tan sólo parlamentaria), los adversarios de ese régimen, ya sean de derecha o de izquierda, se encuentran en los extremos. Una separación sustancial que a su vez se ve especificada : en democracia, querer cambiar el régimen de la constitución, aun sosteniendo que ello sólo se podrá hacer mediante la fuerza (la revolución o la contrarrevolución), no puede constituir un delito, la práctica de actos de violencia (posesión de armas, robos, extorsiones de fondos, secuestros y asesinatos) no merece tan sólo la calificación de extrema, sino de extrema derecha o de izquierda dura. Esta segunda separación en el seno de los regímenes democráticos no es accesoria, toda vez que la confusión entre ambas (hasta tal punto que toda opinión política extrema hacia el orden democrático actualmente existente equivale a una colaboración moral o material con el extremismo duro) puede poner en peligro rápidamente la libertad de opinión y el derecho de reunión. Por otra parte, no otra cosa sucede cuando se proclama un estado de excepción permanente para luchar contra el "terrorismo" o la "inmigración clandestina" y cuando mediante decretos o leyes se limita el ejercicio de facto de las libertades constitucionales. Añadamos, para terminar y complicar el derecho de un régimen "democrático" a defenderse de sus enemigos, que toda democracia introduce un derecho implícito a la insurrección o a la rebelión si el régimen constituido falta a la defensa real del cuerpo político (con independencia de que lo hiciera de forma legal, como sucediera, por ejemplo, con el voto de plenos poderes al mariscal Pétain por parte de la aplastante mayoría de los parlamentarios de las Tercera República). Sin embargo, el lema de los periodos revolucionarios : "No hay libertad para los enemigos de la libertad" no es sostenible en tanto que principio sin abrir las puertas al terror. Por lo demás, cuántos actos de violencia calificados en su momento de "terrorismo" o de "criminalidad de derecho común" son más tarde amnistiados e incluso integrados en la historia como "fundadores" de un nuevo régimen.

En la representación parlamentaria de las democracias, representación circular y centrípeta, lo que importa no es la acción ni la reacción, sino la intensidad de las fuerzas, que sirve de discriminante. Tanto las fuerzas revolucionarias como las contrarrevolucionarias quedan descalificadas a causa del peligro de que provoquen no sólo un mero desplazamiento, sino un equilibrio acumulativo que pudiera conducir a una implosión. Se trata de la metáfora de las oscilaciones del balancín durante las revoluciones. En cuyo caso, toda vez que la izquierda o la derecha tienen vocación a ocupar lo que ellas denominan el centro de equilibrio, éstas pueden servirse de los extremos (provocándoles, favoreciéndoles y manipulándoles) para inmunizar al cuerpo social y provocar una reacción hacia el orden (la derecha) o hacia un movimiento controlado (la izquierda), o bien para descalificar y comprometer al adversario real sobre el tablero. ¿Para qué sirve la Fronda bajo Luis XIV (y de Retz en particular) ? Para vencer la resistencia de los embriones de parlamento contra la instalación del absolutismo. Hace bien poco, la izquierda mitterandiana utilizó al Frente Nacional para dividir a la derecha, del mismo modo que ésta última utilizara al Partido Comunista para excluir a la izquierda del poder durante treinta años en Francia.

Asimismo, en lo que atañe a los extremos políticos existe un uso paradójico de la inestabilidad, denominada la "política de lo peor" : ¿para qué son útiles los reaccionarios ? Para desencadenar las revoluciones. Chateaubriand explica en sus Mémoires cuánto debe la Revolución francesa, en tanto que movimiento de masas en el campo y rebelión en la Corte de Versalles, a la reacción patricia de la pequeña nobleza, que se dedicó a exhumar costumbres señoriales que desde hacía mucho tiempo habían caído en desherencia, reclamando el reestablecimiento de todos sus privilegios y acelerando la crisis global del Antiguo Régimen. Para Lenin, profundamente convencido de la existencia de un sentido de la historia y de las horcas caudinas de la acumulación capitalista, un reaccionario (condenado al fracaso a largo plazo) valía más que un reformista capaz de introducirse en el sentido de la historia para traicionar los intereses del proletariado después de haberse servido de él como de una palanca para acceder al poder. Frente al fascismo, después de 1921 hasta 1924, los bolcheviques y luego la Tercera Internacional decidieron que la socialdemocracia era el enemigo principal y se negaron a toda alianza con la burguesía liberal.

La izquierda parlamentaria acepta la separación entre el progresismo y el conservadurismo, pero rechaza la perspectiva de un derrocamiento global como la única eficaz. Puede hacer un uso táctico y circunstancial de la derecha reaccionaria, pero por lo general deja de hacerlo cuando le parece que la reacción amenaza con inclinar la balanza a favor de los conservadores. En la medida en que el beneficio esperado consiste más bien en la conservación del poder antes que en el acceso al mismo, la izquierda no procede de este modo sino una vez que se encuentra dentro del Estado. De tal suerte que, contrariamente a las matemáticas, la regla consiste en que el producto de los extremos siempre debe ser inferior al producto de los medios.

La izquierda revolucionaria, que no excluye una crisis violenta del sistema político, puede hacer un uso más intensivo de las políticas reaccionarias. El beneficio esperado consiste en la conquista del poder o sencillamente en la caída de aquellos que se considera que constituyen el principal obstáculo para el derrumbe del sistema capitalista o del Estado. La forma que cobra este uso consiste en una connivencia objetiva o en una neutralidad. Sin embargo, también existe un límite : si la naturaleza del desequilibrio auspiciado no se limita a perjudicar a la supervivencia del capitalismo, sino que corre el peligro de afectar a la suerte de la humanidad a secas, la política de lo peor pasa a ser condenable, tras lo cual se trata de regresar a las reglas de funcionamiento de la socialdemocracia parlamentaria. Lo que explica el giro antifascista de la Tercera Internacional.

Añadamos, no obstante, que el uso de las políticas reaccionarias sigue siendo un expediente táctico consciente y cínico. Puede haber fallos de cálculo, pero los protagonistas de esos compromisos, por más que puedan dejarse engañar [être dupés] con motivo de una "jornada de los engaños [dupes]5, nunca son las víctimas [dupes]. En griego, diríamos que no se trata de un verbo que se utilice en voz pasiva sino en voz media.

Bien distintos son los frutos tanto benéficos como venenosos del uso (en el sentido del trato familiar) del pensamiento reaccionario, ya sea político o metafísico, en un sentido más lato -si aceptamos la poderosa idea de A. Negri según la cual a menudo no es sino en ese ámbito en el que se encuentra la verdadera política de los autores clásicos de la filosofía.

El uso saludable del pensamiento reaccionario

Con independencia de todo cálculo de "política inmediata", ¿podemos rastrear en el universo del pensamiento esta jerarquía de la acción y la reacción ? La ética desconfía de las "buenas intenciones", de las que está lleno el infierno, del mismo modo que la política desconfía de la virtud moral. Hemos visto cómo las valencias respectivas del par acción/reacción dependen del espacio en el que éste se inscribe. En el espacio lineal del "sentido de la historia", de la temporalidad de las sociedades calientes, el revolucionario y el progresismo de ayer, abandonadas a su propia inercia, se tornarán en el conservadurismo más reaccionario. En el movimiento de la dialéctica de lo real y de lo racional, de la que Hegel pretende ser el solo intérprete e intermediario, la reacción (el no del rechazo, que es la posición de siervo-esclavo frente al señor) no cuenta sino como momento destinado a morir : tan sólo el resultado, como movimiento restituido del todo, rescata del olvido a la reacción sin volver a poner en tela de juicio la primacía ontológica del señor.

Sabemos cómo se las arreglará Heidegger para sacar partido (siguiendo en esto a Nietzsche y su crítica intransigente del pensamiento dialéctico de Platón a Hegel) de la dependencia interminable de la metafísica. Poco importa, a este respecto, su nazismo, toda vez que él señala las fallas del campo constituido, lleno y saturado, así como sus intentos de saturar "poéticamente", dentro de un retorno mítico a los presocráticos, las lagunas del nuevo campo que él traza fuera del principio onto-teológico. Fijémonos en el plan de inmanencia total, que Heidegger lee en la experiencia de la vida facticia de los primeros cristianos, o en el modo en que arrastra a Kant más bien del lado del esquematismo de la imaginación transcendental que del de la analítica de las Ideas de la Razón de los neokantianos : su adversario es el idealismo en su forma fuerte (Platón, Hegel), pero también todas las formas de idealismo débiles.

Paradójicamente, a pesar de sus reiteradas protestas, la cultura republicana del justo medio, no obstante su rechazo indignado del cinismo formal del hegelianismo y de su hijo natural, el materialismo histórico, llega al mismo resultado : de la violencia del no revolucionario al capitalismo no será validado sino lo que triunfa (la reforma, es decir, un capitalismo temperado), todo lo demás, la subjetividad (el deseo de ruptura absoluta, de otro mundo) será adjudicado al romanticismo, al sentimiento religioso, al mesianismo y, en definitiva, a un plan de transcendencia ilícito en política por reaccionario en los planos político y psicológico.

Así, pues, cabe pensar que la alianza del racionalismo neokantiano (de esta política y del pensamiento dentro de los límites de la mera razón) con el seguidismo más chato (la realización del Plan en los estalinianos totalitarios, el capitalismo en nuestros días como horizonte "insuperable" en el socialiberalismo) no estriba sino en una reclasificación en el conservadurismo más obtuso y sobre todo más estéril.

Desde los extremos (en el espacio, en el tiempo, en la "gigantomaquia" o la "feria" de la filosofía) el punto de vista es menos cautivo. ¿Por qué Althusser recomendaba "pensar en los extremos", buscando en Pascal, antes que en Kant y a fortiori en Benjamin Constant, consejos de trabajo ? Porque encontraba en los pensadores reaccionarios por esencia o por accidente (lo que no implica ni el mismo modo de lectura, ni el mismo tipo de uso) más elementos de comprensión del mundo, o más elementos que funcionaban como disparador de pensamiento nuevos que tal o cual pensador de su "propio campo".

En la inteligencia encontramos la invención, la facultad de encontrar. Gracias a Feyerabend, sabemos que el paradigma de Kuhn o el programa de investigación de Lakatos legitiman a posteriori de forma distinta (sistémica o constructivista) la ruptura que constituye la invención, pero no permiten en absoluto discernir en cuanto tal el momento revolucionario del descubrimiento. Éste último sigue siendo aleatorio, sobredeterminado, al abrigo de las combinatorias más o menos sofisticadas. Dicho de otra manera, "para encontrar todo sirve" (Feyerabend). En materia de pensamiento político, a la hora de imaginar un más allá del capitalismo (que no tiene rigurosamente nada que ver con el socialismo), no se trata de buscar, como cuentan los curas kantianos de la decencia republicana (por no hablar del aspecto absoluto y simpático de los místicos de la Tercera República, por lo demás reaccionario), sino de encontrar, como proclamaba con su potencia caótica Picasso, una especie de Goethe del siglo XX.

Ésta es la razón de que el pensamiento no pueda gobernarse como el Parlamento de la democracia parlamentaria representativa, el menos malo de todos los regímenes, en palabras de un conservador (que comenzó su carrera con el reestablecimiento reaccionario de la paridad con el oro de la libra esterlina en 1925), Winston Churchill, adoptadas más tarde por muchos demócratas de izquierda desencantados. En el pensamiento, uno no está en el reino "prudente" de la solución menos mala, sino en la búsqueda libre de toda atadura, de toda prudencia, de lo "mejor", ya sea lo verdadero, lo justo, la posición correcta, etc., con independencia de la definición que adoptemos. En el pensamiento rige exactamente lo contrario de la regla que se impuso en la política : las desviaciones, las fuerzas centrífugas, las diferencias de potencial y las líneas de fuga se descubren como las estrellas del cielo con arreglo a las cuales se orienta la navegación. El carácter revolucionario es el régimen normal de funcionamiento de las neuronas humanas.

Razón por la cual la aclimatación a las reglas de la medida, de la cortesía, del compromiso, de la mediación, de la fidelidad y de la reproducción de lo idéntico gozan de tan mala prensa.

Tan limitada y controlada como cabe pensar que deba ser la frase del firme partidario de la Fronda y "objetivamente" reaccionario Cardenal de Retz, frente al pensamiento Richelieu o Mazarino, citada en el encabezamiento de este artículo, parece no obstante que no tiene por qué ser "consumida con moderación" en el dominio del pensamiento. Para "pensar en los extremos", el trato con los extremos del pensamiento es más útil que los consejos de Monsieur Prudhomme o la masticación de la papilla humanista llena de buenos sentimientos, que disimula los funcionamientos reales y agarrota la agilidad de las neuronas.

Si nos interesamos por Carl Schmitt, auténtico pensador reaccionario cristiano, ocasionalmente nazi y antisemita nunca retractado, se debe a que, como todos los grandes reaccionarios que creen describir lo que debería ser y para él no es (salvo en los momentos de la teocracia monárquica católica o en el führerprinzip nazi), al principio describe (o se ve atravesado por la intuición poética -Platón habría dicho que, como los poetas, no sabe de lo que habla ; el Zeitgeist le hace desvariar) momentos absolutamente constitutivos de la dictadura burguesa en la forma-Estado. Este pensamiento, que cabría considerar (y que a menudo se cree) apologético de la dictadura de antaño o que toma a ésta como objeto de los mejores deseos de resurrección, dice, en realidad, la realidad más contemporánea ya en marcha, la modernidad.

No tengamos la crueldad -en estos tiempos de guerra de la democracia más grande del mundo contra la peor y más atrasada dictadura del planeta, Iraq, de puesta en tela de juicio de la ONU kelseniana por parte de los halcones pilotos del águila estadounidense, de retorno a la decisión unilateral en un estado de excepción permanente, a la guerra preventiva- de demostrar hasta qué punto encontraremos mucho más acerca del funcionamiento actual de nuestro siglo en Carl Schmitt6 que en John Rawls (cuya utilidad no se pone en duda, pero que atañe a otros dominios).

Sin embargo, las razones por las cuales podemos interesarnos de cerca por los pensadores reaccionarios no se limitan al conocimiento del enemigo o del adversario. De este modo si J. Von Hayek, tan insoportable en algunos de sus enunciados, al igual que Céline cuando habla de los judíos, son un extremo útil, una baliza útil para la navegación, lo son conforme a una perspectiva distinta que la de Schmitt. De te fabula narratur, podríamos decir, citando a un autor célebre. En efecto, ¿qué hace Hayek ? Denuncia incansablemente, desde El camino de la libertad (1944), la perversión del funcionamiento real del mercado por parte del Estado y de todas las formas de abdicación del pensamiento liberal auténtico ante un keynesianismo enfeudado, aunque no sea consciente de ello, al comunismo colectivista. Este rasgo hace de Hayek el gran reaccionario del pensamiento económico (el único que se niega a admitir la idea de que el estado general de todas las economías mundiales es el régimen de economía mixta), mientras que Milton Friedman, que inspirara la contrarrevolución keynesiana y diera forma a la contrarrevolución política de los Chicago Boys de Santiago de Chile, es un político que quiere menos Estado, un Estado mínimo (y no ningún Estado, como Hayek7). Sin embargo, el interés de Hayek consiste en que, cuando describe el funcionamiento ideal del mercado y del liberalismo puro, hace hincapié en la potencia constituyente del mercado en tanto que mercado de la libertad. En efecto, cabe leer el mercado de dos maneras : bien como orden construido autoinstituyente y productivo in se de un orden cataléctico y espontáneo, contrapuesto al artificialismo y el constructivismo del orden tributario (institucional). Ante este umbral se detienen las lecturas de los economistas de las convenciones o de los epistemólogos de los sistemas de regulación. Sin embargo, podemos ver también en ese mercado mítico de Hayek, verdadero deus ex machina, el reconocimiento involuntario, como si respondiera a los movimientos de un ventrílocuo, de la potencia de la cooperación de las multitudes. He intentado8 demostrar que el poderoso ascenso de un liberalismo extremista (y no sólo de una ideología liberal que recubre prácticas neomercantilistas) correspondía al surgimiento de un poder constituyente de las multitudes. Para que funcione el mercado, es preciso que ofrezca la ocasión de emprender una marcha hacia la libertad. De tal suerte que el capitalismo que tiende al monopolio y no al mercado de los pequeños productores libres e independientes, no hace más que un uso táctico del mercado para establecer nuevos espacios de dominio con arreglo a instituciones poderosas : el Estado, la gran empresa.

No se trata de hacerse ilusiones sobre el carácter contrarrevolucionario de Hayek o de Schmitt y, por lo tanto, sobre la enorme probabilidad de que tengamos que combatirles en el plano de las políticas jurídicas y económicas que se desprenden de su pensamiento. Sin embargo, el hecho es que estos pensamientos (como el de Heidegger en otros dominios o el de Thomas Hobbes, mil veces más interesante que John Locke -redomado esclavista, lo que equivale al fascismo contemporáneo) nos dicen más sobre la realidad que los ensayos llenos de buenas intenciones y de pensamientos virtuosos o incluso de las encendidas declaraciones revolucionarias de un Rousseau sobre el Pueblo -cuidadosamente maniatado por la voluntad general.

Así, pues, el problema no consiste en desmistificar a Schmitt, Heidegger, Hobbes, Burke, de Maistre o Hayek. ¿Nos toman por imbéciles ? Por el contrario, es preciso aprender a conocer los pensamientos de los adversarios, leer a su través (una lectura analítica de sus lagunas, una lectura clínica, pero también una lectura de los dispositivos que permite vislumbrar). Es preciso también y sobre todo ver la formidable apertura e inquietud anti-ideológica que constituyen, contra todos los lloriqueos, las buenas intenciones y las malas literatura y filosofía, que no ayudan en absoluto a forjarse un pensamiento. El ejercicio del pensamiento no consiste en mascar un caramelo ácido. Si Blandine Kriegel o Pierre-Yves Zarka pretender fijarse reglas de los autores "tratables" o con marchamo democrático, ¡allá ellos ! Serán juzgados con arreglo, no a tales criterios de gusto, sino a los pensamientos nuevos que hayan sido capaces de producir a partir de sus intercesores (Baudelaire). Pero, por caridad, que no las fijen para los demás en el dominio del pensamiento, de lo que ha de ser leído y lo que ha de servir de cuerpo del delito.

El pensamiento no es ni una arena parlamentaria ni una antesala ministerial, ni mucho menos un tribunal de justicia improvisada desde las columnas precipitadas de los periódicos. Las reglas que el pensamiento se da a sí mismo, y no a otro, son infinitamente más libres, pero también mucho más exigentes. No soporta la mediocridad. Y en su reino, dan ganas por una vez de aplicar esta fórmula a otro reaccionario de talento, pero no de genio, Henri de Montherlant (en Le Maître de Santiago) : "¡En prisión por mediocridad !". Daniel Lindenberg no tiene el monopolio del pensamiento democrático. Hoy, defender la democracia, tal vez signifique salir de la democracia "incompleta". Y, a tal fin, para comprender la naturaleza de esta incompletitud e inventar los medios para ponerle remedio, es conveniente meditar a los autores "malvados".

1. Carl Schmitt, Le Leviathan dans la doctrine de l’État de Thomas Hobbes ; sens et échec d’un symbole politique ; colección "L’ordre philosophique", París, Seuil, 2002. Hay traducción castellana : El Leviatán en la doctrina del Estado de Thomas Hobbes ; sentido y fracaso de un símbolo político, UAM, Méjico, 1997.
2. Étienne Balibar, "Le Hobbes de Schmitt, le Schmitt de Hobbes", "Préface" a Le Leviatán... (2002), op. cit., pp. 7-65.
3. Daniel Lindenberg, Rappel à l’ordre. Enquête sur les nouveaux réactionnaires, París, La République des Idées, Seuil, octubre de 2002.
4. Libération, 30 de noviembre-1 de diciembre de 2002.
5. Se trata de un juego de palabras basado en los distintos significados de la expresión dupe [engaño, estafa, pero también "víctima"] y del verbo duper [engañar, estafar, embaucar]. La "Journée des dupes" remite a la expresión con la que un cortesano, el conde de Serrant, bautizara la serie de vicisitudes de resultas de las cuales el Cardenal Richelieu recuperó, el 10 de noviembre de 1630, el favor del joven Louis XIII, en detrimento de la regente Maria de Medicis. Se abría así el paso para la intervención del Reino de Francia en la "Guerra de los Treinta Años" contra los Ausburgo, que comenzaría en mayo de 1635. NdT
6. Por supuesto, M. Hardt y A. Negri, en su descripción de las transformaciones del poder, de las naciones y de la globalización (en Imperio), se ven llevados a tener en cuenta a C. Schmitt tanto como a Kelsen ; sin embargo, encontraremos una comprensión más completa y que permite desprenderse de la eventual fascinación que podría suscitar el realismo de los reaccionarios, en el magistral estudio de A. Negri, El poder constituyente [edición española en Madrid, Libertarias/Prodhufi, 1994].
7. Dicho sea de paso, Hayek es un reaccionario revolucionario (no hay más que ver sus posiciones sobre la formalización matemática), mientras que Friedman es más bien un conservador-reaccionario : sigue siendo un conservador en el plano epistemológico y, por lo tanto, sin interés al menos en ese plano. Diría que Hayek es, en economía, un reaccionario total o planetario (si hablamos del planeta economía), mientras que Friedman es un reaccionario de interés regional.
8. Véase Y. Moulier Boutang, "Marché, marcher. Pourquoi le libéralisme est intéressant malgré tout", en Vacarme, octubre, núm 17, pp. 23-27 (disponible en http://www.vacarme.eu.org/article20...) y también Yann Moulier Boutang, "L’art de la fugue", entrevista en Vacarme, núm 8, mayo de 1999, pp. 3-8 [disponible en http://www.vacarme.eu.org/. Publicada en español en la revista Contrapoder, núm. 6, Madrid, 2002.

Texto original:http://multitudes.samizdat.net/

(Traducido del francés por RSC)

miércoles, 27 de mayo de 2009

LECTURAS La candidatura de Uribe y el grupo de “Los seis” Por: Ómar Roberto Rodríguez.

Aunque usted no lo crea y la imagen y la ‘noticia’ cotidiana sea otra, en la democracia de Colombia el poder y las candidaturas presidenciales se definen tras bambalinas. Algunas por órdenes secretas. Como veremos, hay colombianos que, sin estar en el poder, sí están tratando de mover los hilos de la Nación. Es una frase acusatoria de un padrino del poder. Frase y realidad que la complicidad, la impunidad y ocho años de poder tratan de borrar. Su existencia es más inmoral que la declarada y consabida de 100 congresistas de la parapolítica.

–Periodista, yo trabajo fijo para el 2006, y no es para ahora– respondió el entonces candidato Álvaro Uribe Vélez.

Eran días de la mitad del 2001, cuando el otro candidato liberal, Horacio Serpa, punteaba en las encuestas para las presidenciales. En mi trabajo de crónica política en “La Revista”, de El Espectador, recibí una información que no era del dominio de los reporteros de la fuente política y del Congreso. Un aviso: el candidato Uribe daría una conferencia a las 5 de la tarde en el Hotel de la cadena Embassy Suites, de cinco estrellas, que abre sus puertas en la Calle 70 entre las Carreras Quinta y Séptima de Bogotá, detrás de Casa Medina. El mismo que utiliza y recomienda la embajada de los Estados Unidos para las visitas oficiales, algunas confidenciales y otras encubiertas de los funcionarios y ciudadanos estadounidenses que son de su interés político y/o militar. El dato acerca de la actividad del candidato Uribe lo obtuve de Patricia Trujillo –periodista de televisión a quien conocí, y con quien hice amistad, 10 años atrás, en una visita que hizo a mi anterior trabajo en Cromos. Iba como asesora de Luis Alfredo Ramos para una entrevista que la revista realizó –que ofició durante largo tiempo como consultora externa del Departamento de Estado en el segundo gobierno Clinton, y en el primero y un tiempo más de George Bush hijo.

Una vez que llegué al hotel, desde la puerta principal puse mi atención hacia la calle y hacia el ascensor, que en cualquier momento desde un piso o desde el garaje sótano podía abrir la puerta. De repente, a eso de las 5:50, vi al candidato en tránsito por el lobby. Antes, la recepcionista me indicó que el acto tendría lugar en una pequeña sala del primer piso, que se veía directo al fondo, desde la entrada del hotel. En la espera, me sorprendió que el público del salón fuera tan escaso, apenas unas 20 personas. En su mayoría eran señoras de clase media alta, o clase alta baja, con su porte de profesionales.

Al ver que me acercaba, el candidato Uribe me saludó y con gesto de amabilidad me tomó del brazo. Para mi sorpresa, entró conmigo al recinto. Ambos pasamos en medio de las dos filas de asientos en el pequeño auditorio que lo esperaba. Aun ante la lánguida asistencia se mostraba sereno, y entre paso y paso sustentó y me dio la respuesta sobre su estrategia de acumulación para cuatro años más tarde: … trabajo fijo para el 2006.

Por supuesto que quienes me vieron entrar al lado del candidato pudieron haber pensado que yo era muy cercano. Y en efecto, dos de los asistentes conversaron delante de mí sin precaución alguna. Con Uribe ya en plena disertación, de pie en la puerta de la sala estaba el señor Pedro Juan Moreno, ex secretario de Gobierno de Álvaro Uribe en la Gobernación de Antioquia. Conversé con él, le manifesté mi deseo de entrevistarlo y recibí su tarjeta personal. Mientras hablábamos sobre la situación electoral, en dos oportunidades se acercó un hombre de rasgos sencillos, con acento paisa, que, al igual que otro individuo ubicado a unos dos metros, al dirigirse a Moreno siempre antecedían sus frases con el ‘título’:

–Comandante, que ya lo van a llamar…
–Comandante, que se comunique con don Mario…
¿Comandante de qué? Era Pedro Juan Moreno.

¿Quién adelantó para 2002 el plan de Uribe para Presidente?

Varios hechos ocultos conducen a la respuesta de este interrogante.

1.- Cuando Álvaro Uribe era gobernador de Antioquia, y asimismo cuando el gobierno de los Estados Unidos tenía preocupación por la ventaja operacional que alcanzó la guerrilla en el “aquí estoy y aquí me quedo” de Ernesto Samper –además de ‘verse obligado’ a posponer la aplicación del llamado ‘plan Colombia’, para no darle foto a un presidente elegido con el dinero del narcotráfico, como hecho público–, en los meses de 1996-1997, mediante un manejo del Departamento de Estado de Estados Unidos y una intervención que es cotidiana, promovió una encuesta nacional. Fue una medición que tenía por objetivo sondear el efecto de una renuncia de Uribe como gobernador para convertirlo de inmediato en el candidato liberal para el período 1998-2002. Con más de una amalaya, los estadounidenses aceptaron que el resultado de la encuesta no era favorable a la renuncia del gobernador.

2.- El ‘comandante’ Pedro Juan Moreno decía a diestro y siniestro que estaba convencido a pie juntillas de que “salvar la Patria” necesita un jefe único, nacional, de inteligencia; un director al mando del Das, la Sijin, la inteligencia militar y la Armada, que a la vez cubra y proteja a los organismos extranjeros, y que funcione en el Palacio de Nariño. Ahí mismo, al lado del Presidente. Y ese jefe de inteligencia era él. El ‘comandante’ Pedro Juan. Y el único que podía nombrarlo era ¡Álvaro Uribe Presidente! ¿Por qué lo decía, tranquilo?

Así hablaba el ‘comandante’ Pedro Juan en vocería, o en opinión similar con “personajes de todo respeto y credibilidad […] hombres al nivel de la más alta sociedad colombiana. “¡La crema y nata!”, como los señaló al periodista Mauricio Aranguren el propio Carlos Castaño en el libro Mi confesión de la Editorial Oveja Negra.

Hay colombianos que, sin estar en el poder, sí están tratando de mover los hilos de la Nación, precisa Castaño en la página 117. Y afirma en el mismo folio que comenzó su relación y sus reuniones con esa crema y nata en 1987 y 1988. Más adelante, en la página 304, el entonces jefe paramilitar constata: (hay) un obispo al que le he confiado los secretos de mi vida.

3.- Establecer el trasfondo del viraje en el plan inicial de Uribe… trabajo fijo para el 2006, está a la espera de una investigación que establezca el lobby, los pagos y las amenazas paramilitares en las instancias intermedias y de base municipal y sectorial, relacionadas con la elaboración de encuestas y su efecto en la variación de la opinión sumisa. Algo ha salido a flote en relación con unos procederes similares que perpetraron para garantizar en la Registraduría el control de listas y votantes en varios municipios del Cesar y la Costa Atlántica. …trabajo fijo para el 2006, pero la variación fue abrupta. En la crema y nata... hubo quienes no podían aguantar más tiempo.

4.- La decisión en esa alta esfera –imponer y buscar los votos de ¡Álvaro Uribe Presidente 2002!– no fue simple. Sin respeto por nada ni por nadie, estuvo acompañada de otros delitos e intentos de delito. A como diera lugar, ojo, Uribe debía salir victorioso en la primera vuelta. Este dato también lo obtuve con Patricia Trujillo –al tanto del seguimiento y los ‘expedientes’ que guarda el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, con respecto a la corrupción, el narcotráfico y el paramilitarismo en Colombia–, quien con Jaime Ruiz estuvo a cargo de “la sala situacional” que cuatro años antes orientó, asesoró y siguió la incidencia electoral del candidato Andrés Pastrana.

Y ese ganar de Uribe sin segunda vuelta, a como diera lugar, conllevó una orden de Carlos Castaño: En caso de no triunfar, asesinarían al doctor Horacio Serpa. Lo eliminarían, para impedir un cara a cara inevitable en la televisión. Para eludir un debate que abriera los ojos de los colombianos entre una propuesta con alguna traza de diálogo y la de Uribe por la guerra, con promesa de victoria rápida. Así se lo conté a Serpa años después, en un evento de la OEA en la Isla Margarita. A la crema y nata... no la inmutaba nada, que con un candidato muerto, la elección definitiva se aplazara tres o seis meses. Ganarían de todas maneras.

¿Cuál es …la crema y nata?

Los años de Palacio de Nariño no tapan todo. Lento el velo se descorre acerca de ese curubito “…tratando de mover los hilos de la Nación”. En efecto, el periodista Alfredo Serrano, en el capítulo 18: El Grupo de los ocho: parapolítica y paraeconomía, del Audilibro La batalla final de Carlos Castaño de Editorial Oveja Negra y Quintero Editores entrevista a un jefe paramilitar, que ahora revela los nombres, que Castaño no aceptó descubrir en su Confesión, aunque el editor se lo propuso con insistencia.

–Tengo una lista de 200 personajes en nexos con nosotros, dice. Y con más precisión, detalla a… la crema y nata que seleccionó y selecciona las víctimas de los crímenes parainstitucionales y que nombró autoridades en todos los poderes e instituciones. Un Grupo que por sus características tiene juramento y método para definir sus reemplazos y sucesores **.

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** Son mencionados “Hernán Echeverría Olózaga… el obispo Isaías Duarte Cancino, […] el abogado Humberto Agredo “Don Mario”, […] el coronel de la Policía Danilo González, […] el ganadero Rodrigo García, […] Pedro Juan Moreno, […] Édgar Lenis, ex presidente de Avianca, […] el dirigente conservador Julio Manzur y […] un descendiente de Mosquera Chaux, con quien se reunía en el Club Colombia de Cali”.



martes, 26 de mayo de 2009

LECTURAS De Mario Benedetti para Álvaro Uribe Notas de Juan Cendales.

No me gaste las palabras,
no cambie el significado,
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro.

Que los poemas que Mario Benedetti escribiera para fustigar a las dictaduras del cono sur pareciera que hubieran sido escritos para Álvaro Uribe es apenas natural. Tras el ropaje seudo democrático, las invocaciones diarias a la democracia y con traje de civil se ejecuta una política cada día más dictatorial, despótica y violenta.

Si usted habla de progreso, nada más que por hablar, mire que todos sabemos, que adelante no es atrás.

El presidente, los ministros y los asesores hablan de la ola de progreso y bienestar que le ha traído a Colombia el reinado de la Seguridad Democrática. Lo mismo piensan algunos millones de hipnotizados que cierran los ojos a la realidad y no miran el crecimiento del desempleo, de la pobreza, los desplazados, los suicidios, la prostitución, la drogadicción. El gran progreso ha existido pero para las empresas transnacionales, para los cacaos del empresariado, para los amigos y los hijos del presidente.

Si está contra la violencia, pero nos apunta bien, si la violencia va y vuelve no se me queje después.

Álvaro Uribe se autoproclama enemigo de la violencia. Pero ella ha estado en el centro de su vida. Como gobernador del departamento de Antioquia impulsó las temibles Convivir que fueron la fachada legal para la construcción de los violentos grupos paramilitares. Bajo su presidencia el país se ha militarizado a fondo y la violencia, la guerra se come buena parte del presupuesto nacional. Pero también la violencia verbal contra los opositores, contra los defensores de los derechos humanos, contra los dirigentes estudiantiles, contra la intelectualidad y contra los periodistas extranjeros que por ejemplo simplemente le preguntan en una rueda de prensa sobre sus intenciones de reelección.

Si usted pide garantías, sólo para su corral, mire que el pueblo conoce, lo que hay que garantizar.

Las mayorías uribistas en el congreso están aprobando la reelección a pupitrazo limpio. Arrasando los derechos y garantías que debe tener la oposición. Sin debates, sin argumentos. Solo la imposición de mayorías. Como una aplanadora que recuerda esas motosierras que en un abrir y cerrar de ojos tumban centenares de bosques. O de cabezas.

No me gaste las palabras,
no cambie el significado,
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro.

Si habla de paz pero tiene, costumbre de torturar, mire que hay para ese vicio, una cura radical.

En nombre de la paz el uribismo ha propiciado la muerte de miles de colombianos. Los triunfos de la Seguridad Democrática se miden por el número de muertos. Los permisos y condecoraciones a los militares se dan en función de los muertos que logran comprobar. Bajo esta política miles de jóvenes han sido asesinados. Las marchas indígenas fueron apaleadas, las manifestaciones estudiantiles disueltas violentamente y se incrementaron las desapariciones. Sindicalistas como Guillermo Rivera aparecieron muertos con los cuerpos destrozados por las torturas.

Si escribe reforma agraria, pero sólo en el papel, mire que si el pueblo avanza, la tierra viene con él.

Seis millones de hectáreas le arrebataron al campesinado colombiano. Con el paramilitarismo hicieron una contra reforma agraria violenta. Los predios que miles de familias campesinas tenían dedicada a la producción de comida ahora se dedican a los agro-combustibles.
Si está entregando el país, y habla de soberanía, quién va a dudar que usted es, soberana porquería.

El país se llenó de asesores militares yanquis e israelitas. Tambien de mercenarios. Las empresas del estado se entregaron a las multinacionales. El país fue feriado por debajo de precio para que los inversionistas cerraran los ojos ante el crimen y la barbarie.

No me gaste las palabras,
no cambie el significado,
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro.

No me ensucie las palabras,
no les quite su sabor
y límpiese bien la boca
si dice revolución”.


sábado, 23 de mayo de 2009

Estos horrendos crimenes no pueden quedar ocultos

Viaje a los hornos crematorios que construyeron los paramilitares en Norte de Santander


En la vereda Juan Frío de Villa del Rosario en Norte de Santander, un sitio conocido como "trapiche viejo" inspira temor y respeto. Los que pasan por ahí instintivamente se echan la bendición y aceleran el paso. Y es que allí, cerca de un trapiche abandonado hoy cubierto por la maleza, los paramilitares construyeron en 2001 un horno crematorio que funcionó hasta 2003 y en el que incineraron los cadáveres de más de 200 víctimas.

No hay rastros de cenizas o carbón, y pocos se atreven a hablar en voz alta sobre lo que allí pasó o a visitar el horno que, según cuentan, Rafael Mejía, 'Hernán', entonces jefe paramilitar de Villa del Rosario, construyó a comienzos de 2001. Una casa abandonada y los restos de un trapiche en el que hay cruces pintadas dan testimonio de que allí la muerte estuvo presente. Como hoy está presente el miedo porque en la zona rondan las llamadas Águilas Negras.

Todo comenzó un miércoles de marzo de 2001. Unos paramilitares llegaron en una camioneta Blazer blanca en la que llevaban a varias personas amarradas. "Eran como las 11 de la mañana y hacía mucho calor -relata un testigo-. No recuerdo cuántos eran, cuatro o cinco, pero los tuvieron rato junto al trapiche viejo. Suponía que les iba a pasar algo pero cuando uno vive en zona de guerreros 'come callado' o si no termina igual".

Horas después, cerca de las 6:00 p.m., el testigo pudo comprobar que las personas fueron asesinadas: junto al trapiche donde habían construido el horno, yacían los cuerpos y allí permanecieron varios días. "Uno pasaba con la cabeza agachada, olía a diablos, nadie los recogía porque la orden era que el que lo hiciera moría, solo podían acercarse los gallinazos -relata-. Dejaron secar los cadáveres al sol y cuando ya estaban casi solo los huesos, los pusieron en la parrilla del horno... No sabría decir a qué olía".

La camioneta Blazer se volvió familiar en la zona. Llegaba con frecuencia después de hacer recorridos por Cúcuta, Puerto Santander, El Zulia, Villa del Rosario y Los Patios. "Mataban gente, la enterraban en fosas y a los seis meses la desenterraban y de una iba para la candela -cuenta una mujer-. Otras veces abrían los cadáveres, sacaban lo que tenían adentro y cuando estaban secos los picaban y bien picados iban al horno. Con decirle que a esto por acá le decían el matadero". Nadie abría la boca, nadie decía nada. Imperaba la ley del silencio. Y del terror.

Confesión de parte

La incineración de cadáveres para no dejar rastro que recuerda el Holocausto durante la II Guerra Mundial, fue práctica de guerra en Perú en los ochenta y en las dictaduras de Argentina y Uruguay, y ahora viene a descubrirse que también lo hicieron los paramilitares en Colombia. Sobre ese tenebroso método de desaparición dieron cuenta el año pasado Iván Laverde, 'el Iguano', y Rafael Mejía, 'Hernán', ante fiscales de Justicia y Paz. Ambas versiones fueron confirmadas por Salvatore Mancuso el pasado 30 de abril.

'El Iguano', ex comandante del bloque Fronteras, contó que los mandos medios de las Auc tuvieron que acudir en 2001 a la incineración para "desaparecer los cadáveres de los asesinados", porque Carlos Castaño y Mancuso ordenaron no dejar rastro de los cuerpos. Dijo que la idea fue suya y que construyó uno en Puerto Santander. 'Hernán' hizo lo mismo en Villa del Rosario. "Había varios hombres encargados de prender los hornos, otros metían los cuerpos y estaban siempre vigilando -relató ante Justicia y Paz-. Cada vez que había una cremación inmediatamente se lavaba el horno para que no quedara huella". También reveló que los cuerpos que no eran cremados en el horno o quemados en hogueras improvisadas con llantas, los tiraban a los ríos Táchira, Zulia y Catatumbo. Y dijo que como no bastaba con desaparecer los cadáveres, había que hacerlo con las cenizas y que éstas iban a una quebrada que conectaba con el río Táchira. Según él, mientras estuvo al frente de esa tenebrosa tarea en 2001, las víctimas fueron casi 100.

Al año siguiente la situación se desbordó porque los paramilitares de la región no solo llevaban muertos sino también personas vivas. "Inicialmente, fueron incineradas allí unas 28 personas para borrar evidencia, y unas 30 o 35 más, que yo recuerde, también terminaron allí -contó 'el Iguano'-. La mayoría de los comandantes de muchos barrios de Cúcuta capturaban a una persona y la subían o citaban para darle muerte y la metían ahí". El cálculo de las autoridades es que en el horno de Juan Frío desaparecieron a cerca de 200 cadáveres.

Pero hubo más hornos. A cuatro horas de Villa del Rosario y a hora y media de Cúcuta, en Banco Arena, un corregimiento de Puerto Santander, 'el Iguano' se apoderó de un terreno en el que había una fosa donde los paramilitares enterraban a sus víctimas, y lo convirtió en una finca para camuflar el horror. Mandó desenterrar 20 cadáveres y ordenó quemarlos para borrar toda evidencia en un horno que mandó construir en una finca conocida como Pacolandia. "Yo ordené a Jorge Cadena que sacara esos cuerpos de allá e igualmente que fabricara una especie de horno y los incinerara -contó el ex jefe paramilitar-. Hizo un hueco, lo llenó con llantas y madera, echó los cuerpos en unas bolsas y los incineró".

Dice que no hubo más incinerados y que el resto de las personas asesinadas en la región fueron arrojadas al río. "Fueron unas 18 personas aproximadamente, que yo recuerde", le dijo 'el Iguano' al fiscal. Pero hay versiones en el sentido de que los desaparecidos son muchos más. "En Pacolandia espantan vivos y muertos, y por eso uno se despierta en la noche y siente como lamentos de toda esa gente que desapareció allá", cuenta un campesino de la región.

Flaca memoria

Establecer las identidades de los incinerados no será fácil para las autoridades teniendo en cuenta que 800 familiares de desaparecidos esperan saber qué pasó con los suyos en Norte de Santander. Hasta el momento, 'Hernán' solo ha revelado el nombre de dos víctimas: José Agustín Amaya Muñoz y Luis Eduardo Correa Vega, desaparecidos en 2001 y 2003, respectivamente, en Juan Frío. Y recuerda vagamente que también fueron incinerados los cadáveres de un joven de 14 años, acusado por sus hombres de extorsionar a una profesora de Villa del Rosario, y de un celador de Cúcuta. Por su parte, 'el Iguano' dice que no recuerda nombres.

Luis González, director de la Unidad de Justicia y Paz, dice que la Fiscalía estudia cómo depurar la lista de desaparecidos en los hornos y que luego buscarán los mecanismos de reparación. "Buscaremos asesoría internacional sobre cómo ayudar a las familias de víctimas y hacer entregas simbólicas de los restos", asegura González.

Mientras tanto, familiares de las víctimas hacen hasta lo imposible para encontrar los restos de sus desaparecidos. María del Carmen Torres, madre de Sergio López (tenía 18 años cuando desapareció en la terminal de transportes de Cúcuta el 10 de marzo de 2002) está convencida de que su hijo fue incinerado en un horno de Villa del Rosario y quiere recuperar las cenizas. "Sé que no está en fosas y que tampoco lo tiraron al río, quedó en el horno y lo quiero recuperar -dice con dolor-. En la funeraria me dijeron que las cenizas de una persona caben en una caja de zapatos y si es eso lo que puedo recuperar pues al menos que me dejen hacerlo". Enferma de cáncer, pide a los victimarios que tengan piedad. "Me pusieron un psicólogo porque me corté las venas cuando me mataron a Deiby, mi otro hijo de 17 años, en marzo de este año".

Yolanda Ocampo vive un calvario similar. Su esposo Orlando Sánchez de-sapareció el 22 de mayo de 2002. "Salió de la casa para Puerto Santander a un trabajo con un ganadero y hasta la fecha no he sabido nada -cuenta-. Dicen que lo mataron y lo tiraron al río o que lo quemaron en Banco Arena y no encuentran cuerpo ni nada". Yolanda señala a 'el Iguano' como el responsable. "No he podido ir donde él pero si al menos me dice que no busque más, yo descanso un poco -asegura-. Pero si está en una fosa, necesito los huesos para darle santa sepultura".

Y es que sepultar a los muertos, saber dónde están los restos, ayuda a que los familiares pueden completar el duelo. "El daño para las víctimas es mucho mayor al no tener un cuerpo para llorar -explica la psicóloga Milena Corzo, de la Fundación Progresar-. Saber que el cuerpo estará desaparecido para siempre es un doble duelo".

Los escalofriantes testimonios obtenidos por CAMBIO son una prueba más de las dimensiones del fenómeno paramilitar en Norte de Santander. Un fenómeno de profundas secuelas que aún están por conocerse. Un fenómeno que aún no ha desaparecido porque las historias siguen repitiéndose.

LA HISTORIA SE REPITE

En Tibú, Diego González cuenta que en 2000 los paramilitares le desaparecieron a su hijo Luis Ángel, un joven que entonces tenía 17 años. "Lo último que supe fue que se lo llevaron a Banco Arena y quiera Dios que no haya terminado en el río, en el horno de 'el Iguano' o que me lo hayan matado con 'el alacrán' (motosierra)".

Hace un mes, el 23 de abril, las Águilas Negras desaparecieron a otros de sus hijos, Pablo Emiro, de 24 años, que vivía de la venta informal de gasolina. Pasadas las 2:00 p.m., el joven, que días antes se había negado a pagar una extorsión, tomó un taxi colectivo rumbo a Cúcuta y unos hombres le hicieron la señal de pare. Según los pasajeros, obligaron a Pablo a bajarse y le ordenaron al conductor que siguiera sin él. Al parecer, terminó en Puerto Santander, donde está una de las bases de las Águilas Negras, grupo que suplantó a las Auc tras su desmovilización.

Con la desaparición del joven llegan a 40 los casos ocurridos este año en Tibú, la mayoría atribuidos a paramilitares. Impulsado por el padre, el pueblo marchó para exigir a las Águilas Negras que digan qué hicieron con Pablo Emiro. "No quiero que la historia se repita", dice el padre.

http://www.cambio.com.co/informeespecialcambio/829/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-5235387.html



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martes, 19 de mayo de 2009

Manuela La Mujer (XIX)

Por: Víctor J. Rodríguez Calderón



Los combatientes llevan 5 días trepando la angosta cintura de aquella elevadísima y extensa meseta andina, el viento y la densa neblina no se cansan de galopar, el aire que se respira es ácido y el frio es como la hoja de una espada enemiga que atraviesa sus cuerpos, la mitad de la tropa anda en harapos despedazados, muchos heridos por las caídas y otros enfermos con los trastornos que produce el soroche. Bolívar, Sucre, Córdoba, Necochea y Manuela, arengan a los revolucionarios todo el tiempo, reconfortan los ánimos y remueven las conciencias asegurándoles que obtendrán el más rotundo triunfo sobre el adversario a quienes vencerán para siempre.

Necochea, en un pequeño descanso le comenta al General Sucre:

-Cada vez mas me impresiona Manuela, es toda una mujer, pero a veces la veo como una mariposa en medio de una tempestad de la cual sale airosa porque lleva pegada a su corazón la espada que lucha por la libertad de nuestra América.

-No se equivoca General, -responde el General Sucre sonriendo- es toda una mujer, y mujer bella, acostumbrada a las fantasías de los ricos salones y a las extravagantes comodidades de las ciudades capitales, es refinada y elegante, pero aquí es una combatiente revolucionaria, mujer sencilla, dispuesta a entregar su vida por esta justa causa. También la admiro como una mujer que le ha entregado su amor a nuestro Libertador de una manera profunda y sincera y podría asegurar que para siempre.

Córdoba, que los ha escuchado calla y piensa que eso no puede ser si una locura. Entre este general y Manuela se suscitaron enormes problemas, pues Manuela lo tenía en la lista de los traidores a la causa y no se equivocó.

Llega el momento esperado, se inicia el descenso y todo debe hacerse en secreto, atrás van quedando los frailejones y los espesos pajonales crecidos en aquella tierra negruzca, a distancia se comienzan a divisar las casas de Pasco, un pequeño pueblo el cual estaba señalado por Bolívar como primera meta de este casi imposible esfuerzo.

“Sucre, para hacer menos penosa la situación de las tropas, con una admirable actividad había organizado, en donde le fue posible, secretos depósitos de víveres y de forraje, ocultándolos en las cavernas, dejando también de trecho en trecho depósitos de leña, de turba, de sal, de carne curada, de patatas y de cebada y organizando, algunas veces, ranchos grandes para que las tropas descansaran en su larga marcha y para que repusieran las fuerzas perdidas en las penosas jornadas en que, careciendo de mucho, habían tenido que vencer obstáculos y dificultades, en el más áspero y montañoso sector del Perú” (1).

Amanece, es el día dos de agosto (1824). Todo los combatientes están en la planicie de la población en perfecta formación, Manuela, les avisa a los generales que el Libertador se va a dirigir a las tropas para decirles lo que América espera de todos.

Bolívar está al frente de todos y comienza diciéndoles: “¡Soldados! ¡El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aun la Europa liberal os contempla con admiración, porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del universo. ¿La burlareis? No, no y no ¡Vosotros sois invencibles ¡”.

Entre desertores y muertos las bajas eran ya de setecientos hombres, Manuela sabe que ese sacrificio es el origen de la victoria total. Muy cerca de allí, a cuarenta leguas al sureste, se encuentra la población de Jauja, donde el general español Canterac, es informado de la presencia de Bolívar, no puede creerlo, se apresura a reunir ocho mil hombres, recoge todos los batallones dispersos, se organiza, controla personalmente su caballería la cual considera su arma suprema y se dispone a marchar a Pasco para enfrentar a los revolucionarios.

Manuela está ansiosa de que comience la batalla, se siente emisora, intermediaria de ese mensaje bolivariano, ella sabe que la vida de los combatientes no es nada fácil, la ha vivido, por eso el mejor resultado de todos estos sacrificios está en la gloriosa batalla que hay que dar hasta vencer, habla, dialoga con los generales, le pregunta a Bolívar ahora como soldado de la causa que le informe los planes. Bolívar la mira fijamente y le responde:

-Mujer vamos en busca del enemigo y le presentaremos batalla donde esté. ¡A eso hemos venido!

Pero, los pobladores no son patriotas, son hostiles a los revolucionarios, no colaboran, menos proporcionan información o alimento, hay que tomarlo a la fuerza; se han acostumbrado a la omnipotencia española en cuyas filas militan las mayorías peruanas, ellos los respaldan y le sirven con obediencia y buena voluntad.

Manuela trata en vano de convencerlos teóricamente, ellos tienen respuestas prácticas, por eso le responden: Solo sabemos que llegó la guerra, le tememos y la detestamos, corren peligro nuestras cosechas, nuestros animales, ahora se nos obligará a transportar cargas, a curar y buscar heridos a padecer hambre en nuestras propias casas. Ellos ven a Manuela y la maldicen, no pueden aceptar que una mujer se entrometa en asuntos que solo conciernen a los hombres, a menos que se trate de un marimacho o de una perdida. Se lo gritan al pasar por los caminos o se lo dan a entender con las miradas, con los gestos y esas palabras que hablan entre los dientes. Manuela los entiende y solo les promete que pronto serán libres, sin cadenas oprobiosas, sin la tortura de ese yugo que si lo tiene doblados por no luchar.

La caballería patriota continua su marcha, igual la infantería, es un río humano que se desborda por esos valles quebradizos, la meta es aniquilar al enemigo, a un lado ya se divisa el lago de Junín, al otro los farallones del macizo, atrás queda la historia de una hazaña hecha por un genio y un puñado de hombres, adelante el nuevo futuro de América.

El cuerpo de inteligencia revolucionario trabaja afanosamente van y vienen con las informaciones que se necesitan para entablar la batalla. Bolívar tiene ya en sus manos toda la acción que se va a desarrollar. Manuela está a su lado, viste uniforme oficial, su cabello suelto juega con el aire, sus ojos encendidos, una espada cuelga detrás de su pierna izquierda y su mano derecha la mantiene en disposición para empuñar el arma que defenderá la causa.

(1).-A.I. Chiriboga N. op. cit., pág. 180.

(Continuará…)