domingo, 31 de enero de 2010

Apología del apagón

La Calle del Medio (Cuba)

Este texto forma parte de un libro de inminente aparición, "El naufragio del Hombre", del que también es autor Carlos Fernández Liria y que publicará la editorial Hiru: http://www.hiru-ed.com/COLECCIONES/PENSAR/El-naufragio-del-hombre.htm


Los aeropuertos se han convertido en el símbolo y el motor de la civilización capitalista: lugares de paso -hacia otros lugares de paso- donde está siempre a punto de estancarse un tiempo muerto, o un tiempo-basura, cuya superfluidad total sólo puede dirigirse hacia el consumo. En el Leonardo da Vinci, en Roma, hace dos años, tuve una experiencia angustiosa. En tránsito hacia Túnez, me dirigía hacia mi puerta de embarque por un pasillo de maravillas, flanqueado por una sucesión de cafés, comercios y boutiques -todas las marcas, todos los prestigios- que saturaban de luz cegadora hasta el último rincón del campo visual. De pronto, a mi derecha, un enorme cartel apremiante me alertó de las consecuencias de seguir avanzando. Se me encogió el corazón. “ATENCIÓN. Todavía está usted a tiempo de volver atrás. A partir de este punto ya no hay tiendas”. Lo malo no es que a partir de ese punto no hubiera tiendas; es que no había nada. Las puertas de embarque habían sido confinadas en un espacio intencionadamente desnudo y sombrío, sucio y vacío, abandonado a su suerte. Como en los cuentos, si se hacía caso omiso de la advertencia se pasaba abruptamente de un mundo brillante y colorido a otro sórdido y amenazador: de la felicidad a la pesadumbre, de la libertad a la prisión, de la luz a la oscuridad. El efecto era tan traumático que resultaba imposible no volver sobre los propios pasos para buscar con ansiedad, no alimentos, bebidas o chucherías, no, sino un poco de luz eléctrica.

Somos adictos al sexo, a la velocidad, a los espectáculos, al plástico, pero somos adictos, sobre todo, a la luz eléctrica. No hay nada de extraño en nuestra dependencia energética; sin ella ni la industria ni la sanidad ni la cultura serían ya posibles. Lo extraño es nuestra dependencia estética; el hecho, es decir, de que esa luz que el novelista inglés Robert Louis Stevenson consideraba, por contraste con la del fuego, “un horror para realzar otros horrores”, nos parezca tan hermosa, hasta el punto de que su prestigio se utiliza para reforzar todas las otras adicciones. La Razón, que los franceses llamaban les lumières -las luces- sólo necesitaba una lamparita para activarse; las luces que persiguen y destierran hoy todas las sombras han acabado por ofuscar y cegar a la Razón misma. ¿Necesitamos tanta luz? ¿Es realmente bonita la luz eléctrica? ¿Es de verdad interesante una luz que no produce sombras?

Nunca me atrevería a hacer en Cuba una “apología del apagón”, pero todos los niños saben cuántos mundos más excitantes se ocultan detrás de ese muro de claridad plana; cuando cae se levantan tras él profundidades inauditas. En las casas tradicionales japonesas, nos cuenta el escritor Tanizaki, el centro del hogar no era la televisión sino un “hueco” -el toko no ma - destinado a delimitar una sombra como punto de arraigo y exploración de la mirada. La sombra, que es la ropa del tiempo, ha sido arrancada de todas las superficies en un frenesí de vatios, trapos y cosméticos. No sólo hemos acabado por identificar la seguridad, la higiene y la belleza con la luz eléctrica sino que también la asociamos a la emoción del espectáculo. Al contrario de lo que le ocurre a la razón, nada inmóvil y oscuro puede atraer la mirada del consumidor.

Y sin embargo, el primer espectáculo, aquel que define al ser humano como precisamente humano, aquel del que ha surgido todo lo que hemos hecho y todo lo que somos, tiene que ver con la oscuridad y la quietud. El exceso de luz del capitalismo, lo sabemos, tiene un coste ecológico insostenible: el mediodía perpetuo de las grandes ciudades -mientras 2.000 millones de personas permanecen a oscuras- consume 1,5 Gtep de energía eléctrica, del que el 81% procede de centrales termoeléctricas. Dubai, el país con la mayor huella ecológica del planeta, acaba de construir la torre más alta del mundo, 860 metros, cuyo consumo diario de electricidad -mientras un keniata disfruta de tan sólo 140 kwh al año- equivale a 500.000 bombillas de 100 w encendidos al mismo tiempo y sin interrupción. Pero la llamada “contaminación lumínica” no tiene sólo un coste ecológico de dimensiones catastróficas; se acompaña también de una catástrofe cultural, estética, antropológica. En el campo, en una noche sin luna, pueden verse a ojo desnudo hasta 2.500 estrellas. En las ciudades, donde vive ya la mayor parte de la humanidad, si levantamos la cabeza (¿y quién va a levantar la cabeza habiendo escaparates iluminados a un lado y otro de la calle?) apenas si alcanzamos a distinguir entre diez y doscientas estrellas, según se viva más o menos cerca del centro urbano. Un estudio de Global at night indica que el 99% de la población estadounidense y europea y los dos tercios de la población mundial vive bajo un cielo fotocontaminado. Más inquietante aún: el 93% de los habitantes de Estados Unidos, el 90% de los europeos y el 40% de la población mundial vive en un permanente y artificial claro de luna. Pero más inquietante aún: el 80% de los estadounidenses, el 70% de los europeos y más de un cuarto de la población mundial vive en un falso plenilunio ininterrumpido. Para ellos -para nosotros- nunca llega a hacerse realmente de noche, de manera que hemos perdido la posibilidad de ver la Vía Láctea; es decir, la galaxia en la que habitamos y que nos permite orientarnos en el cosmos. Nuestros cielos son tapas o valvas que ocultan el firmamento. Como moluscos, estamos encerrados dentro.

¿Es muy grave esta pérdida? En uno de sus más famosos poemas de amor, Neruda escribió: “ La noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos”. Al final de una de sus más famosas obras, el filósofo Kant escribió: “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”. Y en uno de los pasajes de una de sus más famosas novelas, Joseph Conrad escribió: “Era una de esas noches claras, estrelladas, cubiertas de rocío, que oprimen el espíritu y aplastan nuestro orgullo con la brillante prueba de la terrible soledad, de la oscura insignificancia desesperada de nuestro planeta”.

¿Y qué? ¿Es tan grave no poder escribir ya frases como ésta? ¿Habrá que conservar las estrellas por cursi elitismo literario? No. Fueron necesarios millones de años de evolución para que una criatura viva se irguiese sobre sus pies, rellenase su casco craneal y levantase sus ojos hacia las estrellas. Desde allí se vio, desde allí se conoció, desde allí interiorizó sus límites: mediante ese gesto de alzar la cabeza hacia el cielo para compararse con él, un animal -y sólo ése- se hizo humano. El amor, la moral, la razón, la conciencia de la mortalidad -que es de lo que hablan Neruda, Kant y Conrad cuando evocan las estrellas- son inseparables de esa transformación. Y la contaminación lumínica, por tanto, tiene el efecto de un retroceso catastrófico en la evolución filogenética de la Humanidad. En un tiempo estuvimos encerrados en valvas, escamas, plumas, pieles, sin ninguna salida a la luz; hoy estamos encerrados precisamente en nuestra luz, de la que no podemos salir hacia las estrellas.

Es imperativo desintoxicarse de la luz eléctrica, reacostumbrarse a la belleza de las sombras, recuperar el misterio y profundidad de la razón. Sí, me voy a atrever a hacer una apología del apagón: del apagón controlado, relativo, igualitario, liberador, humanizador. De ese apagón que embridará los vatios y desnudará los astros, velados por un puritano exceso de luz. De ese apagón que apagará Dubai y Nueva York y encenderá la Osa Mayor. De ese apagón, en fin, del que depende, en materia y en espíritu, la posibilidad misma de formar parte de la Humanidad.

¿Es apagón? ¿O es revolución?

Enlace a la editorial Hiru:

http://www.hiru-ed.com/COLECCIONES/PENSAR/El-naufragio-del-hombre.htm

viernes, 29 de enero de 2010

Haití no es un desastre natural


Vicenç Navarro

Público


La enorme tragedia en Haití se ha presentado en la gran mayoría de los medios de información españoles como una enorme catástrofe natural resultado de un terremoto de inusitada violencia que ha generado una gran respuesta humanitaria liderada por EE.UU. Tal interpretación de lo ocurrido en aquel país es errónea. Varios rotativos han señalado que incluso en la capital, Puerto Príncipe, los barrios pudientes apenas fueron afectados por el terremoto, con un número relativamente menor de daños, los cuales se concentraron en los barrios populares y pobres, donde vivía la gran mayoría de la población. Según declaraciones del propio alcalde de la ciudad, el 75% de las viviendas eran de muy pobre construcción, y el 80% de la población vivía en niveles de gran pobreza. No fue el terremoto en sí, sino la enexistente protección de la mayoría de la población que creó la gran tragedia.

Lo primero que hay que acentuar es que, en contra de lo que dicen la mayoría de los medios de información, Haití no es ni nunca ha sido, un país pobre. En realidad, fue siempre un país muy rico. En 1780, por ejemplo, el 60% del café y el 40% del azúcar consumido en Europa era producido en Haití. Pero, aunque el país era rico, su población era muy pobre: en realidad, el 60% eran esclavos en una colonia francesa. Su rebelión dio pie, más tarde, al establecimiento de una República, la segunda república que se estableció en las Américas, después de la estadounidense.

Más tarde, los problemas de Haití surgieron, en gran parte, debido a su proximidad a EE.UU. y el deseo de las compañías estadounidenses (muy influyentes sobre el gobierno federal de EE.UU.) de asegurarse el control de los recursos del país, lo cual determinó la intervención activa y repetida (16 veces en el siglo XX) de aquel gobierno (incluyendo sus famosos Marines) en las políticas del país. Estas intervenciones fueron siempre resistidas, convirtiendo la historia de Haití en los siglos XIX y XX en una historia de revueltas populares, reprimidas por las élites dirigentes, apoyadas siempre por el gobierno de EE.UU. Una de las más recientes fue el golpe militar que impuso “papa Doc Duvalier”, que dirigió uno de los regimenes más corruptos y represivos que hayan existido en las Américas. Fue este Papa Doc al que la Madre Teresa llamó “el gran amigo de los pobres”, (en respuesta a las donaciones del Papa Duvalier, a sus compañías de caridad en Haití). Tal “amigo de los pobres” gobernó y arruinó al país durante sus 28 años. Fue sucedido por su hijo, el igualmente corrupto Baby Doc, Jean Claude Duvalier, cuyos Tonton Macoutes mataron a más de 60.000 opositores. El Gobierno Federal de EE.UU. apoyó tales dictaduras. Una rebelión forzó a Baby Doc al exilio.

Más tarde, la población en unas de las pocas elecciones que se permitieron, eligió a Jean-Bertrand Aristide, con un programa que incluía propuestas altamente populares como la reforma agraria, la reforestación de la tierra (desertizada por una sobreexplotación de la tierra por las compañías extranjeras), la sindicalización de los trabajadores en las empresas textiles (que eran famosas por las condiciones infrahumanas de sus trabajadores) y el aumento de salarios. Fue depuesto por un golpe militar en 1991, permitiéndosele que volviera en 1994 con la condición de cambiar sus políticas públicas, adaptándolas a las políticas neoliberales propuestas por la Administración Clinton. Aristide se resistió a desarrollar tales políticas, generando un bloqueo económico por parte del gobierno estadounidense, que terminó con la expulsión de Aristide del gobierno de Haití y su exilio. En su lugar, el gobierno estadounidense y tropas de las Naciones Unidas impusieron un gobierno títere, presidido por Gérard Latortue, altamente corrupto, que desmanteló las reformas realizadas por el gobierno Aristide, desarrollando las políticas neoliberales que destrozaron la agricultura nativa del país. La desregulación de los mercados a nivel internacional, llamada globalización, eliminando la protección de la agricultura nativa, destruyó la economía de Haití, que había sido un país exportador de arroz y azúcar pasando a ser importador de ambos productos, pues el arroz y azúcar importados se vendían en el mercado doméstico a un precio menor que el producido en el país.

En el año 2006, se permitieron elecciones de nuevo (que no permitieron participar a Aristide, forzándole a continuar en el exilio) y salió elegido René Préval que había sido en su día aliado de Aristide, pero cuyo gobierno se alió con EE.UU., siguiendo las políticas neoliberales dictadas entonces por la Administración Bush que continuó afectando negativamente la infraestructura económica del país. En este sistema neoliberal, la pobreza la iban a resolver las Organizaciones No Gubernamentales (Haití es el país con mayor densidad de ONGs en el mundo) todas ellas haciendo su actitud caritativa, apoyadas por las instituciones de ayuda internacional. Mientras, Aristide no podía volver a Haití y su partido Fanmi Lavalas (que era, ampliamente, el más popular) estaba y continúa prohibido. Haití iba a tener elecciones el próximo mes en el que Aristide estaba excluido y su partido no podría concurrir.

En realidad, una de las preocupaciones del Departamento de Defensa de EE.UU., es que el terremoto dé pie a una revuelta popular tal como ocurrió en los años setenta en Nicaragua después de un terremoto similar (aunque con menor intensidad). De ahí la invasión de Haití por los marines bajo el argumento de “mantener la seguridad”. A la luz de estos hechos, hablar de desastre natural (o como ha dicho el Cardenal Rouco, “de voluntad de Dios”), es asignar a la Naturaleza o a un poder sobrenatural la responsabilidad de una situación de la cual se conocen fácilmente los culpables, incluyendo los supuestos benefactores. Tanta “ayuda humanitaria” sirve para ocultar las causas políticas de la pobreza (ver Las causas de la pobreza mundial. Público, 29.10.09). Lo que Haití necesita es que se permita a la población poder desarrollar el sistema político y económico que desee, sin obstaculizar su desarrollo económico y sin demonizar a las fuerzas que intentan romper aquellas enormes estructuras opresivas, tal como está ocurriendo en otros países del mismo continente.

Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

Fuente:
http://blogs.publico.es/dominiopublico/1802/haiti-no-es-un-desastre-natural/


lunes, 25 de enero de 2010

Haití: La maldición blanca

Eduardo Galeano (Argenpress)


Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra tuvo que volver a prohibir la esclavitud.

Nada tiene de nuevo el ninguneo de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson, prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía el mal ejemplo; y decía que había que “confinar la peste en esa isla”. Su país lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento diplomático a la más libre de las naciones.

Mientras tanto, en Brasil, se llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la esclavitud. Fue el último país en el mundo.

Haití ha vuelto a ser un país invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y para hacer mal el bien.

Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje herencia que viene del África.

El mandato de los ancestros. La maldición negra, que empuja al crimen y al caos. De la maldición blanca, no se habló.

La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero Napoleón la había resucitado: –¿Cuál ha sido el régimen más próspero para las colonias? El anterior. Pues, que se restablezca–. Y, para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de soldados. Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz. Y heredaron “la deuda francesa”. Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón Bonaparte.

A poco de nacer, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo: una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los bancos de los Estados Unidos.

A cambio de ese dineral, Francia reconoció oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había nacido condenada a la soledad. Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de regalo. De reconocimiento, ni hablar. En realidad, las colonias españolas que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821, pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.

En 1915, los marines desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank de Nueva York.

El presidente y todos los demás negros tenían la entrada prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero. Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho.

No fue fácil apagar los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza pública. La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para exterminar cualquier posible asomo de democracia.

Lo mismo hicieron en Nicaragua y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente haitiano de Somoza y de Trujillo.

Y así, de dictadura en dictadura, de promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años. Aristide, el cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe. Pero los expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras.

País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal. Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional. Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los diarios. Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos, donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción nacional.

En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que advierte: El mal paso. Al otro lado, está el infierno negro. Sangre y hambre, miseria, pestes. En ese infierno tan temido, todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean maravillas que se ofrecen en los mercados populares. Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.

domingo, 24 de enero de 2010

¿Qué es lo que buscamos? (II)


Por: Víctor J. Rodríguez Calderón


Por otra parte, llegó la hora de derrumbar de una vez para siempre el fetichismo verbal a que ha sido sometido Carlos Marx, inclusive por aquellos que se han hecho llamar los grandes padres del marxismo; es preciso descongelar definitivamente la doctrina de este científico social, que entendió la contradicción fundamental que traería el capitalismo a la sociedad y el que explicó claramente la tragedia de la coexistencia de un modo privado de apropiación y la socialización de la producción. Dejó claro el “antagonismo” entre proletarios y burgueses, problema inevitable, fatal, a menos que se pudiese construir un socialismo, pero un socialismo humano mas que político, que fuese capaz de eliminar esa horripilante caterva compuesta por los hoy obreros burgueses, los burócratas del trabajo asalariado. Conocimos la historia y sabemos de una serie de países que se autodenominaron socialistas, pero que en realidad solo sirvieron para congelar, conservar y proteger no solo las formas capitalistas de alienación, sino que inventaron nuevas formas. Para justificarse formularon una peculiar “lógica dialéctica”, según la cual las contradicciones del capitalismo son “antagónicas” y las del socialismo “no son antagónicas”. Algo así como si la burocracia monstruosamente desarrollada, la división del trabajo, llevada al extremo capitalista de división del trabajador, la existencia de una economía monetaria y mercantil, la represión ideológica, el anti-semitismo descarado, parecen ser “contradicciones no antagónicas”. No lo son, sin duda, para la pupila de quienes embaúlan a Marx, sedientos de axiomas, o para el ojo dogmático. Una de las advertencias claras de Marx es: “no habrá socialismo allí donde la fuerza de trabajo siga siendo una mercancía; no habrá socialismo allí donde persista y se agudice la lucha de clases, tal y como ocurrió en los derrumbados estados socialistas de la vieja Europa; no habrá socialismo allí donde haya una relación antagónica entre capital y trabajo”. Mas sin embargo hoy tenemos maestros que se encargan de decir lo contrario. ¿No es antagónica la relación entre el capital y la peculiar mercancía que es la fuerza de trabajo? ¿No hay un antagonismo irreductible entre un estado todopoderoso y unos intelectuales que se atreven a decir la verdad? Si observamos el proceso histórico que hemos vivido en estos últimos años, vamos a encontrar que la llamada filosofía “materialista-dialéctica” ha servido muy poco. Ese método no funcionó como “sistema” filosófico. Pero en cambio si funcionó como punto de vista para comprender el desarrollo de la sociedad humana. De ahí que no se pueda convertir a Marx en un simple filósofo, un viejo profeta, eso es llevarlo a la mas terrible trampa ideológica donde lo quieren los capitalistas. Sus teorías acerca de la ideología, acerca del Estado, acerca de la producción mercantil y la división del trabajo, no casó en modo alguno con las del ruso Lenin, por más que los maestros rusos se empeñaron en demostrarlo, todo históricamente fue lo contrario, Lenin se contrapuso polarmente a Marx y es así que encontramos que la idea Leninista del Estado terminó por fortalecer al máximo al Estado, como lo demostró la dictadura de Stalin ; o como lo demostró el fondo de ese Estado Soviético que se fue al abismo. Para Marx el Estado debía tender a su desaparición en una sociedad socialista y no a su fortalecimiento, la división del trabajo, que comienza, señala el científico, en la ideología alemana con la división entre trabajo físico y trabajo intelectual, se vio extrañamente incrementada en la sociedad heredera de Lenin. Para nosotros es necesario estudiar y entender lo que vamos a hacer, y para ello debemos estar lúcidos, necesitamos descolonizar la ideología de Marx, porque ella son las bases para que lleguemos a construir una verdadera sociedad socialista. El sistema capitalista la ha diabolizado y para ello ha utilizado la iglesia cristiana, por aquello del ateísmo de Marx. Yo siempre he visto a este científico como el verdadero Papa de la humanidad. No soy dogmático, sino un simple estudioso de su doctrina, Marx nos dejo claro que Jesucristo fue el verdadero padre del comunismo y de él tomo su acción y dejó específicamente la concepción del engaño para dominar al hombre que al convertirlo en un dogmático de la fe, se apasionó para ser un dominado miserable y pobre en la tierra con la esperanza de ser rey rico y poderoso en el cielo. TRANSFORMARNOS EN VERDADEROS SOCIALISTAS. ANTECEDENTES: Devolver a los verdaderos socialistas genéricos, la doctrina socialista, es restituirle el poder de ejercer plenamente su libertad, en tanto se pueda pensar a sí mismo como ser social-histórico. La doctrina marxista en su esencia es el lenguaje moderno que hilvana la libertad, la justicia y la igualdad, es una doctrina crítica radical. A quienes se les asigne o tomemos el papel de productores de pensamientos para ser meditados por el resto de los hombres, debemos entender que la historia se empeña en reanudar los procesos que unen al pasado con el presente y demostrando que esa historia sirve de lecciones a una civilización y cuan necesario es extraer su profundo sentido. Construir un partido político es, por lo general una tarea de organización intensamente compleja, en Venezuela, por ejemplo, hemos observado que al principio de lo que posiblemente hubiese podido ser un cambio verdadero, nacimos como un movimiento de cambios y necesidades y que los miembros que han participado en su evolución lo han hecho de manera muy diferente y han ejercido un poder político que nos obliga a encontrar la posibilidad de deducir del pasado lecciones para el porvenir. Analicemos las horas que estamos viviendo, la lucha de los enfrentamientos, el proyecto ya en marcha para el futuro y la forma sistemática que debemos tomar para convertirnos en base, en piso, en sostén político para el socialismo de verdad. Participación y poder varían porque el gobierno se ha formado de una coalición de partidos que en principio se llamó Polo Patriótico, pero donde los electores nos demostraron que el Movimiento Quinta República (MVR) necesitaba convertirse en un partido ampliamente revolucionario, obrero y democrático, por el gran volumen de militantes, simpatizantes y miembros de su composición. En la nación venezolana existió un vacío político durante cuatro décadas y creo que aún se mantiene firme al tiempo que se apodero el bipartidismo adecopeyano, todos lo vivimos en carne propia, estos crearon incluso una especie de sectarismo mítico, religioso, en el sentido de que sus agrupaciones pensando que su política era la única llamada a liberar a Venezuela. Pero los problemas graves nacionales que exigían ser abordados con una concepción nítida y clara, crecieron, sumiendo al pueblo y la nación en la pobreza y la miseria mas terrible que se haya podido vivir. En estos momentos de supuesta revolución no se ve ningún cambio, al contrario las necesidades se aumentan, una burocracia partidista es la base, la corrupción y la inseguridad social son el borde, la construcción de un estado petrosocialista es el camino que se sigue, pues las estructuras del capitalismo siguen intactas disfrazadas con la careta del payaso que hace reír, pero que por dentro mantiene una crisis fatal. Este proceder, por supuesto plantea la necesidad de un nuevo nucleamiento de fuerzas revolucionarias militares y civiles, capaces de forjar al mismo tiempo una perspectiva real de cambio y una nueva vanguardia del pueblo que pudiesen fraguar el combate contra la estructura unibipartidista, policlasista y corrupta que descuartiza la nación Venezolana.
“Mucha tinta se ha gastado en Venezuela como en el resto del mundo, sobre el famoso “proceso revolucionario bolivariano”. Por razones diversas, pero por sobre todo basados en el oportunismo político, muchos sectores de la izquierda capitalista han entregado certificados revolucionarios al gobierno de Venezuela. Los más osados, han creado toda una suerte de categorías que les permita dar un sustento teórico al experimento que se realiza en nuestro país. Es así que surge el ya gastado argumento del socialismo del siglo XXI y todos los derivados que de allí se desprenden”.

(Continuará…)

El 23 de enero se armó una especie de 11-A: el pueblo no tumbó a Pérez Jiménez

Por: José Sant Roz

Fue la CIA trabajando hombro a hombro con la Iglesia, el empresariado y los golpistas adecos que habían derrocando a Medina Angarita: El 1º de mayo de 1957 el arzobispo Rafael Arias Blanco lanza un desafiante ataque al gobierno. Para noviembre de 1957 ya Betancourt tenía tratos hechos con Jóvito Villalba y Rafael Caldera, y habían acordado con el Departamento de Estado preparar una sublevación contra el dictador, que la poderosa prensa mundial debía mostrar como surgida del seno del pueblo y de las FF AA. Betancourt, Caldera y Jóvito, los del Pacto B-C-V, ofrecen controlar cualquier tipo de conmoción una vez Pérez Jiménez entregue el mando. El Pacto B-C-V, queda sellado en el New York Athletic Club, y uno de los puntos básicos en esa reunión fue sacar de circulación a Fabricio Ojeda, militante de URD, quien estaba adquiriendo una “peligrosa” figuración en las acciones de calle contra la dictadura. Era Fabricio presidente de la Junta Patriótica. El día martes 14 de enero de 1958, cunden una serie de manifiestos de grupos de intelectuales, de periodistas, de abogados, arquitectos y médicos, y como pareciera que el régimen pudiera estabilizarse, la Creole ordena no vender más gasolina y cierra todas sus estaciones de servicio. Ya está declarada, pues, la guerra por parte de la filial más poderosa de la Standard Oil, lo que Pérez Jiménez percibe como muy grave. Por esta razón, a las pocas semanas veremos esa visita sorprendente, sin que nadie lo invitara, del Vicepresidente Richard Nixon, haciendo saber a la Junta de gobierno presidida por Wolfgan Larrazábal de la determinante contribución de la CIA en la caída de Pérez Jiménez. Esta visita decide el fin de la UNIDAD popular, y el decidido poder en todo de Rómulo Betancourt.
A finales de 1953, viajaron a Washington para entrevistarse con Allen Dulles, Pedro Estrada y Régulo Fermín Bermúdez. Allen Dulles les dijo a este par de caballeros que si el gobierno venezolano continuaba con su anarquía, iba a surgir una nueva fuerza que los derrocaría. Como EE UU le había dado el golpe a Rómulo Gallegos y había ordenado eliminar a Carlos Delgado Chalbaud, quería que sus títeres no se desviaran en nada de las órdenes emanadas del Departamento de Estado, y el gobierno de Venezuela andaba metido en ciertas “locuras”. Esta advertencia de Dulles produjo una honda impresión en Pedro Estrada, lo que le permitió suponer “que ya para entonces se movían hilos de un movimiento contra Pérez Jiménez en los Estados Unidos y seguramente Rómulo Betancourt y otros políticos venezolanos estaban al tanto de la situación y se estaban acercando a los centros de poder norteamericano.[1]”
¿A qué anarquía se refería Allen? La anarquía consistía en que Estados Unidos estaba molesto porque el gobierno venezolano construía sus buques de guerra en Inglaterra e Italia, además de comprarle aviones a la misma Gran Bretaña y armamentos a Bélgica; Pérez Jiménez estaba al tanto de que Estados Unidos nos quería vender chatarra para nuestras Fuerzas Armadas. Pero no sólo era en este terreno por lo que estaban irritados sino también con lo referente a la siderúrgica y a la compañía de teléfonos, porque el gobierno había rechazado una propuesta de Eugenio Mendoza al servicio de poderosos consorcios norteamericanos pero se acabó llegando a un acuerdo con la firma italiana “Inocentio”, y finalmente los teléfonos siguieron en manos del Estado[2].La molestia, como ya se vio, venía desde el momento en que Carlos Delgado Chalbaud se había negado a enviar tropas a la guerra de Corea, a cambio de armamentos, lo que Betancourt consideró preocupante: no estábamos siendo solidarios con la política globalizadora del imperio; con la política defensiva de nuestros benefactores. En el fondo, toda esta preocupación también se remontaba, como vimos, a las iniciativas de Delgado Chalbaud por establecer relaciones de amistad y cooperación, con programas nacionalistas petroleros con el Medio Oriente. Una posición que fue muy bien acogida por Pérez Jiménez.Esta misión al Medio Oriente había sido llevada a cabo en septiembre de 1949, para estrechar lazos, insistimos, de cooperación con los mayores abastecedores de petróleo del mundo: Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait, Siria y Egipto, y dar a conocer la política del fifty-fifty. Integraban la misión: Edmundo Loungo Cabello, Luis Emilio Monsanto y Ezequiel Monsalve Casado. Pronto los avances logrados por Venezuela en el tema petrolero fueron adoptados por estos países. Arabia Saudita lo hizo en 1950, Kutwait en 1951, Irak en 1952, Bahrein y Qatar en 1954. “La no aceptación por parte de las concesionarias en Irán, fue una de las causas que llevó a la nacionalización petrolera de Mossadegh, en 1951. De allí, como recuerda Tejera París, "que un periódico norteamericano muy influyente, acusara a Venezuela como responsable de la situación que confrontaba el Presidente iraní, por la pretendida labor de agitación de nuestro país, en esa región[3]".Es muy probable por otra parte que López Contreras tuviese algo que ver con el intento de secuestro y posterior asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, por cuanto que él en el exterior llegó a trabajar estrechamente con Rafael Simón Urbina.Betancourt tenía también otras serias razones para desconfiar de Delgado Chalbaud y del equipo que había estado bajo su mando; en los informes que había recibido de sus espías, y por datos trasmitidos de viva voz por Rómulo Gallegos, le escamaba sobre todo esa estancia de Delgado Chalbaud en España en víspera de la guerra civil, y su relación con la joven rumana Ludbow Berlina, graduada en Letras en la Sorbonne, París, simpatizante de grupos de izquierda. Era igualmente conocida la simpatía de Delgado Chalbaud por la República Española y su deseo de enrolarse en la lucha para defenderla.En lo relativo a la guerra de Corea, Betancourt llegó a solicitarle a la Dirección de AD, que se pronunciara a favor de EE UU. En este delirio pro-norteamericano desplegaba loas al régimen de Muñoz Marín, por su novedosa tesis sobre el Estado Libre Asociado. Hay que tener en cuenta que para el gobierno norteamericano Muñoz Marín era “un político de excepcional habilidad y previsión que había llevado a cabo una revolución pacífica y democrática en Puerto Rico[4]”; que fue el inspirador de la Alianza para el Progreso y quien promovió en 1958 la figura de Teodoro Moscoso como embajador de EE UU en Venezuela. “Betancourt que había residido durante gran parte de su exilio en Puerto Rico, llevó consigo a Venezuela programas e instituciones deducidas de su experiencia puertorriqueña.[5]” El resto de toda esta historia está en mi libro “El Procónsul - Vida de Rómulo Betancourt”.
[1] Gonzalo Ramírez Cubillán, Secretos de la Dictadura 1948-1958, Editorial Grego s.a., 1996, Caracas (Venezuela), pág. 84.
[2] Ibidem, pág. 97-97.
[3] Rebeca Sánchez, Venezuela y la OPEP, http://www.analitica.com/va/economia/opinion/5584699.asp.[4] Arthur Schlesinger, Los mil días de Kennedy, Ayma, Editora Barcelona (España), 1966, pág. 559.[5] Ibidem, pág. 559.
Aporrea

viernes, 22 de enero de 2010

El pensamiento del sur

Conferencia magistral en el II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Filosofía: “Filosofía y crisis globales”


Rebelión


Wayquepanaykuna Imaynalla kashanqui, kamisaraki jilatanaka kuyakanaka; los saludo en runa simi y Jaqui aru, para que recordemos que estamos en el Kollasuyu, en Bolivia. Hnos: Allinta ruraywan munay, Inka noqanchis kawsay. Ahora, les quiero decir que: Haciendo las cosas juntos y con amor, con afecto, Inkas viviremos siempre, Inkas existiremos siempre. José María Arguedas nos explicaba que INKA no significaba solamente jefe supremo, líder, sino que “Inka” es la parte fundamental de todo ser.

Quiero comenzar leyéndoles la parte final del resumen de mi ponencia, que los organizadores han publicado en el programa, con esto quiero explicarles el porqué estoy usando algunas herramientas del estructuralismo antropológico de Levi -Strauss o de la filosofía rebelde de Federico Nietzsche y también de Carlos Marx, dice mi resumen textualmente: “Este paralelismo nos puede ayudar a explicar en occidental, las categorías del pensamiento andino”.

He escuchado el día de ayer en algunas comisiones, con bastante pena, mucho pesimismo sobre nuestro pensamiento andino-amazónico, dicen que no hay, que no existe, que no tenemos interés, parece que viviéramos en otro planeta, actualmente Bolivia está gobernada por una fuerza pro-indígena, en donde los pueblos indígenas participan pluralmente, igualmente el proceso se desarrolla en otros países como Ecuador, Venezuela, Colombia, en Perú mismo; aunque muy oculto, invisibilizado, porque allí gobierna un sector criollo que esta sujetando fuertemente el Estado a través de una política despótica, que ha fundamentado y ha desarrollado un doble colonialismo, un hiper-colonialismo. Pero, fundamentalmente quiero referirme al pensamiento nuestro, al pensamiento andino- amazónico, y yo creo que no tenemos por qué llamar a nuestras sociedad andinas, como la boliviana, como unas sociedades “modernas”, ni mucho menos “occidentales”, la sociedad boliviana es una sociedad andino-amazónica, por naturaleza, por mayoría, si se puede definir esto por mayoría, aunque las elecciones que se vienen, van a demostrar cuan mayoría somos. Ya las cosas han cambiado, ahora tenemos que asumir, no una filosofía, sino un pensamiento nuestro; en puquina se dice: Illayninchis, o sea, la luz de nuestro pensamiento, la luz de nuestro cerebro, la luz de nuestra mente. ¿Porqué que buscar otras palabras?, no vale la pena discutir si acá en América, tenemos o no filosofía, estas dudas, son cavilaciones de criollos que todavía no pueden ser anti-colonialistas, y deben definirse como anti-colonialistas, porque así van a aceptar su identidad criolla occidental, y van a declararse también anti-colonialistas, y pro-indígenas; y si existe mestizaje, muy bien los reconocemos también a los mestizos, creemos que tienen todo el derecho a desarrollar algo nuevo, si es que pueden, porque hasta ahora yo no he leído nada mestizo, absolutamente nada, es un servilismo total a occidente, un arrastrarse detrás de occidente; aunque suene duro, debe definirse una filosofía latinoamericana anticolonialista, y que esté con nosotros los indígenas, nosotros no queremos excluir a nadie, buscamos sociedades plurales, por eso la Constitución define a Bolivia como una sociedad plurinacional, esta es una conquista de la lucha de nuestros pueblos.

¿Porqué pues usar a Levi-Strauss, a Nietzsche o a Marx?..., porque estos con su fuerza autocrítica de occidente nos dan algunas categorías teóricas suyas que nos pueden ayudar a explicar nuestros conceptos andinos. Yo he tenido que variar totalmente mi conferencia, porque pedí a los organizadores un proyector multimedia para mostrarles a Uds. Imágenes de nuestra “filosofía”, si se quiere llamar así a nuestro pensamiento, porque ya estamos metabolizando este término, es cierto que usamos la palabra filosofía andina en algunas ocasiones; pero hay que saber cuando la podemos usar, empero, no podemos definir a nuestro pensamiento andino como filosofía, es más, yo creo que la filosofía es la principal arma de occidente, desde la Grecia antigua, mejor arma que las falanges griegas o las centurias romanas, y mejor arma que las actuales, la filosofía es una arma más poderosa que cualquier bomba atómica. La filosofía occidental es su principal arma de dominio, porque, es enseñarnos a los pueblos difererentes a pensar como ellos, a “ser” como ellos, a convertirnos en uno más de ellos y eso los pueblos que estamos más allá de esa civilización occidental, no lo vamos a permitir jamás, por lo menos los libertarios que luchamos por nuestra libertad, por nuestra independencia. Mucho más aun, se lucha a nivel mental, porque el colonialismo mental es pues el arma principal que usa occidente y eso se llama filosofía.

Vamos a ver porqué Levi-Straus dice que los mitos y los Tótems se pueden armar y desarmar para explicarnos las cosas, dice además de que todos los pueblos y todos los seres humanos hemos “pensado siempre bien”, igual en todo el mundo, y relata unos cuantos mitos que yo también voy a usar acá para explicar cual es nuestra manera de pensar, cual es nuestro pensamiento profundo.

Porque no decir…, que la razón es un mito más, “la razón” occidental, la única razón que existe, porque no decir que es un mito más, un mito muy sofisticado, muy profundo, muy complicado sí, pero mito finalmente, yo no tengo mucho tiempo ahora, para explicar esto en profundidad, pero voy hacer un resumen, una síntesis, si nosotros buscamos cualquier diccionario de filosofía y vemos que significa la palabra razón, vamos a ver que es un sinónimo de “logos” y finalmente un sinónimo de “Cristo” y como este es un “Dios único y verdadero” según occidente, es el único Dios verdadero, la unidad creadora, la verdad, el bien, el que monopoliza todo los valores como el amor, la caridad, etc, etc. aquella unidad contra la que se estrelló de frente Nietzsche y hasta llegó a “matarlo”, en una de sus novelas filosóficas. ¿Y quién lo mato?. El más feo de los hombres. Claro si lo había hecho a su imagen y semejanza. Este mito del Dios único y verdadero, que es a la vez “la razón”; que nos ha causado tantos problemas acá en América, y que nos sigue causando tantos problemas, como MITO, lo podemos armar y desarmar, -tal como hace Levi-Strauss con cualquier mito-, así lo podemos hacer nosotros para explicar nuestra sabiduría, nuestro pensamiento profundo y así podemos leer algunos autores como Arendt, Agamben, Focault mismo, que nos hablan de esta forma “griega” de asumirse como seres humanos conscientes, razonables, racionales. Nos dicen que en la Grecia antigua habían dos términos que designaban la vida: “Zoe” era la vida llana , la vida nuda, la de todos los seres que se conocen como vivos; y “Bios” es la vida del ser humano, cuando asume el “buen vivir” o el vivir bien y aclara que es “el vivir para el bien”, ojo, no es como el Sumak Kawsay andino-amazónico, o el Allin kausay o el Sumaq Kamaña, estos conceptos nuestros, son otra cosa diferente.

Sigamos con los griegos: El Bios asume el bien y el mal, lo justo y lo injusto y no solamente el placer y el dolor; y esta, la conciencia del bien y del mal, es una opción es una elección que se presenta en cada paso del camino. El ser humano en Grecia antigua, asume “el bien y el mal” y lógicamente muchos, prefieren seguir el bien y otros el mal, pero como es en esta elección entre el “bien y el mal” que se crea el hombre de la polis, el hombre del “logos” o “de la razón”, pues esa es “la razón” que quieren que nosotros aceptemos; pero en este asumirse en este crearse humanos políticos, los griegos hacen dos excepciones, y esto ya no es de ningún autor, es nuestra critica como andino-amazónicos, estas dos excepciones, ó sea, estas dos cosas muy importantes que excluyen, son, primero, a los “otros” diferentes, ósea, a los “barbaros” y cuando los cogen, cuando los guerrean y los derrotan, los encadenan y los vuelven esclavos, pero también hay una parte de esa sociedad interna de Grecia que asume una especie de esclavitud muy extraña, que es “la mujer”, que también es excluida de la ciudadanía, de la polis y con esto el hombre griego, después occidental, excluyó lo fundamental en su vida, que es el aprendizaje del amor, de la ternura, del cariño, del afecto, porque, el ser humano en su primera infancia y hasta en su vida intrauterina, aprende pues el afecto humano y este aprendiza no es teórico, lo aprende “con leche tibia” , lo aprende en leche materna, lo aprende en sangre, por el ombligo el feto recibe la sangre caliente de la madre y allí es donde aprende lo que es el afecto humano. Y la segunda exclusión que hace el ser humano occidental, cuando se asume como “ser humano”, como “ese tipo de ser humano”, esta segunda exclusión es precisamente, la del afecto, la de la emoción, la de la pasión, cuando asume “el logos”, lo asume como “razón mental”, intelectiva, lógica, y excluye lo que los griegos llamaban “el Tymós”, la pasión, lo que llamamos acá mas o menos: “El munay”, claro que no se puede traducir perfectamente tal cual, pero más o menos es eso, los griegos lo excluyen simplemente para la producción del conocimiento; y ¿No hay acaso un conocimiento emotivo, emocional?, el conocimiento griego, es mental, es intelectivo, lógico, racional, frio y calculador, ¿En eso nos diferenciamos de los animales?... ósea, la emoción humana, el sentimiento, la pasión humana –según los griegos- debe ser igual al de los animales pues. Acá en el mundo andino nosotros conservamos un conocimiento de equilibrio entre el munay y el yachay, entre el afecto y la razón, entre el “Hanan pacha y el Uku pacha”, una “síntesis” más o menos, también de esa correlación, de esa suerte de equilibrio entre el munay y el yachay, es lo que nos da el equilibrio en el Kay Pacha, el equilibrio en el “hacer”, o “allin ruay”, del hacer las cosas bien, del hacer, del construir la “plena existencia”, la “suma existencia”, la buena vida, o “sumaq kausay”, por eso los Inkas son brillantes (http://machaqmara.googlepages.com/wamanelpumayelamaru ), por eso los inkas somos brillantes, por eso también el ILLAYNIYKU, es decir: La “luz de nuestro conocimiento”, la “luz de nuestro cerebro y corazón”.

Yo tengo acá para mostrarles unas imágenes de las proezas de la sabiduría andina, pero antes, ayer escuche de un ponente, -discúlpenme ustedes la palabra- escuche una verdadera salvajada y voy a explicar porque la califico así; escuche, a este ponente decirnos que “no deberíamos nosotros hablar acá de nuestras ridiculeces”, aquí acerca de Tiwanaku, cerca del Titicaca, acá en Bolivia en el Qollasuyu, que no deberíamos hablar: “…de esas ridiculeces de Manco Capac”… “déjense de ridiculeces” … dijo, no?, “la filosofía de Manco Capac?, no me hagan reir…” dijo, todos lo escuchamos. Y yo le respondo ahora: ¿Y quién diablos nos va a venir a nosotros a decir aquí en nuestra tierra, que no hablemos de nuestro ancestro, de nuestras cosas sagradas, de nuestra sabiduría?, ¿Quién nos va a venir a decir que son ridiculeces los principios de nuestra sabiduría?; por eso, yo les quería mostrar “las ridiculeces de Manco Capac”, en imágenes. Nos dijo también ese ponente, que más que “diablo predicador”, parecía más un “mono aullador”, aplicando ese conocido racismo solapa –muy propio de los arequipeños- sobre nosotros, queriéndonos callar la boca, queriéndonos cortar la lengua, queriéndonos asustar con “hacer el ridículo”, hablando de nuestros ancestros, que nosotros andinos “solo teníamos un pensamiento mítico”… por eso quería mostrarles unas imágenes de “esas ridiculeces”: De la gran proeza del Qhapaq Ñan, pero no del “camino de a pie”, sino de la Ruta de Sabiduría, esto lo he explicado en profundidad en mi libro “Qhapaq Ñan, la Ruta Inka de Sabiduría” ( http://movimientos.org/enlacei/QhapaqNan.pdf ), y les quería mostrar ahora en fotografías satelitales, las proezas de Manco Capac y Mama Ocllo, una recta sobre el mapa que une Cajamarca con Potosí y que pasa por Huánuco-Pampa, por Cusco por Tiahuanaco por Oruro y llega a Potosí y sigue hacia abajo, en una recta que esta en 45° al eje norte-sur; no la descubrí yo, la descubrió una extranjera que se hizo peruana y que quiso mucho al Perú llamada María Sholten, holandesa-peruana, una recta sobre la que quedan nuestras ciudades sagradas, una recta que queda en 45° al eje norte-sur, quería mostrarles unas fotos satelitales de esto, porque no estamos hablando solo de las piedras de Ollantaytampu, Sacsayhuaman o Macchu Picchu, que algunos las catalogan como “ridiculeces”, porque son ignorantes, y hay que perdonarlos; pero quería mostrarles imágenes satelitales de esta gran proeza de Manco Capac y Mama Ocllo, porque ellos fueron discípulos de Apotampu, que fue su maestro y de Mamahuaco, y de otros maestros más antiguos llamados Tunupa, Tawapaca, Imaymana, Tarapaka, Tokapu, etc. Héroes culturales andinos que muy pocos recuerdan; y quería demostrarles además estas pruebas en imágenes, porque esa recta pasa también por la isla de Amantani en el lago Titicaca. Amantani, que en aymara significa: oculto, secreto, guardado ( imantata, imantani o Amantani), y ¿Qué hay pues, en Amantaní?, quería mostrarles también en imagen la línea que va de Cusco a Oruro que es un tramo del Qhapaq Ñan, y van a ver que en esta misma línea están construidos: Tiahuanaco cerca del lago y Amantani frente a la península de Capachica (cuyo nombre verdadero es Qhapaq Chekka o “Verdadero Qhapaq”), quería explicarles con ayuda de estas fotos, por lo menos la “a” de nuestro alfabeto del pensamiento profundo que nos dejaron nuestro ancestros. (http://emanzipationhumanum.de/downloads/MASA_QHAPAQ.pdf )

Pero, tal como ese ponente “aullador”, dijo ayer: “Sin método no hay nada, porque el método es el camino y Uds. no tienen camino”… y yo digo: ¿Qué camino tienen los occidentales?, por favor, ¿Cuál es su método?, ¿Cuál es su camino?, nosotros los andinos, tenemos un camino físico, que se llama Qhapaq Ñan, EL CAMINO DE LOS JUSTOS, ese es nuestro camino, nuestro método, y quien se encamine por ese camino, va a aprender nuevamente toda nuestra milenaria sabiduría, porque va a encontrar nuestros templos y allí en esas piedras milenarias, indestructibles está nuestra sabiduría guardada y la interpretación y la lectura de esos símbolos que hay en esos templos nos dan las claves suficientes para recuperar nuestra sabiduría. Pero, veamos un ejemplo, ¿Qué cosa hay en Amantani?: Hay dos templos, en dos cerros, los dos únicos cerros que hay en Amantaní, dos templos ceremoniales que hasta ahora existen, ustedes los pueden ir a visitar ahora mismo, uno es el templo de Pachatata, que es cuadrado y el otro es el templo circular, que es Pachamama: Entre ambos hacen la “Paridad Cósmica” si pues, nuestro Yanantin, la primera ley de nuestro pensamiento, nosotros no creemos en “la Unidad” como paradigma filosófico, “la unidad” es estéril, no llega a ningún lado, para nuestros pueblos el paradigma es “La Paridad”, Yanantin o la paridad es la ley fundamental de nuestro pensamiento profundo, de la luz de nuestra mente, Yanantin son dos esencias irreductibles una a otra, permanentes, eternas, opuestas y complementarias.

No decimos “dualidad”, porque dualidad es un término esquivo, es un término impreciso y no tengo tiempo para explicar esto. La “unidad” es estéril, en mi pueblo le dicen “Ch’ulla”, como “impar”, pero lo impar existe, pero existe transitoriamente, fugazmente, se deshace, porque la imparidad siempre busca su paridad y ojo, la paridad no tiene su contraposición en la unidad, sino en la imparidad, por eso, hasta C. Marx es “Ch’ulla” porque parte de la “unidad materia”, al contrario que el creador de su “método” dialéctico, que es Hegel, que parte de la “unidad idea o espíritu”, Marx solo corrige “la unidad de partida”, pero persiste en la “monomanía” occidental. Aquí, hay muchos hermanos que se pierden diciendo de que “no habrían solo tres pachas”, porque esa es la lógica cristiana de la trinidad, -pero ¿Quién ha dicho que son tres Pachas?, si se habla de PARIDAD, entonces solo son dos pachas-, entonces concluyen que deberían haber cuatro pachas, o cinco pachas, o seis pachas; es que estamos pensando en términos absurdos ¿nó?, Solo hay dos pachas: El Hanan Pacha y el Uku Pacha y en su oscilación, es que crean este tiempo del presente, que es muy transitorio, el presente pasa rápido, “pero es lo único manifestado” de la paridad que lo crea… y ese es el problema del “tramo del tiempo”, ¿Cómo medimos, como creamos y manejamos el tiempo?, ahí también hay algo muy importante que explicar y que diferencia nuestra cultura andina de la occidental –que es una cultura “presa del tiempo”-, si hubiera traído el proyector de imágenes, les hubiera podido explicar más y en poco tiempo, sin usar mucho la palabra, porque las palabras por mas sofisticadas, que sean son muy engañosas, uno puede pintarles cosas que no existen, más aun, la escritura fonética es la manera de guardar conocimiento, memoria que puede ser verdadera o puede ser útil, pero también guardamos mentiras y lo peor, podemos guardar mentiras eternamente, cosa que el cerebro humano no hace, porque las tonterías esas como el “paradigma de la unidad” o el pensamiento “Ch’ulla” cualquier cerebro sano se las olvida rápido, pero esas escrituras del “Dios único y verdadero” son el cemento de la civilización occidental y cristiana. Yo he escrito, sí, es cierto he asumido el pecado, el arma occidental, porque estas armas también de la escritura fonética hay que usarlas con el enemigo y no para destruirlo, sino para explicarle y pedirle que salgan de su atolladero, que salgan de su confusión, porque están arrastrando al planeta a su destrucción.

Nosotros vamos a seguir con esta nuestra predica, la prédica de los Qhapaq, de los Amaro Runa, que es la propuesta del pensamiento y la sabiduría andino-amazónica, para eso hemos refundado la hermandad de los Qhapaq Kuna sobre los 5,500 metros de altitud en el Apu Koyllur R’itti, el año pasado. Ya se me acabo el tiempo, muchas gracias, vamos a seguir conversando siempre.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.