lunes, 28 de febrero de 2011

Parte V La bolivalogía


Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

La llamada filosofía “materialista-dialéctica”, en realidad en este trabajo nos sirve muy poco. Aquí como “sistema” filosófico no funciona. En cambio, si funciona como punto de vista para comprender el desarrollo histórico de la sociedad humana de aquel tiempo. Recuerden que no estoy escribiendo un manual, si fuese así, me contentaría con esto. Ya es cosa mayúscula diseñar un método científico e histórico para entender el movimiento de aquella sociedad y el nacimiento de la bolivalogía, por supuestos se requiere de un espíritu dialectico que conjugue la preparación formal en el campo de la teoría, la metodología y las técnicas, con las experiencias directas e indirectas y realidad que se desarrolló en esa vida social. De ahí que continuemos con aquel proceso histórico necesario para entender.

EL LLAMADO SIGLO DE LA MODERNIDAD

En el siglo XVIII se desemboca una renovación institucional y llegó una novedosa penetración de ideas sociopolíticas que las generaciones jóvenes asimilaron a su manera y se fueron preparando para la independencia política.

El advenimiento de los Borbones al trono de España, después de la guerra de sucesión, produce cambios administrativos que fortalecieron a las fuerzas domesticas, especialmente a los blancos criollos, quienes aprovechan las reformas para profundizar sus designios de autonomía. Junto con las instituciones penetran las ideas del siglo ilustrado, gracias a las cuales pueden los futuros próceres de la insurrección llenar el contenido de la oferta republicana después de 1810.

Una clase latifundista poderosa se había apoderado del control de los elementos materiales desde la época de las fundaciones poblacionales y se hizo experta en los usos y abusos del gobierno local a través del llamado cabildo. Pero, necesariamente tuvieron que ajustarse a la renovación borbónica o proponer maneras peculiares que reformaran el control, haciéndolo mas autónomos que los tradicionales, si pretendían permanecer en la cúpula de la sociedad.

Los cambios institucionales y el pensamiento de la libertad, justicia e igualdad, se incorporaron desde 1750, mucho antes de que sonará el clarín revolucionario de Simón Bolívar. La revolución aborigen y este despertar vienen a ser claramente los resortes de la acción que estallan para el nacimiento de la nueva república.

Entre las instituciones modernas que determinaron estos procesos combativos, se destacó el Real Consulado, establecido en 1793 para el control y el fomento del proceso de creación y distribución de la riqueza desde la ciudad de Caracas. Aparte de dirimir las causas mercantiles, atendió asuntos que ellos llamaron “descuidados”, tales como los caminos y la libre navegación.

La reforma primordial de ese tiempo fue la creación de la Gobernación y Capitanía General de Venezuela, creada por Real Cédula de Carlos III, la Gobernación y Capitanía General consolida la integración del territorio y de mayor coherencia a las funciones civiles, políticas y militares.

Debido a su contenido, lo estructuran para que dependa de un solo funcionario el cual se llamaría Gobernador y Capitán General, estableciendo en una única sede superior, las provincias de Caracas, Cumana, Guayana, Maracaibo e islas de Trinidad y Margarita. El Virreinato de la Nueva Granada cesa en su ingerencia sobre la comarca.

El mapa del territorio se diferencia de los anteriores, para adquirir las dimensiones y características que lo distinguen del futuro. La futura nacionalidad encuentra una escena más propicia para su desarrollo. Como también residirá en Caracas el arzobispado, lo cual significa la preeminencia de la jerarquía clerical en una sede establecida en la ciudad. La concentración de funciones facilita los designios de control que en el futuro emprenderán los blancos cuando se atrevan a proponer la independencia.

INICIO DE LA CULTURA COLONIAL

Los conocimientos procedentes de la ortodoxia española son muy pobres hasta el siglo XVIII, en el año 1591 se ordena que el Cabildo Caraqueño instruya un proceso de enseñanza cognitivo que se ajuste al momento, pero nunca se llega a un método coherente. La educación carece de presupuesto y no tiene maestros profesionales, no hay apoyo, ni control del estado y menos tiene el estimulo de aquella sociedad, que apenas permite una repetición superficial e incoherente de la cultura tradicional española. Hacia finales del siglo XVII funcionan en Caracas tres instituciones de primeras letras, regentados por franciscanos, dominicos y mercedarios. Instituciones que solo permitían educar a los hijos de los criollos, se fundan cátedras de gramática, artes y teología. Sólo en contados lugares del interior, como en el Tocuyo, se repite el experimento educativo de las congregaciones. La cultura ortodoxa encuentra su institución de mayor prestigio en el Seminario y Real Colegio de Nuestra señora de Santa Rosa, fundado en 1641 por Fray Mauro de Tovar y puesto en plena funciones por el obispo Diego de Baños y Sotomayor en 1682, allí se imparte educación de teología, de primas y moral, retorica, elocuencia, filosofía escolástica, música y gramática, únicas disciplinas a las cuales se podían acercar los venezolanos de manera coherente y sistemática durante casi tres siglos. Con estas materias supuestamente se acercaban al entendimiento de aquel mundo, posteriormente se fundaron en Maracaibo, a cargo de los jesuitas y en Mérida, Angostura, dependientes de la autoridad diocesana.

El seminario caraqueño se convierte en universidad Real y Pontificia, en 1725, en cuyo seno se institucionaliza la enseñanza del derecho y se introduce el conocimiento de las matemáticas y la medicina concebidos según la manera tradicional. Un crítico ilustrado del siglo XIX, manifestó que en aquella Universidad Real y Pontificia, se machacaban las estrecheces y las supersticiones de la ortodoxia, sin dar cabida a conocimientos útiles, ni mucho menos a debates académicos que pudieran repercutir en provecho de aquella sociedad. En todo caso, a partir de 1750 se filtran las doctrinas de los filósofos franceses de la modernidad, como el abate Condillac, y se escriben tesis siguiendo sus postulados; algunos maestros inician la proposición de nuevos métodos en el área de las matemáticas, se conciben también los recientes descubrimientos y sistemas de química y se debatió sobre los principios de Descartes. Timoratamente inician abrir brechas la ciencia moderna de interés en el muro de la cultura oficial. De allí surge, de esa experiencia, una suerte de pensamiento ecléctico, cuyo mayor representante es el franciscano Juan Antonio Navarrete, autor de ARCA DE LETRAS Y TEARO UNIVERSAL, una importante obra de transición que se aproxima a las ideas de la independencia. Sin un vínculo estable con el pensamiento ilustrado, sin centros diferentes a los permitidos para enterarse de la historia y de las técnicas que revolucionaban al mundo, sin imprentas hasta 1808, el camino de la ilustración venezolana estuvo repleto de escollos. Aparte del mencionado Navarrete, hacen aportes modernos el joven maestro Simón Rodríguez en 1794, con unas reflexiones sobre la nueva educación primaria, el obispo Santiago Hernández Milanés en 1796, con una pastoral sobre las artes útiles; y el abogado Miguel José Sanz en1805, a través de unas críticas encendidas contra la cultura del antiguo régimen y contra la excesiva influencia de la iglesia.

(Continuará…)

Este trabajo solo puede ser publicado por: APORREA, ABREBRECHA (VENEZUELA) Y EL PCC DE CANARIAS.

martes, 22 de febrero de 2011

No hay ni habrá socialismo en Venezuela


Por: Heinz Dieterich

1. No hay “socialismo” en Venezuela

El 21 de junio de 2009, el ex ministro de Industrias Básicas y Minería, Víctor Álvarez, tras analizar “las cifras oficiales" del Producto Interno Bruto (PIB) venezolano, concluyó que “luego de diez años de revolución”, la economía "se ha hecho más capitalista". De hecho, el aporte del sector público cayó de 34,8% en 1998 a 29,1% en 2008, explicó el también ex presidente de la CVG y del estatal Banco de Comercio Exterior, Bancoex. (www.aporrea.org, 21.6.) El 14 de diciembre de 2010, el ex ministro constató que “al hacerse la economía venezolana más capitalista, en ese sector se recrudece también la explotación de los trabajadores. En 1998 al factor trabajo le tocaba el 39.7% del nuevo valor creado, superior al 36.2 % que le tocaba al capital. Diez años después, su participación cayó a 31.69 % mientras que la de los capitalistas subió a 49.18%”. (www.aporrea.org, 14.12.2010).

En una reciente reflexión (enero, 2011) sobre el carácter de clase del Estado venezolano, Álvarez llegó a la conclusión de que “El nueve Estado revolucionario aun no ha sido construido”; afirmación tan trascendente como las anteriores, si consideramos que una nueva civilización no puede construirse con el Estado de la civilización anterior.

2. El sexenio perdido

Esa evolución económica es “totalmente contradictorio con los objetivos que se ha planteado el Gobierno de transformar la economía capitalista en una socialista", constata el ex ministro. La pregunta, por lo tanto es: ¿A qué se debe esa “contradicción total” entre lo que planteó Hugo Chávez y lo que resultó? La respuesta se encuentra en las condiciones principales que determinaron su praxis durante el periodo en cuestión, 2004-10.

El polígono de planeación socialista del Presidente estaba determinado por las siguientes variables: 1. La correlación de fuerzas con la debilitada derecha proporcionaba al Presidente el suficiente poder objetivo, para iniciar la construcción de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI; 2. Existía ya un paradigma científico de una economía postcapitalista del Siglo XXI que Chávez conocía y que estaba a su alcance; 3. Este paradigma permitía la elaboración de una estrategia sistemática de transición ---es decir, no de trial and error--- al Socialismo del Siglo XXI; 4. El Presidente carecía de un equipo político con vocación o hegemonía postcapitalista.

3. La contradicción se aclara

Si las condiciones objetivas para la construcción de las instituciones económicas antisistémicas existían durante el prolongado cenit del poder del Presidente (2004-2010), si la historia le proporcionó el poder político y el conocimiento científico necesarios, ¿por qué Hugo Chávez no los aprovechó para el proyecto declarado, sino que realizó una política del ancien regime, del capitalismo, tal como ilustran las estadísticas? Hay solo dos respuestas posibles: o no había voluntad, o no había capacidad subjetiva real para la transformación socialista. El hecho es, que desaprovechó la oportunidad histórica, sustituyendo la transición científica a la nueva civilización por un conglomerado de consignas de la retórica cristiana, de la ética y de Bolívar, ejecutadas improvisadamente dentro del keynesianismo y la superestructura burguesa. Cambió el plato de oro de la Primera Revolución del Socialismo del Siglo XXI por un plato de lentejas de reformas.

4. No habrá socialismo en Venezuela

¿Habrá alguna posibilidad de que este sexenio perdido para el Socialismo del Siglo XXI se recupere en los años venideros? No hay razones para tal supuesto, pese al discurso presidencial de la “radicalización”. El Presidente sigue en el 2011 sin estrategia y equipo socialista, pero en peores condiciones objetivas internas y externas para transitar hacia el Socialismo del Siglo XXI. Y, si en su cenit de poder (2004-2010) no realizó las transformaciones socialistas tantas veces proclamadas, menos lo hará ante las elecciones del 2012, que solo puede ganar desplazándose hacia el centro político. Usará el “socialismo” como táctica discursiva, para asustar en determinadas coyunturas a la burguesía y activar a las masas y la burocracia chavista, como en la escenificación de la Ley Habilitante; pero, su línea estratégica seguirá siendo el desarrollismo burgués.

5. Chávez sin estrategia, ni equipo para el Socialismo 21

Chávez no tiene un plan de cambio estratégico socialista ni organizaciones de vanguardia. En tales condiciones la reelección del Presidente se convierte en el centro de la agenda política ---no la transición hacia una sociedad postcapitalista--- y los cambios se realizan tanteando por “ensayo y error”.

Las seis “líneas estratégicas” para los dos años venideros, “cruciales para la Revolución Bolivariana” (H. Ch.), reflejan esa verdad. Definen la “esencia de la batalla” como “la transición de la cultura política capitalista a la militancia socialista“ ---una frase idealista y vacía que recicla la gastada quimera del „hombre nuevo“--- dentro de una mezcolanza de deseos, apelaciones, idealismos y redundancias, que nada tienen que ver con un programa serio de transición hacia una sociedad postcapitalista sin clases.

Las “seis líneas” son, como las Comunas, la Quinta Internacional Socialista, los seis motores, los tres R y los tres R al cuadrado, intentos de construir una línea de evolución de un fenómeno que el Presidente llama “socialismo cristiano y bolivariano”. En la estadística trazamos una línea de tendencia en una nube de datos empíricos mediante técnicas matemáticas. Pero, no hay línea de evolución socialista en el “Socialismo del Siglo XXI venezolano”. La única que existe es la del desarrollismo burgués, mencionada por Víctor Álvarez. Lo demás es una nube de palabras, reminiscente de la “evolución democrática del socialismo” soviético (Perestroika) de Gorbachov.

Congruente con esta situación es el hecho de que en el gabinete del Presidente no haya revolucionarios comunistas. Sería redundante. Si no se pretende realizar una transición socialista, ¿para qué tener cuadros socialistas en el poder?

6. La izquierda - sin alternativa frente a Hugo Chávez

La Izquierda en Venezuela nunca ha pedido explicaciones al Presidente sobre la contradicción entre su discurso socialista y su praxis, esencialmente, porque no existe Izquierda en Venezuela que se atreva a interpelar al Presidente. Peor, tampoco tiene un proyecto viable de Socialismo del Siglo XXI. Pese al dramático abandono de la economía estatizada en Cuba y la introducción de mecanismos de la economía de mercado, pese a la devastadora crítica de Rosa Luxemburgo a las cooperativas y las severas limitaciones y fracasos históricos de la cogestión obrera, la Izquierda venezolana no pide más que la generalización de las erráticas estatizaciones y cogestiones obreras, que el gobierno realiza.

La razón de esa anacrónica actitud es evidente. Todo proyecto científico-real del Socalismo del Siglo XXI significa la ruptura política con el Presidente. Y ninguno de los cuatro políticos que encabezan la Izquierda en Venezuela, está dispuesto a pagar este precio. Mientras persista tal situación, la alquimia dominará en la escena de izquierda venezolana; pero, por supuesto, como pálido reflejo de la hegemonía presidencial.

7. ¿Qué hacer?

¿Significa lo anterior que aquellos que quieren el Socialismos del Siglo XXI deben romper con Hugo Chávez? De ninguna manera. En primer lugar, su política del Estado de Bienestar, de la integración latinoamericano y del antiimperialismo, es necesaria y progresista. En segundo lugar, cualquier gobierno que lo reemplace ---al igual que en Bolivia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Cuba y Argentina--- será peor para la gente y la Patria.

La lección política de la última década de la Patria Grande es obvia. Si los pueblos quieren salir del capitalismo y entrar al Socialismo del Siglo XXI, tienen que conquistarlo ellos mismos. Sus gobiernos y Estados están en otro proyecto histórico.

domingo, 13 de febrero de 2011

Parte IV La bolivalogía


Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

Nuestros aborígenes son pie y base para la bolivalogía en ellos encontramos las lecciones mas claras y precisas para una emancipación, en ellos están las lecciones, lo básico y fundamental del verdadero revolucionario, como es su espíritu de rebeldía. La tierra amada se defiende del invasor luchando hasta morir. Bolívar, continuo esa lección y encontró a diferencia de otros; que el dirigente o líder, lo primero que tiene como deber es combatir la tendencia a la resignación, la lucha, la organización, la estrategia es una batalla de veinticuatro horas, para poder llegar a las masas y convencerlas, que para ello es necesario realizar un estudio de la realidad que se vive. Pero, continuemos con el estudio del proceso histórico donde nace esta ciencia.

LA IGLESIA COLONIAL

En ella encontramos el brazo derecho de la monarquía, Es la unión de la espada y la cruz que llegó a someter, a cambiar con su estrategia “humanitaria”, la forma y la creencia de nuestros aborígenes, estableció una influencia duradera en la sociedad en cuyos destinos trajo los mandatos divinos, formó y agrandó los grandes misterios que no pudo explicar, pero en los que había que creer sin preguntar, lo que se debía tomar como regulaciones e inmunidades especiales para todos.

Esta institución llegada junto con los conquistadores, determinó institucionalmente la rutina cristiana y la sembró a partir de 1687, cuando el obispo Diego de Baños y Sotomayor expide las Constituciones Sinodales para la provincia. Las Sinodales regirán hasta 1904 y permitirán que, además de penas espirituales como la excomunión, pudieran los obispos encarcelar, torturar, multar y desterrar a los fieles. Gracias a estas disposiciones, comparten autoridad con el gobierno civil y no pocas veces entran en colisión con ellas. La idea de inferioridad humana del elemento aborigen encuentra fundamento en los textos episcopales y doctrinarios que circulan en la provincia, así como en las concepciones sobre la dependencia natural de los esclavos negros y sobre la indiscutible supremacía de los blancos criollos por mandato divino. A partir de 1600, esta iglesia desarrolló una inmensa actividad misional, a través del trabajo de tres órdenes religiosas: los franciscanos, los dominicos y los jesuitas, quienes desarrollaron una pedagogía peculiar para la conquista espiritual y se ocuparon del estudio de las lenguas aborígenes con fines de catequesis.

En Oriente se evangelizó fundamentalmente por capuchinos. Se hicieron famosos sus establecimientos de Guayana y del Caroní, no solo por la propia labor misional sino por el fomento material de la región. Los dominicos trabajaron la zona de Barinas, en la desembocadura del Tuy y en el área de Rio Chico. Los Jesuitas, cuya presencia fue más bien tardía, se asentaron en las tierras bañadas por el Orinoco y por el Meta. Adelantando su población, en las aéreas controladas por el elemento blanco, más accesibles y comunicadas, en lugar del régimen de misiones se establecieron los pueblos de doctrina, regidos por la autoridad diocesana y supuestamente libres de la influencia de los laicos como mecanismo para librar a los adoctrinados de la explotación y del pecado. No fue así, sin embargo. Pese a los esfuerzos del doctrinero y no pocas veces con su consentimiento, los blancos, especialmente los propietarios criollos, usaron a su antojo a los habitantes de los pueblos de doctrina. Entre los obispos más destacados del periodo colonial destacan: en la época fundacional, Rodrigo de Bastidas, Mauro de Tovar, Diego Baños y Sotomayor y Juan García Abadiano; ya “civilizada” la grey, Diego Antonio Diez Madroñero, Mariano Martí y el Criollo Francisco Ibarra.

LA ESCLAVITUD

Fueron muy pocos los aborígenes que se sometieron al dominio de la bota española, su mayoría había sido exterminada en la resistencia y principalmente los lideres.

Esto creo otro régimen de servidumbre y dependencia de determinados vasallos, especialmente de los negros.

Alonso de Ojeda es autorizado para traer mano de obra esclava a principios del siglo XVI. Es en este momento que se crea el llamado tráfico negrero, cuyos centros principales de abastecimiento fueron establecidos en la Habana, Veracruz, Santo Domingo, Portobelo, Cartagena de indias y la Guaira. Aunque los Welser ya lo habían realizado con pequeños contingentes, son los españoles quienes introducen un lote de 80 negros constituyendo el inicio masivo de mano de obra gratis. En 1560, Sancho Briceño recibió autorización para introducir 200 esclavos, cifra que se elevo luego hasta 3.000 en un permiso de introducción y venta dado a don Simón Bolívar. Este comercio fue controlado en sus orígenes por los traficantes ingleses, quienes encontraron un poderoso rival a partir de 1672, en los holandeses quienes se establecieron como compañía en las Indias. Pese a su total sometimiento y a los atroces castigos que debieron soportar, se “permitió” a los esclavos el ejercicio de ciertos derechos torcidos y mínimos, como el trabajo libre a través de un sistema llamado “arboledilla”, podían comprar su libertad mediante el trabajo y la acumulación de ciertos capitales menores; y podían pelear en los tribunales por derechos como el matrimonio. Pese a que El Libertador solicita la eliminación de la esclavitud en el Discurso de Angostura, sólo logra una Ley de Manumisión establecida por el Congreso de Cúcuta en 1821. En 1830, el país segregado de Colombia modifica la ley en favor de los propietarios. En 1836 se regula el castigo de los esclavos, procurando su disminución y atenuación. La ley de abolición perpetua de la esclavitud se suscribe el 24 de Marzo de 1854, debido al interés y a las presiones del Presidente José Gregorio Monagas.

LA SOCIEDAD COLONIAL

Se basa en las leyes y costumbres que se realizan entre los siglos XVI y XVIII, esta sociedad colonial se caracteriza por una distribución estamentaria de los miembros del conglomerado, en la cual se fundan los rasgos del comportamiento hasta tiempo después.

En la cúpula de esta distribución se ubican los blancos, teniendo en cuenta los nacidos en la península, pero ocupando posición estelar los individuos nacidos del tronco peninsular que tuvieran antigüedad en el establecimiento, llamados criollos, quienes en realidad controlaban la vida de la provincia. Aquellos individuos blancos llegados de manera tardía o procedente de las islas Canarias, usualmente dedicados al comercio menudo y a la agricultura en pequeña escala, se denominaban “blancos de orilla” y no gozaban de las inmunidades propias de españoles y criollos. Al resto de la sociedad, formado por aborígenes, negros y mulatos se le denominaban “castas” y “colores”. En el lenguaje religioso se les llamaba “multitud promiscual”. Era usual que se hablara de “pardos” para denominar las mezclas humanas de mayor extensión y número en la provincia. No tenían acceso a los derechos y preeminencias de los blancos porque la tradición juzgaba quienes tenían taras congénitas que obligaban a su tutela y educación por el estamento superior, aunque podían, con excepción de los negros, ejercer funciones menores en la milicia y en los empleos públicos y atesorar fortuna como dependientes. Esto, por supuesto se Consideró una posición tiránica de los criollos, cuyos métodos imitan en su espacio estamentaria una fidelidad al imperio.

Desde 1621, por Real Ordenanza, se redujo la participación de las “castas” en los empleos públicos. Apenas podían ejercer en la burocracia de menor monta. En 1778 se les prohibió contraer matrimonio con personas blancas.

Diversas disposiciones les impiden vestirse como los blancos y usar insignias propias de la llamada “gente principal”. También les estuvo vedado el ingreso a la universidad y al orden sacerdotal, aunque existieron contadas excepciones en el particular. Los Borbones trataron de suavizar las apremiantes medidas, acaso mas para evitar el engreimiento del criollaje que para hacer justicia a las clases denominadas inferiores, pero la situación de la sociedad no se modificaba por el interés del trono. Predominó la posición exclusiva y excluyente de los blancos, quienes soslayan los regios mandatos para evitar las metamorfosis, por leves que estas fuesen.

Tal el caso de la Real Cédula de Gracias al sacar, promulgada en 1795, la que permitió ciertas dispensas de calidad a los pardos, para anteponer el titulo de “Don” antes del nombre y acceder a funciones que antes se les impedía “la torpeza de su linaje”. Los criollos reaccionaron con virulencia antes estas gracias y evitaron por todos lados que esto se llevara a su aplicación, haciendo un pugilato de vida o muerte. Solo cuando Bolivar, el libertador inicia sus combates revolucionarios con las armas, se comienza a borrar las distinciones de clase sociales en esa sociedad colonial y las costumbres provocadas por ellas.

(Continuará…)

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