domingo, 24 de abril de 2011

Parte XV La bolivalogía

Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

Bolívar pues, tiene la histórica responsabilidad de liquidar la existencia de Venezuela como colonia. Esta es su tarea fundamental de principio, pero va mas allá, cuando dice: “Yo soy granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas y políticas… La Nueva Granada ha visto sucumbir a Venezuela, por consiguiente, debe evitar los escollos que han destrozado a aquella. A este efecto presento como una medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada la reconquista de Caracas”.

Aparte del compromiso de conquistar la libertad de Venezuela previene que como revolucionario tiene ya otras obligaciones insoslayables, como es la de defender también la libertad de la de Nueva Granada, para ello en este documento eleva la critica y rige la línea cultural e ideológica de su causa, inicia su difusión y lo hace no solo desde el punto revolucionario, sino humano.

La realidad es que este documento inicialmente llega solo a las conciencias de los combatientes que lo reciben en la guarnición de Barrancas, lo ven como un proyecto genial, pero éstos se encuentran en una situación de falta de recursos, desorden e indisciplina, abandonados, faltos de toda logística armamentística. Bolívar con extraordinaria energía se dedica a su preparación y entrenamiento. Barrancas, con sus calles estrechas, empantanadas, con sus humildes cabañas de techos de paja, ve como todos sus habitantes se ponen a las ordenes del Coronel Bolívar, mas que alistarse para conservar un puesto sin importancia, según las ordenes de Labatud, todos se preparaban para una peligrosa campaña.

Es el mes de Diciembre, ya los combatientes están en mejores condiciones, Bolívar toma decisiones e inicia a dar los pasos decisivos de su vida, la conquista de Caracas es su horizonte, es así, que desobedeciendo las órdenes de Labatud, se pone al frente de 200 hombres preparados como guerrilleros, todos de la guarnición y del pueblo de Barrancas.

Salen de allí por el rio con dirección a la mas cercana posición enemiga, Tenerife, su propósito es el de expulsar a los españoles del Alto Magdalena, esta acción la comunica directamente al gobiernos de Cartagena, pero su estrategia es la de abrirse paso hacia las provincias granadinas limítrofes con Venezuela. Esta empresa era no solamente arriesgada, la inferioridad numérica de sus tropas frente a las del enemigo a todo lo largo del Magdalena, sino por entrañar gravísima desobediencia las órdenes superiores, que le acarrearían las sanciones mas graves si la victoria no le acompañaba en su peligrosa aventura.

Practicante Bolívar, no se queda en aquello de hablar, sino que inicia la acción, inicia su praxis humana ideológica como forma embrionaria de conciencia social mediante la cual sabe llegarle al hombre primitivo que en ese momento representa a esta parte del mundo y vive en él, le enseña lo importante que es defender su libertad y su justicia. Es su teoría científica llevada a la práctica, comienza a madurarse su pensamiento racionalmente.

A parir de este momento se inician las acciones militares de Bolívar, con una tranquilidad llena de presagios transcurrieron los días, hasta que las embarcaciones tocaron el embarcadero del pequeño pueblo de Salamina, donde sus combatientes nuevamente tenían que aprovisionarse, descansar de los ardientes rayos del sol que arden en la zona. Al atracar las gentes del pueblito se agolpaban llenas de curiosidad a contemplarlos. Bolívar con sus oficiales investigó sobre el enemigo y se dirigió a sus pobladores quienes le hicieron la observación que el enemigo estaba apostado en el pueblo de Tenerife.

Bolívar y sus tropas zarpan por del rio y atraviesan varias aldeas, el día 23 de Diciembre llegan a Tenerife y les propone la rendición, la cual es rechazada por el enemigo, entonces el coronel da ordenes a sus combatientes de desembarcar y los sitúa en diversos puntos; ordena el ataque simultáneamente con el objetivo de demostrar al enemigo una superioridad y de obligarlos a una defensa que debilitaría la resistencia de los sitiados. El combate fue reñido y sangriento, después de algunas horas de lucha los contingentes realistas, se atemorizan de quedar encerrados en la plaza y escapan hacia el interior, abandonando artillería y las pequeñas embarcaciones de guerra amarradas en el puerto.

Bolívar traza una nueva estrategia que desconcierta totalmente al enemigo y que facilita su rápido aniquilamiento. El coronel no subestima a sus oficiales, a pesar de saber que ellos desconocen que la guerra de independencia americana no podía conducirse a su triunfo total, hasta tanto no se eliminaran los núcleos de la causa española apostadas en los sectores claves del continente y es por eso que a partir de este momento inicia la contienda en sucesión de campañas parciales entre provincia y provincia. Con este método estabiliza una situación de equilibrio, de mutua vigilancia, posible de toda actividad militar decisiva para su causa.

Por eso, cuando los españoles esperaban que Bolívar se consagrara a consolidar las posiciones ganadas en el Magdalena, él abandona sus márgenes y se interna en la provincia enemiga del río César hasta caer sorpresivamente, el 1º de Enero de 1813, sobre Chiriguaná. Luego regresó al Magdalena, se presentó ante Tamalameque, lo rindió y avanzó sobre Puerto Nacional, que se le entregó después de una intensa lucha. Estas victorias sorprendieron al Gobierno de Cartagena, en medio de las cuales se ahogó la protesta de Labatud y se le frustró su empeño de someter al revolucionario a Consejo de Guerra por su desobediencia.

Bolívar es informado que los revolucionarios de la ciudad de Ocaña se encuentras entusiasmados con sus triunfos y que le esperan, pero el combatiente tiene en mente algo mas que eso, pues ese es un camino obligado hacia Venezuela, entonces decide dejar parte de sus tropas en el Magdalena y con el resto parte en jira de observación por la región montañosa de oriente, dirigiéndose a esta ciudad. Pueblos, caseríos, aldeas, lo recibían engalanándolo con los honores del vencedor.

Bolívar va desarrollando su carácter consciente de dirigente, en él va envolviendo y convenciendo a las masas con hechos, como son los combates, así, llega a la ciudad de Ocaña donde se efectúa una entrada triunfal con las cuales los pueblos de americanos mas tarde premiarían las victorias de Simón Bolívar.

De acuerdo a sus planes instala su cuartel general es esta población, y se dedica con su cuerpo de inteligencia a obtener informaciones sobre las posiciones del enemigo en la provincia de Cúcuta. Dedicado a estas labores, entre los días 19 y 23 de Enero le llegan informaciones del Congreso de Tunja, anunciándole que las avanzadas de las tropas de Monteverde en la frontera granadina, al mando de Coronel Correa, iniciaban su marcha con dirección hacia Pamplona.

Estas noticias causan un profundo desconcierto y temor a los granadinos, pero Bolívar las recibe con entusiasmo, porque fácilmente advirtió que, ante la amenaza de Correa, las diversas autoridades políticas de la Nueva Granada no demorarían en ponerse de acuerdo para confiarle la defensa de la frontera amenazada, proporcionándole así la concepción y la oportunidad de invadir a Venezuela.

Pero otras barreras vendrían a encerrarlo a partir de este momento; otros enormes problemas, que debe comenzar a trabajar el revolucionario, es una larga y tenaz lucha con los oficiales republicanos, que enfilados en otras posiciones; no comprenden y no quieren comprender las estrategias de lo que es una verdadera guerra de emancipación en estas tierras, se cotejan como simples “idealistas” “militaristas” pues se encasillan en la vieja táctica mirandina de la defensiva y faltos de valor y de aspiraciones continentales, se conforman con pequeñas victorias de tipo local y no consideran prudente ni necesario colaborar en la defensa de la causa republicana entre sus vecinos. La primera de estas pugnas se le presentó a Bolívar con el Coronel Cartagenero Manuel Castillo, bajo cuyo mando estaban los puestos militares fronterizos de la provincia de Tunja, hacia los cuales Correa avanzaba con ímpetu avasallador.

Los planes de Bolívar le suenan contradictorios a este coronel, pues ellos implican el ataque conjunto sobre Cúcuta, donde estaba el puesto grueso de las fuerzas realistas, allí, se podría librar una batalla decisiva y colocarse cerca del camino de San Antonio obviamente para preparar la invasión a Venezuela; Castillo, lo veía diferente, él prefería inmovilizar sus tropas en una línea defensiva que protegiera simplemente a la Nueva Granada de la amenaza realista. En el proyecto de Castillo el encuentro con Correa sólo ocurriría en el caso del avance sobre Pamplona, circunstancia que lo diferenciaba de Bolívar, cuya táctica era destruir en el territorio mismo de Venezuela las Fuerzas que desde Caracas hasta Mérida estaba disponiendo Monteverde para iniciar la campaña sobre la Nueva Granada, y de la cuales los contingentes de Correa eran simple avanzada.

-La suerte de la Nueva Granada –decía el revolucionario- está íntimamente ligada con la de Venezuela: si ésta continúa en cadenas, la primera las llevará también , porque la esclavitud es una gangrena que empieza por una parte y, si no se corta, se comunica al todo y parece el cuerpo entero.

Bolívar comprendió desde el primer momento las dificultades de un acuerdo y despreocupándose de las objeciones de Castillo, dividió el ejército en dos cuerpos y en busca del valle de Cúcuta comenzó a ascender por las serranía andina que separa la hoya del Magdalena de los sistemas hidrográficos cuyos cauces se dirigen al lago de Maracaibo. Venció la primera resistencia enemiga el 22 de Enero en el Alto de la Aguada, avanzó sobre las posiciones españolas del rio Zulia, las ocupó, y se preparó a iniciar la parte mas difícil de la campaña: la invasión del valle de San José de Cúcuta, hacia donde se encaminó dos días después. El 28 de Febrero, desde las alturas que lo dominan, pudo contemplar los apresurados movimientos de tropas ordenadas por el coronel Correa para librar allí una batalla decisiva

Cuando penetró en el Valle, las fuerzas realistas se lanzaron a un movimiento que intentó ser envolvente, pero sólo alcanzó a producir su dispersión ante el formidable empuje del ejército republicano. Correa cambia de táctica y para detener a Bolívar en su rápido avance hacia Cúcuta, ordena a sus tropas tomar la alturas situadas a la izquierda de los patriotas, desde las cuales parecía fácil amenazarlos seriamente. Se trabo entonces un nutrido tiroteo durante algunas horas, favorables para los realistas gracias a la posiciones. Para evitar sus devastadores efectos, Bolívar envía el centro de sus fuerzas, a las ordenes del coronel José Félix Ribas, a tomar las alturas, éste coronel en una gloriosa carga de bayoneta, desaloja a los españoles y provoca una desbandada general, entregándole la ciudad de Cúcuta a los revolucionarios puerta que abría la frontera de Venezuela.

El análisis científico estratégico de Bolívar le dio la razón, se abría el horizonte de la libertad de su causa.

(Continuará…)

viernes, 15 de abril de 2011

Parte XIV La bolivalogía


Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

El lenguaje de Bolívar pone de manifiesto la oscuridad, el mito colonial, su fatalismo y explica lo inexplicable y se hace voz escrutadora de la libertad, la igualdad y la justicia.

Necesario es, pues, continuar analizando su documento emitido en Cartagena a los ciudadanos de Nueva Granada:

La influencia eclesiástica tuvo, después del terremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciudades subalternas, y en la introducción de los enemigos en el país, abusando sacrílegamente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la guerra civil. Sin embargo debemos confesar ingenuamente, que estos traidores sacerdotes se animaban a cometer los execrables crímenes de que justamente se les acusa porque la impunidad de los delitos era absoluta, la cual hallaba en el Congreso un escandaloso abrigo, llegando a tal punto esta injusticia que de la insurrección de la ciudad de Valencia, que costo su pacificación cerca de mil hombres, no se dio a la vindicta de las leyes un solo rebelde, quedando todos con vida, y los más con sus bienes.

De lo referido se deduce que entre las causas que han producido la caída de Venezuela debe colocarse en primer lugar la naturaleza de su constitución, que repito, era tan contraria a sus intereses, como favorable a los de sus contrarios. En segundo, el espíritu de misantropía que se apoderó de nuestros gobernantes. Tercero: la oposición al establecimiento de un cuerpo militar que salvase la república y repeliese los choques que le daban los españoles. Cuarto: el terremoto acompañado del fanatismo que logró sacar de este fenómeno los más importantes resultados, y últimamente la facciones internas que en realidad fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro.

Estos ejemplos de errores e infortunio no serán enteramente inútiles para los pueblos de la América meridional, que aspiran a la libertad e independencia.

La Nueva Granada ha visto sucumbir a Venezuela, por consiguiente debe evitar los escollos que han destrozado a aquella. A este efecto presentó como una medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada, la reconquista de Caracas. A primera vista parecerá este proyecto inconducente, costoso y quizá impracticable, pero examinando atentamente con ojos previsivos y una meditación profunda, es imposible desconocer su necesidad, como dejar de ponerlo en ejecución probada la utilidad.

Lo primero que se presenta en apoyo de esta operación es el origen de la destrucción de Caracas, que no fue otro que el desprecio con que miró aquella ciudad la existencia de un enemigo que parecía pequeño, y no lo era considerándolo en su verdadera luz.

Coro ciertamente no habría podido nunca entrar en competencias con Caracas, si la comparamos, en sus fuerzas intrínsecas, con ésta; mas como el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política, no debió el gobierno de Venezuela, por esta razón, haber descuidado la extirpación de un enemigo, que aunque aparentemente débil , tenia por auxiliares a la provincia de Maracaibo , a todas la que obedecen a la regencia, el oro, y la cooperación de nuestro eternos contrarios los europeos que viven con nosotros; el partido clerical, siempre adicto a su apoyo y compañero, el despotismo, y sobre todo, la opinión inveterada de cuantos ignorantes y supersticiosos contienen los limites de nuestros estados. Así fue que apenas hubo un oficial traidor que llamase al enemigo, cuando se desconcertó la máquina política, sin que los inauditos y patrióticos esfuerzos que hicieron los desfensores de Caracas, lograsen impedir la caída de un edificio ya desplomado, por golpe que recibió de un solo hombre.

Aplicando el ejemplo de Venezuela, a la Nueva Granada, y formando una proporción, hallaremos que Coro es a Caracas como Caracas es a la América entera; consiguientemente el peligro que amenaza este país, está en razón de la anterior progresión, porque poseyendo la España el territorio de Venezuela, podrá con facilidad sacarle hombres, y municiones de boca y guerra, para que bajo la dirección de jefes experimentados contra los grandes maestros de la guerra, los franceses, penetren desde la provincia de Barinas y Maracaibo hasta los últimos confines de la América meridional.

La España tiene en el día gran número de oficiales generales, ambiciosos y audaces, acostumbrados a los peligros y a las privaciones, que anhelan por venir aquí a buscar un imperio que reemplace el que acaban de perder.

Es muy probable que al expirar la Península, haya una prodigiosa emigración de hombres de todas clases, y particularmente de cardenales, arzobispos, obispos, canónigos y clérigos revolucionarios, capaces de subvertir, no sólo nuestros tiernos y lánguidos Estados, sino de envolver el Nuevo Mundo entero en una espantosa anarquía. La influencia religiosa, el imperio de la dominación civil y militar y cuantos prestigios puedan lograr sobre el espíritu humano, serán otros tantos instrumentos de que se valdrán para someter estas regiones.

Nada se opondrá a la emigración de España. Es verosímil que la Inglaterra proteja la invasión de un partido que disminuye en parte las fuerzas de Bonaparte en España, y trae consigo el aumento y permanencia del suyo en América. La Francia no podrá impedirla, tampoco Norte América, y nosotros menos aún pues careciendo todos de una marina respetable, nuestras tentativas serán vanas.

Estos tránsfugas hallaran ciertamente una favorable acogida en los puertos de Venezuela, como que vienen a reforzar a los opresores de aquel país, y los habilitan de medios para emprender la conquista de los Estados independientes.

Levantaran quince o veinte mil hombres que disciplinarán prontamente con sus jefes, oficiales, sargentos, cabos y soldados veteranos. A este ejercito seguirá otro todavía mas temible, de ministros, embajadores, consejeros, magistrados, toda la jerarquía eclesiástica y los grandes de España, cuya profesión es el dolo y la intriga, condecorados con ostentosos títulos, muy adecuados para deslumbrar a la multitud, que derramándose como un torrente, lo inundaran todo arrancando las semillas y hasta las raíces del árbol de la libertad de Colombia. Las tropas combatirán en el campo, y éstos desde sus gabinetes, nos harán la guerra por los resortes de la seducción y el fanatismo.

Así pues, no nos queda otro recurso para precavernos de estas calamidades que el de pacificar rápidamente nuestras provincias sublevadas, para llevar después nuestras armas contra las enemigas y formar de este modo, soldados y oficiales dignos de llamarse las columnas de la patria.

Todo conspira a hacernos adoptar esta medida, sin hacer mención de la necesidad urgente que tenemos de cerrarle las puertas al enemigo, hay otras razones tan poderosas para determinarnos a la ofensiva, que seria una falta militar, y política inexcusable, dejar de hacerla. Nosotros nos hallamos invadidos, y por consiguiente forzados a rechazar al enemigo más allá de la frontera. Además, es un principio del arte que toda guerra defensiva es perjudicial y ruinosa para el que la sostiene, pues lo debilita sin esperanza de indemnizarlo, y que las hostilidades en el territorio enemigo siempre son provechosas, por el bien que resulta del mal contrario; así, no debemos, por ningún motivo, emplear la defensiva.

Debemos considerar también el estado actual del enemigo, que se halla en una posición muy crítica, habiéndoseles desertado la mayor parte de sus soldados criollos, y teniendo al mismo tiempo que guarnecer las patrióticas ciudades de Caracas, Puerto Cabello, La Guaira, Barcelona, Cumana y Margarita, en donde existen sus depósitos, sin que se atrevan a desamparar estas plazas, por temor de una insurrección general en el acto de separarse de ellas. De modo que no seria imposible que llegasen nuestras tropas hasta las puertas de Caracas, sin haber dado una batalla campal.

Es una cosa positiva que en cuanto nos presentemos en Venezuela, se nos agreguen millares de valerosos patriotas, que suspiran por vernos aparecer, para sacudir el yugo de sus tiranos y unir sus esfuerzos a los nuestros, en defensa de la libertad.

La naturaleza de la presente campaña nos proporciona la ventaja de aproximarnos a Maracaibo, por Santa Marta, y a Barinas por Cúcuta.

Aprovechamos, pues, instantes tan propicios, no sea que los esfuerzos que incesantemente deben llegar de España, cambien absolutamente el aspecto de los negocios y perdamos quizá para siempre, la dichosa oportunidad de asegurar la suerte de estos estados.

El honor de la Nueva Granada exige imperiosamente escarmentar a esos osados invasores, persiguiéndolos hasta los últimos atrincheramientos; como su gloria depende de tomar a su cargo le empresa de marchar a Venezuela, a libertar la cuna de la independencia colombiana, sus mártires, y aquel benemérito pueblo caraqueño, cuyos clamores sólo se dirigen a sus amados compatriotas los granadinos, que ellos aguardan con una mortal impaciencia, como a sus redentores. Corramos a romper las cadenas de aquellas victimas que gimen en las mazmorras, siempre esperando su salvación de vosotros, no burléis su confianza, no seáis insensibles a los lamentos de vuestros hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos.”

Bolívar da inicio consistentemente a lo científico y lo revolucionario, lean bien el manifiesto, analícenlo y encontraran al revolucionario táctico y estratégico, mostrando y enseñando las diferencias fundamentales entre la política verdaderamente revolucionaria y la política que dejó atrás y que hundió la primera república, una política cobarde y traidora. Muestra que toda acción revolucionaria, todo arte de dirigir las luchas de las masas, tiene que ir fundamentada por la ciencia objetiva y que no se puede subestimar a un pueblo con el empirismo, por el dogmatismo burgués y el mecanicismo europeo imperial que estaba impregnado por quienes soñaban con hacer la revolución

(Continuara...)