viernes, 27 de mayo de 2011

La bolivalogía XIX



Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

La lucha de castas y de razas desatada por los caudillos españoles, que había hecho de la guerra solo propósitos y beneficios para ellos; inicicia su fin, pues Bolívar divide sus tropas en dos grandes divisiones: da instrucciones a Ribas de marchar por la ruta que corre al pie de la cordillera hacia Tocuyo, cosa de evitar el avance del español Oberto, y él conjuntamente con Girardot y Urdaneta, avanzan por los linderos de los llanos en dirección hacia San Carlos, donde se encontraba acantonado Izquierdo, pues su estrategia fue la de no permitir el plan de Monteverde, quien buscaba la concentración de sus tropas en Araure para detener a Bolívar, pero éste le resulto mas audaz y desarrolló una táctica eficaz que evito esa reunión y enfrentó a sus fuerzas todopoderosas por separado.

Ya he señalado que las medidas y decisiones que toma el revolucionario no son improvisadas, ni artificiales, como insisten otros investigadores, ni producto de su capricho subjetivo, sino el resultado de un análisis científico y revolucionario de la etapa y el momento concreto de la lucha que se hacia en el país en el sentido político social militar.

Tanto así, que no tardó en tener noticias del triunfo de los Horcones, don Ribas, logró que las tropas de Oberto se viesen obligadas a combatir y en una acción sangrienta quedara totalmente inutilizada, con la cual Monteverde aspiraba defender a la provincia de Caracas.

Bolívar apresura su marcha hacia San Carlos, pero Izquierdo estaba aterrorizado por la derrota de Oberto y se marchó hacia Valencia, entonces el revolucionario decidió no darle tiempo de organizarse, ni de recibir ayuda de Monteverde y lo persigue alcanzándolo en la Sabana de Taguanes, donde le obliga a enfrentársele y le propina la derrota, otro triunfo marca el destino de su campaña.

En el informe al Congreso de Tunja Bolívar expresa:

“La intrepidez de nuestras tropas produjo a los españoles el pavor; inmediatamente emprendieron su retirada ordenada y la sostuvieron por espacio de seis horas, hasta que, viendo que nuestra caballería casi los cortaba, se introdujo el desorden, empezó la disolución y a las dos horas de persecución ya teníamos en nuestro poder a muchos prisioneros, porción de fusiles, cartuchos y pertrechos que dejaban en el campo. Toda la tarde duró la acción en que murieron muchos españoles, entre ellos seis de sus mejores oficiales, uno de éstos el comandante Izquierdo; perdieron toda su infantería, que quedo dispersa por los bosques o prisionera o pasada a nosotros, pudiendo asegurar a vuestra señoría que no escapó ni un solo infante”.

¡”La guerra a muerte” comenzaba como táctica de una línea política a constituir un poderoso instrumento del movimiento revolucionario hacia una victoria definitiva!

Hablo de táctica porque Bolívar cambiaba sus tareas con rapidez, así lo demuestran todos sus documentos, pero desde luego él diferenciaba entre la estrategia política y la estrategia militar, él sabia que en política no se trabajaba con ejércitos, con fuerzas disciplinadas y que en política tenía que mover las masas interpretando sus intereses y formándoles una conciencia dirigida hacia la libertad la justicia y la igualdad. Y eso lo vamos a ver en su historia militar y en su historia política social.

Al enterarse Monteverde quien ya estaba próximo a la ciudad de Valencia, el resultado nefasto de sus tropas, considera perdida a Caracas y toma rumbo hacia Puerto Cabello. La Capital queda en manos de su segundo, don Manuel Fierro, quien se apresuró a enviar emisarios de paz, escogiéndolos con indudable habilidad y acierto, pues designó al marqués de la Casa de León y a don Francisco Iturbe, protector y amigo incomparable de Bolívar. Este les espero en la Victoria, donde hacia tan solo seis meses Miranda había sometido la república a las insolentes condiciones de paz de Monteverde.

Don Francisco Iturbe al ver a Bolívar, corre a abrazarlo y éste le responde, el visitante le expone las condiciones de la rendición, cuyos puntos fueron discutidos dentro e una amplia cordialidad, pero Bolívar no los acepta todos y le manifiesta a su amigo que se dirigirá a Caracas como Vencedor de la campaña. Habia recorrido los últimos seiscientos kilómetros en treinta días derrotando a más de diez mil combatientes enemigos que se le opusieron.

Pero antes de la entrada del revolucionario a Caracas, veamos partes de un documentos enviado por Bolívar al Secretario de Estado del Gobierno de la Unión, donde hace análisis militares de la situación del momento.

“Quedo convencido de las razones que VS. Expone en el oficio del 29 del pasado, que tengo el honor de contestar, en que manifiesta la necesidad de calcular, antes de precipitarnos en una empresa desesperada, las fuerzas del enemigo y las que yo tengo a mi mando, los recursos con que él cuenta y los que no puedo esperar internado en Venezuela, indicando VS. Muy sabiamente, que debemos examinar el estado de la opinión pública en aquellos países, y hasta qué punto se puede confiar de ella, ver con qué se mantiene este ejército, con que armas y con qué gente hayamos de reparar sus pérdidas, y en fin, como el que he derrotado aquí, aquél es un soldado retirada de un tan pequeño cuerpo, si por desgracia sufre reveses que están siempre en el orden de la guerra. No es Monteverde, añade VS., un enemigo como el que he derrotado aquí, aquel es un soldado intrépido y aguerrido que ha subyugado en cuatro meses a toda Venezuela, y ha batido a las tropas numerosas que se le presentaron en cuantos encuentros tuvo con ellas; y éste otro es un estúpido que se ha mantenido nueve meses estacionario, después de los más prósperos sucesos que casi le habían abierto las puertas de Nueva Granada.

Permítame VS., que por ultima ves y en calidad de explicaciones a mis anteriores oficios, haga algunas reflexiones que aclaren un poco la materia y me sirvan, por decirlo así, de excusa a las empresas militares que me he tomado la libertad de proponer al soberano congreso de la Unión.

VS. Ha decidido la cuestión, y yo estoy enteramente de acuerdo en la estimación respectiva que hace del merito de Monteverde y de Correa. Al primero le concede VS. Grandes cualidades militares, porque conquistó en cuatro meses la república de Venezuela con fuerzas inferiores, y califica de estúpido al último porque se ha quedado en inacción por espacio de nueve meses, teniendo abiertas las puertas de La Nueva Granada. Efectivamente, Monteverde a la cabeza de un puñado de hombres obtuvo los más brillantes sucesos porque supo aprovechar las favorables coyunturas que se le presentaron por consecuencia del descontento de algunos europeos, de no muchos sacerdotes, y de la consternación que produjo el terremoto en una parte del vulgo.

Esta consternación en la actualidad es incomparablemente mayor en el ánimo, no solo del bajo pueblo, sino de los hombres sensatos y pudientes que mueven siempre la multitud, causada por las persecuciones que ejercen todos los europeos o isleños en una especie de anarquía contra los naturales del país, a quienes vejan en las calles, en las plazas, en los mercados, en las cárceles y en los tribunales, con la barbarie que le es característica. Es muy general el disgusto que reina en la parte sana de los pueblos, inclusive en los individuos del estado eclesiástico, cuyos parientes amigos y compañeros desde la infancia son sepultados vivos en las bóvedas, en los pontones, arrastrando pesadas cadenas y sufriendo los mas grandes vilipendios.

Este es un segundo terremoto, señor secretario para el partido enemigo, y si el primero derribó las ciudades, éste ha destruido la opinión, que el fanatismo o lo preocupación había hecho concebir a favor de los tiranos, y es un testimonio bien autentico de esta verdad, la reciente sublevación de Cumaná y la conspiración de Caracas, cuyos hechos son ciertos y sólo puede ponerse en duda en la mayor o menor extensión de sus resultados, por manera que con justa razón se me deberá culpar como a Correa, por no haber penetrado hasta Caracas, estando las puertas abiertas, los espíritus dispuestos a acogernos favorablemente, y hallándome a la cabeza de más de 1.000 fusileros, con su correspondiente tren de artillería, y la caballería que querramos levantar, pues si Correa ha sido un estúpido por no haber conquistado la Nueva Granada con solo 700 hombres, yo debo ser un imbécil si no liberto a Venezuela con un ejército respetable y victorioso.

Monteverde es aplaudido, sin más que por haber mostrado audacia y arrojo en emprender una obra superior a sus fuerzas y a sus talentos; pero que ayudado por el imperio de las circunstancias y de las cosas, logró resultados que estaban fuera del cálculo de la probabilidad. ¿Qué razón, pues, habrá en favor de este aventurero, sin mas virtudes que las de un simple soldado, con menos auxilios que nosotros sosteniendo un odioso partido, y en una situación más difícil que la nuestra, con fuerzas inferiores a las que poseemos? ¿Qué razón, digo, habrá para que se le conceptué capaz de obtener ventajas tan extraordinarias, en tanto que se nos niega la posibilidad de lo que está en el orden de los sucesos? Diré a VS. De paso señor, señor secretario, que conozco a Monteverde y a Correa contra quienes he combatido en diferentes estados de fortuna. Con el primero, cuando estaba triunfante, y con el segundo venciéndolo; sin embargo, juzgando a ambos oficiales con la imparcialidad que es debida, me veo obligado a tributar a Correa los sufragios a que se ha hecho acreedor, portándose con el valor de un soldado y el honor de un noble jefe, sin que Monteverde haya excedido jamás a Correa en estas virtudes, no habiéndosele visto nunca con el enemigo tan a la manos, como éste lo estuvo, y teniendo por otra parte conocimientos militares, que nadie le disputa y de los cuales aquél notoriamente carece. Ni los triunfos de Monteverde han sido tan constantes y sucesivos como VS. Asegura, pues de diez acciones que se dieron en Venezuela, sólo las cuatro primeras le fueron favorables, habiendo perdido las seis últimas, y quedando en tres de ellas completamente derrotado.

Porque es preciso convenir en que las capitulaciones vergonzosas de Miranda no fueron la obra de Monteverde, sino de la circunstancias y de la cobardía del general del ejército de Venezuela.

Yo concluyo con decir, que por los mismos medios que el opresor de Caracas ha podido subyugar la confederación, por esos mismos, y con mas seguridad que él, me atrevo a redimir a mi patria.

Yo soy soldado, y mi deber no me prescribe otra cosa que la ciega obediencia al gobierno, sin entrar en examinar la naturaleza de sus disposiciones, que sin duda son y deben ser las más prudentes y justas, meditadas y concebidas con la profundidad y sabiduría que pertenecen al excelentísimo señor presidente del congreso, los miembros de aquel cuerpo soberano y el secretario del Estado.

Quedo entendido de que no debo marchar más delante de la Grita, y espero las ulteriores órdenes para ejecutarlas, como VS. Tenga a bien comunicármelas, en la firme inteligencia de que yo cifro toda mi gloria en someterme gustosamente al soberano gobierno de la Unión, de quien soy un más leal y adicto servidor.

Dios guarde a VS. Muchos años,

Simón Bolívar.

Cuartel general de Cúcuta, 8 de Abril de 1813” (Continuará…)

domingo, 22 de mayo de 2011

Aporrea: ¿Popurrí ideológico venezolano?


Aporrea: ¿Popurrí ideológico venezolano?

Rebelión

Para los centroamericanos y caribeños mayores de sesenta años, los mosaicos musicales al estilo de la orquesta Billos Caracas Boys, provocan nostalgia y evocan fiestas populares inolvidables, en las que todo comenzaba con un bolero acaramelado, espacio que era aprovechado para respirar de cerca el dulce olor del amor primero, para luego pasar súbitamente con el compás salvaje de un merengue venezolano a la parte erótica del baile, la cual se insinuaba a través del movimiento de las caderas, como sólo l@s centroamerican@s y caribeñ@s lo saben hacer, que el amor también es sexo. Muchas de las canciones que las voces de Felipe Pirela y Cheo Garcia, entonaban son cubanas. Y esto no es de extrañar, puesto que la influencia de la música bailable cubana en los años cuarenta y cincuenta en América Latina es innegable. Quién no escuchó en la radio a Benny Moré, el bárbaro del ritmo, es porque era sordo o no era radioyente.

¿Y qué tiene que ver todo esto con Aporrea?, reclamaría algún fastidiado e impaciente lector, ubicando mi modesto artículo en la categoría de lo “nada bueno” que tiene Aporrea.

La música como la ideología para que sea fructífera, según mi opinión, tiene que ser variada, amena y tocar las fibras más profundas del espíritu. El compás ideológico de Aporrea, es decir los parámetros en los cuales las notas (artículos) tienen su espacio o su silencio están bien definidos. En el pentagrama ideológico de Aporrea se lee: “…Aporrea.org es un Sitio Web de divulgación de noticias y opinión socio-política y cultural, identificado con el proceso de transformación revolucionaria y democrática de nuestro país, Venezuela, con una visión que se extrapola al resto de la humanidad, en la perspectiva de la liquidación del sometimiento capitalista-imperialista y la construcción de sociedades libres, basadas en el poder de los trabajadores y el pueblo, sin explotación del hombre por el hombre. Aporrea.org es una agencia popular alternativa de noticias, cartelera digital abierta e interactiva del movimiento popular y de los trabajadores. Es un medio de expresión, información, debate y difusión de contenidos de interés colectivo, principalmente políticos, sociales, económicos y de promoción cultural. También se ha convertido en un instrumento de "inteligencia social." Somos un medio para el debate, la denuncia y la generación de ideas, con miras a la construcción del Socialismo del Siglo XXI. Buscamos romper el cerco mediático impuesto por los medios privados de comunicación, comprometidos con la conspiración golpista y contrarrevolucionaria en Venezuela, manifestación de la globalización imperialista, contra la cual también combatimos junto a los demás pueblos del mundo…”

El ritmo, la melodía y la armonía, son el aporte diario de escritores profesionales o civiles con deseos de dar rienda suelta a su arrechera o simplemente “opinadores”, como yo, que sin pretensiones periodísticas o literarias, quieren contribuir a la construcción de una sociedad más justa. En cuestión de gustos no hay nada escrito, decía un paisano trastornado y se comía los mocos. Un sitio amplio y popular como lo es Aporrea tiene que ser lógicamente un mosaico ideológico, pues sí no fuera así, ¿cómo sería posible el debate ideológico, la denuncia y la generación de ideas? Lo bueno, lo feo y lo malo son categorías subjetivas y por lo tanto, no son parámetros válidos para generalizar la calidad de un periódico digital o convencional. Lo gravemente malo para la revolución bolivariana sería sí Aporrea no existiese y aunque su radio de influencia no abarque todos los rincones de Venezuela y no sea el medio informativo por excelencia de todos los ciudadanos, es importante que en las sociedades revolucionadas hayan foros de discusión, como Aporrea, para ventilar las cosas buenas, feas y malas que tiene todo proceso revolucionario. Aporrea evidentemente no puede ser la panacea ideológica universal de la revolución bolivariana y pienso que tampoco los compañeros pretenden serlo.

Las revoluciones sociales son como las composiciones musicales al estilo Billo Frómeta: una combinación dialéctica de tiempos, ritmos y melodías. Aporrea es un popurrí de ideas y diversas corrientes filosóficas todas ellas válidas, las que reflejan en cierta medida la idiosincrasia del pueblo venezolano y el estado actual del proceso revolucionario venezolano, el que por lo demás es contradictorio, complejo e interesante.

¡Feliz aniversario, compas de Aporrea!

Fuente: http://robiloh.blogspot.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



viernes, 20 de mayo de 2011

La bolivalogía XVIII


Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

La rebeldía de Bolívar aniquila la resignación y el temor a la derrota, Su lucha como expresión práctica es el antídoto necesario para poder proseguir con su campaña. Necesita penetrar su causa en la conciencia de todos y por esto es que sabe que tiene que enfrentarse a todas las dificultades que se le venían encima.

Sus rápidos triunfos conseguidos no le borran de su mente el hecho que daba una especial característica a su audaz empresa; la marcada minoría numérica de sus tropas frente a la que disponía Monteverde desde San Carlos a Caracas. Al llegar a Trujillo ordena la salida de Girardot en persecución de las fuerzas del capitán Cañas e inmediatamente se dedica a reclutar combatientes a nombre del Gobierno de la Nueva Granada ofrecía el indulto a todos los soldados dispersos del ya exterminado ejército de Correa y a los que se presentasen con su fusil, bayoneta y fornitura, la gratificación de cuatro pesos.

Pero en Trujillo no existía ningún entusiasmo por la causa libertadora, la juventud no se presentó y lo campesinos huían a los bosques vecinos para evitar ser reclutados. Ni víveres, ni bestias, ni soldados le fue posible conseguir, pues la población se encargó de esconderlo todo, presentando una resistencia pasiva a los esfuerzos de los oficiales republicanos.

Si Bolívar hubiese pensado con el pesimismo como lo hizo Miranda, la causa habría muerto allí mismo en Trujillo, esto ahondando los consejos e insistencias de muchos de sus colaboradores. Pero supo manejar como “el hombre de las dificultades” la complejidad de todos aquellos problemas, nunca se sustrajo de su responsabilidad social política y militar. Bolívar, en un despliegue extraordinario y científico, se nos revela más digno que nunca del glorioso destino que le esperaba.

En la historia de la humanidad muchos grandes hombres han sintetizado antiguas fuerzas sociales en marcha y conquistado la gloria por su poder de asimilación de un gran proceso colectivo, pero muy pocos han logrado y podríamos decir: intentado, crear de la nada un movimiento revolucionario histórico, como de este momento en adelante lo realizó Bolívar. Trujillo es el teatro de la lucha emancipadora, es la evolución de la causa, allí nace la dialéctica de Bolívar, la forma que ya venia construyendo, sembrando, para la propagación de la libertad y justicia. No naufraga su fe en el apoyo de los pueblos pues es allí precisamente donde su energía humana lo conduciría como revolucionario a levantar la conciencia americana.

DECRETO DE GUERRA A MUERTE

Este documento político es una expresión a la lucha imperial que se mantiene en ese momento, es un documento que concibe la autentica guerra, cien veces mas difícil, mas larga, mas complicada, porque está encarnizada por un pueblo que busca su libertad y abortar todas las formas de esclavitud.

Documento que evitan mencionar la mayoría de historiadores por considerarlo “Infame” “bárbaro” pero que es una respuesta a una represión inhuma desatada por los esclavistas españoles.

El 15 de junio de 1813 el Libertador dicta, en horas de la madrugada, la famosa proclama de Guerra a Muerte Llamado por muchos como un documento terrible, calificado por algunos como de extrema crueldad y por otros como de una necesidad perentoria, como único medio de hacer interesar a los americanos en su propia causa y de aterrar a los españoles. Para los que han creído que esta Proclama de Bolívar en Trujillo era totalmente innecesaria y contraria a la moral, baste con recordarles todos los crímenes, excesos, violaciones, torturas, desmanes sin cuento de los realistas en esos días en que veían acercarse el fin de su dominación en tierras americanas.

La guerra en Venezuela adquirió un carácter particularmente violento entre los años 1813 y 1814. Las crueldades y la falta de toda consideración para el contrario fueron la norma entre los bandos beligerantes. Los realistas, desde 1811, se habían negado a reconocerles beligerancia a los patriotas.

Los trataban como alzados, bandidos y traidores al Rey, sin reconocerles el derecho a luchar por la causa que defendían. En segundo término, la guerra de independencia presentaba características de una guerra civil. Los realistas obtuvieron fáciles triunfos, porque muchos pueblos se sublevaron contra los republicanos y proclamaron su adhesión al Rey de España. En el propio campo de batalla, los soldados patriotas desertaban y se pasaban al enemigo. Los jefes realistas supieron aprovechar la influencia del régimen colonial sobre el pueblo, la ignorancia y el fanatismo en que lo habían mantenido, para utilizarlo ahora en contra de la causa independiente.

Era necesario, pues, crear una conciencia nacional en favor de la independencia. El Libertador comprendió este hecho y se dispuso a tomar medidas para impedir que el enemigo siguiera teniendo éxito en sus propósitos de dividir al pueblo. Para transformar la guerra civil en guerra internacional; para crear en el pueblo y en los soldados la imagen de la patria libre que luchaba por la causa justa de su independencia nacional.

FRAGMENTOS DE LA PROCLAMA DE GUERRA A MUERTE

(CUARTEL GENERAL DE TRUJILLO, 15 DE JUNIO DE 1813)

"Simón Bolívar......a sus conciudadanos................

Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia a las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os han destruido con la muerte: que han violado los derechos sagrados de las gentes: que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la justicia exige la vindicta y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre: que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignorancia y mostrar a las naciones del Universo que no se ofende impunemente a los hijos de la América...


Todo español que no conspire contra la tiranía a favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la patria, y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestros ejércitos con sus armas o sin ellas: a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados civiles que proclamen el gobierno de Venezuela, y se unen a nosotros; en una palabra, los españoles que hagan señalados servicios al estado, serán reputados y tratados como americanos...


Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente, los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos...


Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedad: el solo título de americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros y no se emplearán jamás contra uno solo de nuestros hermanos...


Españoles y canarios, contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América; americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables".

El deseo evidente de establecer una situación privilegiada para los americanos, aunque fueran enemigos y una guerra sin cuartel contra los españoles, así fueran indiferentes, revele claramente el propósito de Bolivar de crear una frontera definitiva entre España y América, en el cual se engendrará la conciencia de libertad y justicia.

(Continuará…)