sábado, 30 de agosto de 2008

¿ES VERDAD QUE SAN MARTÍN PENSABA IGUAL QUE BOLÍVAR? (I)

Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

Es oportuno mostrar los lados del pensamiento martinico y el bolivariano, en ellos encontramos dos actitudes mentales totalmente antagónicas. Como toda individualidad grande y fuerte San Martín lucha en contra de su tiempo, en su tiempo, participando de él pero no queriéndolo modificar, de ahí que nada resulta más dramático que un espíritu como este que, en su lucha por la libertad y la justicia, se presto a engrandecer el monarquismo peruano argentino. Este libertador entendido como tal, yo lo describo como el “imperfecto jamás realizado” y mucho menos acercado al pensamiento de Bolívar, puesto que él siempre apostó a su causa y ella rechazaba íntegramente, ontológicamente, la presencia de la libertad, la justicia y la igualdad para su pueblo.
La historia nos muestra que cuando aparecieron en la vida política argentina las llamadas “terribles montoneras” (verdaderos movimientos revolucionarios), y que durante años habrían de mantener a la defensiva a los centros urbanos, cuales eran sus intenciones. Carlos Ibarguren, resalta la impresión que le causaron estos movimientos al famoso naturalista inglés Charles Darwin, quien dijo: “La visión que tengo al contemplar estas “montoneras” es salvaje; soldados negros y mestizos de siniestra catadura, envueltos en ponchos rojos, iban y venían; pelotones de indios, hombres y mujeres, pasaban cabalgando semidesnudos o agrupados bebían sangre fresca de las reses recién carneadas, entre suciedad y cuajarones…Las montoneras eran una bárbara caterva de milicias irregulares, compuestas de gauchos y de indios, que seguían fanáticos a sus caudillos, empujados por un odio tan delirante al gobierno de la capital (Buenos Aires) y sus ejércitos regulares que, dice el general Paz, sofocó hasta el noble entusiasmo de la independencia: nadie se acordaba de los ejércitos españoles que amagaban por diferentes puntos, y es seguro que les hubiera visto penetrar en nuestro territorio sin que se hubieran reconciliado los ánimos”.

Pero lo que si es cierto que de todos esos factores de lucha, se origina la forma política que ellos adaptarían para imponer el predominio de sus aspiraciones fundamentales. El patriciado burgués de Buenos Aires, compactado por la comunidad de intereses, presentaba un frente unido y sus hombres destacados como lideres abogaban por las ideas autoritarias, capaces de impedir a las masas populares toda intervención en la constitución del Estado.
La dirección política de la misma clase tenía su mejor instrumento en las organizaciones secretas, como era la Logia de Lautaro, órgano de lucha política transplantado de Europa al llamado Nuevo Mundo. Es así, que nada puede sorprendernos y de ahí que encontremos desde Rivadavia hasta San Martín, en su correspondencia, en sus conversaciones, en sus acciones, cumplir insistentemente las órdenes de los llamados “hermanos”.

Esta Logia cumplía una función muy importante: establecer un puente entre las aspiraciones de las clases dominantes americanas y la diplomacia de las grandes potencias europeas.

Encontramos un escrito de Mitre donde deja la siguiente constancia histórica: “El doctor Valentín Gómez enviado argentino a París, ha entrado en negociaciones con el gobierno Francés para la coronación de un príncipe de la casa de Borbón- el duque de Luca- como soberano del Río de la Plata.

Francia se comprometía, por su parte, al manejo directo y darle otro destino a la expedición española que tenía como meta irse contra las Provincias Unidas y asegurar la aquiescencia de Portugal y la evacuación portuguesa de la Banda Oriental, mediante el casamiento del futuro rey con una princesa brasileña.

Vemos como el Congreso entonces, pasando por alto la constitución republicana jurada poco antes, sin hacer el menor esfuerzo por consultar a la opinión, sancionó este acuerdo en sesión secreta. Es el 12 de noviembre cuando autoriza a Gómez para que firme el tratado. De esta manera la expedición española se dispondría a operar contra México, Venezuela o la Nueva Granada, y aún para reforzar al gobierno del Perú, este acto constituía una enorme traición al programa revolucionario y una deserción a la Causa de América emprendida por el Libertador Simón Bolívar.

Únicamente las rivalidades de las casas reinantes europeas y la tremenda intervención de las masas populares argentinas, frustraron entonces la solución monárquica a los dirigentes de Buenos Aires a enfrentarse a las provincias que proclamaban su independencia de la capital porteña. La primera etapa de este drama se desató en la Banda Oriental, donde surgió el gran caudillo del Sur, Artigas, y donde el mas grande de los generales monarquistas de Buenos Aires, Belgrano, fracasó en su empeño de someter a las “montoneras” a la autoridad centralista de la ciudad del Plata.

De ese pacto observamos como la clase privilegiada argentina quiso hacer un sistema definitivo y un pensamiento único, pero mas adelante vamos a ver también como se sentenciaron y el papel definitivo de San Martín como libertador.

…. (Continuara)

viernes, 29 de agosto de 2008

Venezuela: El cambio estructural frente a la “Revolución burocrática”

Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)

Al mantenerse incólumes las estructuras y mecanismos del viejo modelo de Estado burgués representativo en Venezuela, la revolución seguirá siendo un anhelo popular frustrado al creerse que nada podría cambiarse más allá de los cambios políticos, sociales y económicos producidos hasta ahora, limitados todos a las iniciativas adoptadas alrespecto por Hugo Chávez.

Quizás se alegue en descargo que el procesorevolucionario venezolano es pacífico, producto de la vocacióndemocrática del pueblo, y, por lo tanto, debe evolucionar de modogradual, inducido desde las alturas del poder constituido. Sinembargo, las expectativas populares parecen rebasar esta apreciación,aunque aún se adolezca de una conciencia plenamente revolucionaria,surgida de unos conocimientos conscientemente adquiridos; cuestión ésta que constituye el punto más débil de todo el proceso bolivariano y sobre el cual poco se ha hecho seria y sostenidamente, a excepcióndel empeño puesto por William Izarra de promover el Centro deFormación Ideológica (CFI) a nivel nacional, además de lo hecho en igual sentido por otros revolucionarios en toda Venezuela, como una instancia generadora de la teoría revolucionaria necesaria, cumpliendo con tres objetivos primordiales, como lo son la difusión, la formacióny la investigación que debe comprender dicha teoría para asegurar elcambio estructural, el bien común y la democracia directa que debierancaracterizar en todo momento este proceso revolucionario.

En las actuales circunstancias, se hace imperativo que los mismos sectores sociales revolucionarios comiencen a apropiarse de losdistintos espacios donde puedan ponerse en práctica tales ideas, deforma que el cambio estructural inherente al proceso revolucionario,basado en el ideario socialista del siglo 21, tenga una base de sustentación popular más real y efectiva de la que pudiera tener en estos momentos. Esto tendrá que avivarse desde abajo, combatiendo y venciendo la acción reformista, la desconfianza y cierto menosprecio exhibidos por algunos dirigentes del chavismo burocrático queobstruyen (a veces de modo deliberado y otras de modo irreflexivo) la capacidad política y creadora del pueblo respecto al rol de sujetorevolucionario que le corresponde cumplir y los cuales se explican por el vacío teórico y el pragmatismo consuetudinario que aquellos han impuesto desde sus posiciones de poder, amparándose sólo en el liderazgo y la imagen de Chávez. Esto expone la necesidad forzosa de una confrontación ideológica,tanto a nivel interno como externo del proceso bolivariano, lo cualpermitirá que la lucha, el compromiso, la convicción, la disciplina yla organización de los sectores revolucionarios y progresistas seconviertan en murallas infranqueables frente a los embates de la contrarrevolución que busca apoderarse de este proceso, haciendo posible en consecuencia la superación de la transición en que éste sehalla sumido, lo que implica asumir frontalmente la alternativa delsocialismo, pero ya de una manera que no dé lugar a las dudas ni a lasvacilaciones.

Esto contribuiría en mucho a reforzar la gestión degobierno, principalmente en lo atinente al mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de la población, cediéndole espacios a laparticipación y al protagonismo del pueblo como condición primaria insoslayable para hacer verdaderamente -cambio estructural de pormedio- una revolución integral en esta nación bolivariana. Por ello mismo, la actual coyuntura electoral que vive el proceso revolucionario bolivariano tendrá que decidirse entre quienes propugnan el cambio estructural implícito en la propuesta socialista,además del poder popular, y aquellos que representan una “revolución”burocrática, ávidos de ocupar espacios de poder, pero sin generar ningún cambio revolucionario de verdad.

Aún así, no puede determinarse de antemano que dicha confrontación electoral será definitiva; alcontrario, la puja por el poder entre estas dos corrientes político-ideológicas seguirá caracterizando al proceso bolivariano por algún tiempo, hasta que sea el mismo pueblo organizado y consciente quien marque la pauta a seguir, de un modo audaz, original, independiente yrevolucionario, delineando lo que será el socialismo del siglo 21.

jueves, 28 de agosto de 2008

Narciso Isa Conde: una mirada 'radical' del conflicto colombiano

por Annalisa Melandri
www.annalisamelandri.it

Narciso Isa Conde se puede considerar como uno de los revolucionarios que han hecho la historia de su país, la República Dominicana y de toda América Latina por el aporte de su pensamiento y por su compromiso militante por una región libre de vínculos con el imperialismo de 'los halcones' del Norte. Nacido en 1942, ya desde la adolescencia participó en la lucha contra el régimen de Trujillo. Luego llegó a ser Secretario General del Partido Comunista Dominicano.
Participó también en la revolución de Abril de 1965 y en la Guerra Patria contra la invasión de Estados Unidos.
Durante el régimen de Joaquín Balaguer sufrió cárceles, persecuciones y exilio.
Actualmente es parte de la presidencia colectiva de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) junto al sociólogo estadounidense Jaime Petras, el obispo Casaldáliga de Brasil y otros destacados políticos e intelectuales latinoamericanos.

Por este empeño revolucionario caracterizado por no haber nunca discriminado diferentes formas de lucha, incluida la lucha armada de las FARC, con las cuales 'sostiene vínculos públicos de amistad y solidaridad de larga data' está sufriendo recientemente una campaña de mentiras montada desde el gobierno de Colombia.

Buscando noticias de él se encuentra que es tildado cómo: 'ideólogo de las FARC',’agitador multicarta', 'alto dirigente de las FARC', 'expositorde las ponencias de las FARC', 'amigo del separatismo vasco','admirador de Marulanda' y por último Álvaro Uribe lo ha definidorecientemente 'líder terrorista'.

Lo encuentro en su casa de Santo Domingo, amable y cordial, no parece realmente un terrorista. En su país es respectado y conocido, hablandode él con la gente del pueblo se nota siempre encenderse una luz enlos ojos de algunos, recordando el 'revolucionario radical' que haluchado por la libertad de su país.

A.M. - ¿Quien es Narciso Isa Conde en realidad?

N.I.C.- Yo soy un revolucionario radical en el sentido más profundo deltérmino, porqué trato de ir a la raíz de los problemas, no por laestridencia del verbo ni tampoco por la modalidad o por la forma delucha que se pueda emplear en un momento determinado.

A.M.- Narciso, tu eres un líder revolucionario en República Dominicana,¿has participado en primera persona a la lucha por la libertad de tupaís verdad?

N.I.C.- Inicié mi actividad politíca en clandestinidad contra Trujillo yluego fui parte de la insurgencia de Abril de 1965, después del golpemilitar contra Juan Bosch. Participé en el levantamiento militarencabezado por los coroneles Fernández Domínguez y Francisco Caamaño ylos militares constitucionalistas, en su conversión en una insurgenciapopular militar cuando se produjo la alianza de patriotas militares yel pueblo armado.
Vivimosla invasión norteamericana y la masacre que esta invasión impuso,entonces también EEUU nos calumnió presentándonos dizque fusilandociviles en el Parque Independencia, acá en la ciudad de Santo Domingo;entonces yo aparecía en una lista de 56 terribles comunistas, era apenas un dirigente universitario, pero por los grandes medios decomunicación del imperio, incluyendo aviones que con bocinaspotentísimas sobrevolaban la ciudad, mencionando mi nombre y los otros55 describiéndonos como seres diabólicos...
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A.M.- Sin embargo, en ese momento determinado hay una profunda campaña dedesprestigio contra tu persona y hasta circula la noticia que elementosde la inteligencia colombiana y del ejército cómo el general MarioMontoya han visitado tu país indagando sobre tus vincúlos con lasFarc. ¿Está solamente el riesgo de una demanda judicial o algo más?

N.I.C.- Generalmente cuando se dan estas campañas, que tienen su centro enuna especie de terrorismo mediático, que uno sabe perfectamente quienlas instrumenta, que llegan desde el centro de los halcones deWashington, desde la Cia, desde las agencias norteamericanas, yespecialmente en este caso también desde los organos de seguridad einteligencia del régimen narcoparaterrorista de Álvaro Uribe, al que yohe enfrentado con toda responsabilidad, es claro que persigue lacriminalización para facilitar procesos seudojudiciales y estimular el asesinato.
Seorigina esa campaña porque siempre he considerado a las FARC como unmovimiento politíco militar que tiene justa razón de ser.
Yono puedo viajar a Colombia porqué hay planes de atentar contra mi vidaa ser ejecutados por sicarios de la CIA y de la misma inteligenciacolombiana, hay claras señales de eso y además el propio Uribe se locomentó al expresidente dominicano Hipólito Mejía.
Por otros asuntos yaintentaron matarme en el pasado, hubo una trama criminal en mi contraen 1987 orquestada por la mafia cubana-americana de Miami encomplicidad con el régimen de Balaguer, fue por mi lucha contra laimpunidad del crimen de Estado, por haber tratado de reactivar lasacusaciones contra los autores materiales e intelectuales del asesinatogran amigo y camarada, formidable periodista, miembro del PartidoComunista Dominicano, Orlando Martínez Howley; que fue asesinato porhaber denuncia en los años 70 los vínculos existentes entre crimen ypoder. Pasaron 25 años sin que se realizara el juicio por ese asesinatoy nosotros mantuvimos el caso vivo, no solo desde el punto de vistajudicial sino también politíco. Hemos logrado a principio de este añola condena a 30 años de prisión de los autores materiales delasesinato, pero faltan todavía los autores intelectuales.


A.M. ¿Tu crees que tiene sentido todavía la lucha armada de las FARC?

N.I.C.- Hay que considerar que en Colombia lucha armada tiene ya 60 años devigencia, con 43 años de vida de las FARC. Yo creo que para que unmovimiento político militar haya podido reunir miles y miles decombatientes, de milicianos, de simpatizantes durante una lucha tandifícil y tan larga, tienen que haber causas motivantes muy profundas.
Enla historia de Colombia se ve que todo eso surge a raíz del inicio dela guerra sucia, por los años 50, y tiene mucho que ver con elasesinado de Gaitán y la matanza de 300 mil colombianos. Imagínate 300mil personas en esa época, y así uno se da cuenta del nivel de violencia y del poder terrorista de ese Estado.
Desafortunadamente esaguerra sucia no se ha detenido, antes en muchos casos se haprofundizado. Y no se han superado tampoco las causas profundas de ladesigualdad, de la exclusión, de la discriminación de los movimientossociales.
Incluso se habladel tema de los secuestros, ¿que conflicto armado no ha tenido dealguna manera rehenes, prisioneros? En algunos casos se puede decir másjustificados que en otros, pero la guerra no se gana a través de unaalfombra rosada, las guerras son duras, las guerras son crueles.


A.M.- Eres uno de los presidentes de la Coordinadora ContinentalBolivariana que aparece en unos medios de comunicación de AmericaLatina como la fachada política de las FARC. Diferentes diarios, sobretodo los de Perú y de Colombia la acusan de tener vínculos con elterrorismo, en Perú más que todo es acusada por ser lugar dereactivación del MRTA. ¿Vedades o mentiras?


N.I.C.- Cómo se sabe la Coordinadora surgió hace cinco años a raíz de unaacción muy audaz en la que participaronsobretodo jóvenes revolucionari@s de Venezuela, Colombia y Ecuador, enuna especie de réplica de la Campaña Admirable del libertador Simón Bolívar, la marcha triunfal que hizo desde Cartagena de Indias hasta Caracas.
Así selanzò la idea de construir la CCB, motivada por la necesidad decrear un espacio de confluencia del movimiento revolucionario en todasu diversidad, partidos de izquierda, movimientos sociales,organizaciones comunitarias, personas, intelectuales, artistas,movimientos de pueblos originarios... Todos coincidimos en lanecesidad de unificar fuerzas, no solo en escala nacional, en cadapaís, sino continentalmente, para enfrentar una estrategia que tambiéntiene caracter continental. Una estrategia politica, militar,económica, mediática… de los Estados Unidos y de sus fuerzas aliadasen la región.
Estees un un periodo que valoramos como un periodo de viraje luchassociales y políticas, de ola de cambio, de ola progresista, de procesosavanzados, ya con la revolución bolivariana de Venezuela en marcha, con la Cuba que ha logrado resistir heroicamente, con el procesoavanzadisímo en Ecuador, con el triunfo de Evo Morales y su poderindígena emblemático, con la recuperación del gobierno sandinista enNicaragua, con el triunfo del obispo Lugo en Paraguay, con lospiqueteros y cortadores de rutas, con los grandes combates socialesurbanos y rurales, con las inderrotables insurgencias colombiana ymexicana…
Toda esadiversidad de lucha necesita también una unidad de actores. LaCoordinadora surge con la idea incluyente de no discriminar a nadie porforma de lucha, eso es lo que determina que las FARC, o que losmovimientos con pasado insurgente o con presente insurgente,formen parte también de la Coordinadora.
Enla presidencia colectiva desde el inicio participan figuras como elObispo Casaldáliga de Brasil, como la de Manuel Marulanda de las FARC yde Víctor Polay líder del MRTA de Perú, como la cantautora Lilia Vera ytodo lo que fue su rol en la lucha de la Venezuela de los años 60/70…poetas, secretarios generales de partidos comunistas, partidos queestán desarrollando su lucha en la legalidad, que están participandoen procesos electorales… como están también los Fogoneros de Uruguay,como está el PCML de Brasil y otros partidos marxistas junto a unaserie de movimientos sociales.
Entrelos temas asumidos por la CCB está el de la solidaridad con los presospolíticos, porqué así como han sido consecuentes los camaradas cubanosen la defensa de sus cinco patriotas, así nosotros, solidarios conellos, también tenemos que tener en cuenta la terrible situación de unacantidad enorme de presos politicos de los movimientos revolucionarios,de los movimientos sociales y políticos del continente y del mundo.
Otrogran tema es la nociva presencia militar directa de Estados Unidos queaparece muy débilmente tratado en la agenda de una parte importante dela izquierda latinoamericana y por eso hemos lanzado la campaña de 'ni un soldado yankee en nuestra América'.
Estamosen un continente colonizado y recolonizado económicamente en la maneramás brutal y además encima sufriendo los efectos de una estrategiamilitar de los Estados Unidos, con una fuerte presencia de basesmilitares, de operaciones militares, de maniobras, verdaderamenteimpresionantes. Ese desafío de la Coordinadora es el de dejar de serpasivos frente esas realidades dramáticas, ser izquierda de verdad,entendiendo la izquierda cómo una diversidad, pero entendiéndola ademáscomo una necesidad en términos de ser profundamente revolucionaria,contestataria, transformadora.

A.M.- Desde la computadora de Raúl Reyes salió que tu estabas metido en lamediación entre Correa y las FARC por la liberación de IngridBetancourt. ¿Qué pasó realmente?

N.I.C.- Eso es un invento. Mi papel respecto en Ecuador estuvo relacionadocon el II Congreso de la CCB. Los compañeros depositaron en mí y en elcamarada Amilcar Figueroa la confianza para iniciar en ese país loscontactos que posibilitaran la realización de ese congreso, procurandosensibilizar a los actores del proceso ecuatoriano. Eso incluyó ungran número de intercambios con fuerzas políticas y sociales delEcuador.
Porla posición delicada de ese proceso frente a la oligarquía y alimperialismo consideramos obligado comunicarle al gobierno ecuatorianonuestro propósito y con esos fines solicitamos una entrevista conGustavo Larrea, el Ministro de Gobernación. El nos recibió y entoncesle dijimos con toda claridad que la Coordinadora era una organizaciónque no tenía vínculos de Estado y que en consecuencia no le estabamospidiendo un compromiso de gobierno, pero si necesitamos contar con suaprobación puesto que no queríamos hacer un congreso desafiando laautoridad ecuatoriana o incomunicándole algo de su competencia, y elcontestò que entendía perfectamente el asunto y que no tenía ningunaobjeción a que se realizara un evento asì en Ecuador.
Acontecióque mientras se realizaba nuestro evento se estaba desarrollandoentre las Farc y entre los gobiernos ecuadorianos, venezolanos y elfrancés un nuevo proceso dirigido a lograr la libertad IngridBeatncourt y algunos otros rehenes. Eso explica el porqué el campamentomóvil de Raúl Reyes estaba en ese momento cerca de la frontera y enterritorio del Ecuador. Imagino que Raúl pensó que Uribe no iba asabotear el pro ceso en un territorio de otro Estado. Ya habíainformaciones que las negociaciones para esa liberación estabanavanzadas.
Luego,ya concluido el Congreso de la CCB, fue cuando recibimos la infaustanoticia del bombardeo del acampamento. En ese proceso yo no tuve nadaque ver, ni estuve previamente enterado del mismo.

A.M. - ¿Y entonces cuáles son tus verdaderos vínculos con FARC?

N.I.C.- Mis vínculos con FARC son públicos y yo cada vez que he tenido unaentrevista con sus dirigentes la he dado a conocer. Fui en el Caguáncómo testigo de la apertura del proceso de paz, que más tardese obstruyó por la presión norteamericana sobre el régimen de Pastrana.Evidentemente el gobierno de Estados Unidos ya estaba contemplando laperspectiva de victoria de Uribe, que era mejor garantía por unapolítica mucho más dura.
Yo siparticipé poco tiempo después en una gestión por la liberación deIngrid Betancourt desde aquí, Santo Domingo, y eso tuvo que ver con miviaje al Caguán. Creo que esos niveles de relaciones siempre hay quedarlos a conocer a nuestra sociedad; y por eso entonces yo preparé unreportaje para el periódico Hoy, un diario muy importante de laRepublica Dominicana, que publicò una página completa donde yo aparecìen una foto con Marulanda y donde redactaba mi viaje al Caguán y miestadía en los campamentos de las FARC.
Eso fueen 2001, después de esa publicación vino en mi casa un periodistafrancés y un diplomático francés y el diplomático francés es el exesposo de Ingrid Betancourt. El Estado francés estaba muy interesado ala liberación de Ingrid y él me pidió hacerle llegar un mensaje aFARC y servir de intermediario para una señal de vida de Ingrid, queera lo que ellos necesitaban como paso previo a cualquier acuerdo mayor.
Elex esposo de Ingrid me explicó los niveles de hostilidad de Uribe, comose manejaba este señor con la familia y la desconfianza que ellostenían en él. El gobierno francés estaba en disposición de tratarbilaterlamente con las FARC, hasta reconocer a las FARC cómo fuerzabeligerante y hasta tratar cualquier tema relacionado con su situación.
Yo hicela gestión, llegò el mensaje, los dirigentes de las FARC dieron laspruebas de vida y salud de Ingrid, aceptaron el proceso y se avanzósignificativamente camino a producir la liberación, pero tan pronto seenteraron y pudieron hacerlo, Uribe y el ejército bloquearon esaposibilidad.


A.M. - Siempre has sido muy solidario con la revolución bolivariana de Venezuela
ycon el presidente Chávez, ¿Qué opinas de las recientes declaracionesdel él y de Fidel Castro sobre la guerrilla y la lucha armada?

N.I.C.- Lo de Chávez fue un viraje fuerte, sorpresivo, desconcertante. Lopeor para mí fue decir que la lucha armada no tiene ya ningunavigencia. Como explicar entonces que él mismo, se alzó en armas.
PorqueChávez no se levantò con una florcita, el se levantò con fusiles y esofue lo que entonces aplaudimos. Lo aplaudimos y lo defendimos en elmomento en que que ese gesto trascendente estaba siendo estigmatizado,en el momento en sus protagonistas eran calificados mendazmente degolpistas.
Creemos que senecesita reciprocidad en todo esto y ninguna razón de Estado debe darlugar al reconocimiento de la verdad. Si en Colombia hay luchaarmada con tal nivel y tantos años de existencia, es por que esta tienerazón de ser y pertinencia.
EnVenezuela evidentemente ha predominado la decisión de recomponer lasrelaciones entre Uribe y Chávez, entre ambos gobierno y ambos estados;y para facilitar ese paso se ha incurrido en dos grandes errores:exaltar la amistad con el régimen narcoparamilitar terrorista de Uribe,desagraviándolo por todas las verdades que el propio Chávez le dijo yreclamar la desmovilización de las FARC como algo saludable para paz yla democracia y necesario para una la relación de buena vecindad con elpaís hermano. Y algo peor criticar la lucha armada, intentardeslegitimar la guerra de todo el pueblo y el despliegue de todas lasformas de lucha cuando el gobierno colombiano asume una líneaguerrerista y EEUU amenaza con su Cuarta Flota.
Esoequivale afilar cuchillo contra la garganta de la revoluciónbolivariana y contribuye a afianzar un Estado que esta pretendiendojugar en esta región el papel que juega Israel en el Medio Oriente. Yla verdad es que si se comienza a ceder un dedo en ese terreno,luego te piden el brazo y finalmente la cabeza.
Lasdeclaraciones de Fidel Castro y la posición de Cuba frente a Colombiavan evidentemente en la misma dirección, aunque ciertamente trató conmás cuidado el tema de las armas cuando afirmó: 'yo no le estoypidiéndole a nadie deponer las armas'.
Pero ese posicionamiento de liderazgos tan influyentes en el continente, más que afectar a la insurgencia colombiana acostumbrada a situaciones difíciles,golpea sobretodo la posibilidad inmediata de un cambio democrático enese país; cambio que estaba madurando a consecuencia de ladescomposición del régimen de Uribe y los avances hacia una plataformacomún de todas las fuerzas progresistas se le oponen.

A.M. - ¿Crees que hay salida de la situación colombiana?

N.I.C.- Yo creo que el régimen de Uribe imposibilita un proceso de dialogo yde acuerdo. Me parece que hay evidencias muy claras de eso, o sea no setrata simplemente de Uribe sino todo lo que él representa.
Loque hay que producir en Colombia es una confluencia entre las fuerzaspolíticas civiles y militares alternativas, las fuerzas políticas, lainsurgencia armada, los movimientos sociales politizados… con unapropuesta de gobierno soberano, democrático y participativo queposibilite abrir la mesa de diálogo sobre el tema de la violencia paraencontrar rutas de paz y bienestar.
EnColombia estaban creciendo y pueden volver a crecer las fuerzas queplantean la renuncia de Uribe, como los movimientos que existieron enAmerica del Sur, Ecuador, Argentina, Bolivia…se trata de sacarlo de lapresidencia por ilegitimo, por usurpador , por criminal y corrupto, setrata de lograr otra composición gubernamental.
Tantoel ELN como las FARC han demostrado que están a disposición de serparte se un proyecto con esas características y de una salida políticaal conflicto armado. Pero un proceso de ese tipo necesita de garantíasy condiciones imposibles de alcanzar en el contexto de un gobierno comoel de Uribe y por la vía de la desmovilización de la insurgencia armadae frente él. Eso equivale al suicidio colectivo.
Yole doy la razón a Marulanda: recuerdo que así me lo planteó en unaconversación personal que tuvimos cuando fui al Caguán. Él decia: 'yono voy a desbaratar a cambio de nada o poco, no voy a desmontar unaconstrucción historíca de 40 años, un ejército popular, en una mesa denegociación'.
Ese fuerzaarmada irregular tiene que ser un componente de la salida políticacomo lo intentó ser el FMLN en El Salvador antes de entregar armas,cuando planteó que se le reconociera en el aspecto militar y solo se leconsideró limitadamente para el caso de la nido policía civil, con lasconsecuencias negativas que conocemos.
Hayque aprender de todas las experiencias de paz negociada. Las FARCtienen la ventaja de haber sobrevivido y crecido para poder ponderarlasmejor, amén de tener fuerza considerable y logística propia pararesistir.
Hayque darle rienda suelta a la imaginación, pero yo creo que las armas enmano de las FARC en cualquier acuerdo serían una garantía para ellos ypara una buena parte de la sociedad civil.
Deinmediato hay que contribuir a una política de humanización delconflicto y la humanización del conflicto tiene un capitúlo que sellama canje humanitario de prisioneros, y canje implica intercambio deprisioneros de ambas partes. No se debe hablar de la crueldad de laretención de prisioneros en las montañas y silenciar la enorme crueldadde un régimen que desquartiza gente, que tortura gente, que siembra elpaís de cadáveres. Entre esos presos que tiene las FARC los hayparamilitares y motosierreistas, torturadores, narcotraficantes,verdaderos criminales. Las FARC han intentado muchas veces el canje yha dado muchos gestos positivos en esa dirección, yo estuve invitado aaquel canje, cuando liberaron más de trescientos militares, y menegaron la visa.

A.M. - ¿E Ingrid Betancourt?

N.I.C.- Está claro que Ingrid Betancourt es una candidata de Francia, no deColombia, y que es parte del proyecto francés para América Latina. Ellahizo una alabanza a Uribe y al general genocida Montoya que nuncadebió salir de sus labios, aunque luego se tornó más opositora. Y ladiferencia de posturas entre ella y su familia, más allá del origenoligárquico común, es que mientras ella está actuando con su proyectopolítico en la cabeza y con Sarkozy en la presidencia de Francia porobra y gracia de la CIA, su familia actúa con sus sentimientos y conel dolor que le ha provocado el cinismo de Uribe.

www.redportiamerica.com
Circolo Bolivariano 'José Carlos Mariátegui' - Napoli - Italia

miércoles, 27 de agosto de 2008

Los canarios hemos pagado un alto impuesto de sangre...



Venimos de lejos. Somos habitantes de las islas aisladas perdidas en medio del océano. Cuentan que ellas los trajeron los dioses terribles, y después nos olvidaran. Durante siglos hemos sido invadidos, saqueados, vendidos como esclavos. Hemos pagado un alto impuesto de sangre, el tributo del miedo, la tasa del olvido.
Hemos exportado vino, azúcar, mujeres, hombres. Nunca pensamiento, ni versos, ni doctrinas.
A nuestras playas tienen arribado fanáticos, piratas, exiliados, traficantes, científicos, comerciantes, asesinos. Por nuestra espalda ha pasado abundante historia. Se fueron aunque. Nosotros propios tenemos partido.Diciéndonos todo eso. Sabemos que nos reconocen como los eternamente vencidos.
Los perpetuamente envueltos en pesadumbre y en tristeza. Aparentamos estar perdidos. Los figurantes estáticos en una postal turística. Los receptores de todas las filosofías, de todas las mercancías.Pero prevalecemos. Mantenernos en pie, erguidos. Somos los supervivientes. Los obstinados. Las falacias en las que baten las ondas del mundo. Atrás de la capa de mago y de saudade, tenemos la fortaleza de los irreductibles. La ironía de los que persisten.

Pasan las tempestades. Pasan el mar, los hombres, los tiempos. Y nosotros permanecemos. A veces respiramos a la medias. Otras veces soñamos despertados. O nos asalta la desesperación las rajadas. Pero llevamos siglos contemplando el mundo. Aprendemos. Me los Interpreta. Desciframos. Intuimos. Concebimos. Sabemos. Nos sabemos.Venimos de una larga geografía. Venimos de edades pasadas. Vamos lejos.
Hablamos suavemente. Sonreímos. Los visitantes vienen y van, pero no aprenden, pues sólo nos miran como exóticos. Nosotros, sin embargo, conocemos los matices. Una vez que hemos importado todo, nada nos sorprende totalmente. Y sin embargo, estamos siempre dispuestos a la maravilla.Cuando miramos para el mar sabemos que es algo más del que el mar y que, sin embargo, es sólo el mar. Cuando miramos para las montañas, es cómo se nos miráramos, pues formamos parte de ellas. Cuando miramos unos para los otros, nos reconocemos en un pequeño gesto, en un ápice. Precisamente porque conocemos los matices.Algunos de nosotros trazan extrañas señales en papeles, cuentan historias del corazón, vuelos del alma, viajes extraordinarios. Porque también nos enamoran las palabras. Las medimos, las sopesamos. Y estas gentes tienen escrito poemas, novelas, cuentos.
Han diseñado el mapa del tesoro de nuestra sabiduría.Pero este tesoro aún no fue encontrado. Las islas que han sabido mezclar en la argamassa del hombre las historias y conocimiento de los cinco continentes y los siete océanos del tercer planeta a partir del sol, permanecen perdidas, invisibles para los hombres apresurados que viene y van por el grande bazar del mundo.Pasan a nuestro lado, y sólo vienen islas, playas, sol, palmeras. Aún no han comprendido. Pero somos pacientes. Somos bondadosos. Y, por eso, vamos a llegar de un golpe la historia. Vamos a hacernos visibles. Vamos a enseñar a los hombres el camino a las islas, la ruta de la sabiduría.
No dejaremos que continúen perdidos.Y haremos a nuestra manera (una vez que apreciamos especialmente los matices). En esto están nuestras mujeres. Nuestros hombres. Nuestra poesía. En pie sobre estas rocas, rodeados de distancia de ironía, estamos ajenos, los macaronésicos, los isleños. He aquí que existimos. Venimos de lejos. De muy lejos.


Canarias, laboratorio experimental “ No lo digan más claro que ya lo sabemos ”

50 familias por cada mil toneladas de comercio. Los canarios no tienen ningún privilegio, son utilizados como mercancía, como bestias de carga por los depredadores españoles. No parten, la miseria a la que están sometidos en su tierra les obliga a partir. Se trata de echarles de su tierra, de desarraigarlos, para que no cuestionen al invasor y explotarles de forma brutal en los cañaverales...

La OTAN amenaza los equilibrios

Conflicto ruso georgiano
Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)

Esta crisis ruso georgiana que comienza a movilizar políticamente atoda Europa y EE.UU., puede convertirse en una crisismundial.
Dichoesto, no por el carácter militar territorial del problema que es bienacotado aún, sino por su fondo político. Al ampliar el foco, éstetiene un alcance mayor, porque incide en los equilibrios a nivelglobal, y en el cómo se obtienen. En el cuadro mayor, Rusia estaría más interesada en este objetivo, no en el sentido de la antigua supremacía pretendida por el podersoviético, sino simplemente para coexistir como entidad en laoperación universal.
Mal que mal, Rusia no está obsesionada con estasupremacía, ni todavía con instalar una muralla de calibre béliconuclear para su protección. En este sentido, que la solución se centre en lo que suceda o decidaun organismo como la OTAN, es un contrasentido, y una distorsión en lavisión del problema mayor.

Recordando otras crisis en la zona en quela OTAN fue un actor principal, se debe enfatizar que los Balcanes noson el Cáucaso, puesto que la variable rusa en el tema de losequilibrios, o los conflictos con la aspiración rusa de poder,conllevan una dimensión de carácter universal.
Al analizar con profundidad los antecedentes de esta crisis, losproblemas claramente los arrastra la alianza transatlántica y la OTAN,en su expresión más radicalizada, por su continua óptica expansivapara la preservación de la supremacía. Como que el triunfo ideológicoy económico de la Guerra Fría clásica no hubiera sido suficiente. En rigor, si existieran las bases para un nuevo orden mundial, osiquiera un atisbo de ello, la OTAN debiera dejar de existir o almenos reformular su mandato y estructura, cambiando la direccionalidadde su matriz, como que Europa Occidental fuera a ser devorada por elalgún monstruo asiático.

La OTAN es la estructura militar que más poder político ha acumuladoprecisamente por la debilidad del sistema internacional quesupuestamente se administra desde la ONU. En este sentido, hay unacontraposición de dos entes: uno, eminentemente militar en el papelcomo la OTAN, pero que ha adquirido un enorme poder político. El otro,que supuestamente es eminentemente político como la ONU, perodebilitado. Esta contradicción se ha hecho más evidente con el fin dela bipolaridad y esta crisis es un fiel reflejo de ella.

La OTAN nace como respuesta al expansionismo soviético en laconfrontación bipolar. Tenía plena justificación frente a la adopciónde regímenes socialistas en naciones europeas que por lo demostrado endécada y media, todavía no se explica cómo pudieron haber durado tantobajo la presión soviética. ¿La OTAN subsiste como tal, frente a qué enemigo? ¿Cuál es el acecho?Tal vez se justificaba para un reordenamiento de la situación en losBalcanes de la ex Yugoslavia. Pero la reordenación de las naciones yterritorios que estaban bajo el dominio de la Ex URSS, es harina deotro costal, y tanto la OTAN como EE.UU. deben medir su aspiración deexpansión y dominio. Al mismo tiempo, sería de un facilismo prosaico caer en el cliché dela variable energética como el eje de lo que está en juego. Estádemasiado manida en la cartilla estratégica. Simplemente existe comoparte del cuadro en cualquier parte. Por mucho que existan reservas yfuentes de crudo y gas en zonas no controladas territorialmente porlas fuerzas y los países de la OTAN, los recursos energéticos tienenpeso y razón de ser, en un engranaje financiero industrialtamente interdependiente, y sobre cuya complejidad no puede actuar ni laobcecación política o la desesperación militar. No basta sólo contener dominio político o territorial sobre el recurso: hay quepreguntarle a los barones de la energía en EE.UU., el Reino Unido,España, Irak, Venezuela o Bolivia, entre otros. Hoy, la alianza transatlántica está en una posición de supremacíauniversal casi total, pero aún quiere más, y en ese proceso amenaza ala estabilidad. En la superficie se ve la intervención rusa y suimperiosa necesidad de conservar la integridad y estabilidad, sinembargo el tema real es el reordenamiento político en función de losequilibrios en el nuevo orden mundial. Que la ganancia y lasustentabilidad económica están detrás de todo el ejercicio, escierto, y son su máquina propulsora. Pero también es cierto que después de la caída de la ex URSS, eldebate acerca de la nueva paz conquistada ha sido, en el mejor de loscasos, fragmentado y en el peor, orientado a mantener la matriz de lasupremacía occidental, que, como se observa en cualquiera de lasactuales zonas de conflicto bélico, es políticamente exagerado. Cuandose indaga en estas zonas, hay un rechazo a Occidente. Y laglobalización, entendida con matriz militarista de la OTAN, setransforma en una barbarie por este rechazo.

LO QUE NO SE DIJO SOBRE CUBA



ReflexionReflexiones del compañero Fidel.
Observé cuidadosamente las reacciones mediáticas de Occidente a mi reflexión del domingo sobre los Juegos Olímpicos en China. Hechos sensibles incluidos en ella fueron totalmente ignorados; otros aspectos eran exaltados ad líbitum por los defensores de la explotación y el saqueo del mundo.

Veamos:
Cocacola estuvo y nadie dijo nada

“Fidel Castro culpó hoy a los jueces y a la mafia del pobre papel de la delegación cubana en los Juegos Olímpicos. También justifica al taekwondoca cubano Ángel Valodia Matos, suspendido de por vida por darle una patada en la cabeza al árbitro, y le manifiesta su total solidaridad.”

“El ex presidente cubano llamó el lunes a realizar una profunda revisión del deporte en Cuba. También expresó su solidaridad con un atleta suspendido de por vida junto a su entrenador, por agredir a un juez.”

“Castro manifestó total solidaridad con el taekwondoca inhabilitado de por vida por agredir a un árbitro y un juez.”

“Castro, solidario con el taekwondoca cubano inhabilitado por agresión.”

Es larga la lista de párrafos similares. Fue el patrón de información que divulgaron. No esperaba otra cosa. Estaba condenado, como los boxeadores cubanos, ante árbitros y jueces sobornados, y sabía bien lo que publicarían.

Del hambre, la subalimentación, la carencia de medicinas, instalaciones y equipos deportivos que padece el 80 por ciento de los países que allí compitieron, no se menciona una palabra, como era de esperar.



Aplaudí el mérito del país que organizó los últimos Juegos Olímpicos. No vacilé en reconocer las extraordinarias cualidades de los atletas que alcanzaron éxitos. Aprecié las alegrías, emociones y aspectos humanos que transmitieron a miles de millones de personas los galardonados. De modo especial valoré el mensaje de paz que entraña una Olimpiada, frente al incesante espectáculo de matanza, destrucción, genocidio y peligro real de exterminio que la especie humana soporta cada día.

Lo que no se dijo de Cuba:

1. Es el único país donde no existe el deporte profesional.
2. Es el único país que hace años creó una gran Escuela Internacional de Educación Física y Deporte de nivel superior, donde se han graduado muchos jóvenes del Tercer Mundo y donde estudian en la actualidad alrededor de 1 500 alumnos sin pagar un solo centavo.
3. Es el único país en el que sus atletas de alto rendimiento estudian gratuitamente como profesores de Educación Física y Deporte y ha graduado en centros superiores de enseñanza a decenas de miles de ciudadanos en esa especialidad, quienes prestan sus servicios a niños, adolescentes, jóvenes y personas de todas las edades. Trabajan además muchos de ellos como cooperantes en el Tercer Mundo, con un costo mínimo, o gratuitamente en determinados casos. Así han contribuido al desarrollo internacional del deporte.
4. Es el único país, entre los que participaron en las Olimpiadas de Beijing, económicamente bloqueado por el imperio más poderoso y rico que existió jamás.
5. Es el único país, entre esos mismos participantes, al que se aplica una Ley de Ajuste, que además de los frutos sangrientos, viabiliza y estimula el robo de atletas cubanos.
6. Nuestro país ha destinado un hospital especializado para atender la salud de los atletas de alto rendimiento.
Las verdades no pueden ocultarse bajo la anestesia y los fuegos artificiales de los Juegos Olímpicos.
Cuba ocupó el quinto lugar por medallas de oro en Barcelona en el año 1992, cuando estábamos ya en pleno período especial.
En los últimos Juegos obtuvimos todavía 24 medallas entre oro, plata y bronce, una cifra mayor que cualquier otro país de América Latina y el Caribe.



No vacilemos en analizar objetivamente nuestra actividad deportiva y en prepararnos para futuras batallas, sin olvidar, reitero, que “en Londres habrá chovinismo europeo, corrupción arbitral, compra de músculos y cerebros, costo impagable, y una fuerte dosis de racismo”.
Cuando escribo estas líneas recuerdo que un ciclón, Fay, nos visitó en medio de las Olimpiadas. A la misma hora en que arribaba ayer el grueso de nuestra delegación, apareció la noticia de que otra perturbación ciclónica apuntaba directamente a las provincias orientales. Hoy su fuerza es mayor y se ubica en una trayectoria más peligrosa. Hay que fortalecer no sólo los músculos del cuerpo, sino también los del espíritu.
¡Suerte que tenemos una Revolución! Está garantizado que nadie permanecerá en el olvido. Si se pierden vidas, no serán cientos o miles, por un ras de mar, como en Santa Cruz del Sur el 9 de noviembre de 1932, o un Flora el 3 de octubre de 1963,que inundó el corazón de las provincias del Este de Cuba, sin una sola presa reguladora como las de hoy, que son además fuentes de regadío y agua corriente. Una fuerte, enérgica y previsora Defensa Civil protege a nuestra población y le ofrece más seguridad frente a catástrofes que en los Estados Unidos. Ningún peligro debe ser, sin embargo, descartado.
No hay que dormirse tampoco sobre los laureles. La frecuencia e intensidad crecientes de estos fenómenos naturales demuestra que el clima cambia por culpa del hombre. Los tiempos exigen cada vez más consagración, más firmeza y más conciencia. No importa que los oportunistas y vendepatrias también se beneficien sin aportar nada a la seguridad y el bienestar de nuestro pueblo.


Fidel Castro Ruz
Agosto 26 de 2008
5 y 34 p.m.
Fuente: Veneprem

Ni injurio ni hiero, solo la verdad



Por: Víctor J. Rodríguez Calderón


Si entendemos las ideas y las proposiciones políticas que nos ha hecho el Comandante Chávez, en cuanto al socialismo Siglo XXI, sentimos que el nuevo avance es construir un socialismo autóctono y metido de lleno en las realidades de nuestro tiempo, de nuestra historia y en las necesidades de nuestros pueblos. Aquel socialismo Europeo del siglo pasado, fracasado y visto desde sus comienzos como una alternativa internacional de resistencia contra le capitalismo, se lo llevo esa cultura de horrores y errores desviados de la verdadera doctrina, en una sola oleada. Y murió porque precisamente; no fue socialismo, hoy quienes a un conservamos los principios de esa forma de pensar, debemos recoger las lecciones para no cometer nunca jamás las mismas contradicciones.

Siento que el dogmatismo continua siendo uno de los grandes enemigos del pensamiento social y de su libre desarrollo critico. Como lo decía el profesor Ludovico Silva: “No es tanto un enemigo teórico como un enemigo practico”. De ahí que ahora en nuestro tiempo y recogiendo los pensamientos bolivarianos, robincianos, zamoranos, sucrenses, martianos, artiguianos y martinianos, y representados con ideas actuales como las del Ché, Gramsci, Fidel y Chávez, grandes pensadores y hacedores de las nuevas formas y métodos que necesitamos latinos y caribeños para unirnos, las veamos, las observemos, las debatamos, para encontrar su riqueza e implantarnos un ideal que se sujete a nuestras realidades.
Marx expresó que el pensamiento dogmático “era de tan acusada pobreza que no hacia sino el ridículo de un enemigo ignorante, porque su característica esencial era la repetición mecánica de una teoría, como si los hombres y sus pueblos no avanzaran con el tiempo”, es decir, que si los loros fuesen marxistas, serian marxistas dogmáticos. El dogma es, por definición, oscuro como un calabozo y de allí hay que huir inmediatamente. Esa ciencia es para estudiarla, adaptarla a los momentos históricos y políticos, no se puede por ninguna razón hablar de una ciencia social rigurosa, estática, demostrativa y operativa, quienes hacen este daño tan inmenso, solo son religiosos, adoradores de un marxismo que no hizo Marx, algo así como lo que le ocurrió a Jesús, cuya doctrina tiene todo el sentido humanista, y en la practica sus adoradores le quitaron la esencia que transmitió y enseñó.

Yo no soy más que un estudioso de la ciencia de Marx, procuro leerla y entenderla y en ella he hallado innumerables sorpresas. Tantas, que si las enumero, se caerían sobre sus espaldas, todos sus manualistas que en el mundo tiene este científico. Es tremenda esta verdad y aun no entendida del todo por esa moral comunista de hoy, que no se basa en la verdad, como es el caso de Venezuela.

La ignorancia me critica y se disgusta porque no me he puesto a embellecer con bisutería sociológica y falsedades a nuestra sociedad, porque llevamos un impulso y una ambición de actividades muy profundas, de beneficio de carácter social y creador adaptado a nuestra manera de vivir. No se ha ligado al venezolano estrechamente a su producto y a su manera de producción y lo más importante, no se combate la pobreza, la miseria, la corrupción y no se atiende la inseguridad social, como tampoco se ha podido desprenderlo de la alienación que por siglos ha construido el imperio del capital y hoy neoliberalista globalizador, enseñando que lo que somos, no es porque lo queremos, sino porque somos producto de una civilización capitalista monopolizadora y caracterizada por una dirigencia dominada por las grandes corporaciones multinacionales que operan desde el vientre de los imperios.

Insisto, aunque esto le duela a muchos de los oportunistas, aquí la criminalidad, la corrupción y el burocratismo, se hizo estado dentro del estado y en algunas ocasiones, por venganzas politiqueras es que se culpan de esos delitos, a algún sinvergüenza, pero no nos hemos detenido para entender que esos vicios son producto de la misma sociedad, creemos que son determinados individuos los que están enfermos y no vemos que el cáncer lo tenemos en el sistema social y que revolucionario que nos ha montado el capitalismo salvaje.

Tanto que luchamos contra el carnaval electorero y los falsos candidatos que deambulaban por las barriadas pobres, abrazando viejitos, niños y prometiendo de todo, menos las necesidades de las comunidades. Los mismos payasos de esa época cuartarepublcana, están hoy otra vez, despilfarrando los recursos de la nación y con la manía apologética que consiste en “aplicar” las palabras de Marx, el Ché y Bolívar. En verdad yo veo todo esto como un paisaje muerto, de frías piedras teóricas cinceladas de una vez para siempre como pensamientos eternos e invariables. No hemos sido capaces de inventar nada, pero la tragedia más grande es que los hombres de conciencia y principios se queden callados y aplaudan como vulgares aduladores y desconozcan el verdadero concepto político por el que luchamos y nos sacrificamos desde que tuvimos conciencia política, principios de libertad y justicia

martes, 26 de agosto de 2008

El Presidente colombiano Alvaro Uribe Vélez se lanza por el despeñadero que puede conducir a un golpe de Estado‏



Apolinar Díaz - Callejas (especial para ARGENPRESS.info)

La situación política de Colombia se agrava día a día. Ante lasopiniones de los dirigentes del Partido Liberal, que tiene porconductor principal al ex-presidente Cesar Gaviria, y del PoloDemocrático, que aglutina diversos sectores de izquierda tradicionalcolombiana, el Presidente Alvaro Uribe Vélez, en un autoreportajepersonal que utilizó hoy 25 de Agosto de 2008, el espacio delnoticiero del medio día, “Noticias Caracol”, en que calificó lasmanifestaciones y procedimientos que circulaban en torno a la conductaexcepcional del Fiscal de Medellín Guillermo León Valencia Cossio,hermano del nuevo Ministro del Interior y de Justicia Fabio ValenciaCossio, que determinó su destitución. Expresó Uribe Vélez su frustración porque fiscales de Medellín “sehubieran dejado corromper”. Aprovechó para atacar a la Fiscal Generalde la Nación: “¿Por qué razón no se tomaron determinaciones másrápidas si la información se conocía desde hace dos años?”.
De ahí en adelante toda la declaración radial del presidente Uribe fuecontra supuesta colaboración o debilidad de los partidos políticosdemocráticos de oposición, de la misma Corte Suprema de Justicia, dela Corte Constitucional y de la Fiscalía General. Esta acusación desató de inmediatito una tormenta en los mediospolíticos colombianos y alarma sobre el propósito real que esconde laactitud más agresiva del presidente Alvaro Uribe Vélez, al punto quese iniciaron contactos telefónicos entre los diferentes sectorespolíticos colombianos democráticos para afrontar el nuevo rumbo quetoma el propósito nunca realmente ocultado por el presidente UribeVélez de una segunda reelección.
Por el contrario, estos hechosdesataron de inmediato una gran alarma en los sectores políticos ydemocráticos así como en los grupos sindicales, industriales ycomerciales. Por primera vez se escucha la opinión común de las gentes que piensanque todos estos hechos corresponden al propósito del Presidente UribeVélez de forzar su reelección para un tercer período, aprovechando quetiene el control de las mayorías en el Congreso de la República, quesegún su propia opinión pueden votar leyes favorables a él antes deque metan a la cárcel a los propios congresistas, como ya ha ocurridocon varias decenas de ellos que están presos, por delitos decorrupción política que se han desatado en Colombia a todo lo largo delos dos períodos de gobierno del presidente Alvaro Uribe Vélez.
Además, antiguos parlamentarios que no han podido ser elegidos denuevo bajo el gobierno de Uribe Vélez, pese al apoyo que le han dado aéste, se han puesto al frente de la campaña para recoger esas cincomillones (5.000.000) de firmas que pidan al Congreso de la Repúblicadominado por los amigos y electores del Presidente Uribe Vélez laaprobación de otra reforma constitucional para autorizar la legalidadde una segunda reelección que equivale a una “tercera elección”, comohacía Porfirio Díaz en México durante su dictadura de 30 años,adornada con falsas elecciones populares relativamente periódicas ylas propinas a sus electores con fondos públicos. En Colombia seguiremos en la lucha por una nueva democraciaigualitaria, como nunca antes ha tenido.
Colombia no estará ausente dela lucha de la América Latina y del Caribe por alcanzar su soberaníatotal y avanzar en su reestructuración económica y política nacionalque dé piso firme a la democracia social que todos deseamos.

América Latina: La nueva izquierda no ha traído cambios

Frida Modak Alai
CEPRID

A menudo escuchamos o leemos que en América Latina avanza una nueva izquierda y, sin embargo, vemos que nada cambia, que los modelos económico-sociales impuestos en la época de las dictaduras siguen en pie y que las empresas transnacionales continúan haciendo “las américas” con nuestros recursos. La pobreza apenas ha disminuido y si antes la cantidad de pobres se medía por el porcentaje de cesantes, ese sistema ya no sirve porque hoy también son pobres los que tienen trabajo pero el salario no les alcanza para la canasta básica. La seguridad social se ha convertido en recuerdo del pasado y, flexibilización mediante, ya no hay trabajo seguro, mientras la educación es cada vez más elitista.
Los rasgos izquierdistas o incluso socialistas de algunos gobiernos están dados en función de la militancia política de sus presidentes, aunque éstos ejercen sus funciones siguiendo el modelo neoliberal. Hasta los mandatarios que están realizando cambios efectivos, no han logrado librarse del modelo. Hacer un breve recorrido resulta interesante.
Argentina, después que las dictaduras militares que aplicaron a ultranza el neoliberalismo, ha tenido gobiernos peronistas y de la Unión Cívica Radical. El único que alcanzó algún grado de éxito fue Néstor Kirchner, que superó la crisis profunda en que lo dejó su antecesor y planteó recuperar la riqueza energética, traspasada por el también peronista Carlos Menem a la española Repsol, que a partir de ahí es una de las petroleras dominantes en el subcontinente. El peronismo no es del gusto estadounidense porque el último proyecto nacional que tuvo el país fue el de Juan Domingo Perón.
Brasil, el presidente Lula, tornero de profesión, se formó bajo la influencia de la Teología de la Liberación y gobierna a uno de los países más ricos, que tiene un proyecto nacional desde los regímenes militares, que cometieron las mismas tropelías que los demás dictadores sudamericanos, pero que sentaron las bases del desarrollo actual, lo que le permite a Lula un grado de progresismo en el marco neoliberal.
Chile, el término de la dictadura fue pactado con participación estadounidense y los gobiernos pos-Pinochet han sido de una coalición de centro-izquierda-centro-derecha, que incluye al partido Socialista que se declara renovado. La constitución de Pinochet sigue vigente y aunque su articulado dice que los recursos naturales son propiedad imprescriptible e inalienable de la nación, las grandes y nuevas minas de cobre son explotadas por empresas extranjeras que subcontratan a los trabajadores.
Perú, el presidente Alan García gobierna por segunda vez. Pertenece a la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, creada en 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre como partido marxista, posición que Haya abandonó después. Los militares no le permitieron gobernar cuando fue electo. En 1985 García se convirtió en el primer presidente aprista y tuvo posturas progresistas, opuestas a las que caracterizan su segundo mandato. Ha dicho que en su primer período actuó con criterio “velasquista”, aludiendo al gobierno revolucionario del general Velasco Alvarado ,y que su gestión actual es aprista.
Paraguay, aún no termina de deshacerse de la herencia de la dictadura stronista. Ha elegido como presidente al ex obispo Fernando Lugo, a quien algunos acusan de estar rodeado de neoliberales. El ex vicepresidente del Banco Mundial y Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ha anunciado que lo asesorará en forma gratuita.
Uruguay, gobierna el Frente Amplio, coalición de centro-izquierda formada para combatir a la dictadura, pero el modelo económico sigue siendo el neoliberal.
América Central, en esta región Honduras y Guatemala tienen ahora presidentes social demócratas, pero no están en condiciones de desentenderse del modelo ni de la influencia estadounidense, aunque ingresaron a Petrocaribe. El Salvador tiene un gobierno derechista, que podría cambiar en los próximos comicios, pero sin posibilidades aún de introducir grandes modificaciones. Costa Rica es aliada de Estados Unidos y Panamá está gobernada por el hijo del general Torrijos, quien no desafía al neoliberalismo.
Colombia, el presidente Uribe gobierna con una coalición de derecha y es el mayor aliado que Estados Unidos tiene en América Latina.
Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Cuba, los primeros cuatro procuran establecer un sistema socialista que algunos llaman socialismo del siglo XXI. Aunque han realizado cambios sustanciales, tienen pendiente la organización de bases de apoyo sólidas. Bolivia es el que cuenta con los movimientos populares más importantes, que respaldan al presidente Evo Morales. Le siguen Nicaragua y el sandinismo, mientras que los presidentes de Venezuela y Ecuador están creando la fuerza política que necesitan. Cuba es, evidentemente, la que hace tiempo alcanzó la meta.
México, con el Tratado de Libre Comercio de América del norte se ha distanciado de América Latina.
¿Neo socialismo liberal?
En el cuadro señalado, parece obvio que la izquierda latinoamericana no está en los países que privilegian Estados Unidos y Europa, sino en aquellos a los que combaten. La mayoría de nuestras naciones practica lo que Keith Dixon, profesor de estudios anglófonos de la Universidad Stendhal de Grenoble, Francia, bautizó en 1998 como “neo socialismo liberal” a raíz de lo sucedido en Gran Bretaña después de la era Thatcher, cuando Tony Blair se convirtió en Primer Ministro. Cabe señalar que lo ocurrido con los ingleses sucedió en toda la Europa social demócrata, a medida que fueron muriendo sus grandes líderes: Bruno Kreisky en 1983, Olof Palme en 1986 y Willy Brandt en 1992. Sus sucesores se acercaron a Estados Unidos y se sumaron a sus políticas.
Regresando a Dixon, éste afirma que de una sociedad con valores de solidaridad y ayuda mutua, Gran Bretaña pasó a un régimen neoliberal percibido como “la patria simbólica” de todos los que querían terminar “con el viejo socialismo”. Sostiene que Blair y su entonces secretario de Hacienda Gordon Brown hicieron la “reforma neolaborista” del Estado de Bienestar, la que “porta todos los signos de un desmantelamiento (que soñó Tahtcher, pero que estuvo fuera de su alcance)” y afirma que el triunfo de Blair fue también “el triunfo final de Thatcher”, porque garantizaba que el thatcherismo sobreviviría al cambio de gobierno.
Los partidos y presidentes latinoamericanos considerados izquierdistas asumieron como propio el planteamiento de la “tercera vía” que promovió Blair, vía que sólo fue la adopción del neoliberalismo, porque nunca existió. Blair dejó el gobierno británico cuando empezó a sufrir derrotas políticas, lo reemplazó Brown, al que los legisladores de su partido demandan que deje ya el cargo que asumió apenas en junio del año pasado. Se lo pedirán formalmente cuando terminen las vacaciones de verano porque, dijeron,“está un poco oxidado” y ya no puede “persuadir” ni “entusiasmar” a nadie.
Así como los conservadores ingleses avanzan, algo similar les está pasando en América Latina a los gobiernos supuestamente de izquierda que tienen elecciones dentro de poco.

Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.
Fuente: Rebelión.

lunes, 25 de agosto de 2008

El pensamiento crítico en un mundo incierto


Renán Vega Cantor
humanidadenred.org

“Si nuestra América no ha de ser sino una prolongación de Europa; si lo único que hacemos es ofrecer suelo nuevo a la explotación del hombre por el hombre (y por desgracia esa es hasta ahora nuestra única realidad), si no nos decidimos a que ésta sea la tierra de promisión para la humanidad cansada de buscarla en todos los climas, no tenemos justificación: sería preferible dejar desiertas nuestras altiplanicies y nuestras pampas si sólo hubieran de servir para que en ellas se multiplicaran los dolores humanos, no los dolores que nada alcanzará a evitar nunca, los que son hijos del amor y la muerte, sino los que la codicia y la soberbia infligen al débil y al hambriento. Nuestra América se justificará ante la humanidad del futuro cuando, constituida en magna patria, fuerte y próspera por los dones de la naturaleza y por el trabajo de sus hijos, dé el ejemplo de la sociedad donde se cumple la ‘emancipación del brazo y la inteligencia’”. (Pedro Henríquez Ureña, “Patria de la justicia” (1925), en La utopía de América, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1989 p. 11.)

Aunque el tema central que nos convoca en esta ocasión está directamente relacionado con la vigencia del pensamiento crítico, no es posible efectuar un análisis abstracto del mundo de las ideas al margen de la realidad social en la que vivimos, sin caer en un idealismo vacío e insustancial. Si concebimos al pensamiento crítico como una filosofía de la praxis, debemos referirnos a la historia, a los problemas concretos, a las luchas prácticas y a las expectativas reales de sujetos de carne y hueso en una situación específica. En concordancia con esta proposición, en esta oportunidad quiero referirme a tres tópicos que versan principalmente sobre Colombia, el país de donde vengo y donde vivo. En su orden: primero, la desgracia de ser un país rico en recursos; segundo, el intocable terrorismo de Estado; y, tercero, qué podría hacer el pensamiento crítico en un contexto tan desolador.

1. Colombia: la desgracia de ser un país rico

Colombia, el país en el que vivo, está atravesada por las más tremendas contradicciones del mundo contemporáneo. Es un territorio con una extraordinaria diversidad y riqueza natural y cultural, en cuyo seno se encuentran todos los pisos térmicos y una gran variedad de paisajes y de climas, dos costas, escarpadas montañas, extensas altiplanicies y llanuras, bosques, selvas y ríos caudalosos. Allí se alberga una gran riqueza natural, que es también una de las razones de nuestra desgracia, como les sucede a los países que cuentan con recursos. Como parte de esa riqueza natural contamos con minerales, maderas, agua y biodiversidad a granel. En biodiversidad, Colombia es uno de los cuatro territorios más ricos del mundo, por sus numerosas y variadas especies de plantas y animales, un tesoro invaluable hoy como ayer apetecido por los poderes imperialistas. En esos suelos fértiles desde hace miles de años se han desarrollado complejas sociedades y culturas, un resultado de la mezcla étnica, voluntaria y forzada, como producto de las sucesivas fases de sometimiento de los comunidades aborígenes desde comienzos del siglo XVI. Algunos de los pueblos originarios descendientes de nuestros primeros padres, sobreviven arrinconados en tierras de ladera o en lo profundo de la selva, pese a todas las campañas de exterminio libradas contra ellos en los últimos cinco siglos, por los conquistadores europeos y sus descendientes criollos. En total, en el actual territorio colombiano existen unas 80 etnias, que agrupan a algo más de un millón de seres humanos, con sus propias formas de organización social, costumbres y tradiciones y muchas de ellas conservan sus lenguas vernáculas.

Como parte de esa diversidad cultural, sobresale el aporte de los pueblos africanos que fueron traídos brutalmente como esclavos y que, en medio de la opresión, la discriminación y la explotación, dieron origen a comunidades de libertos y campesinos que se asentaron en diversos sitios del país, en especial en sus zonas costeras, en valles y esteros. La mezcla de europeos, pobres y ricos, con los indígenas y los negros esclavizados dio origen a los campesinos colombianos, mestizos por excelencia que hasta hace no mucho tiempo eran la mayoría indiscutible de la población y que en la actualidad representan el 25 por ciento de todos los habitantes del país.

Colombia es, entonces, un crisol de pueblos y culturas, en donde se hablan más de medio centenar de lenguas, con una notable diversidad regional y variadas costumbres y tradiciones. Esa diversidad cultural está seriamente amenazada por voraces empresas transnacionales que, en alianza con capitalistas locales, se están apropiando a mansalva de las tierras, recursos y saberes autóctonos. Estas prácticas de biopiratería buscan expropiar conocimientos ancestrales, muy útiles a grandes conglomerados transnacionales en su pretensión de mercantilizar la naturaleza. El Tribunal Permanente de los Pueblos que terminó sus sesiones en Bogotá hace pocos días verificó “el peligro inminente de extinción física y cultural de 28 pueblos indígenas, que en la mayoría de los casos están formados por menos de un centenar de personas por pueblo, debatiéndose entre la vida y la muerte”. Y concluyó que “su desaparición de la faz de la tierra constituiría, en pleno siglo XXI, además de una vergüenza para el Estado colombiano y para la humanidad entera, un genocidio y un crimen de lesa humanidad por su acción u omisión institucional de atender a estos pueblos que de manera irreversible están a punto de extinguirse”.

Colombia es, al mismo tiempo, uno de los países más injustos de nuestra América y del mundo, puesto que a la par con esa inestimable riqueza natural, humana y cultural, existen los más aberrantes niveles de desigualdad, una característica estructural de nuestra sociedad, que explica en gran medida la violencia que nos ha asolado durante los últimos 60 años. En Colombia desde los tiempos de la colonia se formaron poderosos terratenientes, cuyos herederos actuales son amos y señores de cuerpos y almas, apoyados por las altas jerarquías de la iglesia católica y el ejército, en consonancia con la santa alianza entre la cruz y la espada. Eso ha dado origen a una terrible polaridad social, en la cual terratenientes de toda especie (ganaderos, propietarios ausentistas, exportadores de productos primarios, narcotraficantes y paramilitares), que representan solamente el 0.4 por ciento del total de propietarios, son dueños del 61 por ciento de las tierras del país, de las más productivas y de las mejor situadas, y el 54 por ciento de pequeños propietarios (campesinos minifundistas, colonos, indígenas, comunidades afrodescendientes) sólo poseen el 1,7 por ciento de la tierra, como resultado de lo cual existen 8 millones de pobres rurales. En Colombia, a diferencia de otros países de América Latina (México, Cuba o Perú) nunca se llevo a cabo una reforma agraria que intentara democratizar la propiedad y uso de la tierra, y los tímidos intentos de corte redistributivo a la larga terminaron por fortalecer el poder de los terratenientes, ligados a otras fracciones del capital, tanto nacional como extranjero. No es de extrañar, en este sentido, que empresas multinacionales como La United Fruit Company (hoy Chiquita Brands) haya constituido un enclave territorial en la costa atlántica colombiana durante las primeras décadas del siglo XX y que esas mismas empresas estén impulsando ahora mismo una nueva apropiación de tierras y riquezas a lo largo y ancho del país. Eso ha cobrado fuerza en los últimos años con la apertura incondicional a los monopolios transnacionales y nunca antes en la historia nacional se habían registrado tales niveles de inversión extranjera como los actuales –se paso de 3.768 millones de dólares en el 2000 a 10.085 en el 2005- y, por supuesto de utilidades remitidas al exterior –que saltaron de 673 millones de dólares en el 2000 a 6.535 en el 2007, con un crecimiento de casi el 1.000 por ciento.

Esta característica estructural de monopolio terrateniente del suelo, se ha acentuado en los últimos años, con el despojo de cinco millones de hectáreas de tierra por parte de fuerzas paraestatales. Estas tierras, como expresión de una típica revancha terrateniente, han sido arrebatadas a los campesinos y apropiados por viejos y nuevos hacendados, para ampliar sus fincas ganaderas, sembrar palma africana y otros cultivos de exportación, ahora usados para producir necrocombustibles. Este hecho explica el despojo y el destierro de cuatro millones de colombianos en su propio país, lo cual nos ubica entre los dos países del mundo con más desplazados internos, disputándonos palmo a palmo con Sudán un deshonroso primer lugar en tan indigna acción.

Como las clases dominantes de Colombia nunca han querido repartir ni un centímetro de tierra, han expulsado violentamente a los campesinos hacia los límites de la frontera agrícola, con lo cual se ha poblado el país, a costa de indígenas y comunidades afrodescendientes, mientras las mejores tierras siguen en manos de los grandes propietarios. Esa expulsión campesina llegó a las ciudades, desde finales de la década de 1940, originando una urbanización acelerada y profundamente antidemocrática, porque en las ciudades se ha ido reproduciendo, a su modo, la injusticia del mundo rural, pues un puñado de potentados, ligado al capital financiero, se ha enriquecido a costa del hambre de tierras urbanas de los más pobres, que cíclicamente llegan huyendo de la violencia y de la miseria que impera en los campos colombianos. Eso explica que hoy por hoy la mayor parte de la población del país malviva en las ciudades (algo más del 70 por ciento), y millones de personas no cuenten con los más elementales servicios públicos, estén desempleados, vivan del rebusque diario y se encuentren arrinconados en barrios tuguriales. Al mismo tiempo, en esos espacios urbanos, como parte de la lógica injusta del capitalismo, existen guettos de riqueza de las clases dominantes y de reductos de las clases medias, como se aprecia en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y otras ciudades del país, en donde se vive con todas las comodidades y el confort de las elites de los Estados Unidos o de Europa.

No es difícil documentar la magnitud de la horrorosa desigualdad de la sociedad colombiana: hay veinte millones de pobres y 7 millones de personas viven en la absoluta miseria, lo cual quiere decir que uno de cada dos colombianos es pobre y uno de cada seis es indigente; el desempleo afecta, según cifras oficiales, a dos millones doscientas mil personas y si a ellas le sumamos las que sufren el subempleo y otras formas disfrazadas de desempleo, tenemos que el desempleo real cobija a unas 9 millones de personas, el 41 por ciento de una población económicamente activa de 20 millones. Y la gran mayoría de los que tienen empleo soporta condiciones laborales indignas e inhumanas, como producto de la flexibilización y precarización laboral, de la pérdida de derechos, de la imposibilidad de organizarse sindicalmente, de la contratación temporal y de la ampliación de la jornada laboral, porque en una especie de revolución conceptual en la astronomía, que erizaría la piel de Kepler y Copérnico, el actual gobierno determinó extender por decreto el día de las seis de la mañana a las diez de la noche, para que los empresarios no paguen horas extras ni recargos nocturnos.

Para completar, las reformas tributarias de los últimos años han aumentado la desigualdad, puesto que han disminuido o suprimido impuestos a los ricos con el pretexto de aumentar la inversión de capital privado, tanto nacional como internacional, mientras que se ha generalizado el impuesto al valor agregado y las tributos directos que pagan los asalariados y los pobres. De esta forma, en tanto que un trabajador paga impuestos sobre sus ingresos, las empresas cotizan, cuando lo hacen, sobre sus ganancias y no sobre su patrimonio.

La concentración de la riqueza es de tal índole que hace de Colombia un país terriblemente injusto, como se comprueba con unos pocos datos del Informe de Desarrollo Humano, versión 2005: “58 personas pobres (del 10% de menores ingresos) reciben el mismo ingreso que 1 persona rica (del 10% con mayores ingresos), Colombia es el undécimo país más desigual del mundo con un Coeficiente de Gini de 57,6.; El 20% más rico de los colombianos consume el 62% de los bienes y servicios y el 20% más pobre consume el 3%.”. Un dato sintético nos indica que el ingreso acumulado del 80 por ciento de los colombianos es inferior a los ingresos totales del 10 por ciento más rico, los verdaderos dueños del país.

Esta profunda desigualdad de la sociedad colombiana ha sido preservada históricamente mediante varios mecanismos. Al respecto, vale mencionar los elementos ideológicos de que se han valido las clases dominantes en Colombia para mantener su hegemonía, entre los cuales sobresalen los mitos desmovilizadores y, más recientemente, el uso del poder mediático. Esas clases dominantes se han encargado de construir dos mitos de larga duración, tanto para uso interno como fuera del país. El primer mito sostiene que la Colombia actual desde temprana época, a finales del siglo XVIII, se convirtió en una sociedad mestiza, en la que, por ende, nunca ha existido discriminación étnica ni desigualdad racial. Esta falacia, repetida hasta la saciedad, fue construida para invisibilizar a indígenas y afrodescendientes, justificar la apropiación de sus tierras y de sus riquezas, legitimar su persecución y exterminio y entregar sus suelos a empresarios locales o extranjeros, como viene sucediendo con las empresas petroleras desde comienzos del siglo XX. Con este embuste de un pretendido mestizaje democrático, las clases dominantes de Colombia han buscado marginar, cuando no exterminar, a indígenas y negros, considerados como inferiores, para no reconocerlos ni como seres humanos ni como comunidades o individuos con derechos, sino solamente como peones o como carne de cañón y de urna.

El segundo mito desmovilizador, más acentuado que el primero y de difusión internacional, asegura que Colombia es la democracia más antigua y más sólida de América Latina. Esto no deja de ser una falacia o un mal chiste, sobre todo para los que vivimos en ese país. Es una falacia, como puede probarse mencionando, de paso, algunos aspectos políticos, económicos y sociales. En términos políticos, durante más de un siglo y medio las clases dominantes han usufructuado el poder valiéndose de dos partidos, el liberal y el conservador, que se han turnado o han compartido el control del gobierno y del Estado, cerrando cualquier posibilidad de participación política a fuerzas diferentes, mediante el asesinato y la persecución, siendo este otro de los factores estructurales que explica la constante violencia en Colombia, Incluso, cuando en el seno mismo de esos partidos tradicionales han existido personajes que se han atrevido a cuestionar la injusticia y la desigualdad, han sido vistos como sujetos peligros y las clases dominantes no han dudado en eliminarlos, como sucedió con el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948.

En términos económicos, cuatro grupos monopólicos, estrechamente ligados al capital imperialista, son dueños de las más diversas actividades económicas y productivas, siendo los que finalmente deciden quien hegemoniza el poder político. Esos grupos económicos dominan los medios de comunicación, ahora en alianza con capital español, y por eso en Colombia, dos canales de televisión privados, dos cadenas de radio y un periódico de circulación nacional dictaminan qué se dice y se piensa en nuestra sociedad. Es una dictadura mediática de los grandes grupos económicos, a través de sus empresas periodísticas, que configuran un cartel del terrorismo ideológico y cultural y son los puntales de la guerra informativa contra la población y contra todos los que consideran sus enemigos (como lo han podido comprobar recientemente los gobiernos de Ecuador, Venezuela y Nicaragua). Allí se encuentran pocas familias, como los Santos, Ardila Lule, Santodomingo y los grupos Prisa y Planeta de España. ¿Qué democracia puede haber en un país de 45 millones de habitantes, en el cual sólo unos cuantos empresarios de los medios controlan todo lo que se mueve y produce, incluyendo la información?

En términos sociales, la desigualdad y la injusticia estructural del país se han agravado con la aplicación del recetario neoliberal, la apertura comercial y la arremetida imperialista durante los últimos 20 años. Así, En Colombia se han privatizado las más importantes empresas públicas y la salud, la educación y la cultura se han convertido en negocios rentables para llenar el bolsillo de los capitalistas nacionales o internacionales. Igualmente, Colombia es un país militarizado al extremo, hasta el punto que hoy tiene un ejército de 400 mil efectivos y cuenta con más policías y soldados que profesores, médicos o enfermeros, lo que hace que, en términos de inversión militar con relación al PIB, sea el tercer país más militarizado del orbe, sólo superado por Israel y Burundi. Este crecimiento desmesurado del gasto militar ha sido posible por la “ayuda” de los Estados Unidos que le suministra al gobierno colombiano más de dos millones de dólares diarios para la guerra interna. Por tal razón, tenemos el dudoso privilegio de ser el tercer país en recibir “donaciones” monetarias para la muerte por parte de los Estados Unidos, por debajo de Israel y Egipto. (No por casualidad, como lo ha señalado Noam Chomsky, existe una correlación directa entre ayuda militar estadounidense y violación sistemática de los derechos humanos, como se confirma en el caso de nuestro país).

Como lo subrayó el Tribunal Permanente de los pueblos: “Colombia parece presentarse (…) como un verdadero laboratorio político institucional donde los intereses de los actores económicos nacionales e internacionales son plenamente defendidos a través del abandono por el Estado de sus funciones y de su deber constitucional de defensa de la dignidad y de la vida de una gran parte de la población, a la cual se aplica, como si de un enemigo se tratara, la doctrina de la seguridad nacional, en su versión colombiana”. Con todas estas características, si se pudiera usar el término de democracia para hablar de Colombia, lo cual es un verdadero contrasentido, habría que hablar de una “democracia genocida”.

2. 60 años de terrorismo de Estado y de impunidad

Ufanarse por parte de las clases dominantes que Colombia es la democracia más antigua y sólida del continente, ha servido para ocultar ante la faz del mundo el terrorismo de Estado más prolongado de nuestra América y uno de los más constantes en todo el planeta. En efecto, en mi país ha existido en los últimos 60 años (desde poco antes del asesinato de Gaitán el 9 de abril de 1948) una interminable impunidad estatal –junto desde luego, a la impunidad de las clases dominantes-, que ha sobrevivido a todos los cambios experimentados en nuestro continente y en el mundo. Mientras que en el cono sur y en Centroamérica se terminaron las dictaduras militares de seguridad nacional, con su estela de sangre, terror y desaparecidos, en Colombia no hubo necesidad de recurrir a la dictadura abierta, porque con el régimen existente, aparentemente civil y democrático, se han podido cometer, hasta ahora, tantos o más crímenes que los realizados por las dictaduras de Videla, Pinochet o los generales brasileños, todos juntos. Según la ONU, Colombia es uno de los pocos países de nuestra América donde todavía hoy se sigue practicando la horrorosa práctica de la desaparición forzosa. Aunque la guerra fría terminó hace dos décadas, en Colombia se mantiene, con la misma lógica anticomunista y contrainsurgente de siempre, puesto que el solo hecho de pensar, no digamos diferente, sino simplemente de pensar es un delito, del que se derivan todas las consecuencias posibles: acoso, persecución, señalamiento, cárcel, exilio, desaparición o muerte. Es bueno enfatizar que en Colombia no se prohíbe la disidencia o la protesta, sino que simplemente se mata al que disienta o proteste, como alguna vez lo dijera el periodista Antonio Caballero.

Mientras en otros lugares (El Salvador, Guatemala) se dieron procesos de paz que implicaron para las clases dominantes de esos países impulsar algunas tímidas reformas sociales, económicas y políticas y reconocer la existencia de los adversarios como interlocutores válidos, en Colombia la oligarquía criolla no quiere repartir nada, ni un centímetro de tierra, ni redistribuir ingresos, ni mejorar las condiciones de vida de la población, y por ello ha optado por la vía de la tierra arrasada, mediante el Plan Colombia y la instalación de bases militares de los Estados Unidos en nuestro suelo.

Ese terrorismo de Estado, tan prolongado e impune como el de Israel (cronológicamente coinciden con terrible exactitud) y solamente superado por el campeón mundial del terrorismo de Estado (por supuesto el de Estados Unidos), ha perdurado mucho más tiempo que las dictaduras de Stroessner en Paraguay, de los Somoza en Nicaragua, de los Duvalier en Haití, o de Trujillo en República Dominicana. Se ha mantenido incluso más allá de la “dictadura perfecta”, la del PRI mexicano.

Ese terrorismo de Estado, apoyado en grupos paramilitares, utiliza símbolos y nombres similares en dos períodos históricos distanciados por medio siglo, en la época de la primera Violencia y en la actualidad. Los sicarios conservadores de la década de 1950 se autodenominaban pájaros y el más famoso de ellos era conocido como El Cóndor, amigo íntimo de políticos conservadores y de militares que llegaron a la presidencia de la República. Hoy los grupos emergentes de paramilitares se proclaman como las águilas negras, y su cercanía con el poder político y empresarial es evidente, como para comprobar que no es mucho lo que ha evolucionado la fauna parasicarial en Colombia, ya que en medio siglo sólo se ha dado una mutación semántica que nos ha llevado de los pájaros a las águilas negras.

La persistencia del terrorismo de Estado en Colombia ha dejado una impresionante secuela de victimas, una contribución a la historia universal de la infamia, de la cual solamente quiero recordar algunos hechos. En los últimos 20 años han sido asesinados 3000 dirigentes sindicales, constituyéndose en el país del orbe más peligroso para ejercer cualquier actividad gremial, hasta el punto que de cada 10 sindicalistas asesinados en el mundo, 9 lo son en Colombia. En esa lógica de terror contra los trabajadores, con la participación de empresas multinacionales (Coca-Cola, Chiquita Brands, Nestlé, La Drumond...), han sido aniquilados sindicatos completos, como sucedió con el de los bananeros en Urabá o con el de la palma africana en el departamento de Cesar y otros han sido sistemáticamente perseguidos, como la Unión Sindical Obrera que agrupa a los trabajadores petroleros, cien de cuyos dirigentes y miembros han sido asesinados después de 1988.

Como parte de esa lógica del terror, en Colombia se planificó y ejecutó el genocidio político de una organización de izquierda, la Unión Patriótica, que fue aniquilada en las décadas de 1980 y 1990, con el asesinato de 5000 de sus militantes, incluyendo senadores, concejales y alcaldes.

El asesinato de dirigentes campesinos, de defensores de derechos humanos, de periodistas, de profesores, de estudiantes, de luchadores sociales ha sido y es la pauta típica del terrorismo de Estado hasta el día de hoy, sin que sus responsables, asociados en gran medida al capital privado, a las fuerzas armadas y a los terratenientes, sean condenados y antes por el contrario hoy sean vistos como prósperos empresarios o salvadores del país, que se pavonean orondos de sus crímenes, tanto en Colombia como en el exterior.

En este país se ha generalizado el terror de múltiples formas por parte de sectores de la extrema derecha, mediante matanzas indiscriminadas desde 1981, cuando apareció en escena el primer grupo paramilitar en el Magdalena Medio. Desde entonces hemos vivido horrores indescriptibles, masacres de una inconcebible sevicia, crímenes que son el telón de fondo de lo que en forma benigna se ha llamado la parapolítica, por lo cual están detenidos más de 30 senadores de la coalición de gobierno. La parapolítica simplemente es un eufemismo para camuflar la magnitud de los delitos de lesa humanidad que ha producido la alianza macabra de grupos de matones con políticos, terratenientes, militares, empresarios y multinacionales, con la finalidad de eliminar a todos los seres humanos considerados como enemigos y obstáculos de la acumulación de capital mafioso imperante en Colombia. Porque, de paso, en ese país si que se aplica la notable distinción de Leonardo Sasccia, cuando dijo que “la mafia es un capitalismo ilegal, mientras que el capitalismo es una mafia legal”.

De la misma manera, en Colombia hay miles de desaparecidos por razones políticas o reivindicativas desde 1977, cuando fue raptada y luego desaparecida en la ciudad de Barranquilla por organismos de seguridad del estado Omaira Montoya Henao, una bacterióloga de 34 años y militante de izquierda. Esta práctica criminal no ha cesado y se mantiene hasta el día de hoy.

Si se hiciera un minuto de silencio por cada uno de los muertos, torturados y desaparecidos que se han presentado en Colombia en los últimos sesenta años, tendríamos que permanecer callados, por lo menos, durante dos años continuos. Tal es la magnitud de la impunidad del terrorismo de Estado imperante en Colombia, del cual es cómplice y copartícipe el imperialismo estadounidense y ese conjunto de delincuentes que se autodenomina comunidad internacional. Por todos aquellos que he nombrado (sindicalistas, indígenas, dirigentes campesinos y populares, defensores de derechos humanos, estudiantes, profesores, mujeres e intelectuales) y que han sido asesinados, torturados o desaparecidos nunca se ha convocado a una marcha por parte de la poderosos medios de comunicación, ni se han organizado conciertos para escuchar a cantantes destemplados, como si, sencillamente, esos muertos y desaparecidos nunca hubieran existido o no fueran importantes. A esos colombianos humildes y pensantes que han sido asesinados y masacrados por el capitalismo colombiano quiero recordarlos en esta ocasión y rendirles un tributo de reconocimiento, porque su lucha forma parte de la memoria y de la dignidad de quienes no se han resignado a creer que la violencia en Colombia es un castigo divino, sino que es producto de un sistema profundamente injusto y desigual y que han soñado con un país decente, muy distinto al actual, gansteril y mafioso.

Bombardear un país vecino, violar el derecho internacional humanitario y las leyes de guerra –usando los símbolos de la Cruz Roja, TeleSur y de una ONG humanitaria de Barcelona- calumniar e inculpar a presidentes de otros estados, oponerse al derecho de asilo…, son prácticas terroristas que han evidenciado ante la faz del mundo en el último año, pero sólo son un pálido reflejo del terrorismo de estado que los colombianos comunes y corrientes han soportado durante más de medio siglo. Lo que está aconteciendo ahora confirma que en Colombia, el Estado y las clases dominantes se han convertido en fichas incondicionales de los Estados Unidos en nuestra América, para fungir como el portaaviones terrestre de la guerra preventiva y como punta de lanza de los intereses del imperialismo en su sed insaciable de apropiarse de riquezas y recursos. Para hacerlo posible, Estados Unidos directamente o por intermedio de Colombia necesita sabotear los procesos autónomos y soberanos que se impulsan, entre logros y tropiezos, en distintos países sudamericanos.

Desde luego, ese comportamiento internacional del Estado colombiano tampoco es nuevo, puesto que durante los últimos sesenta años, para vergüenza de nuestra América, sucesivos gobiernos han respaldado o participado en hechos tan lamentables como la Guerra de Corea, a comienzos de la década de 1950, o la criminal invasión a Irak en los últimos cinco años. El gobierno colombiano actual ha sido el único de la región en aplaudir las maniobras de la IV flota imperial de los Estados Unidos en el Mar Caribe y en respaldar a la Unión Europea en su directiva xenófoba y racista contra los inmigrantes. Como parte de esa historia de traición de los gobiernos colombianos a otros países sudamericanos, recordemos que en 1982, el presidente de entonces fue el único de Sudamérica en respaldar al Reino Unido y a Estados Unidos en el conflicto de las Malvinas. ¡Todos estos acontecimientos demuestran que el síndrome de Caín también es una característica estructural de las clases dominantes de ese sufrido país!

Cabe preguntarse, ¿por qué ha persistido durante tanto tiempo ese terrorismo de Estado con todas sus secuelas de sangre y horror? Puede responderse diciendo que una razón fundamental se encuentra en la permanente resistencia de importantes sectores de la población al modelo capitalista gansteril existente en nuestro país. Porque, a pesar de la violencia estatal y paraestatal, en Colombia en las últimas décadas se ha dado un extraordinario proceso de resistencia con variadas formas de lucha, en donde han participado indígenas, campesinos, comunidades afrodescendientes, trabajadores sindicalizados, estudiantes de escuelas y universidades públicas, trabajadores de la cultura y algunos intelectuales y entre la que hay que situar también el surgimiento de la insurgencia armada. El terrorismo de estado existe porque, a pesar de todos los esfuerzos y propaganda, las clases dominantes no han podido erradicar de importantes sectores de la población colombiana, la semilla de la rebelión, de la inconformidad y de la resistencia.

3. ¿Qué puede hacer el pensamiento crítico?

En el contexto antes señalado, vale preguntarse qué función tiene el pensamiento crítico en una sociedad como la colombiana, en la cual se ha impuesto, tal vez como en pocos lugares del continente, el pensamiento único de clara estirpe neoliberal, impulsado por los medios de comunicación, las clases dominantes y las multinacionales, todo lo cual, junto con la violencia, ha llevado al arrinconamiento y a la asfixia de la intelectualidad de izquierda, la mayor parte de la cual fue cooptada por el propio capitalismo en las últimas décadas. Esto ha hecho que ciertos escritores, investigadores y profesores universitarios, provenientes de la izquierda, se convirtieran en los intelectuales orgánicos de las viejas y nuevas formas de dominación capitalista e imperialista, llegándose al extremo de que hoy algunos plumíferos justifican y aplauden como legítimas las acciones ilegales del régimen colombiano. Estos mercenarios del pensamiento, que han alquilado y vendido su conciencia a muy bajo precio, cumplen la función de justificar el terrorismo de estado contra la población colombiana a nombre de la pretendida guerra contra el terrorismo, de las supuestas ventajas del libre mercado y de las migajas que les caen al asumir una postura de genuflexión incondicional ante Estados Unidos. Todo eso, además, sólo busca hacer presentables las políticas más antipopulares y vendepatrias que se registren en los anales de la historia nacional. A todos esos burócratas del pensamiento, pueden aplicárseles de manera textual las palabras de Bertolt Brecht: “Quien no sabe la verdad sólo es un estúpido, pero quien la sabe y la llama mentira, es un criminal”.

En contravía con ese pensamiento sumiso y servil, en “estos tiempos de mentira e infamia”, como diría Antonio Machado, los intelectuales críticos deben preservar en la labor de desentrañar todas las formas de explotación, opresión y sometimiento, asumiendo el papel de cuestionar las mentiras que a diario nos repiten los medios de intoxicación masiva y los intelectuales domesticados, que sólo buscan embellecer al capitalismo y nublar el entendimiento de la gente. En el mundo incierto en el que nos ha tocado vivir, a esos intelectuales críticos les corresponde ayudar a diseñar instrumentos analíticos, adecuados a las urgencias de nuestra época, que ayuden a entender lo que está pasando, recuperando al mismo tiempo las innumerables luchas y rebeliones que los humillados y ofendidos han librado a través de la historia y contribuyendo a construir alternativas que recuperen la esperanza. Como no podemos permitir que los medios piensen por nosotros, puesto que eso sólo conduce a que se ame a los opresores y se odie a los oprimidos, es imprescindible seguir pensando y actuando en contra de los lugares comunes que pretenden eternizar al capitalismo. Por eso, hemos querido dilucidar el sentido de las patrañas terminológicas de moda (expresadas en términos vacíos y sin sentido como “sociedad del conocimiento” o “imperio”, y muchas más), pero no para quedarnos en la pura crítica, sino para invitar a profesores, estudiantes, líderes sociales, activistas, dirigentes populares y sindicales a que con esfuerzo intelectual superen los múltiples obstáculos y ayuden a diseñar alternativas al capitalismo realmente existente.

La propuesta que ha sido desarrollada en esta obra, busca recalcar que el conocimiento tiene una función social, máxime si presume de ser crítico, porque en la actualidad es urgente recrear la educación política de las nuevas generaciones, evitando los manuales que tanto daño nos hicieron, para incentivar a la gente a pensar por cuenta propia, a no tragar entero lo que dicen los medios de desinformación, ni a creer en toda la propaganda que nos anuncia a diario que estamos ante el fin de la historia y que enfrentar al capitalismo es inútil porque ante el mismo no existen alternativas. En este sentido, reivindicamos un tipo de reflexión proscrita en el mundo académico, que recupera el lenguaje clásico de diversas vertientes emancipatorias, entre las cuales sobresalen variadas interpretaciones marxistas, ambientalistas, feministas, anarquistas, indianistas y críticas de la razón instrumental. Esa reflexión no ha buscado quedarse en la mera contemplación, sino que busca construir con comunidades educativas, docentes y sindicales, entre otras, propuestas teóricas y metodológicas que permitan acercarnos a la comprensión de este mundo incierto, así como en el diseño de instrumentos de conocimiento que integren a grupos humanos, a partir de sus necesidades y expectativas concretas.

En esta investigación se plasma un esfuerzo de síntesis que intenta romper con las especializaciones restringidas en el ámbito de las ciencias sociales que tanto nos constriñen, y analizar grandes problemas de la humanidad, tales como el ecocidio planetario, las formas de explotación del trabajo, la mercantilización de todo lo existente, el impacto contradictorio de la tecnociencia, las transformaciones educativas y su relación con las políticas imperialistas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional…. El objetivo ha consistido en presentarles a los profesores, activistas y dirigentes sociales un panorama amplio de los principales cambios mundiales e indagar cómo inciden en diversos aspectos de nuestra realidad cotidiana, y cómo podría aprovecharse esa información en el trabajo intelectual y político práctico en el aula de clase, en el barrio, en el sindicato y en otros espacios. Esto se ha hecho porque consideramos que el conocimiento no debe quedar en manos de expertos que lo monopolizan, sino que el saber tiene una función social que debe ayudar a la gente a enfrentar, con razones y argumentos, los problemas que la afectan. A este respecto, son iluminadoras las palabras del poeta cubano Roberto Fernández Retamar cuando afirma: “La tarea de los intelectuales latinoamericanos y caribeños no puede ser repetir miméticamente lo que una y otra vez Occidente nos propone como verdades (desde el mentido ‘Descubrimiento’ hasta la supuesta evaporación del imperialismo), sino arribar al pensamiento propio de lo que Bolívar llamó un ‘pequeño género humano’: el cual, por otra parte, sólo de ésta manera logrará desembocar de veras en esa patria que es la humanidad, como sentenció José Martí”.

En esta perspectiva, quisiera bosquejar algunas de las tareas del pensamiento crítico en estos momentos, a saber su irreducible carácter anticapitalista y antiimperialista, recuperar la idea de totalidad concreta para el análisis y comprensión de la imposición mundial del capitalismo, y, por último, vincularlo a las luchas históricas de los oprimidos.

De una parte, consideramos que el pensamiento crítico, en Colombia y en nuestra América, tiene que ser anticapitalista y antiimperialista, porque si ha de ser crítico tiene que ir a la raíz de los problemas y quien quiera entender y transformar la injusticia y la desigualdad hoy en nuestro continente en el sentido profundo del término se encontrara en el camino, tarde o temprano, con el capitalismo y el imperialismo, algo evidente en el caso colombiano. Sin esas categorías analíticas no es posible entender la acumulación mafiosa de capital y la constitución de una burguesía gansteril, que se ha hecho hegemónica no sólo en Colombia sino en otros países de nuestra América y el mundo.

En la obra que hemos escrito se encuentran innumerables ejemplos de las diversas formas de explotación y de dominación ejercidas por el capitalismo y el imperialismo en los más diversos campos, que van desde la economía, hasta el medio ambiente, pasando por la cultura, la ciencia y la técnica. La óptica anticapitalista permite, en nuestro entender, ir al fondo del asunto de lo que hoy acontece en el mundo y en nuestro continente, porque nos recuerda que es menester ir más allá de las apariencias relucientes de las mercancías y de los supermercados, hasta los hombres y mujeres de carne y hueso que soportan en la vida diaria la explotación, en las maquilas, en las zonas francas, en las fábricas de sudor y de muerte, pero también en las oficinas, en las escuelas, en los consultorios y en todos los lugares de procesamiento informático. Porque los trabajadores siguen existiendo, a pesar de las transformaciones experimentadas por el mundo laboral en las últimas décadas, y continúan siendo el soporte fundamental del capitalismo, quien recurre como siempre a la extorsión de fuerza de trabajo como fuente de acumulación y de ganancia, sin importar la forma ni el tipo de trabajo que se realice.

Ese pensamiento, decimos, precisa ser antiimperialista, porque si algo se ha querido escamotear en las últimas décadas es la existencia de la dominación internacional y de la opresión nacional. El término imperialismo incluso avergüenza a sectores de izquierda que en lugar de usar esa denominación han optado por emplear nociones insustanciales y banales, como las de “globalización” o “era de la información”, con los cuales nos quieren dar a entender que las relaciones internacionales se trasformaron hasta el punto que ya no hay ni dependencia ni dominación entre países, sino interdependencia y ayuda mutua, como expresión del triunfo del mercado. Esa retórica insustancial ha sido desmentida por la dura realidad en los últimos tiempos, como se demuestra con las guerras típicamente imperialistas libradas por Estados Unidos desde diciembre de 1989, cuando fue invadida Panamá. Desde entonces, las continuas agresiones a los países pobres han evidenciado que el imperialismo sigue siendo tan cruel como siempre. En consecuencia, en vísperas de conmemorarse el bicentenario de la primera independencia, hay que proclamar con José Martí la imperiosa urgencia de una segunda emancipación de nuestra patria grande, de todos los imperialismos, incluyendo el europeo, que hipócritamente se presenta como defensor por excelencia de los derechos humanos, mientras, aliado con los Estados Unidos, preserva sus pretensiones de superioridad sobre los pueblos de otras latitudes y respalda el terrorismo y los crímenes de Estado en Palestina, en Afganistán, en Irak, en Turquía, en Colombia…

No por azar el reino de España, una caricatura del imperio que fue desarticulado en América mediante la lucha organizada de los pueblos de las colonias en el siglo XIX, pretende dos siglos después reescribir junto a las clases dominantes de nuestra América la historia heroica de los mantuanos y sus descendientes, que tanto temor le han tenido siempre a los indígenas, negros, zambos, mestizos, pobres y humildes, la sabia vital que con sus variados colores tiñe las sociedades de este lado del mundo. En concordancia con sus intereses empresariales, esa España monárquica participa activamente en la celebración oficial de la independencia que preparan las clases dominantes de estos países, para presentarse juntos como los adalides de la libertad y de la democracia, mientras auspician la penetración de las empresas y bancos españoles en todo el continente, los cuales no se distinguen precisamente por respetar ni a la gente ni a los ecosistemas.

Otra característica del pensamiento crítico que nosotros reivindicamos en esta obra estriba en pensar los cambios experimentados por el capitalismo a partir de la idea de totalidad, construyendo explicaciones que permitan entender la lógica central del capitalismo en esta fase de despliegue planetario. Casualmente, los sucesos del 11 de septiembre de 2001, demostraron la ineficacia de las teorías débiles y fragmentarias para poder explicar lo que estaba sucediendo –es decir, la imposición mundial del totalitarismo capitalista- y a partir de ese momento diversos autores rescataron la importancia de la crítica de la economía política, como eje analítico medular para entender la lógica del capital y todas sus contradicciones. Escudriñar los mecanismos actuales del sistema capitalista requiere de un esfuerzo por integrar diversos saberes que nos permitan aproximarnos al conocimiento de la forma como el capital se despliega y subordina todo lo que encuentra a su paso, incluyendo la naturaleza. Y ese esfuerzo analítico también precisa de una gran apertura mental, que no se opone a la firmeza política, para interrelacionar lo que pasa en el mundo y lo que sucede en nuestros países, a partir no de un universalismo abstracto sino de un análisis concreto que integre lo mejor del pensamiento emancipatorio universal con el legado de nuestros grandes pensadores, los que han vivido y luchado al sur del Río Bravo, y que desde el siglo XIX se han atrevido a eso, a pensar, y no simplemente a copiar y a imitar, porque como indicaba José Martí: “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen el decoro de muchos hombres. Estos son los que se rebelan como fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos la libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.

Por último, una característica distintiva del pensamiento crítico radica en plantear y volver a insistir en que no se conoce por conocer sino con una finalidad política expresa de carácter emancipatorio, yendo contra las tendencias pasivas, contemplativas y conformistas. Por ello, el pensamiento crítico debe seguir acompañando las luchas de los oprimidos, aprendiendo de la historia y de la realidad de esas luchas y bosquejando salidas a la crisis civilizatoria de nuestro tiempo. Estamos convencidos de la urgencia para el pensamiento crítico de rescatar las luchas de los oprimidos y de los vencidos, porque, como decía Walter Benjamin, solamente andando con aquéllos sin esperanza no es permitida la esperanza. O como lo planteaba más cerca de nosotros José Martí: “Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores”.

Es imprescindible recuperar la historia de las luchas de los pobres, oprimidos y explotados del continente, porque ellas son un espejo para el presente y el futuro. Las experiencias de indígenas, afrodescendientes, campesinos, colonos, obreros, mujeres pobres, recorre la historia de Colombia y América Latina, como un ejemplo vivo y palpitante. Con sus sueños y expectativas han proyectado otro tipo de vida y de sociedad, con valores de igualdad, ayuda mutua, cooperación, sacrificio y entrega. Todos estos valores cobran actualidad, ante la avalancha individualista propia del capitalismo, que pregona todos los días, como características supuestamente innatas al ser humano, el egoísmo, la sed de ganancias, el aplastamiento del adversario, el fetichismo de la mercancía y del dinero.

El pensamiento crítico no parte de cero, sino que recupera una memoria de esperanza y dignidad, una evocación de las luchas anticapitalistas y antiimperialistas que se han dado a lo largo de la historia de nuestra América y que han cobrado actualidad en los últimos años en Venezuela, Bolivia, Ecuador, México, Cuba, Argentina, Colombia, Brasil y en muchos otros lugares, porque como dice el poeta Juan Gelman, con esto termino: “Llegó la muerte con su recordación/ nosotros vamos a empezar otra vez/ la lucha/ otra vez vamos a empezar/ otra vez vamos a empezar nosotros/ contra la gran derrota del mundo/ compañeritos que no terminan/ o arden en la memoria como fuegos/ otra vez/ otra vez/ otra vez/”.----------------------------------

Texto íntegro leído por el Dr. Renán Vega Cantor con motivo de la entrega formal del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2007, el día 7 de agosto de 2008 en el Teatro Teresa Carreño de la ciudad de Caracas.

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Fuente: Rebelión