miércoles, 27 de mayo de 2009

LECTURAS La candidatura de Uribe y el grupo de “Los seis” Por: Ómar Roberto Rodríguez.

Aunque usted no lo crea y la imagen y la ‘noticia’ cotidiana sea otra, en la democracia de Colombia el poder y las candidaturas presidenciales se definen tras bambalinas. Algunas por órdenes secretas. Como veremos, hay colombianos que, sin estar en el poder, sí están tratando de mover los hilos de la Nación. Es una frase acusatoria de un padrino del poder. Frase y realidad que la complicidad, la impunidad y ocho años de poder tratan de borrar. Su existencia es más inmoral que la declarada y consabida de 100 congresistas de la parapolítica.

–Periodista, yo trabajo fijo para el 2006, y no es para ahora– respondió el entonces candidato Álvaro Uribe Vélez.

Eran días de la mitad del 2001, cuando el otro candidato liberal, Horacio Serpa, punteaba en las encuestas para las presidenciales. En mi trabajo de crónica política en “La Revista”, de El Espectador, recibí una información que no era del dominio de los reporteros de la fuente política y del Congreso. Un aviso: el candidato Uribe daría una conferencia a las 5 de la tarde en el Hotel de la cadena Embassy Suites, de cinco estrellas, que abre sus puertas en la Calle 70 entre las Carreras Quinta y Séptima de Bogotá, detrás de Casa Medina. El mismo que utiliza y recomienda la embajada de los Estados Unidos para las visitas oficiales, algunas confidenciales y otras encubiertas de los funcionarios y ciudadanos estadounidenses que son de su interés político y/o militar. El dato acerca de la actividad del candidato Uribe lo obtuve de Patricia Trujillo –periodista de televisión a quien conocí, y con quien hice amistad, 10 años atrás, en una visita que hizo a mi anterior trabajo en Cromos. Iba como asesora de Luis Alfredo Ramos para una entrevista que la revista realizó –que ofició durante largo tiempo como consultora externa del Departamento de Estado en el segundo gobierno Clinton, y en el primero y un tiempo más de George Bush hijo.

Una vez que llegué al hotel, desde la puerta principal puse mi atención hacia la calle y hacia el ascensor, que en cualquier momento desde un piso o desde el garaje sótano podía abrir la puerta. De repente, a eso de las 5:50, vi al candidato en tránsito por el lobby. Antes, la recepcionista me indicó que el acto tendría lugar en una pequeña sala del primer piso, que se veía directo al fondo, desde la entrada del hotel. En la espera, me sorprendió que el público del salón fuera tan escaso, apenas unas 20 personas. En su mayoría eran señoras de clase media alta, o clase alta baja, con su porte de profesionales.

Al ver que me acercaba, el candidato Uribe me saludó y con gesto de amabilidad me tomó del brazo. Para mi sorpresa, entró conmigo al recinto. Ambos pasamos en medio de las dos filas de asientos en el pequeño auditorio que lo esperaba. Aun ante la lánguida asistencia se mostraba sereno, y entre paso y paso sustentó y me dio la respuesta sobre su estrategia de acumulación para cuatro años más tarde: … trabajo fijo para el 2006.

Por supuesto que quienes me vieron entrar al lado del candidato pudieron haber pensado que yo era muy cercano. Y en efecto, dos de los asistentes conversaron delante de mí sin precaución alguna. Con Uribe ya en plena disertación, de pie en la puerta de la sala estaba el señor Pedro Juan Moreno, ex secretario de Gobierno de Álvaro Uribe en la Gobernación de Antioquia. Conversé con él, le manifesté mi deseo de entrevistarlo y recibí su tarjeta personal. Mientras hablábamos sobre la situación electoral, en dos oportunidades se acercó un hombre de rasgos sencillos, con acento paisa, que, al igual que otro individuo ubicado a unos dos metros, al dirigirse a Moreno siempre antecedían sus frases con el ‘título’:

–Comandante, que ya lo van a llamar…
–Comandante, que se comunique con don Mario…
¿Comandante de qué? Era Pedro Juan Moreno.

¿Quién adelantó para 2002 el plan de Uribe para Presidente?

Varios hechos ocultos conducen a la respuesta de este interrogante.

1.- Cuando Álvaro Uribe era gobernador de Antioquia, y asimismo cuando el gobierno de los Estados Unidos tenía preocupación por la ventaja operacional que alcanzó la guerrilla en el “aquí estoy y aquí me quedo” de Ernesto Samper –además de ‘verse obligado’ a posponer la aplicación del llamado ‘plan Colombia’, para no darle foto a un presidente elegido con el dinero del narcotráfico, como hecho público–, en los meses de 1996-1997, mediante un manejo del Departamento de Estado de Estados Unidos y una intervención que es cotidiana, promovió una encuesta nacional. Fue una medición que tenía por objetivo sondear el efecto de una renuncia de Uribe como gobernador para convertirlo de inmediato en el candidato liberal para el período 1998-2002. Con más de una amalaya, los estadounidenses aceptaron que el resultado de la encuesta no era favorable a la renuncia del gobernador.

2.- El ‘comandante’ Pedro Juan Moreno decía a diestro y siniestro que estaba convencido a pie juntillas de que “salvar la Patria” necesita un jefe único, nacional, de inteligencia; un director al mando del Das, la Sijin, la inteligencia militar y la Armada, que a la vez cubra y proteja a los organismos extranjeros, y que funcione en el Palacio de Nariño. Ahí mismo, al lado del Presidente. Y ese jefe de inteligencia era él. El ‘comandante’ Pedro Juan. Y el único que podía nombrarlo era ¡Álvaro Uribe Presidente! ¿Por qué lo decía, tranquilo?

Así hablaba el ‘comandante’ Pedro Juan en vocería, o en opinión similar con “personajes de todo respeto y credibilidad […] hombres al nivel de la más alta sociedad colombiana. “¡La crema y nata!”, como los señaló al periodista Mauricio Aranguren el propio Carlos Castaño en el libro Mi confesión de la Editorial Oveja Negra.

Hay colombianos que, sin estar en el poder, sí están tratando de mover los hilos de la Nación, precisa Castaño en la página 117. Y afirma en el mismo folio que comenzó su relación y sus reuniones con esa crema y nata en 1987 y 1988. Más adelante, en la página 304, el entonces jefe paramilitar constata: (hay) un obispo al que le he confiado los secretos de mi vida.

3.- Establecer el trasfondo del viraje en el plan inicial de Uribe… trabajo fijo para el 2006, está a la espera de una investigación que establezca el lobby, los pagos y las amenazas paramilitares en las instancias intermedias y de base municipal y sectorial, relacionadas con la elaboración de encuestas y su efecto en la variación de la opinión sumisa. Algo ha salido a flote en relación con unos procederes similares que perpetraron para garantizar en la Registraduría el control de listas y votantes en varios municipios del Cesar y la Costa Atlántica. …trabajo fijo para el 2006, pero la variación fue abrupta. En la crema y nata... hubo quienes no podían aguantar más tiempo.

4.- La decisión en esa alta esfera –imponer y buscar los votos de ¡Álvaro Uribe Presidente 2002!– no fue simple. Sin respeto por nada ni por nadie, estuvo acompañada de otros delitos e intentos de delito. A como diera lugar, ojo, Uribe debía salir victorioso en la primera vuelta. Este dato también lo obtuve con Patricia Trujillo –al tanto del seguimiento y los ‘expedientes’ que guarda el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, con respecto a la corrupción, el narcotráfico y el paramilitarismo en Colombia–, quien con Jaime Ruiz estuvo a cargo de “la sala situacional” que cuatro años antes orientó, asesoró y siguió la incidencia electoral del candidato Andrés Pastrana.

Y ese ganar de Uribe sin segunda vuelta, a como diera lugar, conllevó una orden de Carlos Castaño: En caso de no triunfar, asesinarían al doctor Horacio Serpa. Lo eliminarían, para impedir un cara a cara inevitable en la televisión. Para eludir un debate que abriera los ojos de los colombianos entre una propuesta con alguna traza de diálogo y la de Uribe por la guerra, con promesa de victoria rápida. Así se lo conté a Serpa años después, en un evento de la OEA en la Isla Margarita. A la crema y nata... no la inmutaba nada, que con un candidato muerto, la elección definitiva se aplazara tres o seis meses. Ganarían de todas maneras.

¿Cuál es …la crema y nata?

Los años de Palacio de Nariño no tapan todo. Lento el velo se descorre acerca de ese curubito “…tratando de mover los hilos de la Nación”. En efecto, el periodista Alfredo Serrano, en el capítulo 18: El Grupo de los ocho: parapolítica y paraeconomía, del Audilibro La batalla final de Carlos Castaño de Editorial Oveja Negra y Quintero Editores entrevista a un jefe paramilitar, que ahora revela los nombres, que Castaño no aceptó descubrir en su Confesión, aunque el editor se lo propuso con insistencia.

–Tengo una lista de 200 personajes en nexos con nosotros, dice. Y con más precisión, detalla a… la crema y nata que seleccionó y selecciona las víctimas de los crímenes parainstitucionales y que nombró autoridades en todos los poderes e instituciones. Un Grupo que por sus características tiene juramento y método para definir sus reemplazos y sucesores **.

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** Son mencionados “Hernán Echeverría Olózaga… el obispo Isaías Duarte Cancino, […] el abogado Humberto Agredo “Don Mario”, […] el coronel de la Policía Danilo González, […] el ganadero Rodrigo García, […] Pedro Juan Moreno, […] Édgar Lenis, ex presidente de Avianca, […] el dirigente conservador Julio Manzur y […] un descendiente de Mosquera Chaux, con quien se reunía en el Club Colombia de Cali”.



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