martes, 28 de abril de 2009

La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria

Mike Davis (SinPermiso)

ImageLa gripe porcina mexicana, una quimera genética probablemente concebida en el cieno fecal de una gorrinera industrial, amenaza súbitamente con una fiebre al mundo entero. Los brotes en la América del Norte revelan una infección que está viajando ya a mayor velocidad de la que viajó con la última cepa pandémica oficial, la gripe de Hong Kong en 1968.

Robándole protagonismo a nuestro último asesino oficial, el virus H5N1, este virus porcino representa una amenaza de ignota magnitud.

Parece menos letal que el SARS [Síndrome Respiratorio Agudo, por sus siglas en inglés] en 2003, pero, como gripe, podría resultar más duradera que el SARS. Dado que las domesticadas gripes estacionales de tipo A matan nada menos que a un millón de personas al año, incluso un modesto incremento de virulencia, especialmente si va combinada con una elevada incidencia, podría producir una carnicería equivalente a una guerra importante.

Ello es que una de sus primeras víctimas ha sido la consoladora fe, inveteradamente predicada por la Organización Mundial de Salud (OMS), en la posibilidad de contener las pandemias con respuestas inmediatas de las burocracias sanitarias e independientemente de la calidad de la sanidad pública local. Desde las primeras muertes por H5N1 en 1997, en Hong Kong, la OMS, con el apoyo de la mayoría de administraciones nacionales de sanidad, ha promovido una estrategia centrada en la identificación y el aislamiento de una cepa pandémica en su radio local de brote, seguidos de una masiva administración de antivirales y –si disponibles— vacunas a la población.

Una legión de escépticos ha criticado ese enfoque de contrainsurgencia viral, señalando que los microbios pueden ahora volar alrededor del mundo –casi literalmente en el caso de la gripe aviar— mucho más rápidamente de lo que la OMS o los funcionarios locales puedan llegar a reaccionar al brote original. Esos expertos han observado también el carácter primitivo, y a menudo inexistente, de la vigilancia de la interfaz entre las enfermedades humanas y las animales. Pero el mito de una intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha resultado valiosísimo para la causa de los países ricos que, como los EEUU y el Reino Unido, prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas, antes que incrementar drásticamente la ayuda a los frentes epidémicos avanzados de ultramar. Tampoco ha tenido precio este mito para las grandes transnacionales farmacéuticas, enfrentadas en una guerra sin cuartel con las exigencias de los países en vía de desarrollo empeñados en exigir la producción pública de antivíricos genéricos clave como el Tamiflu patentado por Roche.

La versión de la OMS y de los centros de control de enfermedades, de acuerdo con a cual ya se está preparado para una pandemia, sin mayor necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso global a fármacos vitales, será ahora decisivamente puesta a prueba por la gripe porcina, y tal vez averigüemos que pertenece a la misma categoría de gestión "ponzificada" del riesgo que los títulos y obligaciones de Madoff. No es tan difícil que falle el sistema de alertas, habida cuenta de que, sencillamente, no existe. Ni siquiera en la América del Norte y en la Unión Europea.

Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de capacidad como de voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas, pero ocurre que la situación apenas es mejor al norte de la frontera, en donde la vigilancia se deshace en un desdichado mosaico de jurisdicciones estatales y las grandes empresas pecuarias se enfrentan a las regulaciones sanitarias con el mismo desprecio con que suelen tratar a los trabajadores y a los animales. Análogamente, una década entera de advertencias de los científicos fracasó en punto a garantizar transferencias de sofisticada tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas más probables. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a un laboratorio de Winnipeg para descifrar el genoma de la cepa. Así se ha perdido toda una semana.

Pero nadie menos alerta que las autoridades de control de enfermedades en Atlanta. De acuerdo con el Washington Post, el CDC [siglas en inglés del Centro de Control de Enfermedades, radicado en Atlanta; T.] no se percató del brote hasta seis días después de que México hubiera empezado a imponer medidas de urgencia. No hay excusa que valga. Lo paradójico de esta gripe porcina es que, aun si totalmente inesperada, había sido ya pronosticada con gran precisión. Hace seis años, la revista Science consagró un artículo importante a poner en evidencia que, "tras años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de la América del Norte ha dado un salto evolutivo vertiginoso".

Desde su identificación durante la Gran Depresión, el virus H1N1 de la gripe porcina sólo había experimentado una ligera deriva desde su genoma original. Luego, en 1998, una cepa muy patógena comenzó a diezmar puercas en una granja de Carolina del Norte, y empezaron a surgir nuevas y más virulentas versiones año tras año, incluida una variante del H1N1 que contenía los genes internos del H3N2 (causante de la otra gripe de tipo A que se contagia entre humanos).

Los investigadores entrevistados por Science se mostraban preocupados por la posibilidad de que uno de esos híbridos pudiera llegar a convertirse en un virus de gripe humana –se cree que las pandemias de 1957 y de 1968 fueron causadas por una mezcla de genes aviares y humanos fraguada en el interior de organismos porcinos—, y urgían a la creación de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina: admonición, huelga decirlo, a la que prestó oídos sordos un Washington dispuesto entonces a tirar miles de millones de dólares por el sumidero de las fantasías bioterroristas.

¿Qué provocó tal aceleración en la evolución de la gripe porcina? Hace mucho que los virólogos están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de la China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la "deriva" estacional como del episódico "intercambio" genómico. Pero la industrialización granempresarial de la producción pecuaria ha roto el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. El sector pecuario se ha visto transformado en estas últimas décadas en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que pintan los libros de texto en la escuela.

En 1965, por ejemplo, había en los EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso ha significado pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.

El año pasado, una comisión convocada por el Pew Research Center publicó un informe sobre la "producción animal en granjas industriales", en donde se destacaba el agudo peligro de que "la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, rebaños o hatos incremente las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos". La comisión alertó también de que el promiscuo uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos— estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores).

Cualquier mejora en la ecología de este nuevo agente patógeno tendría que enfrentarse con el monstruoso poder de los grandes conglomerados empresariales avícolas y ganaderos, como Smithfield Farms (porcino y vacuno) y Tyson (pollos). La comisión habló de una obstrucción sistemática de sus investigaciones por parte de las grandes empresas, incluidas unas nada recatadas amenazas de suprimir la financiación de los investigadores que cooperaran con la comisión.

Se trata de una industria muy globalizada y con influencias políticas. Así como el gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, fue capaz de desbaratar las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático, es lo más probable que la epidemiología forense del brote de gripe porcina se dé de bruces contra la pétrea muralla de la industria del cerdo.

Eso no quiere decir que no vaya a encontrarse nunca una acusadora pistola humeante: ya corre el rumor en la prensa mexicana de un epicentro de la gripe situado en torno a una gigantesca filial de Smithfield en el estado de Veracruz. Pero lo más importante –sobre todo por la persistente amenaza del virus H5N1— es el bosque, no los árboles: la fracasada estrategia antipandémica de la OMS, el progresivo deterioro de la salud pública mundial, la mordaza aplicada por las grandes transnacionales farmacéuticas a medicamentos vitales y la catástrofe planetaria que es una producción pecuaria industrializada y ecológicamente desquiciada.

Nuestro amigo y miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO Mike Davis, cuyo libro El monstruo llama a nuestra puerta (trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006) alertó lúcida y brillantemente del peligro de una gripe aviar pandémica de alcance mundial, explica ahora cómo la gran industria pecuaria globalizada ha sentado las bases para un más que preocupante brote de gripe porcina en México.

Mike Davis es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO. Traducidos recientemente al castellano: su libro sobre la amenaza de la gripe aviar (El monstruo llama a nuestra puerta, trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006), su libro sobre las Ciudades muertas (trad. Dina Khorasane, Marta Malo de Molina, Tatiana de la O y Mónica Cifuentes Zaro, Editorial Traficantes de sueños, Madrid, 2007) y su libro Los holocaustos de la era victoriana tardía (trad. Aitana Guia i Conca e Ivano Stocco, Ed. Universitat de València, Valencia, 2007). Sus libros más recientes son: In Praise of Barbarians: Essays against Empire (Haymarket Books, 2008) y Buda's Wagon: A Brief History of the Car Bomb (Verso, 2007; traducción castellana de Jordi Mundó en la editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2009).

Traducción para www.sinpermiso.info: Marta Domènech y María Julia Bertomeu

The Guardian 27-4-2009

28/04/09

lunes, 27 de abril de 2009

El capitalismo no está muerto, se volvió un “viejo mañoso” muy peligroso

Marcelo Colussi
Rebelión
Rebelion. El capitalismo no está muerto, se volvió un “viejo mañoso” muy peligroso

Algunas décadas atrás, cuando a nivel mundial se conjugaron una serie de elementos que presentaban un panorama favorable a las fuerzas progresistas (avance del pensamiento de izquierda, mística guevarista, mayo francés, crecimiento de las organizaciones populares, teología de la liberación), era pensable que la toma del poder y la construcción de un mundo nuevo concebido desde ideales socialistas de justicia estaban a la vuelta de la esquina. Los años 60 y 70 del siglo pasado, quizá con un aire excesivamente triunfalista –pero honesto, saludable, y para echar de menos y reivindicar hoy día– lo permitían deducir: las causas populares y de justicia avanzaban impetuosas.

En estos momentos, entrado el siglo XXI, aquella marea de cambio que se mostraba imparable ya no existe. Y no sólo eso: muchos de los avances sociales conseguidos durante los primeros años del siglo XX hoy día se han revertido, en tanto que el ambiente dominante a escala planetaria se pretende que sea, al menos desde los poderes centrales que dictan las políticas globales, despolitizado, desideologizado, “light”, para decirlo de un modo que lo ejemplifica todo (lo anglosajón marca el ritmo).

El sistema capitalista, de quien se anunciaba victorioso estaba por caer –eso se creía con profunda honestidad– no cayó. Lejos de ello, se muestra muy vivo, activo, vigoroso. De la Guerra Fría que marcó a sangre y fuego por largos años la historia global, fue el capitalismo quien salió airoso, y no la propuesta socialista. El muro de Berlín, símbolo de esa confrontación justamente, se terminó vendiendo por trocitos como recuerdo turístico. Y de las posiciones ideológicas de izquierda que definieron buena parte de los acontecimientos del siglo XX hoy parecieran quedar sólo algunos sobrevivientes, pero no son las que marcan el ritmo de los acontecimientos.

Vistas así las cosas, el panorama pareciera sombrío. En un sentido, por supuesto que lo es. Las represiones brutales que siguieron a esos años de crecimiento de las propuestas contestatarias, los miles y miles de muertos, desaparecidos y torturados que se sucedieron en cataratas durante las últimas décadas del siglo XX en los países del Sur con la declaración de la emblemática Margaret Tatcher “no hay alternativas” como telón de fondo, el miedo que todo ello dejó impregnado, son los elementos que configuran nuestro actual estado de cosas, que sin ninguna duda es de desmovilización, de parálisis, de desorganización en términos de lucha de clases. Lo cual no quiere decir que la historia está terminada. La historia continúa, y la reacción ante el estado de injusticia de base (que por cierto no ha cambiado) sigue presente. Ahí están nuevas protestas y movilizaciones sociales recorriendo el mundo, quizá no con idénticos referentes a los que se levantaban décadas atrás, pero siempre en pie de lucha reaccionando a las mismas injusticias históricas, con la aparición incluso de nuevos frentes: las reivindicaciones étnicas, de género, de identidad sexual, la lucha por el medio ambiente.

De todos modos, aunque es cierto que las luchas reivindicativas no terminaron –ni es posible que terminen, porque son el motor de la historia precisamente– están muy adormecidas. En términos generales lo que más se ha instalado en la cultura política de la población planetaria es el conformismo, la cultura “light”, la mansedumbre. Eso marca nuestro momento actual. En ese sentido, entonces, podemos decir sin temor a equivocarnos que el capitalismo no está muerto.

Junto a ello, algo que igualmente marca este momento es la crisis financiera del sistema capitalista a escala planetaria. Crisis que, tal vez de haberse dado en aquellas décadas de auge de las luchas populares, hubiera hecho pensar en su inminente caída como sistema abriendo condiciones para que ello se concretara quizá, pero que en este momento sirve para descubrir otras cosas: que el capitalismo no está en fase de agonía, sino que se ha transformado en un “viejo mañoso”, aún con mucha energía.

¿Por qué “viejo mañoso”? Porque está dando renovadas muestras que “se las sabe todas”, y con aire mafioso no sólo sobrevive como sistema sino que aún no se le ve final a la vista. Y peor aún: que para seguir sobreviviendo apela a cuanto juego sucio podamos imaginarnos, de lo más deleznable, bajo y ruin, pero siempre presentado como políticamente correcto.

Es un dato muy importante, y que en términos estratégicos de mediano plazo marca un escenario desconocido años atrás: el capitalismo de las que hasta hoy son las potencias, Estados Unidos y Europa, ya no está creciendo más, sino que se recicla. La potencia juvenil de los primeros burgueses de las ciudades medievales europeas, la potencia de los primeros cuáqueros llegando en el Mayflower a la tierra de promisión americana, todo eso ya no existe. En todo caso el nuevo capitalismo chino está dando muestras de una vitalidad ya perdida en los puntos históricos de desarrollo. Aún es un misterio cómo se seguirá comportando este nuevo capitalismo, si seguirá los mismos pasos seguidos por las potencias tradicionales (incluyendo a Japón), transformándose en un nuevo imperialismo guerrerista, tal como todos los crecimientos capitalistas considerables terminaron dando como resultado. Lo cierto es que en los países históricos del sistema (y en Estados Unidos más aún, líder de ese arrollador crecimiento de la empresa privada por más de un siglo), todo indicaría que se está involucionando. Pero no desapareciendo.

¿Qué significa esto? Que el capitalismo, como sistema desarrollado hasta niveles descomunales en cuanto a lo técnico, encontró un límite y se ha comenzado a dedicar cada vez más a sobrevivir, permítasenos decirlo así: en la holgazanería. La creatividad industrial, que por supuesto no ha muerto, se va trocando hacia formas de parasitismo social, fabulosas para los grandes poderes, pero inservibles para la población, y para el sistema mismo. La savia productiva se va viendo reemplazada por la especulación financiera, y entre los negocios más redituables van consolidándose los ligados a la destrucción: las armas, la guerra, el narcotráfico. En ese sentido, entonces, el capitalismo no está muerto, pero sí severamente enfermo, aunque pueda sobrevivir por mucho tiempo más aún.

La crisis financiera actual viene a resaltar los límites infranqueables del sistema: desde un esquema capitalista, que se basa sólo en la obtención de ganancia empresarial a cualquier costo y nada más, la inercia misma del sistema hace prescindible a la gente y lo único que interesa es la acumulación. Esta lógica se independiza y se mueve sola, casi con la lógica de una máquina automatizada. El sistema no puede reparar en la gente de carne y hueso; eso no importa, es prescindible, no cuenta al final del proceso. La acumulación capitalista llega a tal nivel de autonomización que lo más importante puede llegar a ser la muerte, si es que eso “da ganancia”. Tan es así que el actual modelo capitalista lo demuestra con creces: la guerra, la muerte, los negocios sucios como el trasiego de estupefacientes, son su energía vital. Y cada vez más.

El capitalismo chino, tercera economía a escala planetaria y siempre en ascenso, aún en plena crisis financiera de los grandes centros capitalistas históricos, de momento no muestra estas características mafiosas. Seríamos quizá algo ilusos si pensamos que ello se debe a una ética socialista que aún perduraría en el dominante Partido Comunista que sigue manejando los hilos políticos del país. En todo caso responde a momentos históricos: la revolución industrial de la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX China recién ahora la está pasando, al modo chino por supuesto, con sus peculiaridades tan propias (la sabiduría y la prudencia ante todo). Queda entonces el interrogante de hacia dónde se dirigirá ese proyecto. Pero lo que es descarnadamente evidente es que el capitalismo ya envejecido se mueve cada vez más como un capo mafioso, como un “viejo mañoso”, pleno de ardides y tretas sucias. Entre las actividades comerciales más dinámicas hoy día a nivel mundial se encuentran la producción de armas y el tráfico de drogas ilícitas. Y los dineros que todo eso genera alimentan las respetables bolsas de comercio que marcan el rumbo de la economía mundial al tiempo que se esconden en mafiosos paraísos fiscales intocables. En ese sentido, la enfermedad estructural define al capitalismo actual.

Si el negocio de la muerte se ha entronizado de esa manera, si lo que duplica fortunas inconmensurables a velocidad de nanotecnología es la constante en los circuitos financieros internacionales, si en una simple operación bursátil se fabrican cantidades astronómicas de dinero que no tienen luego un sustento material real, si el capitalismo en su fase de hiper desarrollo del siglo XXI se representa con paraísos fiscales donde lo único que cuenta son números en una cuenta de banco sin correspondencia con una producción tangible, si destruir países para posteriormente reconstruirlos está pasando a ser uno de los grandes negocios, si lo que más se encuentra a la vuelta de cada esquina son drogas ilegales como un nuevo producto de consumo masivo mercadeado con los mismos criterios y tecnologías con que se ofrece cualquier otra mercadería legal, todo esto demuestra que como sistema el capitalismo no tiene salida.

Por supuesto que al sistema eso no le molesta especialmente. “Si da dinero, eso es lo que cuenta”, es la macabra sentencia. Así nació, creció y se globalizó el sistema. Así arrasó buena parte de la naturaleza y diezmó culturas ancestrales, arrollando a su paso todo lo que le significaba un obstáculo en su loca carrera por acumular. Pero hoy se ha entrado en una nueva fase donde al sistema ya no le interesa sólo la producción de bienes y servicios útiles para sus consumidores, pues lo único que lo mueve es la continuación de esa acumulación. Y como el capitalismo tiene un tope en tanto sistema en la producción de esos bienes, para seguir manteniéndose debe generar nuevos espacios donde desarrollarse, donde seguir reproduciéndose. Es así que va perfilándose este capitalismo de corte mafioso, este “viejo mañoso” interesado en promover nuevos campos de consumo como las guerras y el uso masivo de drogas ilegales.

Esto no es un simple hecho anecdótico, una transgresión, una travesura. La producción de guerras y la distribución planetaria de drogas ilícitas pasaron a ser parte de una estrategia de sobrevivencia del sistema, tanto porque genera las mayores cantidades de dinero que alimentan la economía global como por los mecanismos de control políticosocial y cultural que permiten. Esta nueva fase mafiosa que empieza a atravesar el sistema, que ya viene perfilándose desde las últimas décadas del siglo pasado, es la tónica dominante. La China, con un capitalismo joven aún, no requiere de estos mecanismos. Los grandes bancos europeos, y más aún, los estadounidenses, ya han comenzado a hacer de ellos los engranajes que mantienen vivo el sistema.

El capitalismo no está en crisis terminal. Convive estructuralmente con crisis de superproducción, desde siempre, y hasta ahora ha podido sortearlas todas. Estos nuevos negocios de la muerte son una buena salida para darle más aire fresco. Lo trágico, lo terriblemente patético es que el sistema cada vez más se independiza de la gente y cobra vida propia, terminando por premiar el que las cuentas cierren, sin importar para ello la vida de millones y millones de “prescindibles”, de “población sobrante”, población “no viable”. Ello es lo que autoriza, una vez más, a ver en el capitalismo el principal problema para la humanidad. Esto es definitorio: si un sistema puede llegar a eliminar gente porque “no son negocio”, porque consumen demasiados recursos naturales (comida y agua dulce, por ejemplo) y no así bienes industriales (es lo que sucede con toda la población del Sur), si es concebible que se haya inventado el virus de inmunodeficiencia humana –tal como se ha denunciado insistentemente– como un modo de “limpiar” el continente africano para dejar el campo expedito a las grandes compañías que necesitan los recursos naturales allí existentes, si un sistema puede necesitar siempre una cantidad de guerras y de consumidores cautivos de tóxicos innecesarios, ello no hace sino reforzar la lucha contra ese sistema mismo, por injusto, inhumano, inservible, por atroz, por sanguinario. Porque, lisa y llanamente, ese sistema es el gran problema de la humanidad, pues no permite solucionar cuestiones básicas que hoy día sí son posibles de solucionar con la tecnología que disponemos, tales como el hambre, la salud, la educación básica.

El “viejo mañoso” en que se ha transformado el capitalismo, en definitiva, no es sino la expresión actualizada de algo que desde hace 200 años sabemos que no tiene salida. Que se salven algunos grupos elitescos en presumibles instalaciones fuera de este planeta (la ciencia ficción ya no nos sorprende) no significa salida alguna. En ese sentido es cada vez más claro, como dijera la revolucionaria Rosa Luxemburgo, que “socialismo o barbarie”. Si la salida para el capitalismo son guerras, consumidores pasivos de drogas y población “light” despolitizada, eso no es sino la más elemental justificación para seguir peleando denodadamente por cambiarlo. Este “viejo mañoso” no es sino la patética expresión de la barbarie, la negación de la civilización, la deshumanización. ¿Cómo es posible haber llegado a esta locura en la que vale más la propiedad privada sobre un bien material que una vida humana? ¿Cómo es posible que para mantener esto se apele a la muerte programada, fría y calculada? Eso es la barbarie, y eso nos tiene que seguir convocando a su transformación.


El significado de la nueva victoria electoral de Rafael Correa

Fernando Arellano Ortiz (Cronicon.net)

Definitivamente, como el propio presidente Rafael Correa lo ha venido señalando desde que llegó al poder hace dos años y medio, el Ecuador está en plena “época de cambio”, en la que por fin se ha enterrado la mafiosa “partidocracia”, la negra noche neoliberal y los líderes de barro, para avanzar hacia un modelo político solidario, democrático e incluyente.

El nuevo triunfo electoral de Correa el pasado 26 de abril constituye un hito en el proceso político de este pequeño país andino de algo más de 12 millones de habitantes. Por primera vez después de 30 años de que en esta nación se reinstauró el juego democrático, un mandatario es elegido en la primera vuelta electoral. Y por primera vez, también, se inaugura un proceso político que está antecedido por un cambio sustancial tanto en lo institucional como en la correlación de fuerzas, gracias al impulso de una nueva Constitución liderado por el gobierno del Movimiento Alianza País.

Las últimas tres décadas para el Ecuador han sido de frustración y desesperanza, luego de que unos partidos corruptos de derecha utilizaron el poder como botín para saquear al Estado, consolidar unas camarillas lideradas por los banqueros, acabar con la soberanía monetaria, adoptando como moneda oficial el dólar, y mantener al país en permanente crisis institucional.

Proceso de transformación

El ascenso al poder de Correa ha significado para los ecuatorianos iniciar una etapa de transformación política y socioeconómica en su atormentado devenir histórico dado que es la primera vez, en décadas, que un mandatario cuenta con un verdadero proyecto de país, sustentado en equidad social, renovación institucional y soberanía nacional.

Este proyecto político comenzó a plasmarse hace dos años y medio cuando Correa llegó al Palacio de Carondelet a enfrentarse con la mafia “partidocrática” de derecha que dominaba todos los poderes públicos, los especuladores financieros que mantienen aún los grandes medios de comunicación y los sectores más pudientes de la sociedad ecuatoriana que se beneficiaron en grado superlativo del modelo neoliberal.

La lucha de este mandatario ha sido denodada. Inició haciendo realidad una de sus principales ofertas de campaña consistente en la convocatoria de una Asamblea Constituyente para lo cual debió enfrentarse con el Congreso Nacional que estaba dominado por los sectores tradicionales. Derribado ese primer obstáculo, convocó a elecciones para escoger a los miembros de dicha asamblea que redactarían el nuevo estatuto constitucional. Ese fue un primer avance considerable porque los aliados del gobierno obtuvieron un resultado exitoso. Y vino luego la consolidación del proceso transformador cuando en referendo fue aprobada la nueva Constitución por algo más del 64% de los electores.

Entierro de tercera

Con el nuevo marco constitucional se hizo necesario renovar todas las instancias de poder en el Ecuador y por eso se convocó a elecciones generales, en las cuales Correa no solo logró otro contundente triunfo y mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa que le permitirá desarrollar sin traumatismos su programa de gobierno, sino que, además, se dio entierro de tercera a los cadáveres insepultos de la corrupta “partidocracia”.

En efecto, los ecuatorianos en forma abrumadora les dieron la espalda a los líderes responsables del desafortunado pasado de esa nación andina.. El desprestigiado ex presidente Lucio Gutiérrez, quien fuera defenestrado por actos de corrupción y por haber traicionado a su electorado al haberse aliado con el gobierno norteamericano de Bush y con el ultraconservador mandatario colombiano Álvaro Uribe, manteniendo el modelo neoliberal y apoyando decididamente el malhadado Plan Colombia. El magnate bananero Álvaro Noboa Pontón, quien por cuatro veces consecutivas ha buscado llegar a la Presidencia para convertir al Ecuador en una “banana republic” y en un paraíso fiscal para beneficio de sus desmedidos intereses personales y empresariales. Martha Roldós Bucaram, sobrina tanto del excéntrico ex presidente Abdalá Bucaram como del ex dirigente político León Roldós, abogado de los inescrupulosos banqueros, quien posó de líder de izquierda, cuando todos en el país saben de la catadura ética de su clan familiar que tuvo un protagonismo nefasto en la política ecuatoriana del último medio siglo.

Hacia el Socialismo del Siglo XXI

Gracias al liderazgo de Correa, en el Ecuador se ha constituido una fuerza política que es el movimiento Alianza País, que a su vez, ha logrado generar una fuerza social con lo cual ha cambiado las correlaciones de poder en ese país.

De esta manera, el mandatario ecuatoriano en sus escasos dos años y medio de gobierno ha puesto a andar un nuevo proyecto de sociedad en el que se privilegia la supremacía del trabajo humano sobre el capital, la acción colectiva para el desarrollo, el papel preponderante del Estado en la vida socioeconómica de la nación, el respeto por el medio ambiente, los derechos humanos, la justicia social, y la búsqueda por la real integración latinoamericana. Principios, todos éstos, que hacen parte de lo que en América Latina se conoce como Socialismo del Siglo XXI, que es un proceso en construcción. Lo anterior se ha traducido en un amplio paquete de ayudas económicas para que los menos favorecidos puedan tener acceso a la vivienda, a la compra de material escolar y uniformes. Así mismo el gobierno ecuatoriano ha impuesto la gratuidad de los servicios de salud y en sólo dos años ha multiplicado por ocho el gasto público. Igualmente, ha exigido a las compañías petroleras que paguen más impuestos y se negó a renovar la concesión al gobierno norteamericano para continuar con la base militar de Manta. Los gobiernos progresistas de esta América mestiza como Venezuela, Bolivia y Ecuador a pesar de sus diferencias, tienen tres coincidencias fundamentales: la lucha por la igualdad social enterrando el criminal modelo neoliberal, la democratización política y la soberanía nacional.

Así como al amanecer del siglo XX un gran visionario y patriota como Eloy Alfaro fue el protagonista de la revolución liberal, ahora, cien años después, Rafael Correa Delgado, ha asumido el liderazgo para hacer realidad la que ha denominado “Revolución Ciudadana”.

27/4/09




domingo, 26 de abril de 2009

Revolución y Diplomacia (II)

Jorge Gómez Barata (Visiones Alternativas)

En su gestión al frente del gobierno cubano, Fidel Castro no se destacó por viajar excesivamente aunque tampoco le sobraron oportunidades. Los intentos por aislar a Cuba y a él mismo han sido una pieza clave de la política de los Estados Unidos contra la Revolución.

Tal vez porque la Revolución Cubana triunfó en plena Guerra Fría, poco después de la Guerra de Corea, cuando estaba vigente la “Doctrina Truman” de contención del comunismo y se sentían los efectos del McCarthysmo, el líder cubano comprendió la peligrosidad de la maniobra aislacionista y mediante una enérgica diplomacia revolucionaria se empeñó en contrarrestarla.

En 1959, apenas 23 días después de entrar en La Habana, Fidel Castro llegó a Venezuela, habló ante el Congreso, en universidades, al pueblo y estableció contactos con las fuerzas políticas avanzadas, incluso con el presidente Rómulo Betancourt.

Cuando la agresividad de los Estados Unidos comenzaba a manifestarse con fuerza y ante la ausencia de interés de la administración de Eisenhower-Nixon para sostener contactos directos, tomó la iniciativa y aprovechando la invitación de la Asociación de editores de Periódicos, viajó a Estados Unidos, ofreciendo conferencias, entre otros lugares, en las universidades de Princenton y Harvard y compareciendo ante la prensa. En Nueva York, se entrevistó con el Secretario General de la ONU Dag Hammarskjold y en Washington con Richard Nixon.

Ante las primeras evidencias del nefasto papel que podría desempeñar la OEA respecto a la Revolución, el 2 de mayo de 1959, llegó a Buenos Aires para participar en la Reunión del Consejo Económico y Social de la organización ante la cual propuso que Estados Unidos aportara un préstamo de 30.000 millones de dólares, (unos 200.000 millones de hoy) para financiar el desarrollo latinoamericano. El periódico “La Nación” de Buenos Aires, calificó su discurso como el de “un hombre prudente, reflexivo, inteligente y responsable. Un héroe de nuestro tiempo".

En 1960, cuando todavía el diferendo entre Estados Unidos y la Revolución Cubana no había pasado la línea de no retorno, Fidel volvió a Estados Unidos, para participar en las sesiones de la Asamblea General de la ONU. En lugar de aprovechar la para establecer contactos que entonces pudieron haber resultado decisivos, el gobierno norteamericano lo hostilizó al máximo.

Aunque aquellos esfuerzos arrojaron saldos positivos, la vigencia de la hegemonía norteamericana y el entreguismo de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos frustraron la buena fe revolucionaria.

La situación se enrareció considerablemente porque varios países centroamericanos prestaron su territorio para la invasión mercenaria por bahía de Cochinos. Incluso después que el presidente Kennedy había reconocido públicamente la responsabilidad de los Estados Unidos y admitió la derrota, la OEA mantuvo un silencio cómplice.

Ante el hecho de que la casi totalidad de los gobiernos latinoamericanos de la época se sometieron a la política norteamericana y rompieron los vínculos con Cuba, situación que en algunos casos se mantuvo hasta fecha muy reciente, la Revolución desplegó una diplomacia directa encaminada a esclarecer a los pueblos, las vanguardias políticas, las fuerzas progresistas y la intelectualidad de todo el mundo.

A aquella batalla que paralizó maniobras y agresiones contra la Revolución Cubana y ofreció tribuna a sus líderes se sumaron los ex países socialistas y la Unión Soviética, los pueblos del Tercer Mundo, las fuerzas progresistas y los partidos de izquierda de América Latina y Europa, sindicatos y organizaciones campesinas, femeninas, juveniles, los movimientos de liberación nacional y personalidades de relieve universal.

Como parte de aquel proceso Cuba se integró a la gestación del Movimiento de Países No Alineados y a la creación de entidades como la Organización de los Pueblos de Asia, África y América Latina conocida como Tricontinental, la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y otras. Con particular celo Fidel se preocupó por esclarecer que la confrontación con el imperio no implicaba al pueblo de los Estados Unidos con cuyos sectores sociales y políticos avanzados y personalidades del Congreso, la cultura, incluso elementos de diferentes administraciones se han mantenido contactos.

Desde el encuentro de Fidel Castro con Richard Nixon en 1959, pasando por el recibimiento al representante de John F, Kennedy, Jean Daniel en 1963, los trabajos con enviados de la administración Carter para establecer las sesiones de intereses, Cuba se preocupó por aprovechar todas las oportunidades, para avanzar en la solución del diferendo, siempre con la premisa de la igualdad soberana de los estados y el respeto a su soberanía.

A lo largo de cincuenta años, la política norteamericana hacía la Revolución Cubana han sido una suma de actos agresivos y criminales, bloqueo, posiciones arrogantes y abusos. No obstante, ningún error ha sido mayor que la negativa de 15 administraciones y diez presidentes al sencillo acto de conversar con Fidel Castro que hubiera podido esclarecer y allanar caminos para soluciones reales. La oportunidad sigue abierta, cosa que con claridad ha reiterado el presidente Raúl Castro.

26/4/09

sábado, 25 de abril de 2009


¿Volverá Venezuela a sentarse en la mesa imperial?

Por: Víctor J. Rodríguez Calderón

Los revolucionarios sabemos que no habrá descanso, la ofensiva neoliberalista que afanadamente busca una nueva contrarreforma, tendrá una lucha desesperada y continuada buscando la nueva estrategia para salir de esta crisis globalizada en que se ha sumergido. Táctica encubierta y clandestina, eso quedo descubierto en la contracumbre número V, mal llamada de las Américas y en el nuevo modelo maquiavélico que inicia la política norteamericana.

Esta estrategia capitalista culminó demostrando que el único triunfador fue Obama con su sonrisa irónica, quien al ponerse de tu a tu con el resto de los mandatarios, consiguió dominarlos como mansos corderitos, entre a ellos a la imagen de la nueva revolución, al presidente venezolano Hugo Chávez Frías, quien como tal Uribe, corrió a estrecharle la mano al nuevo fans del capitalismo y a regalarle un libro que expresa la maldición signada por los imperios a nuestro sagrado continente, y que con la esperanza de que el imperio proceda al desbloqueo de la hermana república del Caribe Cuba y a respetarnos como naciones soberanas.

Algunos analistas aseguran que las cosas se le pusieron difícil al presidente norteamericano, pero los resultados son los que hablan y ellos muestran claramente la astucia política y de cómo este señor se cuido para no suicidarse, arrojando al abismo la arrogancia y el delirio de dios que mantenía su antecesor, el asesino George Bush. Vimos como se abrazó con todos, como se los echó al bolsillo, como los manipuló y como buscó las fotos para pasearlas por el mundo, donde salió abrazado con los que hablan de ser revolucionarios radicales.

Les dijo lo que estos querían oír, sin decirles nada. Estuvo consiente del momento político que se jugaba, necesitaba reflejarles el nuevo rostro de su política internacional, supo trabajar los medios de comunicación, pues en realidad esa acción era la mas importante de todas. A Chávez lo convenció solo con manifestarle su voluntad de “dialogar” y del posible comienzo de una nueva etapa de relaciones, pero en la cual era necesario de inmediato designar nuevos embajadores.

Entre otros “ofrecimientos” Obama prometió cumplir su palabra imperial de no intervenir en los asuntos internos de las naciones. Jocoso y en lenguaje coloquial les dijo: “Tenemos diferencias de enfoque pero trabajaremos juntos”.

Por otra parte, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, expresó que a los ocho años de aislamiento a que fue sometido Chávez, por el genocida Bush, no fue una buena estrategia, dijo la flamante dama: “Nosotros lo aislamos, entonces él se fue a otra parte, él es un tipo muy sociable, buscará amigos en lugares donde pueda encontrarlos y los está encontrando, lugares donde nosotros preferiríamos que no los encontrara”. Por supuesto se refería a países como China que se prepara como el nuevo amo del capitalismo, Rusia e Irán. Ante las criticas realizadas por el Congreso Norteamericano por la acción abrazo y el acercamiento de unos de los mas encarnizados enemigos del imperio, ella defendió a Barack Obama, afirmando que estos gestos sirven para “alejar” al revolucionario venezolano de la influencia de esos países que se atreven a competir con ellos. Ese apretón de manos, ese abrazo, lo definió la dama como un episodio muy divertido.

Pienso que un revolucionario digno y de conciencia mas con principio bolivariano, no puede dejar manipularse por su temperamento emocional, la conciencia revolucionaria nos dicta prudencia y análisis, conocer la tierra que pisamos, de lo contrario seguimos mostrando las debilidades, a excepción de Cuba, estas son unas revoluciones sin poder, tal y como le gusta a los capitalistas.


La inmadurez política de la socialdemocracia independentista

By prccanarias

teo08bTeodoro Santana

Desde el Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias hemos planteado siempre que cada clase social tiende a expresarse históricamente a través de un partido político y que, en consecuencia, los partidos políticos son expresión de la ideología y de los intereses estratégicos de cada una de ellas. Por eso, cuando hablamos de la necesidad de una alianza histórica entre la clase obrera canaria y la pequeña burguesía trabajadora isleña, nos referimos a un Frente político que sea expresión de esa alianza de clases por la República Canaria.

De la misma forma que mantenemos que la clase asalariada debe disponer de un partido comunista que represente sus intereses generales, la pequeña burguesía trabajadora (pequeños y medianos empresarios, profesionales liberales, autónomos, funcionarios de alto nivel, profesores universitarios, pequeños propietarios agrícolas, etc.) necesita un partido que refleje su ideología y defienda sus planteamientos políticos.

La alianza entre ese partido y el partido de los comunistas en un Frente Nacional de Liberación será, por lo tanto, la expresión política de la alianza entre la clase obrera y la pequeña burguesía trabajadora, es decir, la unidad de todo el pueblo de Canarias por su libertad, por la descolonización y por la creación de la República Canaria democrática y antiimperialista.

Mientras desde el PRCC trabajamos por poner en pie el partido comunista de la clase asalariada canaria, en el territorio de la pequeña burguesía parece que tardan en madurar las condiciones para la unión política y organizativa y la configuración ideológica y programática de ese importante sector del pueblo. Distintos grupos socialistas independentistas (izquierda nacional canaria, eco-socialistas, socialcristianos, etc.) siguen compitiendo entre sí, incapaces de llegar a unos mínimos acuerdos que impidan que los votos y las simpatías de la pequeña burguesía trabajadora sigan desviándose a las grandes maquinarias electorales.

Resulta verdaderamente incomprensible que esos grupos, cada uno de los cuales se presenta como “el partido de la izquierda nacional”, que tienen programas indistinguibles, estrategias calcadas unas de otras y que, incluso, han llegado a estar en el mismo proyecto, y que donde uno tiene presencia no la tienen los otros, sean incapaces de unirse en un Partido Socialista Democrático Canario para atraer a quienes deberían representar.

Continuamente hemos oído los lamentos sobre las mezquindades, personalismos, envidias, mediocridades, navajeos y hasta actitudes políticamente suicidas. Pero más allá de los análisis psicologistas, lo cierto es que se echa en falta visión política y capacidad de liderazgo para dar un paso al frente y salir de la paulatina descomposición. Una descomposición que se ve agravada con el desgaste que provocan unas elecciones tras otras.

Evidentemente, esta es una tarea que no nos corresponde a los comunistas, por mucho que valoremos su necesidad. A los integrantes de esos grupos socialdemócratas solo podemos hacerle un llamamiento al patriotismo. Y confiar en que surja un núcleo dirigente con la suficiente madurez, honestidad e inteligencia política.

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viernes, 24 de abril de 2009

Daniel Ortega: ¿Qué pasó en Puerto España?

(Mesa Redonda TV cubana)


Randy Alonso: Hoy tenemos la posibilidad de que el presidente de de la República de Nicaragua, Daniel Ortega nos acompañe en esta comparecencia especial, sobre todo a partir del interés, Presidente, de conocer qué pasó en Puerto España. La gran interrogante de los que siguieron este acontecimiento importante para nuestra región es qué pasó hacia adentro de esta cumbre, más allá de esta actividad inaugural, en la que usted señalaba —con mucho acierto— la ausencia de dos naciones, no solo de Cuba, sino también Puerto Rico, que es un tema pendiente para la historia de América Latina. ¿Qué nos pudiera contar, presidente Daniel, de esa reunión, de lo que ocurrió allí en Puerto España?

Daniel Ortega.- Gracias hermanos cubanos. Mis saludos para el pueblo heroico de Cuba y, en particular, para nuestro querido hermano, líder de la Revolución Cubana, líder revolucionario latinoamericano y caribeño, líder mundial, Fidel —Fidel que está presente en todas estas batallas—, y para Raúl que viene librando estas batallas también desde el Moncada, desde la Sierra Maestra, contra el bloqueo, en Girón, es decir, una batalla por la libertad, una batalla por la democracia, una batalla por la justicia.


Primero, yo creo que es importante subrayar que en la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile, la presidenta Bachelet tuvo la iniciativa de proponer —y se acogió— un encuentro privado; pero las sesiones, los debates se desarrollaron en comunicación directa con los pueblos iberoamericanos, de cara al mundo, de cara a los pueblos, sin censura. Y luego se dio aquella reunión privada, que tuvo un gran valor porque nos permitió tocar temas con la mayor franqueza y pasar luego a la última sesión pública, donde el debate se calentó; pero, bueno, nuestros pueblos fueron testigos de ese debate y del derecho que teníamos, y que tenemos, de expresarnos todos, de hablar todos.

EN ESTOS TIEMPOS NO SE PUEDE CALLAR A NADIE

En estos tiempos ya no se puede callar a nadie, a nadie se puede callar, o no se debería callar a nadie. Desgraciadamente, en esta reunión en Trinidad y Tobago, en Puerto España, la primera debilidad que yo señalaría es que —como decía Fidel: "la reunión secreta", y yo agregaría: la reunión censurada—, ahí se impuso la censura, nada más y nada menos que a los jefes de Estado de América Latina y el Caribe, se les censuró.

¿Quién habrá influido? ¿Quién habrá determinado para buscar esa censura? Yo no tengo ninguna duda de que los que se preocuparon porque la Cumbre fuera censurada fue la delegación norteamericana, que participó en la organización, junto con la OEA. Fueron los que se preocuparon para que fuera censurada. De tal manera que el único momento que quedó para que se pudiesen hacer exposiciones de cara a nuestros pueblos, fue el momento inaugural, donde, incluso, se nos quiso restringir en el tiempo, después de que para poder ingresar a ese recinto algunos tuvimos que esperar tres horas, otros un poco más, dentro de nuestros aviones, ya en el aeropuerto; luego de que nos hicieron sobrevolar un rato, aterrizamos, y había una fila de aviones que se fue formando.

¿Y qué es lo que estaba sucediendo? Bueno, que había aparecido el emperador, había llegado el emperador y entonces había que abrirle paso al emperador y detener el desembarco de los otros vuelos que habían llegado antes de que llegara el Presidente del imperio. Eso hizo que estuviéramos allí haciendo fila la presidenta Bachelet, Evo, nosotros los nicaragüenses, el Presidente de México, todos allí haciendo fila. El Presidente de México llegó un poco después, pero tuvo que esperar hora y media; nosotros habíamos llegado mucho antes y tuvimos que esperar tres horas. Igual le pasó a Evo, que venía delante de nosotros; igual a Bachelet; a Lula también, estaba en la misma fila.

Es decir, esa es una falta de respeto; porque, en todo caso, y era comprensible, si se quería facilitar el acceso del Presidente de Estados Unidos, por razones de seguridad y todo lo que se pueda considerar, pues se hubiese buscado otra terminal para que él desembarcara tranquilamente y no tener ahí a esa fila de gobernantes haciendo espera, después que habíamos ingresado antes de que ingresara al espacio aéreo el Presidente de Estados Unidos, con sus tres o cuatro aviones con los que ingresó.

Dos elementos subrayaría yo, que no son de forma, son de fondo: uno, la censura; dos, el tratamiento a los jefes de Estado y de Gobierno a su ingreso al aeropuerto.

Yo diría, en lo que fue el momento inaugural —como les explicaba— querían limitarnos a 10 minutos, que hablásemos 10 minutos, era lo que nos decían en las normas. Y, lógicamente, yo consideré que bajo ningún punto de vista podíamos callar, porque eso sería callar. ¿Qué se puede decir en 10 minutos? Muy poco. Y aprovechamos la oportunidad que nos daba la representación del SICA, y el hecho de que veníamos de la reunión de Cumaná, donde los países del ALBA emitimos una resolución, que fue dada a conocer en la voz de nuestro querido hermano, compañero, comandante, presidente Hugo Chávez. Él leyó la resolución desde Cumaná, porque nosotros dijimos desde Cumaná: "Hay que adelantarse, porque eso va a ser una censura total." Yo tenía mis dudas, incluso, de que me dejaran hablar, que a última hora me dijeran: No habla el que puede empañar el brillo de la reunión, para que salga resplandeciente el emperador. Entonces, teníamos esa preocupación.

LA RESOLUCIÓN DEL ALBA

De ahí la importancia y la trascendencia que tuvo que desde Cumaná, el mismo día en que se iba a inaugurar la Cumbre, a las 5:00 de la tarde, en Puerto España, ya en Cumaná, en horas del mediodía, estábamos dando a conocer la posición del ALBA de cara a la Cumbre. Es decir, nos adelantamos, pasamos a la ofensiva en cuanto a dar a conocer nuestros planteamientos, que estábamos en nuestro pleno derecho de dar a conocer nuestros planteamientos, y más aún estábamos ya convencidos de que la reunión iba a ser censurada. De eso estábamos convencidos, y de que la única oportunidad que se podía presentar era en la inauguración, si me daban la oportunidad de hablar —tal y como estaba programado— de también presentar la Resolución de Cumaná, la resolución del ALBA, y presentar la resolución de los países centroamericanos, los planteamientos de los países del SICA, que vamos más allá de Centroamérica, porque ahí está también República Dominicana, y donde hay temas bien álgidos que todos conocemos, y ahí mismo aprovechar para hacer el planteamiento del ALBA, sentar ahí mismo la posición, ir adelante siempre, ratificar ahí lo que ya había sido anunciado desde Cumaná.

Luego, empezó la reunión de la censura —yo así le llamo: la reunión de la censura, la reunión censurada—, ¡tanto que se habla de libertad de expresión! Pues la verdad es que ahí nos dieron libertad de expresión al Presidente de Estados Unidos, al Primer Ministro de Trinidad y Tobago, al Primer Ministro de Belice, a la Presidenta de Argentina y a quien les habla. Solo nosotros cinco fuimos los privilegiados de tener libertad de expresión, de cara a nuestros pueblos; los demás al encierro, bozaleados, porque era como ponerles un bozal y ponerles una venda en los ojos, y tratar también de tapar los oídos de nuestros pueblos, con esto que se hizo en esta reunión.

Los debates fueron avanzando en el orden interno, en medio de la censura; debates que transcurrieron el día sábado por la mañana, continuaron el sábado por la tarde, y luego estaba programada para el día domingo una reunión cerrada, para discutir con toda confianza, que de eso vamos a hablar después.

¿Qué pasó en esos debates?, donde se logró filtrar alguna información, algo logró filtrarse, alguna información logró salir de manera clandestina; y eso me recordaba mis años de cárcel: yo pasé siete años en la cárcel y para poder comunicarnos teníamos que idear la manera de hacer salir la información para que la conociera nuestro pueblo. Eso pasó ahí. Ahí tuvieron que idearse formas, mecanismos, para qué, para sacar algunas declaraciones, algunas de las intervenciones que se estaban dando ahí, de manera clandestina; porque eso era clandestino, estaba totalmente prohibido.

LA PRImeRA GRAN VICTORIA: CUBA ESTUVO PRESENTE

A pesar de que Cuba ha estado excluida de estas cumbres, yo diría que el primer gran logro, la primera gran victoria de esta cumbre es que Cuba estuvo presente en la voz de los pueblos y a través de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, ella estuvo presente. Incluso, hasta los gobernantes más derechistas, hasta los gobernantes más entreguistas, tuvieron que mencionar el cese al bloqueo de Cuba. Algunos lo hicieron con sus matices, tirando la bola envenenada; pero tuvieron que mencionarlo. O sea, fue una voz unánime ahí; es decir, Cuba estuvo presente. La presencia de Cuba fue, realmente, yo diría, totalizante, desde antes de la cumbre, en la cumbre y después de la cumbre, a pesar de su exclusión, porque era un tema que no podía ser evitado, no podía ser censurado, aunque estaba ahí la censura, no podían prohibirnos hablar de Cuba; y es que no podían prohibirnos hablar de Cuba, porque los pueblos y gobiernos ahí representados cada día somos más, somos pueblos y gobiernos que estamos rompiendo las cadenas, estamos rompiendo la censura.

CLAMOR UNÁNIME, QUE CESE EL BLOQUEO

Eso era impensable en las primeras mal llamadas cumbres de las Américas, y también en las cumbres iberoamericanas, eso era impensable. ¿Por qué? Porque eran gobiernos sometidos totalmente a los dictados de la política imperial. Ahora no, realmente, se ha producido un cambio en América Latina y el Caribe, y eso explica el peso que tuvo la presencia de Cuba en esa cumbre. Y, lógicamente, al Presidente de Estados Unidos, a la delegación norteamericana y al Primer Ministro de Canadá, aunque les disgustara, pues no les quedó más que escuchar una voz unánime, un clamor unánime. Ese fue un clamor unánime en la cumbre, con diferentes matices, como ya sabemos; pero fue un clamor unánime.

Luego, yo subrayaría la intervención de Evo, cuando Evo interviene y responde, porque yo no podía responder ya, me había tomado un buen tiempo en la exposición; el presidente Obama tenía la ventaja de que él hablaba después de mí, entonces podía responderme, y yo no podía responder ya, tenía la ley de la ventaja en ese momento él; pero allá en el encierro de la censura, Evo toma la palabra y dice: "No podemos olvidar la historia." Y, efectivamente, no se puede olvidar la historia; porque un hecho histórico no es un elemento que se produjo y no tuvo consecuencias para el futuro, los elementos históricos, los hechos históricos tienen consecuencias en el presente y hacia el futuro. Y decía Evo: "En estos momentos, en mi país, Bolivia, están conspirando los funcionarios norteamericanos." Y yo puedo agregar aquí: En mi país, Nicaragua, están conspirando los funcionarios de la Embajada norteamericana en contra del gobierno de Nicaragua; están conspirando, tenemos todas las informaciones. No hemos querido expulsar funcionarios norteamericanos, hemos querido, más bien, ir recabando más información, más información, más información, que en su momento las vamos a dar a conocer. Tomándole la palabra al presidente Obama, que decía en la conferencia de prensa, cuando se refería al tema de Bolivia, que él no iba a permitir este tipo de política intervencionista e injerencista, vamos a ver si va a cambiar la actitud de todo el personal de la embajada yanki en Nicaragua, que vive permanentemente conspirando en nuestro país.

Tenemos un embajador que ejerció como hombre de confianza de don John Negroponte, el embajador de Estados Unidos en estos momentos en Nicaragua, que nos lo dejó el ex presidente George W. Bush. Este embajador, en la época de la guerra, estaba basificado en Honduras, donde están las bases militares; los yankis tenían bases militares en Honduras y bases militares en Costa Rica, para atacar a Nicaragua, y ahí estaba John Negroponte como cabeza de lo que eran todas las operaciones de inteligencia en esa guerra sucia en contra de Nicaragua, y ahí estaba el actual embajador de Estados Unidos en Nicaragua, que, bueno, él tiene un trato —digamos— diplomático respetuoso. Yo me he encontrado con él, hemos conversado, nos hemos reunido y hemos hablado, él se muestra comprensivo, y yo quisiera creer que ya no es un agente de la política de guerra; que es un agente, lógicamente, del imperio, porque el imperio ahí está, pero que ya no es un agente de la política de guerra o de la política de desestabilización; pero lo que es él mismo y el personal que tiene por debajo viven continuamente reuniéndose, recorriendo el país, reuniéndose con la oposición "democrática", para financiarlos, para orientarlos, para llamarlos a unirse en contra de la que llaman dictadura sandinista del gobierno de Daniel Ortega. Es una dictadura, dicen ellos, ya nos calificaron de que somos una dictadura, y, bueno, somos una dictadura, entonces. Con esta intervención de Evo yo me sentí muy contento porque era la respuesta al presidente Obama, que decía: "Olvidémonos de la historia"; pero es un punto en el cual me quiero detener, porque, sencillamente, cuando el presidente Obama, y que es típico —como lo explicaba yo en mi intervención— de los norteamericanos decir: "Eso ya es historia"...; pero es que ellos viven atrapados en la historia de su política expansionista, imperialista y guerrerista, viven atrapados, viven atrapados.

Es decir, ¿cuántas administraciones norteamericanas han pasado?, como lo decía Raúl en Cumaná en aquella intervención que paralizó al auditorio, una intervención que fue improvisada, porque Raúl va saliendo, yo le iba a hablar y me dice: "Discúlpame que voy para el baño." Le digo: "No hay problema." Entonces él se excusa ante todos —ustedes lo habrán visto cuando se excusó ante todos—; pero de repente dice: "Bueno, voy a decir unas palabritas", y ya aquello fue un volcán: era la Cuba revolucionaria hablando con la verdad, con la verdad. Y ahí, Raúl hablando con la verdad, hablando con esa claridad con que lo hizo, con esa firmeza con que lo hizo.

No quiero dejar pasar lo que dijo Raúl en referencia a que Cuba está dispuesta a dialogar con Estados Unidos de cualquier tema.

Esto lo habíamos hablado con Raúl antes y con Fidel. Ahora salen unas declaraciones de la Secretaria de Estado de Estados Unidos, queriendo manipular como que hay diferencias, cuando antes de esta reunión, que estuve por acá y conversé con Raúl y conversé con Fidel, es una sola posición.

Entonces, ahí Raúl fue claro. Dice: "Nosotros queremos dialogar de todos los temas que quieran dialogar los norteamericanos. ¿Quieren que hablemos de los derechos humanos? Correcto, hablemos de los derechos humanos en Cuba y hablemos de los derechos humanos en Estados Unidos. ¡Ah!, ¿queremos hablar de democracia? Muy bien, hablemos de democracia en Estados Unidos y hablemos de democracia en Cuba. ¡Ah!, ¿queremos hablar de prisioneros? Hablemos de prisioneros en Estados Unidos y hablemos de prisioneros en Cuba."

Ahí fue donde Raúl le dijo que Cuba estaba dispuesta a mandarle a todos los asalariados del imperio que están detenidos a cambio de que se libere a los Cinco Héroes cubanos, luchadores antiterroristas que guardan prisión, injusta prisión, larga prisión allá en Estados Unidos de América.

El mensaje de Raúl en esa reunión realmente fue un mensaje extraordinario. Era Cuba hablando a una sola voz, a una sola voz, y es un planteamiento que no se ha modificado, sigue siendo el mismo.

Conversé con Raúl, conversé con Fidel de nuevo y es una posición única, y lo dice Fidel, lo ratifica Fidel en la reflexión que ha leído nuestro querido hermano.

Entonces, continuando con lo que fueron aquellos debates. Ahí hubo dos elementos: saludos y debates. En los debates, en las intervenciones se destacó lo que era la iniciativa de Petrocaribe, del ALBA, ahí se destacó esta iniciativa. Lo hicieron primero los hermanos caribeños, que son parte de Petrocaribe, y luego nuestro querido compañero Hugo Chávez hizo un buen resumen de lo que era ese esfuerzo que se venía desarrollando. Ese fue otro elemento.

ELECCIONES NO SIGNIFICAN DEMOCRACIA

Hubo una intervención muy buena del presidente Rafael Correa, cuando dice: "Elecciones no significan democracia." Se fue al fondo, "elecciones no significan democracia"; porque ahí tenemos un punto de fondo en el debate de la mal llamada democracia en América Latina y el Caribe, donde se quiere desconocer la democracia cubana.

En Cuba hay democracia, y una democracia en la que no se divide al pueblo, porque en las democracias que nos han impuesto a nosotros, desde el momento que se propician partidos, se está propiciando la división de los pueblos, división que ha llevado incluso a guerras entre partidos. La historia de América Latina está plagada de guerras entre partidos, y todo esto, sencillamente, porque esas son las directrices del imperio. La democracia es esa y esa es la que hay que aplicar.

El pluripartidismo no es más que una manera de desintegrar a la nación. Ese es el pluripartidismo, desintegrar a la nación, confrontar a la nación, dividir a la nación, dividir a nuestros pueblos.

Cuba tiene un modelo donde no se divide al pueblo cubano entre verde, rojo, amarillo y anaranjado. No, simplemente es el pueblo cubano, sus ciudadanos, sin esas banderas partidistas y sin esas campañas donde juegan los intereses de los grandes capitales. El pueblo cubano es el que elige a sus autoridades, sin la estridencia de las elecciones en las democracias burguesas impuestas por Occidente, son impuestas porque ahí están los yankis, los europeos en una misma dirección. ¿Por qué? Porque es la mejor manera de dominarnos.

Ahí en la intervención de Correa yo valoré mucho, y creo que se valoró mucho, la profundidad del planteamiento en cuanto a decir que elecciones no significan democracia, y empezó a desarrollar el tema.

Luego hablaría de lo que fueron algunos elementos que hicieron muchas noticias, porque las intervenciones no podían hacer noticias sencillamente porque estaban censuradas, no había línea abierta para el pueblo, no era una reunión de cara a los pueblos; pero sí hicieron noticias las fotografías: el presidente Obama se da la mano con el presidente Hugo Chávez; el presidente Obama se da la mano con tal otro presidente.

Salió una noticia porque cuando yo entro a la sala donde están los presidentes preparándose para salir al plenario e inaugurar, voy saludando: saludo al primer ministro Manning, veo a Lula, me dirijo a saludar a Lula que está en un grupo, saludo a Lula, nos abrazamos, me pregunta Lula por la Rosario, y de repente Lula como que recapacita de que ahí está Obama, yo no había visto a Obama. Entonces viene Lula y me dice: "Aquí está el Presidente", y después le dice a Obama y entonces nos presenta. Nos dimos la mano y ya.

Luego, a la hora de la fotografía, Obama quedó de la parte de abajo de la gradería y yo quedé de último aquí en el fondo. A Obama, por razones de seguridad, lo metían por puertas especiales; a nosotros nos metían en tumultos y en aquellas moloteras que se arman entre los cuerpos de seguridad, donde se empujaban, unos caían, aquellas moloteras terribles. A Obama lo sacaban por unas puertas especiales.

Entonces, Obama había entrado por una puerta que está detrás del sitio donde yo me encontraba a la hora de la foto; nosotros habíamos entrado en tumulto del otro lado, de tal manera que cuando termina la foto, entonces Obama sale en la dirección donde está su puerta y yo bajo a buscar mi salida con la molotera, y ahí coincidimos y sencillamente nos dimos la mano. Como había fotógrafos, porque estaban los fotógrafos que habían hecho las tomas, entonces tiraron algunas fotos.

Pienso que esto de las fotos, esto de que Obama estaba ahí, que estaba escuchando, que tuvo paciencia para escuchar, empezó como a levantar una expectativa más allá de lo que son las formalidades.

Yo me di la mano con Ronald Reagan en plena guerra y él continuó en su guerra contra Nicaragua; nos dimos las manos allá en Nueva York y él continuó en su guerra contra Nicaragua, simplemente fue una cortesía.

Me di la mano con Jimmy Carter, ya escucharon lo que pasó, el encuentro con Jimmy Carter. Eso fue en una visita que hice recién al triunfo de la Revolución. Después de venir aquí a la Cumbre de los No Alineados, me fui a Washington, porque luego iba a Nueva York, a la Asamblea General, y ahí tuve un encuentro con el presidente Carter y se dio ese tipo de diálogo.

Luego me encontré con el presidente Bush. Claro, a Bush, cuando era vicepresidente —Bush padre, yo me lo encontraba en toda toma de posesión en América Latina y el Caribe. ¿Por qué? Porque Reagan nunca fue, él delegaba en Bush. Aquello era un tumulto, porque estaba Bush y siempre quedamos relativamente cerca —digamos, tal vez, con unos tres o cuatro asientos de por medio—; entonces, se plantaban los periodistas, mientras empezaba la ceremonia y empezaba aquel debate y le preguntaban a Bush y me preguntaban a mí. Total: estábamos en un debate ahí, y debate caliente, lógicamente, un debate caliente siempre. En eso no nos dábamos la mano, simplemente no coincidíamos como para darnos la mano, ni buscábamos cómo coincidir para darnos la mano tampoco, ni a él le interesaba coincidir ni a mí me interesaba coincidir.

Sucede que cuando fue electo Tancredo Neves —que, desgraciadamente, no logró asumir—, bueno, voy a Brasil a la toma de posesión, de José Sarney y está George Bush, vicepresidente, en una sala gigantesca, enorme, había 3 000, 4 000, 5 000 personas, era enorme aquello. Entonces, yo voy en una fila saludando a presidentes, jefes de gobierno, voy saludando, en la fila donde me van a acomodar y no me percato de que tengo que pasar por donde está Bush —el vicepresidente Bush entonces. Lo que me llama la atención es que, en la medida en que voy avanzando, se va produciendo un silencio en la sala. Ah, porque había un murmullo tremendo, la gente hablando, y de repente se va produciendo un silencio, y yo no me percato, no sé qué está pasando, dije: "Ya va a empezar la ceremonia", y me preocupo y vuelvo a ver si ya va a empezar la ceremonia. Cuando vamos avanzando, de repente, me veo cara a cara con Bush —cara a cara, apretados, porque voy cruzando yo en medio—, entonces, no nos quedó más que darnos las manos. O sea, los dos, prácticamente, levantamos las manos, nos las dimos, y entonces él me empezó a reclamar y yo le empecé a reclamar, y el padre Miguel D’Escoto, actual presidente de la 62 Asamblea de las Naciones Unidas, que era nuestro Canciller, era el traductor y estaba ahí traduciéndole a Bush. Ahí lo que hicimos fue debatir; pero, claro, el público que está ahí, los invitados, los congresistas brasileños y todos los demás, no saben lo que estamos hablando, simplemente, cuando nos damos las manos, estallaron en un aplauso; aquello explotó en un aplauso.

Entonces yo aproveché para decirle a Bush: "Fíjese, los pueblos de América Latina no quieren la guerra, quieren la paz, escúchelo bien." Entonces él me dijo: "Usted tiene, sí, que tomar medidas para acabar con esta guerra", reclamándome Bush a mí, o sea, nosotros éramos los culpables de la guerra; pero la cortesía de darse las manos, y la guerra continuó. El hecho de que nos diéramos las manos no significaba que la guerra terminara, la guerra continuó.

CUMBRE MAL LLAMADA DE LAS AMÉRICAS

Después, en el año 1989, se da una reunión a la que asiste el Primer Ministro de Canadá, asiste ya Bush, que está recién estrenado como Presidente, asisten presidentes centroamericanos, presidentes del Caribe —todavía no existía la cumbre esta, mal llamada de las Américas—, entonces fui a ese encuentro, y ahí fue donde se produjo ese diálogo. Bush fue muy cortés ahí, fue muy cortés, ya era Presidente; entonces, digamos, no tuvo el comportamiento que tenía cuando era vicepresidente, y como que lo mandaban a confrontar y nos confrontábamos.

Entonces, apenas coincidimos en la sala donde se estaban reuniendo los presidentes, inmediatamente él se acercó, nos saludamos, nos dimos las manos, sin muchas palabras, ya nos sentamos, y fue cuando vino el comentario de que "aquí han venido los periodistas con la expectativa de vernos pelear al presidente Ortega y a mí; pero espero que no les demos gusto". ¿Qué pasó al final? Que les dimos gusto a los periodistas, porque aquello terminó en una gran trifulca. Eso no era sostenible, porque estábamos en guerra y, al final, él se soltó en ataques en contra mía, y yo fui a convocar mi conferencia de prensa por otro lado también y a denunciarlos a ellos por los crímenes que estaban cometiendo en contra de Nicaragua.

¿Qué quiero decir con esto? Que darse las manos no es más que un simple elemento de cortesía, como dicen: lo cortés no quita lo valiente; lo cortés no borra las diferencias ideológicas y políticas; lo cortés no borra la realidad, ¡no borra la realidad! Y esto lo quiero subrayar, porque noté mucho encantamiento en algunos jefes de Estado y de Gobierno, por estarse dando las manos con el presidente Obama, y decía yo para mis adentros: este está como Hamelin. Hamelin con su flautita y todos los ratones detrás (Risas), todos detrás: "Vamos para el abismo, para el precipicio"; o sea, llegó con la flautita, Hamelin.

Pero creo que, independientemente de que llegó con la flautita, no tuvo el efecto que él quería. ¿Por qué? Porque salió el tema de Cuba con toda claridad, a tal grado que él tuvo que reconocerlo en la reunión interna, de la cual voy a hablar después, y habló de Cuba en cuanto a lo que es la labor de los médicos cubanos en la conferencia de prensa que da también después de la reunión.

Yo diría que ese fue el ambiente en las sesiones estas censuradas, intervenciones de todos los jefes de Estado, jefes de Gobierno; indiscutiblemente el ambiente era relajado, no había un ambiente de tensión.

Obama fue lo suficientemente inteligente y cuidadoso como para no irse a confrontar habiendo una correlación tan grande; porque, quiero agregar, retomando un poco lo que yo dije en el discurso inicial sobre la historia, lo que dice Evo, y lo que es esa realidad de hoy, latinoamericana y caribeña, que en gran medida estaba presente allí, porque estaba ausente Cuba y estaba ausente Puerto Rico.

TODO IMPERIO ES EXPANSIONISTA

Estados Unidos no ha cambiado, ¡Estados Unidos no ha cambiado!, ¡no ha cambiado! Como se lo dijo el presidente Oscar Arias, se lo dijo ahí en la reunión que teníamos del SICA con el presidente Obama, y estaba ahí la secretaria de Estado, Hillary Clinton, le dice Oscar Arias, que es muy amigo de ellos, él es muy amigo de ellos, les dijo: "Yo los escuché a ustedes, presidente Obama y secretaria Clinton en la campaña electoral, decir que se iban a retirar de Iraq, que iba a terminar esa guerra, ¿verdad? Ahí se están gastando 400 millones de dólares todos los días, yo les pregunto, ¿van a cumplir con lo que prometieron? Silencio. Silencio de Barack y silencio, lógicamente, de Hillary, y, en realidad, ahí el que tenía que responder era Barack porque es el Presidente, el que está intercambiando: silencio; y es que el Presidente de Estados Unidos está atrapado en lo que es el modelo de un imperio que, por su naturaleza, como todo imperio es expansionista; o sea, no hay imperio que no sea expansionista, los imperios, por naturaleza, son expansionistas, no hay forma, y quien va a gobernar al frente de un imperio va a defender la política expansionista y va a defender políticas hegemónicas.

Entonces, en este encuentro, realmente, ¿qué es lo que vemos, cuál es la realidad? La realidad es un Estados Unidos de América con un nuevo presidente, que está montado sobre una política imperialista que existe desde que Estados Unidos es imperio, que ha venido teniendo sus matices, pero es una continuidad.

Raúl lo recordaba también allá en Cumaná: fue una administración republicana la que preparó la invasión a Cuba en Girón y fue una administración demócrata la que la ejecutó; o sea, la continuidad, la continuidad.

Entonces, ahí tenemos a un presidente de Estados Unidos que dice que no hay que hablar del pasado, que hay que olvidarse del pasado; pero que está atrapado en el pasado, ¡está atrapado en el pasado! Tiene las tropas yankis todavía en Iraq, no las ha retirado, aunque se ha comprometido a retirarlas, pero hasta el momento no las ha retirado; tiene un reforzamiento de tropas en Afganistán, es decir, es la política del imperio, dándole continuidad a la política del imperio en sus objetivos expansionistas y de control de lo que son recursos estratégicos como el petróleo.

ATRAPADO EN EL PASADO DE 50 AÑOS DE BLOQUEO

Tenemos a un presidente de Estados Unidos que sigue atrapado en el pasado de —ya van a ser— 50 años de bloqueo a Cuba; que en el 2004 cuando era candidato a senador dice que es una barbaridad el bloqueo a Cuba, que eso ya había que suspenderlo. Y la pregunta se la hicieron en la conferencia de prensa, se la hizo un periodista norteamericano, y ahora responde que eso fue hace miles de años o hace millones de años.

Imagínense, hace apenas cinco años estaba diciendo eso, cuando aspiraba. ¿Qué nos está diciendo? Nos está diciendo que él miente; o sea, a mí realmente me deja bien claro eso, su respuesta es una respuesta de una persona que miente, y lo está diciendo, lo está admitiendo; pero, además, que sigue atrapado por el pasado.

Si alguien está atrapado por el pasado es Obama. Obama está atrapado por el pasado en la forma en que se manifiesta de por qué no se le puede levantar el bloqueo a Cuba, y que agradecida debía estar Cuba de estas concesiones que han hecho recientemente. Si eran mucho más concesiones las que aprobó Carter en aquellos años que estas que está aprobando en estos momento Obama; aquellas eran un poco más amplias, estas son más restringidas.

Por eso quieren que nos olvidemos de la historia. Esto quieren hacerlo aparecer como algo novedoso en lo que es una guerra mediática, de que el imperio está cambiando, y qué generoso el imperio que está facilitándoles a los cubanos viajar, qué generoso que está facilitándoles que puedan mandar remesas; remesas que a fin de cuenta les cuesta sudor y sangre a los que trabajan allá en Estados Unidos, es decir, no es ningún acto de generosidad.

¡Ah!, pero ya nos olvidamos de que Carter aprobó esta y otras medidas todavía mucho más flexibles, porque permitía intercambios de norteamericanos que viajaban a Cuba: científicos, cineastas, y todo lo demás, eran medidas mucho más amplias las que había aprobado Carter. Carter hace ya más de 10 años aprobó esas medidas.

Randy Alonso.- Carter hace 30 años; las de hace más de 10 años fueron las que había aprobado Clinton.

Daniel Ortega.- Las de Clinton hace 10 años, y Carter hace 30 años ya, sí, en 1976 y 1977.

Entonces, nos quieren vender esto como que es un cambio; no, si no llega ni siquiera a acercarse a las medidas que tomó Carter hace 30 años, más bien un retroceso.

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE CAMBIAN

Entonces, Estados Unidos atrapado en el pasado. La que no está atrapada en el pasado es América Latina y el Caribe, porque aquí sí se están produciendo cambios; aquí sí se han venido produciendo cambios, en la forma en que se ha venido transformando América Latina, que se han venido desarrollando procesos a favor de la autodeterminación, de la soberanía de nuestros pueblos son avances enormes; los esfuerzos por la integración, por la unidad de nuestros pueblos son avances realmente extraordinarios; el ALBA, que es el instrumento más noble, más solidario que existe actualmente en nuestro planeta. No existe en otra parte del mundo una relación como la que se ha logrado establecer a partir de la iniciativa de Venezuela y Cuba —porque el ALBA nació de estos dos pueblos hermanos: Venezuela-Cuba, Fidel y Hugo Chávez—; no hay otra iniciativa con ese grado de nobleza, con ese grado de grandeza que es el ALBA y que, realmente, está haciendo los planteamientos básicos que deberíamos asumir todos en el planeta, porque si en el planeta todos asumiéramos estos planteamientos, desaparecerían las guerras, desaparecerían las desigualdades, desaparecerían la miseria, la pobreza, la exclusión; se iría atenuando hasta desaparecer la destrucción del medio ambiente y del planeta.

Ahora, el ALBA-Petrocaribe, si sumamos ahí los países, estamos hablando de unos 20 ó 22 países en el ALBA-Petrocaribe, que es el proyecto del modelo más avanzado que tenemos en la región. Entonces, la región ha cambiado, América Latina ha cambiado.

Yo escucho, por ejemplo, al presidente Hugo Chávez, al presidente Rafael Correa y al presidente de México Felipe Calderón una, dos, varias veces —lo escuché en la Cumbre del Grupo de Río en República Dominicana, lo escuché después en la Cumbre Iberoamericana en San Salvador— decir: "Unámonos los latinoamericanos", o "hagamos nuestra propia organización los latinoamericanos y caribeños." Lo ha dicho con toda claridad Correa, lo ha dicho con toda claridad Calderón, lo ha dicho con toda claridad Hugo Chávez y lo decimos nosotros, y hay otros países que también se van identificando con este planteamiento.

Porque ahí viene otro debate: los que piensan que la OEA, que nace como un instrumento del imperio y ha sido un instrumento del imperio, incluso para invadir naciones como República Dominicana, hay que salvarla; sencillamente, la OEA está muerta, la OEA está muerta, es un cadáver insepulto la OEA, esa es la verdad, y quienes estamos convencidos de que necesitamos tener...

Es como la Unidad Africana, la Unidad Africana tiene su propio instrumento, su propio espacio. Ahí no está Francia, no está Inglaterra en la Unidad Africana, los ex colonialistas de estos pueblos no están allí, están los pueblos de África.

Igual, aquí tenemos que estar los pueblos latinoamericanos y caribeños, y desde esas posiciones, desde ese diálogo, desde esa unidad entonces dialogar con el Norte, dialogar con Estados Unidos y Canadá; dialogar con los europeos, es decir, dialogar con los países del Norte y defender nuestras posiciones. Y seguramente eso sí nos pondría en una actitud verdaderamente fuerte para poder defender los intereses de nuestra región, poder defender los postulados de los pueblos latinoamericanos y caribeños.

Entonces, sobre este punto, lo que queda claro en esta cumbre también es que Estados Unidos no ha cambiado y que América Latina y el Caribe sí hemos cambiado; hemos cambiado y estamos cambiando aferrados a las raíces de nuestra historia. O sea, vamos bajo el impulso de todo lo que es nuestro proceso histórico, no nos desarraigamos. Precisamente porque estamos arraigados es que podemos avanzar, por la fuerza que tenemos acumulada en todo este proceso histórico que ha sido tan rico, tan inmensamente rico en América Latina y el Caribe, desde la lucha de los pueblos originarios hasta el triunfo de la gloriosa Revolución Cubana, y ahora este proceso que se vive, donde se abrieron nuevos espacios, gigantescos espacios con el triunfo de la Revolución Bolivariana.

Ahora vamos a la reunión secreta.

Cuando estamos concluyendo la última jornada del día sábado por la tarde, el primer ministro Manning nos plantea que mañana a las 9:00 tendríamos el encuentro para la reunión cerrada, y nos habla de que, entre otros puntos de la agenda, estaría el tema de Haití. A nosotros nos pareció razonable el tema de Haití, indiscutiblemente, que le dedicáramos tiempo a hablar de Haití, qué se puede hacer por ese noble pueblo que se encuentra en una situación verdaderamente terrible; es decir, poder escuchar a Preval ahí, ver qué acciones podíamos tomar, porque la verdad es que la situación sigue siendo terrible, y claro que Preval valora mucho lo que es la cooperación, la solidaridad de Cuba en Haití, la solidaridad venezolana.

Ese es otro elemento importantísimo que no podemos dejar de mencionar: la cooperación, la solidaridad entre los pueblos del ALBA y de los países del ALBA con otros países que no son necesariamente el ALBA es sin condiciones, es incondicional, o sea, no pone ninguna condición; puede estar ahí un gobierno que es crítico del gobierno de Cuba o del gobierno venezolano, pero si hay una tragedia, si hay una desgracia, si hay necesidad de cooperar, allá va la cooperación sin poner la mínima condición, que es el otro gran problema que tenemos con Estados Unidos y con Europa, es decir, los emperadores, el imperio, ese es el imperio del capitalismo que nos ha impuesto la tiranía. Hay una tiranía del capitalismo en el mundo, una dictadura del capitalismo en el mundo.

CUMBRE SIN CONSENSO

Entonces, pasamos a la reunión del día domingo. Tuvimos la reunión del SICA primero, con el presidente Obama y los miembros de SICA, ahí hicimos nuestros planteamientos, como era de esperarse, y simplemente un intercambio; porque esto es importante también señalarlo: El presidente Obama no llevó nada a esa Cumbre, absolutamente nada; más que apretones de mano, no llevó nada. O sea, no hubo un planteamiento de fondo en el campo económico, frente a la crisis, no, no, nada de eso, simplemente fue un encuentro social —diría yo— de los latinoamericanos y los caribeños con él, y donde se logró establecer la agenda latinoamericana y caribeña; se logró establecer esa agenda, logró predominar la agenda latinoamericana y caribeña.

Entonces vamos a la reunión final. Hasta ese momento no se ha dicho una sola palabra del famoso documento, y, bueno, nosotros pensábamos que ya no iba a haber documento, porque, sencillamente, ya a esas alturas, si no se ha dicho ni una palabra del documento, lo que está trascendiendo son los mensajes, lo que está logrando filtrarse es que los saludos de Obama, las posibilidades de diálogo con Cuba, las posibilidades de diálogo con Venezuela, esos son los elementos que están pesando y el documento está enterrado.

No fue motivo de preocupación alguna, desde la inauguración hasta el día domingo el tema del documento.

Entonces, cuál es nuestra sorpresa cuando el primer ministro de Trinidad y Tobago, Manning... Yo lo entiendo, lo entiendo porque con una cumbre en Trinidad y Tobago, para ellos era muy importante lo del documento, porque, claro, una reunión sin documento, como que quedó caminando en un pie; entonces, lo entiendo.

Él, lo primero que dice es que, hay consenso sobre el documento. Lo que hace es presentar el documento en conferencia de prensa, explicar que hubo consenso y firmarlo, porque ya él estaba claro de que los países del ALBA no íbamos a firmar y que posiblemente había otros países que no iban a firmar. Pero, bueno, esa fue una salida que él planteó.

Yo tuve que reaccionar inmediatamente, para decirle que consenso no había, que él no podía decir que había consenso, porque no había consenso; porque ni siquiera se había discutido. O sea, para poder hablar de que un documento tiene consenso tiene que ser discutido, ¿por quiénes?, por los presidentes, que son los que están avalando el documento.

A lo mejor el documento había logrado algún consenso en las comisiones técnicas; pero los documentos, mientras no son aprobados por los presidentes, en una cumbre presidencial, sencillamente no están avalados. Y le dije los problemas que tenía el documento, pues que es un documento desfasado; que nosotros reconocíamos el esfuerzo que habían hecho todos los que habían participado en la elaboración del documento, pero que, como se había empezado a trabajar desde hace casi ya año y medio o dos años, es un documento que no recogía los elementos fundamentales que se estaban viviendo actualmente en el mundo y, en particular, en América Latina y el Caribe.

Después de esta intervención, intervino inmediatamente el presidente Hugo Chávez, compañero, camarada, y expresó, entre otras cosas, la posición que habíamos tenido en el grupo del ALBA, que habíamos sido claros en señalar que no suscribíamos el documento.

Evo tuvo una buena intervención ahí, Evo dijo: "Yo no puedo firmar, ¿qué va a decir mi pueblo si yo firmo esto que ni siquiera lo conoce mi pueblo?" Luego habló de los biocombustibles, dice: "Aunque me han ido persuadiendo de que es posible trabajar los biocombustibles con cierto cuidado, los movimientos sociales están en contra, y yo primero tendría que hablar con ellos, por lo tanto, yo no puedo firmar este documento."

Bueno, continúan las intervenciones. Otros plantean que la salida era que firmara el primer ministro Manning, hablando del consenso. Ya concluyendo la ronda, porque empezó la ronda, empezó todo el mundo a hablar, yo intenté hablar, pero había mucha gente que quería hablar de nuevo, entonces el primer ministro Manning trata de recoger, digamos, una opinión mayoritaria y después dice: "Bueno, sí, hay diferencias, esto y lo otro; entonces podemos decir que hay consenso con algunas diferencias y yo firmo el documento". Entonces, volví nuevamente a pedir la palabra y le dije que me parecía que no era conveniente hablar de consenso. Le digo: Yo estoy seguro de que el presidente Obama ni conoce ese documento. Estoy seguro de que no lo conoce, ni creo que muchos de nosotros conocemos el documento, no hemos leído el documento.

Además, cuando el presidente Obama estaba en campaña ya se estaba discutiendo el documento; llegó a las elecciones en noviembre, ganó las elecciones, y se siguió discutiendo el documento, y él no era presidente todavía, era presidente electo. De tal manera que no creo que después de asumir la presidencia en enero del año corriente, él haya tenido tiempo de ir a empaparse de ese documento, ha tenido otras prioridades. Entonces volví a insistir en que el documento no podía ser presentado como un documento de consenso.

Reconozco ahí la habilidad del presidente Obama, que tomó la palabra inmediatamente después de mí, y dijo: "La verdad es que ese documento yo no lo conozco, no lo he leído." Él lo admitió así con toda claridad: "Ni lo he leído ni lo conozco." Claro, ese documento se venía trabajando con la administración de Bush.

Y señalé ahí, porque se hablaba de que había habido tiempo para meterle cambios, pero si es que no se podían meter cambios porque había un bloqueo dentro de la OEA, un bloqueo permanente a no permitirle mayores cambios al documento. Nosotros hicimos el intento, junto con Venezuela, y también compartiendo con otros países latinoamericanos, imposible, había un bloqueo total de la OEA y, lógicamente, la OEA subordinada a la administración Bush.

Dice Obama: "La verdad es que yo no conozco este documento, no lo he leído. Yo creo que estos documentos nadie los lee tampoco, aquí lo que interesa es el resultado de este encuentro, los elementos positivos que se puedan resaltar y propongo que el primer ministro Manning, en su presentación, diga que aquí ha habido muchas diferencias sobre el documento, incluyendo el tema de Cuba, que ha habido diferencias, que ha habido diferencias sobre esto, sobre lo otro." Y ahí cerró el debate sobre el documento. Esto explica por qué a la salida de los jefes de Estado y de gobierno ya la expectativa que había en la conferencia de prensa, para dar a conocer las conclusiones del encuentro, ya eso se cae, se cayó. Lo que quedó claro fue: que no había habido consenso con el documento, que había discrepancias con el documento; y fue saliendo todo el mundo, y el primer ministro Manning escogió a Martín, al Presidente de México y al Primer Ministro de Canadá, para comparecer con ellos y dar su declaración; pero, claro, ya a esas alturas el documento estaba muerto. Esa es la verdad, el documento estaba muerto.

EE.UU.: CONTINUIDAD DE UNA MISMA POLÍTICA

El debate estaba sobre si estábamos frente a un nuevo gobernante de Estados Unidos que venía con cambios hacia América Latina y el Caribe. Llegó con palabras, indiscutiblemente con palabras y, al final, en sus conclusiones en la conferencia de prensa vemos la misma línea, la misma continuidad de la política.

Es decir, la secretaria de Estado, Clinton, hoy habla de la disposición que tienen de trabajar con Venezuela, para apartar a Venezuela de las malas compañías. Esa es la misma política, hay una relación condicionada, la misma política. Y en cuanto a Irán habla de la diplomacia y la fuerza; es decir, la política de la zanahoria y el garrote, es la misma política. Son ellos los que están atrapados en el pasado, son ellos los que tienen que cambiar y no lo quieren admitir, no lo quieren aceptar y, claro, no es fácil; no es fácil porque, indiscutiblemente, el presidente Obama está atrapado en lo que es la estructura de un imperio, y para que ahí se produzcan cambios de verdad tienen que haber cambios realmente profundos, cambios radicales que le quiten su naturaleza de imperio a Estados Unidos y lo conviertan en una nación dispuesta a compartir, dispuesta a respetar, dispuesta a trabajar con todos los pueblos del mundo.

Randy Alonso.- Creo que es una buena noticia decirle a nuestros televidentes que también la cadena hermana Telesur ha estado trasmitiendo en vivo esta comparecencia suya, compañero Daniel, y hay elementos muy importantes, como decía Fidel en sus reflexiones, las verdades irán saliendo a la luz, se irá conociendo lo que pasó en Puerto España.

Nuestros colegas quieren hacerle algunas preguntas al presidente Daniel.

Rosa M. Elizalde.- Presidente, ante una región que, como usted dice, no se calla la boca, que no acepta esta política de borrón y cuenta nueva que nos está proponiendo el presidente Obama, y de amnesia, en sentido general. ¿Qué tendría que hacer la administración norteamericana para no enajenarse de esta nueva realidad que está viviendo la región?

Daniel Ortega.- Ellos tendrían que hacer cambios, pero es que ahí entran en contradicción con su propia naturaleza como imperio. Ahí está el gran problema.

Rosa M. Elizalde.- ¿Qué cambios se estuvieron proponiendo y que usted crea que se puedan producir en los próximos tiempos, si se quiere construir realmente una relación de aproximación entre Estados Unidos, y no en las palabras y en las sonrisas solamente en las relaciones internacionales entre nuestros países?

Daniel Ortega.- El único cambio que yo veo que podría tener viabilidad por parte de ellos, dentro de su lógica, el pragmatismo, y donde, lógicamente, ellos no están renunciando a ser imperio ni están renunciando a sus pretensiones hegemónicas en todos los campos, es que entiendan que tienen que hacer políticas respetuosas en todos los campos, con los pueblos de América Latina y del Caribe, en todos los campos, y aprender a cohabitar. Es decir, seríamos los latinoamericanos y caribeños cohabitando con el imperio. Algo que no es fácil, porque la naturaleza del imperio hace prácticamente imposible la cohabitación, la hace imposible por su propia naturaleza; aunque el presidente de un imperio quisiera; imaginémonos los emperadores romanos, aunque hubieran querido no podían, no podían, y lo mismo pasa con todos los imperios; pasó con el imperio español y pasó con el imperio británico, con el imperio francés.

Con todos los imperios ha pasado la misma historia, su naturaleza es expansiva, de dominación, de sometimiento. Y aquí vemos claramente que están queriendo poner las reglas del juego, ellos quieren poner las condiciones, ellos quieren definir qué tipo de democracia deben tener nuestros pueblos; ellos deciden qué tipo de democracia, ¿a cuenta de qué? ¿Quién los juzga a ellos? ¿Quién los examina a ellos? ¿Quién los certifica a ellos? Entonces, la única manera de que con pragmatismo, decía, esta administración quiera bajar un poco las tensiones con América Latina y el Caribe, es buscando una política de cohabitación, donde debería empezar por levantarle el bloqueo a Cuba, porque este es un grito unánime en estos momentos en América Latina y el Caribe.

Rogelio Polanco.- Presidente, cuando lo escuchamos a usted narrar y describir todo lo que pasó en esa cumbre secreta y censurada, como usted ha afirmado hoy, aparece todo esto como una gran operación de relaciones públicas del imperio, como un gran show mediático para tratar de lavar un poco la cara del imperio; sin embargo, hay intentos de una política para tratar de que el poder imperial aparezca camuflado por otras vías. De alguna manera el presidente Obama cuando se refiere al tema de Cuba lo dice: Deberíamos en Estados Unidos, no solo tomar el poderío militar, sino usar algunos elementos..., de lo que ahora ellos están llamando el poder inteligente, el poder blando.

Ahora, ¿cómo evitar que esta operación de relaciones públicas, este show, este intento de lavar la cara al imperio no confunda a nuestros pueblos, a nuestros gobiernos y continúe la política de unidad, de integración y de solidaridad, que se vio demostrada con tanta firmeza en la Cumbre del ALBA?

Daniel Ortega.- Creo que lo importante es tomar en cuenta lo que ha sido el comportamiento del imperio. Yo haría cita del resumen que hizo Raúl de cuando triunfa la Revolución Cubana, el que hizo en Cumaná, donde él resume cómo hay una continuidad en la política del imperio. ¡Qué mejor ejemplo que ese!

De una administración republicana a un presidente demócrata, incluso, yo diría que es el presidente demócrata que ha tenido un carisma..., cuando los medios de comunicación no eran tan sofisticados como lo son ahora, ya Kennedy lograba una gran capacidad de comunicación, él logra una imagen, y con esa gran imagen que tenía levantaba multitudes, era un fenómeno, realmente. Viene Kennedy y le da continuidad a la política republicana, y se viene contra Cuba. Utiliza la Alianza para el Progreso como un instrumento para buscar cómo neutralizar las batallas en América Latina.

Entonces, ¿qué nos indica eso? Que a pesar de que figuras tan fuertes, como la de Kennedy en ese momento, se levantaron para tratar de contener la lucha de los pueblos, mediatizarlos, confundirlos, no pudieron, no pudieron.

Y así como ellos tienen la capacidad y el control, yo diría, de los grandes medios de comunicación, nosotros tenemos medios alternativos, y tenemos ya algunos grandes medios de comunicación como Cubavisión, Telesur; Telesur realmente es un medio de comunicación que ya se ha expandido y está penetrando. No tenemos una correlación favorable, indiscutiblemente tenemos una correlación desfavorable; pero tenemos la ventaja de que la comunicación ahora más bien se ha multiplicado, y así como ellos la utilizan para buscar cómo confundir, para buscar cómo mediatizar, para buscar cómo crear falsas ilusiones, para buscar cómo encantar, nosotros tenemos que utilizar los medios para llevar la verdad, simplemente, llevar la verdad. Esto que yo estoy narrando aquí es la verdad, que me desmientan, que me desmienta alguien, es la verdad de lo que allí aconteció y es la verdad de lo que está aconteciendo en estos momentos.

LEVANTAR EL BLOQUEO NO LIBERA A EE.UU. DEL CRIMEN COMETIDO

Juzguemos, como dicen, por los hechos, y si vamos a juzgar por los hechos, sencillamente, estamos viendo una continuidad de la política del imperio, con matices, lógicamente, cada quien le da sus matices. Reagan era muy popular también, y se daba el lujo de decir: "Yo soy contra." "I am contra", decía Reagan, y salió con una camiseta que decía: "Yo soy contra", cuando estaba en la guerra contra Nicaragua.

Les voy a poner este ejemplo. Si tuviésemos un verdadero cambio en Estados Unidos, el Presidente de Estados Unidos no estaría poniendo ninguna condición para levantarle el bloqueo a Cuba, porque el levantamiento del bloqueo a Cuba, sencillamente, ya es no solamente hacerse eco de la voluntad de la decisión de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, sino que también, si vamos a hablar de consensos o mayorías, en la última votación en Naciones Unidas sobre el tema de Cuba una inmensa mayoría, la gran mayoría de los países del planeta, 185 países, dijeron: "Que se levante el bloqueo." Otros países se abstuvieron, por lo tanto, se suma; otros países se ausentaron, por lo tanto, se suma, solamente Estados Unidos, Israel y la República de Palau fueron los únicos tres países que se pronunciaron en contra de la suspensión del bloqueo. Entonces, si Estados Unidos hubiese cambiado, si el presidente Obama significara un cambio, tiene toda la fortaleza como para decir: "Hombre, tengo que respetar lo que ha dicho Naciones Unidas, una inmensa mayoría ha dicho que hay que levantar el bloqueo a Cuba, hay que levantar el embargo, así que tengo que respetarlo y lo levanto, y entonces sí puedo decir que estoy siendo respetuoso." Lo que no libera a Estados Unidos del crimen cometido, de la injusticia cometida contra Cuba durante este bloqueo que se ha prolongado por casi 50 años. Eso no libera, no exculpa a Estados Unidos, Estados Unidos debería de indemnizar a Cuba.

INCUMPLIMIENTO DE UNA SENTENCIA DE LA HAYA

¿Qué debería hacer el presidente Obama frente a la demanda que Nicaragua presentó en la Corte Internacional de Justicia de La Haya? Una demanda que la llevamos al máximo tribunal de justicia que tenemos en el planeta y que es parte del sistema de Naciones Unidas; tribunal que ha utilizado el mismo Estados Unidos cuando le ha convenido, tribunal que tranquilamente sale..., perdón, este instrumento, el de Naciones Unidas, donde vemos hace poco que aparece en los titulares de la prensa de derecha: "Naciones Unidas condena a la República Popular Democrática de Corea por el lanzamiento del satélite." Entonces, Naciones Unidas no fue tomada en cuenta, fue el Consejo de Seguridad hablando a nombre de todos nosotros, para condenar a un pueblo hermano que está ejerciendo un derecho, sencillamente.

Entonces, ¿qué debería decir el presidente Obama? Decir: "Hombre, vamos a revisar esta demanda", porque, además, no es una demanda, ya hay una sentencia, ya el juez dictó sentencia y le dijo a Estados Unidos que cesaran todas las acciones criminales que estaban cometiendo; pero además le agregó que tenían que indemnizar a Nicaragua. ¿Qué estamos esperando nosotros? Que indemnicen a Nicaragua.

Bush, antes de retirarse, suspendió, congeló una llamada cooperación de la Cuenta Reto del Milenio para Nicaragua, que está en todo Centroamérica. Yo siempre insisto en decir que de parte de Estados Unidos no hay ninguna cooperación, por lo menos, para Nicaragua; simplemente, apenas si están abonando a la deuda histórica que tienen contra nuestros pueblos, son abonos, y son abonos suavísimos, bajísimos los abonos que están dando.

Entonces, ¿qué debería decir él? "Bueno, hablemos con el gobierno de Nicaragua, para qué, para que esta resolución de la Corte Internacional de Justicia hablemos con el gobierno de Nicaragua, ¿para qué?, para que esta Resolución de la Corte Internacional de Justicia la respetemos y busquemos cómo conveniar un monto de indemnización para Nicaragua.

Eso sería un cambio en la política norteamericana. Estaría empezando a respetar Estados Unidos el sistema de Naciones Unidas, que no es democrático; estaría empezando por lo menos a respetarlo si reconoce la voluntad de los pueblos en relación con el bloqueo a Cuba y si reconoce esta sentencia de la Corte Internacional de Justicia. Esta es la primera y es la única sentencia que ha habido donde la Corte condena, por primera vez, a un Estado; además, es una sentencia sin precedentes en ese momento, porque es Estados Unidos condenado por la Corte Internacional de Justicia por terrorismo en contra de Nicaragua.

Entonces, si el presidente Obama realmente está por un cambio, debería hacer eso, y, por otro lado, ya hubiera descongelado esa famosa Cuenta Reto del Milenio, no que lo que hizo fue ratificar el congelamiento. Ratificaron el congelamiento, y ahora para el mes de julio van a volver a discutir, de una vez por todas, si la suspenden completamente o sigue congelada. Está a discusión, y las declaraciones que dan los funcionarios de la embajada yanki allá en Managua es que lo que viene es la suspensión total de la cuenta.

Así tenemos algunos países europeos también actuando en contra de Nicaragua. Es decir, la historia es la misma; pero hablando específicamente de la relación Estados Unidos-América Latina y el Caribe, si queremos ver realmente cambios en su política para cohabitar...

Yo no me hago la ilusión de que el imperio está desapareciendo, o que Obama viene con la firme decisión de hacer desaparecer al imperio, su discurso cuando asume el mando es bien claro: él llega ahí para fortalecer al imperio; él no ha llegado ahí para debilitar al imperio. Él en eso es franco, no está mintiendo. Allá el que se haga ilusiones creyendo que Obama va a ser el que va a desaparecer al imperio. No, él fue bien claro en su posición.

Entonces, lo importante es que si va a trabajar con una política pragmática —que es una palabra que utilizan mucho los norteamericanos—, tomando en cuenta lo que está aconteciendo en América Latina y el Caribe, entonces que diga: ¡Hombre!, aquí no me queda más que buscar una política de cohabitación con estos países, aprender a cohabitar —porque a nosotros nos ven como la peste— con estos países, y eso pasa, en primer lugar, por suspender de manera incondicional el bloqueo a Cuba.

FORTALEZA EN LA UNIDAD

Randy Alonso.- Esa solidaridad suya y de muchos presidentes, compañero Daniel, con Cuba, ha marcado —como usted señaló— la Cumbre de las Américas y ha planteado un frente de América Latina en un tema importante

Contrario a esa decisión del gobierno norteamericano, la Cumbre de Cumaná planteó la ayuda solidaria del ALBA a Nicaragua.

En ese contexto, el año que viene será la nueva Cumbre de América Latina y el Caribe, ¿cómo ve el camino hacia poder concretar, quizás, en México, la posibilidad de la creación de esa unión de naciones latinoamericanas y caribeñas?

Daniel Ortega.- Ante todo me está recordando ahí que el discurso de Raúl fue tan impresionante en Cumaná que yo qué iba a decir después de Raúl ahí, más que reconocer que era la voz de Cuba, Fidel, Martí hablando ahí, porque paralizó el auditorio, y no tuve la cortesía —y le pido excusas al pueblo bolivariano y a mi hermano el presidente Hugo Chávez— de agradecer esa solidaridad invaluable del pueblo bolivariano, de nuestro hermano Hugo Chávez, que allí anunció que estaba aprobando 50 millones de dólares para ayudarnos a enfrentar los costos que nos significa la suspensión de la Cuenta Reto del Milenio. Así que le doy las gracias desde la Cuba solidaria y revolucionaria a nuestro querido hermano presidente Hugo Chávez.

EL IMPERIO QUIERE REVITALIZAR A LA OEA

Pienso que cada día hay más condiciones para lograr organizar esta gran unidad, lo que sería la Unión de los Pueblos Latinoamericanos y Caribeños. Unión es la palabra que más me gusta a mí, porque unión significa realmente más allá que integración, unidad. Pero, bueno, sería secundario discutir el nombre; lo que sí está claro es que cada día resulta más urgente organizarnos los latinoamericanos y caribeños.

Esto nos plantea una batalla de cara a la OEA, porque precisamente ese famoso documento tenía como elemento político central —y fue un elemento que nosotros cuestionamos totalmente, aparte del hecho de que no estaba actualizado frente a lo que es la crisis global y todo lo demás—, el aval que nos querían obligar que le diéramos a la OEA, principal instrumento de intervención, de agresión del imperialismo norteamericano en América Latina y el Caribe.

Entonces, estamos frente a una batalla. El imperio quiere revitalizar a la OEA. Algunos hermanos latinoamericanos con los que hemos conversado piensan que la OEA es salvable, con Estados Unidos; otros pensamos que la OEA con Estados Unidos simplemente sigue siendo un instrumento para ser utilizado en contra de nuestros pueblos. O sea, ahí tenemos diferencia de opiniones.

Yo diría que la próxima batalla que vamos a librar va a ser en Honduras dentro de pocas semanas, porque los días 1ro y 2 de junio se está realizando una reunión de la OEA, a nivel de cancilleres, en Honduras, y ante el ímpetu que cobró el tema de Cuba en la mal llamada reunión de las Américas, el mismo José Miguel Insulza ya está diciendo que hay que introducir el tema de Cuba y encontrar la forma de levantarle las sanciones a Cuba.

En el ALBA nosotros estamos trabajando en esa dirección, hemos estado trabajando. Porque Cuba no nos lo ha pedido, en esto quiero ser claro: Cuba no nos ha pedido, Fidel no nos ha pedido, Raúl no nos ha planteado, no está interesada Cuba en ingresar a la OEA; pero en una reunión del ALBA, en Caracas —en ese momento estaba Machado representando a Cuba— comentábamos Hugo, Machado, yo, pero sobre todo Hugo y yo lo comentábamos, y el mismo Zelaya, que era un asunto de vergüenza para nosotros mismos. O sea, ¿cómo vamos a estar nosotros mismos metidos en una organización donde se mantienen las sanciones en contra de Cuba? Nos volvemos cómplices, los países latinoamericanos y caribeños que nos mantenemos en esa organización, con las sanciones impuestas ahí, nos volvemos cómplices del crimen. Entonces comentábamos que lo menos que había que hacer era, en esta reunión que se va a realizar en Honduras, plantear que se suspendan las sanciones en contra de Cuba, reconociendo el daño que se le ha causado a Cuba como resultado de esas sanciones, la injusticia, el sufrimiento que ha significado para el pueblo de Cuba.

Eso lo estamos trabajando, lo estamos intercambiando, y yo recuerdo que ahí Machado dijo: "Bueno, esto nosotros tenemos que verlo con mucho cuidado, porque Cuba no está interesada." Y entendemos el cuidado de Cuba; pero, por otro lado, yo le he pedido comprensión a Fidel, a Raúl, que nos ayuden a salir de esa complicidad, o sea, que sean comprensivos. Cuba no tiene nada que ver en esta batalla, somos nosotros los que tenemos que dar la batalla, porque a fin de cuenta el pecado es nuestro, estar ahí participando de la OEA, compartiendo una sanción injusta, brutal, en contra del pueblo de Cuba. Entonces esa batalla viene ahora para el 2 de junio, e Insulza, como se dio cuenta de que la batalla viene, porque el tema salió con mucha fuerza, fue el tema dominante en la reunión de Trinidad, el de Cuba, pues ya está hablando de que hay que formar comisiones, esto y lo otro, para irse preparando, pues ahí viene la batalla, la siguiente batalla.

Luego vendrá la reunión Iberoamericana, y creo que ese sería un buen foro para empezar a discutir, la reunión del Grupo de Río. Ese será un buen foro para empezar a discutir la creación de una nueva organización de los pueblos latinoamericanos y del Caribe que, lógicamente, no es el Grupo de Río, no son los grupos ya existentes, sino crear algo nuevo acorde con el proceso histórico que está viviendo en estos momentos América Latina y el Caribe. O sea, tiene que ser el nacimiento a partir de las conquistas actuales, los desafíos actuales y las perspectivas que tiene la lucha de los pueblos en estos momentos.

EL VALOR DE LA SOLIDARIDAD

Randy Alonso.- Permítame una última pregunta, Daniel.

Este año es muy significativo también para Nicaragua. Es el 30 aniversario de la Revolución Sandinista, ¿qué significado tendrá para ustedes, cómo celebrarán en Nicaragua este importante aniversario?

Daniel Ortega.- Bueno, este año es el 50 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana y sin Revolución Cubana no hubiera sido posible la Revolución Sandinista —son procesos, son procesos—; es el décimo aniversario del triunfo de la Revolución Bolivariana, y también es el 30 aniversario del triunfo de la Revolución iraní, fíjense, tenemos tres grandes fechas. Irán triunfó también en 1979, fíjense cuántas fechas están coincidiendo en este año, y, lógicamente, a los nicaragüenses nos llena de orgullo estar conmemorando este 30 aniversario con batallas como la de erradicar el analfabetismo en Nicaragua, estamos en esa batalla.

Aquella batalla que libramos recién el triunfo, con el apoyo de Cuba y con la cooperación de pueblos del mundo —mucha juventud llegó de todas partes del mundo a participar en esa campaña—, logró reducir el analfabetismo al 12%, no pudimos llevarlo al cero por ciento porque la guerra ya no lo permitió. Ahora que lo recibimos con el 35%, nosotros venimos ya avanzando con campañas. En algunos lugares ya hemos logrado llevarlo al 2%, al 3%, al 4%, otros están en el 6%, hay que llevarlo por debajo del 4% para que sea reconocida universalmente la batalla. Esto está siendo certificado por los organismos correspondientes, internacionales.

Estamos en esta gran batalla de nuevo con la solidaridad de Cuba, con el método Yo sí puedo —ya el método no es el que utilizamos en los años 1979-80, sino que ahora vamos con este método, que es el más avanzado, el más moderno que hay en el mundo para alfabetizar—, y con la cooperación fraterna, también revolucionaria, de los hermanos venezolanos, del pueblo bolivariano.

La jornada se llama, ese es el nombre de la campaña de alfabetización: "De Martí a Fidel" , y pensamos que para el 19 de julio, estamos haciendo un esfuerzo grande, para tener liberada una buena zona de lo que es las poblaciones del Pacífico, que dan hacia el Océano Pacífico, la parte de las poblaciones centrales, una parte, en otra parte no creo que logremos todavía llegar a menos del 4%, y hemos iniciado recientemente una campaña especial en las regiones autónomas del Caribe. Es decir, alfabetizar en misquito, en el idioma del pueblo originario que está allá en la zona del Atlántico norte y el Atlántico sur, los pueblos misquitos, alfabetizar en mallama, que es otro pueblo originario que tenemos allá, alfabetizar en ramaki, y finalmente terminar de alfabetizar, porque allí hay más gente alfabetizada en el inglés criollo, en la población afrodescendiente que se encuentra en el sur.

Ahorita hemos arrancado sobre el río Coco, porque en el río Coco, en el Llano, están las comunidades misquitas, para empezar esta jornada de alfabetización que no tenemos en estos momentos fecha de cuándo estaría. Es muy complejo, las distancias son muy grandes, los recorridos son por ríos, son horas en los ríos. ¿Saben lo que es ir por un río? En un río avanzas aquí, y de repente viene el río y vuelve para atrás, y luego va, o sea, es complicado. Hay lugares donde solamente se llega por ríos, hay otros lugares donde se puede llegar por caminos o por carreteras, otros lugares donde solamente se puede llegar por aire. Entonces, estamos haciendo un esfuerzo extraordinario también en la zona. Lo importante es que estamos librando esta gran batalla contra el analfabetismo.

Igualmente estamos librando otra gran batalla por la salud de nuestro pueblo, y ahí está presente la Operación Milagro, tanto con el hermano pueblo de Cuba como con el hermano pueblo venezolano. Están hospitales de los hermanos cubanos, se han instalado hospitales donde están hospitales de campaña y estamos construyendo hospitales también para que se le pueda brindar una mejor atención a la población.

Son poblaciones campesinas, los hermanos cubanos allá están en zonas del campo, en la profundidad de la montaña, y han recibido todo el apoyo y todo el cariño de los campesinos y de productores pequeños, medianos, grandes, todos, independientemente del pensamiento político, todos han brindado una gran colaboración, porque valoran esta solidaridad del pueblo de Cuba y del pueblo venezolano.

Randy Alonso.- Bueno, pues yo le agradezco muchísimo, Daniel, que haya tenido esa posibilidad de compartir con nosotros estas poco más de dos horas de vivencias de esa cumbre que marcó, yo creo, un momento importante para América Latina, en su posición frente a Estados Unidos. A pesar de lo secreto, lo cerrado, lo censurado —como usted decía— de esa cumbre, las verdades van saliendo a la luz, las verdades se van imponiendo, y, como usted señalaba, hay muchas expectativas; pero hay que atenerse a la realidad. Los discursos no son los hechos, y hacia ahí tenemos que dirigir nuestras miradas.

Yo le agradezco mucho, por supuesto, le trasmito toda la solidaridad del pueblo cubano también con la Revolución nicaragüense, con tener que enfrentar la agresión también de las potencias imperiales; y, en particular, quisiera aprovechar ahora para agradecerle también a nombre de nuestro programa, el gesto del gobierno de Nicaragua al entregarle la Orden Cultural "Rubén Darío" a nuestro programa, y eso nos compromete también a seguir en esa solidaridad con el pueblo de Nicaragua.

Agradezco muchísimo que haya estado con nosotros esta noche, que su estancia en Cuba haya sido bien productiva, y para nosotros, de manera particular, ha sido muy importante, para darle esta información a nuestro pueblo, que los hermanos latinoamericanos también la hayan podido apreciar a través de Telesur, y, por supuesto, es una batalla —como usted dice— que solo ha comenzado, tiene por delante muchas etapas.

Daniel Ortega.- Gracias, Randy; gracias, Rosa Miriam; gracias, Rogelio, y a todos los hermanos que nos acompañan, y a la delegación de estudiantes nicaragüenses, les hacemos llegar saludos a sus familiares, a sus madres, a sus padres, a sus hermanos desde esta mesa redonda aquí en Cuba, y extensivo a todos los hermanos nicaragüenses que están estudiando. Porque ese es otro hecho que no hemos mencionado, los estudiantes latinoamericanos que están estudiando en Cuba.

Allá en Nicaragua cambió el gobierno, o sea, dejamos el gobierno nosotros en 1990 y Cuba no dijo: "Voy a suspender ahora el programa de colaboración con Nicaragua"; no, lo mantuvo. Fue el gobierno de Nicaragua después el que expulsó a los médicos cubanos, ¡los expulsó! Y luego vino el programa de la Escuela Latinoamericana, con gobiernos que eran antisandinistas y en contra de Cuba, de los que iban a Ginebra a hacer lobby en contra de Cuba y a hablar en contra de Cuba; pero Cuba no puso como condición: "No me hagan campaña allá a cambio de la colaboración, a cambio de que vengan los muchachos a estudiar a Cuba"; no, incondicionalmente. Ahí está la fortaleza, la ética, la moral que Fidel le ha sabido forjar a este pueblo heroico de Cuba.

Randy Alonso.- Bueno, muchísimas gracias, Daniel; muchísimas gracias también a la compañera Rosario, que nos ha acompañado esta tarde; a los ministros y compañeros de la dirección del Partido y el Gobierno de nuestro país; a Polanco y a Rosa, por haber estado con nosotros, y ha sido un privilegio, realmente, para nosotros haber tenido a Daniel esta tarde.

¡Seguimos en combate!

Muy buenas noches.

Comparecencia Especial de Daniel Ortega Saavedra, presidente de la República de Nicaragua, en la Mesa Redonda efectuada en los estudios del ICRT, el 22 de abril de 2009, "Año del 50 aniversario del triunfo de la Revolución".Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado (Tomado de Granma)

24/4/09