miércoles, 5 de noviembre de 2008

El imperialismo bajo Barak Obama


Independencia y socialismo (Canarias)

A pesar de su aspecto de buen muchacho, el recién elegido presidente de Estados Unidos garantiza la continuidad en lo fundamental de las políticas imperialistas. Cierto es que John MacCain defendía una política exterior a “cara de perro”: quería continuar la guerra de Irak, abogaba por el bombardeo de Irán, sospechaba de las medidas diplomáticas de George W. Bush hacia Corea del Norte, quería excluir a Rusia del G8 y enfrentarse a China, afirmando que la “alianza demócrata” está librando un combate enconado contra la “liga totalitaria”.

En contraste con esta vuelta a la “guerra fría” de MacCain, Obama ha venido abogando por las medidas diplomáticas. Sin embargo, existe una gran diferencia entre la imagen de Obama y sus planteamientos políticos.

Un presidente electo que se apoya en Joseph Badin, candidato demócrata a vicepresidente que apoya la guerra de Irak, y en Zibigniew Brzezinski, ex consejero de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter, considerado como un “halcón” de la línea dura.


Los europeos desean que EEUU cambie su política exterior, especialmente en la definición del status quo y el papel que desempeña EEUU en el mundo, ya que la guerra de Irak ha dado como resultado que las relaciones entre ambos lados del Atlántico hayan sufrido una severa prueba. tampoco ven con buenos ojos las dificultades que la agresiva política estadounidense les ha reportado en sus relaciones con Rusia. y puesto en evidencia que los EEUU no puede recurrir solamente a la fueza para imponer su voluntad.

Además los países de la UE desean que EEUU no se limite a recurrir unilateralmente a la fuerza y quieren que actúe a través de la ONU y otras organizaciones internacionales en las que los europeos pueden hacer valer su peso.


Para la mayoría de los europeos, desde el 11 de septiembre de 2001, los EEUU ya no es el bastión inexpugnable para protegerse en un mundo convulso. La crisis financiera global también han puesto en duda la modalidad del capitalismo estadounidense, libre de control.


Sin embargo, ni los europeos ni los bienpensantes del resto del mundo, deben hacerse ilusiones, ya que tras la victoria de Obama, y para salvaguardar los intereses del complejo industrial militar, las multinacionales petroquímicas y los bancos, EEUU no van a renunciar a la hegemonía imperialista ni a preferir la diplomacia a la guerra. La invariable tendencia que les ha dado buenos resultados desde la década de 1980 (hasta que tropezó con la heroica resistencia del pueblo irakí) no va a desaparecer así como así con la elección de Obama.

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