El juicio político de San Martín era totalmente diferente al de Bolívar, eso está demostrado históricamente, San Martín pensaba que lo primero para las patrias latinas era liberarlas de los ejércitos de España, esa fue siempre su tarea como soldado. Posteriormente estas patrias debían de convertirse en estados conservadores, constitucionales y para ello, según el pensamiento de este militar, esto incumbía a reyes elegidos con sumo cuidado de entre las familias reales de Europa.
Bolívar a diferencia, escoge la realidad social haciendo caso omiso a esa razón que imperaba en ese momento, se desprende de aquello que para todos era más valioso. Su conciencia crítica no tiene costumbres aceptadas, su aptitud avalúa su voluntad de actuar. Opta por los ideales de libertad, corriendo todo el riesgo que esta forma de pensar acarreaba. Su conocimiento tiene respuestas reales al problema que vive el latino, sus conceptos no se desarrollan obedeciendo al ciego mecanismo que se vive, sino resolviendo problemas auto realizables al hombre que lo elevaran por encima de todo, haciéndolo creador y sacándolo de la esclavitud de sus propios productos.
Bolívar percibe las consecuencias sociales de una nueva filosofía del hombre, captó la grandeza al destacar audazmente que la causa esencial del conflicto residía en el sistema social absolutista, monárquico esclavista que implicaba la negación de la mayoría de la humanidad. Bolívar asentó su teoría sobre la filosofía libertaria del hombre latino y la unificación de sus naciones, cuyos cimientos él mismo comenzó a construir. Tactó que el mundo del hombre se desarrolla a través de contradicciones que emanan principalmente de la resistencia que el sistema tenía consagrado como relaciones sociales, creado únicamente para esclavizar y explotar, él buscó la forma, la estrategia para que el antagónico se convirtiera en una realidad independiente de éstos, haciendo un mundo ajeno a ese sistema, un mundo propio con sus propias exigencias y con la libertad para el trabajo y la vida social, fuentes inagotables del progreso del hombre y sus patrias. En síntesis, que Bolívar analizó nuestro mundo con un criterio destinado a cambiarlo. Su comprensión de la forma y del sistema, aumentó cuando él se orientó hacia la actividad revolucionaria que estuviera dirigida en contra de ese sistema deshumanizado, para ello debía superar esa maldita alienación que dentro del trabajo y la vida social había impuesto el imperio. Eso no ocurrió en el pensamiento de San Martín. De acuerdo al resultado histórico, que es lo que vale para asentar una posición responsable en cuanto a las diferencias y a los resultados, con absoluta autoridad podemos señalar que a San Martín, no le quedó otro camino que dejar a la causa Bolivariana la culminación libertaria para el Perú.
Pero este impacto psicológico produce en la personalidad histórica del generalísimo y de su política de hegemonía en la América nuestra un duro golpe. San Martín se había acostumbrado a tratar con hombres en todo inferiores a él, no supo comprender en las horas decisivas de su carrera, que al Libertador de Colombia no podía enfrentarse como lo había hecho con los dirigentes de su confianza en la provincia del Sur. Pero, también históricamente tenemos que ser justos, no podemos interpretar los resultados de la conferencia de guayaquil solo como un desastre personal del generalísimo San Martín. Por el contario, allí fracasa toda la estructura de una política, esa política que pretendía mantener el patriciado de Buenos Aires y sus órganos de expresión, tal como la Logia de Lautaro, que buscaba darle a la América independiente una organización social encaminada, según las propias palabras de San Martín, “a mantener las barreras que separan las diferentes clases de la sociedad, para conservar la preponderancia de la clase instruida y que tiene que perder”.
Por esa misma razón “clasista” encontramos una falta de apoyo de todos los pueblos del Sur, circunstancia que la distinguió de la política democrática desarrollada por Bolívar en el Norte, en virtud de la cual, antes de comprometerse en las campañas del Sur, llevó a feliz término en la Nueva Granada y Venezuela, donde desarrolló la decisiva empresa histórica de organizar pueblos antes de crear ejércitos, de provocar adecuadas soluciones políticas para las colectividades emancipadas por él, antes de dedicarse a expedir rigurosos reglamentos disciplinarios, destinados a formar una oficialidad aristocrática, tal y como si lo hizo San Martín.
De ahí, que el Libertador de Colombia apoyado en su idea y en sus acciones pudo comenzar su actividad continental. Quizás el generalísimo San Martín hubiese logrado en Guayaquil, tal y como era su esperanza, un acuerdo favorable para su política, si allí, hubiera encontrado un hombre inferior a él en sagacidad y dominio de los problemas políticos del Nuevo Mundo. Pero, para su mala fortuna se le apareció un hombre con ideas totalmente distanciadas a su forma de pensar. Bolívar “no era el hombre que esperábamos” –así se lo confiesa en carta confidencial a Guido-. Ya San Martín estaba claro, entre los dos había una connotada diferencia de ideas y vitalidades, que contribuían considerablemente a determinar los resultados de aquella memorable entrevista.
San Martín, se encontraba muy afectado de salud por una grave dolencia que, contra las advertencias medicas y de sus más íntimos, le obligaba al uso permanente de la morfina, sus antiguas energías se debilitaban para la lucha y los pueblos despertaban en contra de sus ideas monárquicas y la campaña del Perú, se ensombrecía en muchos aspectos, la perspectiva de combatir contra esas “fuerzas del desorden” -como él las llamaba-, explotaban todos lo días y en todas las partes del llamado Nuevo Mundo, esas acciones le provocaban un profundo desaliento.
Por fortuna, Bolívar en esos momentos, se sentía pleno de vigor y sus energías que le habían permitido sacar naciones de la nada, se redimensionaban con el éxito de la tensión creadora que permite a los hombres comprometerse sin vacilaciones en la gran empresa histórica.
“Puede afirmarse que sus hechos militares –manifestó San Martín de Bolívar- le han merecido, con razón, ser considerado como el hombre mas extraordinario que ha producido la America del Sur. Lo que le caracteriza sobre todo y le imprime en cierto modo su sello especial es una constancia a toda prueba, a que las dificultades dan mayor tensión, sin dejarse jamás abatir por ellas, por grandes que sean los peligros a que su alma ardiente le arrastra”.
No cabe la menor duda, aquella entrevista fue una memorable batalla de ideas, los mecanismos del lenguaje fueron una pólvora que subrayaron las diferencias, conceptos y expresiones lanzados para que hoy con la mayor claridad los pudiésemos analizar. Bolívar fue notorio con su doctrina de razonamiento rebelde, que no en vano el propio generalísimo San Martín quedo impresionado y se convenció de que sus ideas carecían en ese momento político de toda posibilidad para oponerse a la fuerza expansiva de la nación colombiana, cuyo mas exacto símbolo era la afirmativa figura humana del Libertador. “su espíritu -dice el propio Mitre hablando del protector- se destempló al chocar con una voluntad férrea, encarnada en el hombre que lo consideraba como un obstáculo a la expansión de su genio”.
Ya al atardecer, San Martín se anticipo a poner fin a su última entrevista, en la cual habían naufragado todas sus esperanzas imperiales, le anunció a Bolívar su propósito de partir inmediatamente rumbo al Perú. Pero, Bolívar lo invitó para que asistiera a un baile que se había organizado en su honor para esa misma noche y le solicitó aplazar su partida hasta el día siguiente, a lo que el generalísimo no se pudo negar a pesar de su estado de ánimo. Hacia la madrugada, San Martín, después de recibir todos los honores, comunico a Bolívar su deseo de retirarse y acompañado por él salieron discretamente y se dirigieron al muelle, allí se abrazaron nuevamente y se despidieron en medio de una gran cordialidad. Todo estaba preparado para la partida. En medio de las sombras de la noche, apenas interrumpidas por la luz de los faroles de la guardia, los dos jefes de la emancipación americana en palabras se dijeron su último adiós. San Martín subió rápido y silenciosamente a la lancha que lo conduciría a la MECEDONIA. Al amanecer del día 28, el barco levo anclas rumbo al Perú, donde el generalísimo argentino, de acuerdo con los resultados de la entrevista, pondría fin a sus actividades militares y políticas en América.
BIBLIOGRAFIA
Cartas del general Santander -recopilación de Vicente Lecuna.
Las guerras de Bolívar -Francisco Rivas Vicuña.
El superhombre. –J.A. Cova.
Memorias. -Daniel Florencio O’ Leary.
Historia de San Martín. -Bartolomé Mitre.
La conferencia de Guayaquil. -Vicente Lecuna.
El general San Martín. -Indalecio Liévano Aguirre.
Rivadavia. -Salomón Abud.
La historia en el Perú. -José de la Riva Agüero.
San Martín y Bolívar en la entrevista de Guayaquil. -Eduardo L. Colombres Mármol
Pero este impacto psicológico produce en la personalidad histórica del generalísimo y de su política de hegemonía en la América nuestra un duro golpe. San Martín se había acostumbrado a tratar con hombres en todo inferiores a él, no supo comprender en las horas decisivas de su carrera, que al Libertador de Colombia no podía enfrentarse como lo había hecho con los dirigentes de su confianza en la provincia del Sur. Pero, también históricamente tenemos que ser justos, no podemos interpretar los resultados de la conferencia de guayaquil solo como un desastre personal del generalísimo San Martín. Por el contario, allí fracasa toda la estructura de una política, esa política que pretendía mantener el patriciado de Buenos Aires y sus órganos de expresión, tal como la Logia de Lautaro, que buscaba darle a la América independiente una organización social encaminada, según las propias palabras de San Martín, “a mantener las barreras que separan las diferentes clases de la sociedad, para conservar la preponderancia de la clase instruida y que tiene que perder”.
Por esa misma razón “clasista” encontramos una falta de apoyo de todos los pueblos del Sur, circunstancia que la distinguió de la política democrática desarrollada por Bolívar en el Norte, en virtud de la cual, antes de comprometerse en las campañas del Sur, llevó a feliz término en la Nueva Granada y Venezuela, donde desarrolló la decisiva empresa histórica de organizar pueblos antes de crear ejércitos, de provocar adecuadas soluciones políticas para las colectividades emancipadas por él, antes de dedicarse a expedir rigurosos reglamentos disciplinarios, destinados a formar una oficialidad aristocrática, tal y como si lo hizo San Martín.
De ahí, que el Libertador de Colombia apoyado en su idea y en sus acciones pudo comenzar su actividad continental. Quizás el generalísimo San Martín hubiese logrado en Guayaquil, tal y como era su esperanza, un acuerdo favorable para su política, si allí, hubiera encontrado un hombre inferior a él en sagacidad y dominio de los problemas políticos del Nuevo Mundo. Pero, para su mala fortuna se le apareció un hombre con ideas totalmente distanciadas a su forma de pensar. Bolívar “no era el hombre que esperábamos” –así se lo confiesa en carta confidencial a Guido-. Ya San Martín estaba claro, entre los dos había una connotada diferencia de ideas y vitalidades, que contribuían considerablemente a determinar los resultados de aquella memorable entrevista.
San Martín, se encontraba muy afectado de salud por una grave dolencia que, contra las advertencias medicas y de sus más íntimos, le obligaba al uso permanente de la morfina, sus antiguas energías se debilitaban para la lucha y los pueblos despertaban en contra de sus ideas monárquicas y la campaña del Perú, se ensombrecía en muchos aspectos, la perspectiva de combatir contra esas “fuerzas del desorden” -como él las llamaba-, explotaban todos lo días y en todas las partes del llamado Nuevo Mundo, esas acciones le provocaban un profundo desaliento.
Por fortuna, Bolívar en esos momentos, se sentía pleno de vigor y sus energías que le habían permitido sacar naciones de la nada, se redimensionaban con el éxito de la tensión creadora que permite a los hombres comprometerse sin vacilaciones en la gran empresa histórica.
“Puede afirmarse que sus hechos militares –manifestó San Martín de Bolívar- le han merecido, con razón, ser considerado como el hombre mas extraordinario que ha producido la America del Sur. Lo que le caracteriza sobre todo y le imprime en cierto modo su sello especial es una constancia a toda prueba, a que las dificultades dan mayor tensión, sin dejarse jamás abatir por ellas, por grandes que sean los peligros a que su alma ardiente le arrastra”.
No cabe la menor duda, aquella entrevista fue una memorable batalla de ideas, los mecanismos del lenguaje fueron una pólvora que subrayaron las diferencias, conceptos y expresiones lanzados para que hoy con la mayor claridad los pudiésemos analizar. Bolívar fue notorio con su doctrina de razonamiento rebelde, que no en vano el propio generalísimo San Martín quedo impresionado y se convenció de que sus ideas carecían en ese momento político de toda posibilidad para oponerse a la fuerza expansiva de la nación colombiana, cuyo mas exacto símbolo era la afirmativa figura humana del Libertador. “su espíritu -dice el propio Mitre hablando del protector- se destempló al chocar con una voluntad férrea, encarnada en el hombre que lo consideraba como un obstáculo a la expansión de su genio”.
Ya al atardecer, San Martín se anticipo a poner fin a su última entrevista, en la cual habían naufragado todas sus esperanzas imperiales, le anunció a Bolívar su propósito de partir inmediatamente rumbo al Perú. Pero, Bolívar lo invitó para que asistiera a un baile que se había organizado en su honor para esa misma noche y le solicitó aplazar su partida hasta el día siguiente, a lo que el generalísimo no se pudo negar a pesar de su estado de ánimo. Hacia la madrugada, San Martín, después de recibir todos los honores, comunico a Bolívar su deseo de retirarse y acompañado por él salieron discretamente y se dirigieron al muelle, allí se abrazaron nuevamente y se despidieron en medio de una gran cordialidad. Todo estaba preparado para la partida. En medio de las sombras de la noche, apenas interrumpidas por la luz de los faroles de la guardia, los dos jefes de la emancipación americana en palabras se dijeron su último adiós. San Martín subió rápido y silenciosamente a la lancha que lo conduciría a la MECEDONIA. Al amanecer del día 28, el barco levo anclas rumbo al Perú, donde el generalísimo argentino, de acuerdo con los resultados de la entrevista, pondría fin a sus actividades militares y políticas en América.
BIBLIOGRAFIA
Cartas del general Santander -recopilación de Vicente Lecuna.
Las guerras de Bolívar -Francisco Rivas Vicuña.
El superhombre. –J.A. Cova.
Memorias. -Daniel Florencio O’ Leary.
Historia de San Martín. -Bartolomé Mitre.
La conferencia de Guayaquil. -Vicente Lecuna.
El general San Martín. -Indalecio Liévano Aguirre.
Rivadavia. -Salomón Abud.
La historia en el Perú. -José de la Riva Agüero.
San Martín y Bolívar en la entrevista de Guayaquil. -Eduardo L. Colombres Mármol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario