lunes, 19 de octubre de 2009

El drama de Honduras desde la voz del ciudadano común

Octubre 18, 2009

ND.-Desde los eventos de junio de 2009, el mundo latinoamericano está pendiente del destino de Manuel Zelaya. Pero nadie se había fijado en lo que hablaban los hondureños. El-Nacional.com logró obtener testimonios de cuatro hondureños “de a pie” quienes ha vivido intensamente ese conflicto y sus consecuencias.

opinan los foristas

La remoción del presidente hondureño Manuel “Mel” Zelaya del poder el pasado 28 de junio, que dejó el mando del país en manos del presidente del Congreso, Roberto Micheletti, ha dividido a la opinión pública internacional entre quienes apoyan al depuesto mandatario y quienes avalan las acciones que desembocaron en el gobierno de facto.

Pero para los hondureños, ello significó un vuelco completo de la relativa normalidad en la que habían estado viviendo hasta entonces.

Ricardo Contreras se despertó a las 5:20 de esa mañana con el sonido de ametralladoras siendo disparadas frente a la casa presidencial, de la cual él y su familia eran vecinos. “[Zelaya] salió en bóxers y camiseta, y le pidió a sus guardaespaldas que no dispararan para no causar más caos”, relata, pidiendo que no se mencionara su nombre real (ya recibió amenazas del jefe administrativo de la casa presidencial de Micheletti, Javier Valladares, a través de Facebook).

Las manifestaciones a favor y en contra de la decisión no se hicieron esperar. “Hubo marchas de lado y lado, claro”, cuenta Jorge Chavarría, un ingeniero industrial que no apoya a Zelaya. “Y algunas se volvieron violentas, saquearon restaurantes y automercados. Entonces el gobierno tenía que ofrecer garantías, tenía que reestablecer el orden”.

Así fue, pero las amenazas a los zelayistas continuaron, según dijo Alba Mujica, una estudiante que tampoco quiso dar su verdadero nombre. Su padre, explicó, es un catedrático retirado que trabajaba con Zelaya, que al día siguiente de su remoción recibió llamadas diciendo que lo vendrían a buscar.

Por hechos similares, su padre le pidió que se quedaran en otro lado. “Ya muchos catedráticos habían sido golpeados y secuestrados, como Alan MacDonald [caricaturista del diario local El Heraldo], quien fue secuestrado por la policía y soltado al día siguiente”, cuenta. “Ellos le dijeron que tenían a mi padre, pero afortunadamente no fue así”.

“Mucha gente, como yo, no duerme en las noches, y muchos amigos duermen en casas distintas todas las noches”, señala Contreras.

Para él y muchos otros, el golpe era algo inaceptable en una democracia recuperada apenas en 1983. “Yo nací en una dictadura militar”, dice Contreras, y mantiene que Zelaya es el presidente constitucional, aunque no esté de acuerdo con muchas decisiones que haya podido tomar durante su mandato. Pero ni siquiera el propio Chávez, dijo, habría suspendido las garantías constitucionales como lo hizo Micheletti.

Gracia Chavarría, hermana de Jorge, dice que todo era la conclusión de una situación que ya no podía soportarse más. En diciembre de 2008, regresó luego de dos años en Madrid, aunque muchos familiares le decían que se quedara allá si podía. “Pero yo regresé, pues quería trabajar para mi país”, cuenta. “Y sí, los niveles de inseguridad han aumentado mucho, y las fuentes de trabajo no son accesibles para todo el mundo”.

Su hermano, que trabaja en una empresa que produce camas, nota además un descenso en su ingreso, mientras la actividad comercial desciende. Contreras cuenta que su compañía, ya de por sí pequeña por tener 40 empleados, ha tenido que “poner a dormir” a dos, y espera reengancharlos cuando pase la crisis. “Los empresarios nos dimos cuenta de qué tan endeble es nuestra economía. Esta tormenta que llegó sin aviso destruyó los cimientos financieros del país”, afirmó.

Mujica y Jorge Chavarría consideran que para que la situación termine, debe haber un gobierno de transición, ya que ni Micheletti ni Zelaya quieren ceder. Pero para Contreras, si no hay una solución para el final de esta semana, cuando vence el plazo que dio Zelaya para su restitución, habrá guerra civil.

“Va a empezar poco a poco, lenta pero segura, como dicen, con actos terroristas y va a ir creciendo. Crecerá el odio y terminará siendo una guerra”, expresó.

Para Gracia Chavarría, empero, la culpa de todo no es de ninguno de los protagonistas principales, sino de los propios hondureños. “Imagínate que las propuestas electorales de todos los candidatos para Presidente son exactamente las mismas de siempre”, se queja. “Su manera de hacer política sigue siendo la misma. Eso creo que demuestra que los hondureños no hemos aprendido la lección. Hasta que no haya un cambio de actitud de los hondureños, las cosas no cambiarán”.

Noticiero digital

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