lunes, 2 de agosto de 2010

A Mis Maestras y Maestro

Por: Prof. Elio Molina Márquez


Empiezo a recordar a estas jovencitas que llevaban por dentro aquella inquietud de educar, expandiendo su luz a la niñez que estaba muy lejos de cualquier población donde no habían escuelas; a ellas no les importaba si tenían que caminar horas y horas por caminos escabrosos, cuestas empinadas; muchas veces a lomo de bestias no bien domadas; en las cuales no estaban muy diestras en cabalgar; por esas trochas o caminos angostos llenos de barro y lodo en el invierno, entre polvaredas y ventisqueros en el verano, también por un ínfimo sueldo, con un horario de mañana y tarde; a estas personas solo les interesaba llevar las “Gotas del Saber”, a quien las necesitaban sin escatimar esfuerzo alguno, muchas veces adaptarse a una manera de vivir en el campo que era muy diferente ala que se llevaba en pueblo o ciudades; pero los padres; representantes y alumnos sentían mucho respeto y consideración por sus maestros; con esto no quiero decir que hoy no lo sea en mayor o menor proporción. Anteriormente el maestro era un líder nato de la comunidad, el cual estaba inmiscuido en cualquier necesidad o problema, buscando una solución positiva a la comunidad y a sus moradores.

Con toda mi reverencia y enaltecimiento me permito en recordar con mucha relevancia a: Ismenia Márquez, Carmen Teresa Hernández, Melania Ramírez, Vicencina Gutiérrez, Lucila Méndez, Carmen Quintero, Elena Contreras, Hortensia Sánchez, Profesor Dr. Juan Pedro Cañas Guerrero, quienes me dieron a beber esas gotas de sabiduría que llevaban en sus sagrados frascos de la inteligencia para impregnarme esa luz para mi futuro, donde con sus consejos y orientaciones; y la luz celestial, me llevaron a ser maestro; quizás no con la misma talla que los anteriores; pero si con la gran responsabilidad de vaciar esa luz y sabiduría a quienes me toco enseñar y educar.

Estos siempre recordados y apreciados maestros moldearon en mi esta sagrada profesión que llevé y llevo en mis venas para formar juventudes cuando me desempeñe en estas labores de la docencia.

Respeto y consideración a todos esos colegas docentes que trabajaron y aun trabajan en esos lugares mas lejanos y apartados del territorio nacional, donde todavía no llegan vehículos de doble tracción, a pesar que ya estamos en el siglo XXI, les toca caminar y caminar largas horas para cumplir con el sagrado deber de educar, como también a todos mis colegas maestros (as), profesores (as), los cuales llevan en su espalda la responsabilidad de formar la niñez y las juventudes que son el futuro de la patria.



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