miércoles, 8 de abril de 2009

Jesús, el último expósito elegido del mundo

Por: Víctor J. Rodríguez Calderón


Después de la partida de los Reyes Magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, y le dijo: “levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, porque Herodes lo buscará para matarlo”. Ya en las historias de Edipo y Perseo encontramos que un niño de estirpe real es arrojado fuera de su hogar apenas al nacer, victima persecutoria por su propio padre o abuelo, a quienes por intermedio de un sueño o un oráculo se les advierte que el niño que ha llegado trae el destino de sustituirlos; otras historias como en la de Rómulo, encontramos como perseguidor a un usurpador que ha suplantado al padre del niño y teme que este crezca y vengue aquella miserable traición; y como la historia de Jasón, Orestes, Horum, Moisés y Ciro que por obras del destino encuentran manos amigas salvadoras de ese designio criminal del villano.

En estos primeros parajes históricos, encontramos al niño arrojado pero salvado milagrosamente porque ellos vienen con un destino que tiene que cumplir, de ahí que en adelante ese niño, llegado a la adolescencia comienza a adquirir temperamento heroico por las rudezas que ha experimentado, retornando con poder y gloria para entrar en el reino y en la historia.

Jesús es el niño nacido de una familia real, vástago de David o un hijo de dios mismo, que fue arrojado fuera de su pueblo en su infancia. Vino de los cielos para nacer en la tierra y nace en la propia ciudad de David, la eterna Belén; su familia no encuentra donde habitar y su madre se ve en la necesidad de parirlo en un pesebre, como Moisés en su cesto. En el establo es custodiado por animales amigos, como Rómulo lo es por una loba y Ciro por un perro de caza; recibe el cuidado y el amor de pastores, es criado por su padre adoptivo de humilde nacimiento como también los fueron Rómulo, Ciro y Edipo.

Es salvado del propósito criminal del Rey, siendo ocultado entre los matorrales como Jasón es colocado fuera del alcance de aquel Rey Pelias. Y al final, la historia de Jesús es un retorno, igual que otros héroes, para entrar en su reino.

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