domingo, 24 de febrero de 2008

¿Hasta cuando los parapetos?


El revés que sufrimos el pasado 2D y que algunos compañeros se conformaron en aplicarle el calificativo de “Pirrico”, subestimando al enemigo, no es más que el terrible miedo a la derrota y la exagerada creencia de que todo lo tenemos en nuestras manos dentro de una enorme victoria. Se tomo como si no tuviese razón como para analizarlo y tratarlo como una urgente necesidad para “reimpulsar” la verdadera organización política revolucionaria, que en este transito necesitamos para entender la realidad de esa derrota.

Entre los deberes que la historia nos plantea a los socialistas bolivarianos en esta etapa tan crucial, la más importante, es el “Reimpulso” para sacar adelante el partido socialista, estado mayor de la revolución y destacamento de vanguardia para solucionar los problemas de nuestra sociedad, liberándola de la explotación y la opresión que nos quiere someter el sistema neoliberalista globalizador impuesto por los imperios extranjeros, principalmente el imperio norteamericano.

Sin el partido de verdad, que sirva de base a la revolución, no será posible agrupar firmemente a su lado a las grandes fuerzas democráticas de todas las clases y capas, con las que luchan y trabajan por este proceso.

Pero para ello, tenemos que aclararle a nuestro líder el señor Presidente Hugo Rafael Chávez, que no puede continuar cometiendo mas los gravísimos errores, como ha sido el de haber colocado a sus enemigos al frente de la construcción del partido que debe conducir el proceso, y a quienes les importa un pito la ideología, la organización, los estatutos, puesto que sin un orden disciplinario, sin composición orgánica, ya están botando a simples aspirantes, tan solo por el hecho de hacer denuncias de presuntos actos de corrupción. Porque vamos a estar claros, un “parapeto” de esa magnitud no tiene aun militantes.

No puede ser posible que nos quedemos en silencio y que aplaudamos las imbecilidades de un bandidaje que se apoya en la complacencia del líder y en la plataforma que se construye, para abusar y demostrar lo poderosos que son. El único camino justo que queda para recuperar el partido, el poder y la nación es limpiarlo de todos estos sujetos y demostrar que el socialismo bolivariano es una manera de vivir y como tal este no puede decretarse, ni obligarse, ni imponerse. Tenemos que convencer políticamente viviendo como verdaderos socialistas, convirtiéndonos en la columna vertebral del bolivarianismo socialista. En estos graves momentos de calamidad interna, todos los renegados de la revolución, los reformistas, los oportunistas de izquierda y de derecha, los fraccionalistas entregados a las grandes potencias, se han quitado sus “caretas” y han tomado el camino de una abierta confabulación con la agresora oposición. Nosotros, los que hablamos, los que somos capaces de responder hasta lo último por el destino de nuestra nación, de nuestro pueblo, estamos conscientes que ahora es que tenemos la responsabilidad de las tareas aún más difíciles y onerosas.

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